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¿Cómo escoger al candidato ideal?

Ramon Parellada
07 de febrero, 2019

Para las próximas elecciones tendremos más de una veintena de partidos y candidatos para la presidencia de la República, así como Vicepresidencia, diputados y alcaldes.  Aún no tenemos la lista y es temprano pero vale la pena comenzar a indagar sobre cada uno de ellos.  Es curioso que yo hubiera esperando que menos personas quisieran participar en un ambiente tan hostil como el que tenemos actualmente.  Sin embargo, es de aplaudir el esfuerzo, pero también hay que ser escépticos y cuestionar uno por uno a cada participante.

En el año 2002, hice una serie de cuestionamientos para elegir al candidato ideal.  Por supuesto que lo hice como un ejercicio para que yo fuera descartando a los que, según mi propio criterio, no fueran calificando.  Lo quiero compartir porque puede servir de referencias para los votantes.  Es una serie de cuestionamientos que ni es única ni exhaustiva.  Estoy seguro que puede ampliarse, pero aquí va mi intento por depurar a los candidatos que consideraría que merecerían nuestro voto.  Esto lo publiqué en Siglo XXI el 7 de febrero de 2002 (hace 17 años) y creo que aún es vigente.  El título era “Mi candidato Ideal”

Me parece que es necesario conocer el pasado de cada candidato.   Esto involucra un conocimiento de sus actividades, de sus ideas políticas, económicas y sociales, de su grupo de colaboradores y de su visión del papel del Estado.   Un candidato sólido es aquel que no tiene miedo de hablar claro, que está bien asesorado en temas económicos y que sabe que el mejor Estado no es que el abarca más sino el que cumple con su función primordial de garantizar la vida, la libertad y la propiedad mediante la administración de justicia y de las fuerzas armadas y de seguridad. 

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Si el candidato no ha sido coherente con su mismo pensamiento, es decir que dice algo a algún grupo que se contradice con lo que ha dicho o escrito en otros lugares entonces debemos descalificarlo de entrada.  

Si el candidato está rodeado de colaboradores que son conocidos por sus malas influencias, por corrupción y tienen mala fama entonces no hay duda que esta razón es de mucho peso para descalificar a este candidato y su partido.  

Si el candidato no tiene un plan de gobierno, no tiene idea de que se debe hacer con cada ministerio, en especial con la administración de justicia y seguridad, puntos fundamentales para caminar hacia un Estado de Derecho, entonces hay otro motivo para descalificarlo.  

Mi candidato ideal es aquel que busque crear y fortalecer aquellas instituciones que nos lleven a un verdadero Estado de Derecho.  Esto es, aquellas instituciones de justicia y seguridad, que permitan que todos seamos tratados iguales ante la ley y que todos podamos gozar de libertad, disponer de nuestra propiedad como mejor consideremos que nos conviene, respetar los contratos y actos libres y voluntarios.  

No votaría por aquel que tiene más posibilidad de llegar al poder.  Esto es una verdadera tontería que demuestra falta de análisis del votante.  Votaría por el que considero mejor.  En caso de que tengamos que escoger entre los menos malos, el dilema ético nos indicaría que escojamos al menos malo.  De hecho, los dilemas éticos se no se presentan cuando hay que escoger entre el bien y el mal sino entre dos males.

Algunas cosas concretas de mi candidato ideal serían, por ejemplo, eliminar aranceles y prohibiciones para importar productos con lo cual estaría rompiendo esas barreras de entrada que actualmente siguen empobreciendo al país.   Se eliminarían las aduanas y con ello la corrupción.  Se privatizarían los puertos y todas las Empresas Estatales que aún están en manos del Estado y que no son función del mismo.  Se eliminaría cualquier impuesto que afecte a la capitalización del país, comenzando por ISR (Impuesto Sobre La Renta).  Se procedería a descentralizar todos los servicios que el Estado presta en forma centralizada. Se dejarían de fijar salarios por decreto y se eliminaría el actual código de trabajo, permitiendo flexibilidad y libertad en las contrataciones laborales.  Se eliminaría el Banco de Guatemala o eliminaría la discreción que aún tienen en alguna de sus políticas monetarias, cambiarias y crediticias. 

Votaría por aquel candidato que más se acerque a este ideal pues será una persona con principios que sabe que a Guatemala le conviene más libertad para progresar más rápidamente, libertad enmarcada dentro de un verdadero Estado de Derecho y aunque hay mucho por hacer, hay todavía más por deshacer. 

¿Cómo escoger al candidato ideal?

Ramon Parellada
07 de febrero, 2019

Para las próximas elecciones tendremos más de una veintena de partidos y candidatos para la presidencia de la República, así como Vicepresidencia, diputados y alcaldes.  Aún no tenemos la lista y es temprano pero vale la pena comenzar a indagar sobre cada uno de ellos.  Es curioso que yo hubiera esperando que menos personas quisieran participar en un ambiente tan hostil como el que tenemos actualmente.  Sin embargo, es de aplaudir el esfuerzo, pero también hay que ser escépticos y cuestionar uno por uno a cada participante.

En el año 2002, hice una serie de cuestionamientos para elegir al candidato ideal.  Por supuesto que lo hice como un ejercicio para que yo fuera descartando a los que, según mi propio criterio, no fueran calificando.  Lo quiero compartir porque puede servir de referencias para los votantes.  Es una serie de cuestionamientos que ni es única ni exhaustiva.  Estoy seguro que puede ampliarse, pero aquí va mi intento por depurar a los candidatos que consideraría que merecerían nuestro voto.  Esto lo publiqué en Siglo XXI el 7 de febrero de 2002 (hace 17 años) y creo que aún es vigente.  El título era “Mi candidato Ideal”

Me parece que es necesario conocer el pasado de cada candidato.   Esto involucra un conocimiento de sus actividades, de sus ideas políticas, económicas y sociales, de su grupo de colaboradores y de su visión del papel del Estado.   Un candidato sólido es aquel que no tiene miedo de hablar claro, que está bien asesorado en temas económicos y que sabe que el mejor Estado no es que el abarca más sino el que cumple con su función primordial de garantizar la vida, la libertad y la propiedad mediante la administración de justicia y de las fuerzas armadas y de seguridad. 

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Si el candidato no ha sido coherente con su mismo pensamiento, es decir que dice algo a algún grupo que se contradice con lo que ha dicho o escrito en otros lugares entonces debemos descalificarlo de entrada.  

Si el candidato está rodeado de colaboradores que son conocidos por sus malas influencias, por corrupción y tienen mala fama entonces no hay duda que esta razón es de mucho peso para descalificar a este candidato y su partido.  

Si el candidato no tiene un plan de gobierno, no tiene idea de que se debe hacer con cada ministerio, en especial con la administración de justicia y seguridad, puntos fundamentales para caminar hacia un Estado de Derecho, entonces hay otro motivo para descalificarlo.  

Mi candidato ideal es aquel que busque crear y fortalecer aquellas instituciones que nos lleven a un verdadero Estado de Derecho.  Esto es, aquellas instituciones de justicia y seguridad, que permitan que todos seamos tratados iguales ante la ley y que todos podamos gozar de libertad, disponer de nuestra propiedad como mejor consideremos que nos conviene, respetar los contratos y actos libres y voluntarios.  

No votaría por aquel que tiene más posibilidad de llegar al poder.  Esto es una verdadera tontería que demuestra falta de análisis del votante.  Votaría por el que considero mejor.  En caso de que tengamos que escoger entre los menos malos, el dilema ético nos indicaría que escojamos al menos malo.  De hecho, los dilemas éticos se no se presentan cuando hay que escoger entre el bien y el mal sino entre dos males.

Algunas cosas concretas de mi candidato ideal serían, por ejemplo, eliminar aranceles y prohibiciones para importar productos con lo cual estaría rompiendo esas barreras de entrada que actualmente siguen empobreciendo al país.   Se eliminarían las aduanas y con ello la corrupción.  Se privatizarían los puertos y todas las Empresas Estatales que aún están en manos del Estado y que no son función del mismo.  Se eliminaría cualquier impuesto que afecte a la capitalización del país, comenzando por ISR (Impuesto Sobre La Renta).  Se procedería a descentralizar todos los servicios que el Estado presta en forma centralizada. Se dejarían de fijar salarios por decreto y se eliminaría el actual código de trabajo, permitiendo flexibilidad y libertad en las contrataciones laborales.  Se eliminaría el Banco de Guatemala o eliminaría la discreción que aún tienen en alguna de sus políticas monetarias, cambiarias y crediticias. 

Votaría por aquel candidato que más se acerque a este ideal pues será una persona con principios que sabe que a Guatemala le conviene más libertad para progresar más rápidamente, libertad enmarcada dentro de un verdadero Estado de Derecho y aunque hay mucho por hacer, hay todavía más por deshacer.