Al inicio de la Semana Santa, el 12 de abril para ser más precisos, el presidente Jimmy Morales “supervisó” la habilitación del libramiento de Chimaltenango. De esta inauguración disfrazada de supervisión podemos comentar varias anécdotas como la deplorable costumbre de “acarrear gente” para que aplauda las “obras” que el burócrata de turno inaugura con el dinero de los tributarios, el retraso de más de una hora por parte del presidente Morales o los toldos contra el Sol que sólo alcanzaron para los invitados especiales.
Más allá de todos esos detalles, el proceso de la construcción de este libramiento es un tema digno de analizar. Empezando con que después de aproximadamente 5 años y 9 meses desde que se anunció la construcción de dicha obra, en Julio de 2013, por fin quedó habilitado el tramo de 14 kilómetros.
Si analizamos que la obra se anunció en Julio de 2013, se adjudicó en Agosto de 2014 y se inició la construcción en Mayo de 2015, tan solo entre el anuncio y la inauguración de la misma se tardaron 5 años y 9 meses, algo así como 2.4 km/año de construcción.
Ahora bien, si sólo consideramos el inicio de la construcción hasta la “casi” terminación, porque aún faltan detalles por terminar, les llevó 3 años 11 meses, en promedio 3.5 km/año, alguien diría “como que ya agarró velocidad”.
Sin embargo, ¿cuál es la prisa? Pareciera ser la consigna de los burócratas de turno ya que la eficiencia y la optimización de los recursos del tributario es lo que menos importa. Lo relevante es tener algo que anunciar y algo que inaugurar aunque esto implique construir el proyecto a raíz de 3.5 kilómetros por año; o que se adjudique por Q312 millones y ahora se hable de Q592 millones, más lo que se acumule por los “pequeños” detalles como cunetas, bordillos, capas de asfalto, entre otros.
En el caso específico del libramiento de Chimaltenango, loscuestionamientos son con respecto al lento avance en su construcción, que aún no concluye; el iniciar su construcción sin tener todos los derechos de vía con lo que se atrasó, el aprobar una “Ley temporal para la agilización de la ejecución del libramiento de cabecera departamental de Chimaltenango” que abre la puerta a iniciativas que violen la propiedad privada con la excusa del bien común como lo expliqué en anteriores ocasiones.
Es importante aclarar que no cuestiono la necesidad de construir este libramiento o cualquier otra infraestructura que beneficie la productividad de los ciudadanos, mi cuestionamiento es respecto a si la forma de desarrollarla a través de los burócratas de cualquier gobierno, futuro, pasado o presente, es la más adecuada. O si existen mejores opciones para tener esa infraestructura tan necesaria para generar riqueza.
Mientras que muchos burócratas y políticos se pregunten ¿cuál es la prisa? Se continuará construyendo a razón de 3.5 kilómetros por año, se inaugurará como una gran obra de ingeniería y además exigirán nuestro agradecimiento por entregar “obras” con nuestro dinero. Al fin y al cabo ¿cuál es la prisa?
@Md30
Facebook.com/Mda30
Al inicio de la Semana Santa, el 12 de abril para ser más precisos, el presidente Jimmy Morales “supervisó” la habilitación del libramiento de Chimaltenango. De esta inauguración disfrazada de supervisión podemos comentar varias anécdotas como la deplorable costumbre de “acarrear gente” para que aplauda las “obras” que el burócrata de turno inaugura con el dinero de los tributarios, el retraso de más de una hora por parte del presidente Morales o los toldos contra el Sol que sólo alcanzaron para los invitados especiales.
Más allá de todos esos detalles, el proceso de la construcción de este libramiento es un tema digno de analizar. Empezando con que después de aproximadamente 5 años y 9 meses desde que se anunció la construcción de dicha obra, en Julio de 2013, por fin quedó habilitado el tramo de 14 kilómetros.
Si analizamos que la obra se anunció en Julio de 2013, se adjudicó en Agosto de 2014 y se inició la construcción en Mayo de 2015, tan solo entre el anuncio y la inauguración de la misma se tardaron 5 años y 9 meses, algo así como 2.4 km/año de construcción.
Ahora bien, si sólo consideramos el inicio de la construcción hasta la “casi” terminación, porque aún faltan detalles por terminar, les llevó 3 años 11 meses, en promedio 3.5 km/año, alguien diría “como que ya agarró velocidad”.
Sin embargo, ¿cuál es la prisa? Pareciera ser la consigna de los burócratas de turno ya que la eficiencia y la optimización de los recursos del tributario es lo que menos importa. Lo relevante es tener algo que anunciar y algo que inaugurar aunque esto implique construir el proyecto a raíz de 3.5 kilómetros por año; o que se adjudique por Q312 millones y ahora se hable de Q592 millones, más lo que se acumule por los “pequeños” detalles como cunetas, bordillos, capas de asfalto, entre otros.
En el caso específico del libramiento de Chimaltenango, loscuestionamientos son con respecto al lento avance en su construcción, que aún no concluye; el iniciar su construcción sin tener todos los derechos de vía con lo que se atrasó, el aprobar una “Ley temporal para la agilización de la ejecución del libramiento de cabecera departamental de Chimaltenango” que abre la puerta a iniciativas que violen la propiedad privada con la excusa del bien común como lo expliqué en anteriores ocasiones.
Es importante aclarar que no cuestiono la necesidad de construir este libramiento o cualquier otra infraestructura que beneficie la productividad de los ciudadanos, mi cuestionamiento es respecto a si la forma de desarrollarla a través de los burócratas de cualquier gobierno, futuro, pasado o presente, es la más adecuada. O si existen mejores opciones para tener esa infraestructura tan necesaria para generar riqueza.
Mientras que muchos burócratas y políticos se pregunten ¿cuál es la prisa? Se continuará construyendo a razón de 3.5 kilómetros por año, se inaugurará como una gran obra de ingeniería y además exigirán nuestro agradecimiento por entregar “obras” con nuestro dinero. Al fin y al cabo ¿cuál es la prisa?
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