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Los ofrecimientos que un político nunca hará, 2ª parte

María Dolores Arias
22 de mayo, 2019

Hace dos semanas le comentaba acerca de los ofrecimientos que los políticos nunca harán,  al menos no los cuatro juntos.

Los primeros dos eran: “promover o aprobar iniciativas que eliminen leyes”, básicamente eliminar todas esas leyes que generan trabas a la creación de riqueza, que aumentan la burocracia, el poder de la misma y el presupuesto general.

El segundo, “ordenar eliminar reglamentos innecesarios y simplificar los restantes”, aquí insisto que no es necesario ir al Congreso para eliminar reglamentos, acuerdos o memos que faciliten la vida al ciudadano.

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Ahora bien los siguientes dos ofrecimientos que nunca escuchará de los políticos son:

3.- Solicitar o aprobar únicamente presupuestos balanceados

Esto implica que los binomios presidenciales son conscientes que pedir fiado, no sólo es ineficiente sino que es inmoral quitarle el dinero a su legítimo dueño para malgastarlo en el Estado.  

Esto implica pedir a sus ministros que elaboren presupuestos sin déficit. Por primera vez se presentaría al Congreso,  para su aprobación, un presupuesto sin deuda con cargo al tributario. Ante esto, los políticos deberían ajustarse el cinturón y gastar acorde a los ingresos del Estado; es decir, hacer lo que nos indica el sentido común, gastar sólo lo que se tiene.

Y como el gasto será limitado por esta condición, entonces deberán hacer ajustes, reducir despilfarros,  las oportunidades de corrupción se reducen, se eliminan los programas duplicados, las direcciones, las secretarías y las plazas innecesarias.  Los ofrecimientos o programas sociales deberán tener una fuente de financiamiento específica y los diputados lo pensarán antes de lanzar sus “ocurrencias” asistencialistas.

4.- Eliminar privilegios y dejar en libertad al ciudadano

Ningún político se atreverá a quitarle los privilegios a los grupos de presión. Tal vez, a lo sumo, se lo quitarán a quienes no son “SU” grupo de presión; y nunca ofrecerán propuestas que eliminen el poder del burócrata para otorgar estos privilegios.

Es precisamente todo este poder que otorgan las leyes, que “diligentemente” aprueban los congresistas, la que hace apetecible los puestos de elección.  Es por eso que cada cuatro años, escuchamos promesas y más promesas de arreglar la economía, la educación, la salud, la vivienda y muchos otros temas. Cuando lo que necesitamos los ciudadanos es que los burócratas no estorben en la creación de riqueza, dejen de expoliar lo que producimos y se dedique a proteger nuestro derecho a la vida, libertad y propiedad.

Estoy segura que estos ofrecimientos, al menos los cuatro juntos,  nunca los hará un político. Ojalá, aunque sea, alguno de ellos sea un ofrecimiento en esta campaña, sin embargo lo dudo mucho. Así que espero, por nuestro bien, que alguien me demuestre lo contrario y que me equivoco.

Mientras tanto me pregunto ¿Será que aún somos tan pocos, quienes queremos vivir en libertad, que para los políticos estos ofrecimientos?

@Md30

Facebook.com/Mda30

Los ofrecimientos que un político nunca hará, 2ª parte

María Dolores Arias
22 de mayo, 2019

Hace dos semanas le comentaba acerca de los ofrecimientos que los políticos nunca harán,  al menos no los cuatro juntos.

Los primeros dos eran: “promover o aprobar iniciativas que eliminen leyes”, básicamente eliminar todas esas leyes que generan trabas a la creación de riqueza, que aumentan la burocracia, el poder de la misma y el presupuesto general.

El segundo, “ordenar eliminar reglamentos innecesarios y simplificar los restantes”, aquí insisto que no es necesario ir al Congreso para eliminar reglamentos, acuerdos o memos que faciliten la vida al ciudadano.

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3.- Solicitar o aprobar únicamente presupuestos balanceados

Esto implica que los binomios presidenciales son conscientes que pedir fiado, no sólo es ineficiente sino que es inmoral quitarle el dinero a su legítimo dueño para malgastarlo en el Estado.  

Esto implica pedir a sus ministros que elaboren presupuestos sin déficit. Por primera vez se presentaría al Congreso,  para su aprobación, un presupuesto sin deuda con cargo al tributario. Ante esto, los políticos deberían ajustarse el cinturón y gastar acorde a los ingresos del Estado; es decir, hacer lo que nos indica el sentido común, gastar sólo lo que se tiene.

Y como el gasto será limitado por esta condición, entonces deberán hacer ajustes, reducir despilfarros,  las oportunidades de corrupción se reducen, se eliminan los programas duplicados, las direcciones, las secretarías y las plazas innecesarias.  Los ofrecimientos o programas sociales deberán tener una fuente de financiamiento específica y los diputados lo pensarán antes de lanzar sus “ocurrencias” asistencialistas.

4.- Eliminar privilegios y dejar en libertad al ciudadano

Ningún político se atreverá a quitarle los privilegios a los grupos de presión. Tal vez, a lo sumo, se lo quitarán a quienes no son “SU” grupo de presión; y nunca ofrecerán propuestas que eliminen el poder del burócrata para otorgar estos privilegios.

Es precisamente todo este poder que otorgan las leyes, que “diligentemente” aprueban los congresistas, la que hace apetecible los puestos de elección.  Es por eso que cada cuatro años, escuchamos promesas y más promesas de arreglar la economía, la educación, la salud, la vivienda y muchos otros temas. Cuando lo que necesitamos los ciudadanos es que los burócratas no estorben en la creación de riqueza, dejen de expoliar lo que producimos y se dedique a proteger nuestro derecho a la vida, libertad y propiedad.

Estoy segura que estos ofrecimientos, al menos los cuatro juntos,  nunca los hará un político. Ojalá, aunque sea, alguno de ellos sea un ofrecimiento en esta campaña, sin embargo lo dudo mucho. Así que espero, por nuestro bien, que alguien me demuestre lo contrario y que me equivoco.

Mientras tanto me pregunto ¿Será que aún somos tan pocos, quienes queremos vivir en libertad, que para los políticos estos ofrecimientos?

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