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“Cada papelito cuesta”

Carolina Castellanos
24 de enero, 2020

Hace unos días tuve el honor de participar como disertante en una actividad en la que también participaron el Señor Presidente Alejandro Giammattei, el Presidente del Banco de Guatemala, Sergio Recinos y el economista del CIEN, David Casasola. Fue organizado por el Instituto para la Competitividad de la Pequeña y Mediana Empresa, ICEPYME, a quien agradezco haberme considerado para tan importante evento.

En su presentación, el Presidente Giammattei habló sobre una gran diversidad de temas.  Me llamó la atención la forma en que se expresó de la corrupción: “cada papelito cuesta”.  Es una descripción breve, concisa y directa de este flagelo que afecta al mundo entero, en mayor o menor grado.

En Guatemala hemos sido víctimas de esto desde siempre pero, lamentablemente, se ha incrementado gobierno tras gobierno.  Cada Presidente se compromete a lucha contra esto y, al finalizar su mandato, la situación ha empeorado.

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De acuerdo a la organización Transparencia Internacional, la percepción de corrupción para 2,019 ubica a Guatemala en el puesto 146 de 180 países. La calificación es de 26 sobre 100.  Esta nota indica el nivel de corrupción en el sector público, donde 0 es totalmente corrupto y 100 es lo contrario.

Después de ver estas cifras, me pregunto cómo haremos para atraer inversión extranjera directa, que tanta falta nos hace para generar empleos. De igual forma, para los empresarios guatemaltecos, les es más difícil iniciar nuevos emprendimientos pues deben enfrentarse a esta realidad.  En ambos casos, la inversión y la operación del negocio resultan altísimos pues deben absorber el costo de la corrupción, sumamente elevado.

Cada papelito cuesta” describe la ruta a seguir, que es obvia: ¡reducir la cantidad de papelitos que se deben obtener en cualquier trámite, permiso, licencia, autorización, etc.!  Lamentablemente, lo obvio no siempre es la ruta que se sigue. Esto lo vimos con la integración de la comisión para combatir la corrupción, presidida por el propio Presidente Giammattei e integrada por su consejo de ministros y otros más.  

No me cabe la menor duda de las excelentes intenciones detrás de esto. Hay muchos planes para atraer grandes inversiones al país y ya hay varios proyectos que están por iniciar.  Tenemos que enviar un mensaje claro y directo que Guatemala está luchando para reducir este altísimo costo que tiene la corrupción.

Sin embargo, las buenas intenciones no resolverán el problema.  El verdadero combate frontal a la corrupción empieza por reducir la tramitología unido con quitar la discrecionalidad a los funcionarios de todo nivel.  Si la obtención de cada “papelito” está en manos de alguien, habrá que pagar. Si, por el contrario, el “papelito” se obtiene por medio de un sistema informático, nos resultará gratuito, salvo que se requiera el pago de algún arancel u otro.

Si no es un solo “papelito” sino varios, pues tendremos que pagar varias veces. Si fuera por vía informática, aunque sean muchos e innecesarios, no implicará costos adicionales. Además. Será más rápido.

La SAT logró hacerlo hace ya varios años.  Mucha tramitología se hace por la vía informática.  Ojalá pudiéramos poner robots en vez de los vistas de aduanas y así lograríamos combatir una de las más costosas formas de corrupción que hay.

Al disminuir la cantidad de “papelitos”, automáticamente se reduce la cantidad de burócratas, que también nos cuestan a todos un montón de dinero, que bien se podría utilizar en ejecución de obra pública, en pagar mejores salarios a los técnicos y especialistas, médicos y enfermeras, directores, etc.  De un plumazo, se mejoraría la calidad de los servicios al tener personas más competentes y mejor pagadas.

Se vale soñar, y también se vale disentir. También se vale criticar.  Vivimos en un país libre. Nos ha costado mucho a miles de guatemaltecos mantenerlo así, fuera de las garras de las ideologías destructivas.

Sin embargo, Guatemala necesita más propuestas que críticas y quejas.  Si las acompañamos de ideas para resolver, construimos país y nos beneficiamos todos.


“Cada papelito cuesta”

Carolina Castellanos
24 de enero, 2020

Hace unos días tuve el honor de participar como disertante en una actividad en la que también participaron el Señor Presidente Alejandro Giammattei, el Presidente del Banco de Guatemala, Sergio Recinos y el economista del CIEN, David Casasola. Fue organizado por el Instituto para la Competitividad de la Pequeña y Mediana Empresa, ICEPYME, a quien agradezco haberme considerado para tan importante evento.

En su presentación, el Presidente Giammattei habló sobre una gran diversidad de temas.  Me llamó la atención la forma en que se expresó de la corrupción: “cada papelito cuesta”.  Es una descripción breve, concisa y directa de este flagelo que afecta al mundo entero, en mayor o menor grado.

En Guatemala hemos sido víctimas de esto desde siempre pero, lamentablemente, se ha incrementado gobierno tras gobierno.  Cada Presidente se compromete a lucha contra esto y, al finalizar su mandato, la situación ha empeorado.

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De acuerdo a la organización Transparencia Internacional, la percepción de corrupción para 2,019 ubica a Guatemala en el puesto 146 de 180 países. La calificación es de 26 sobre 100.  Esta nota indica el nivel de corrupción en el sector público, donde 0 es totalmente corrupto y 100 es lo contrario.

Después de ver estas cifras, me pregunto cómo haremos para atraer inversión extranjera directa, que tanta falta nos hace para generar empleos. De igual forma, para los empresarios guatemaltecos, les es más difícil iniciar nuevos emprendimientos pues deben enfrentarse a esta realidad.  En ambos casos, la inversión y la operación del negocio resultan altísimos pues deben absorber el costo de la corrupción, sumamente elevado.

Cada papelito cuesta” describe la ruta a seguir, que es obvia: ¡reducir la cantidad de papelitos que se deben obtener en cualquier trámite, permiso, licencia, autorización, etc.!  Lamentablemente, lo obvio no siempre es la ruta que se sigue. Esto lo vimos con la integración de la comisión para combatir la corrupción, presidida por el propio Presidente Giammattei e integrada por su consejo de ministros y otros más.  

No me cabe la menor duda de las excelentes intenciones detrás de esto. Hay muchos planes para atraer grandes inversiones al país y ya hay varios proyectos que están por iniciar.  Tenemos que enviar un mensaje claro y directo que Guatemala está luchando para reducir este altísimo costo que tiene la corrupción.

Sin embargo, las buenas intenciones no resolverán el problema.  El verdadero combate frontal a la corrupción empieza por reducir la tramitología unido con quitar la discrecionalidad a los funcionarios de todo nivel.  Si la obtención de cada “papelito” está en manos de alguien, habrá que pagar. Si, por el contrario, el “papelito” se obtiene por medio de un sistema informático, nos resultará gratuito, salvo que se requiera el pago de algún arancel u otro.

Si no es un solo “papelito” sino varios, pues tendremos que pagar varias veces. Si fuera por vía informática, aunque sean muchos e innecesarios, no implicará costos adicionales. Además. Será más rápido.

La SAT logró hacerlo hace ya varios años.  Mucha tramitología se hace por la vía informática.  Ojalá pudiéramos poner robots en vez de los vistas de aduanas y así lograríamos combatir una de las más costosas formas de corrupción que hay.

Al disminuir la cantidad de “papelitos”, automáticamente se reduce la cantidad de burócratas, que también nos cuestan a todos un montón de dinero, que bien se podría utilizar en ejecución de obra pública, en pagar mejores salarios a los técnicos y especialistas, médicos y enfermeras, directores, etc.  De un plumazo, se mejoraría la calidad de los servicios al tener personas más competentes y mejor pagadas.

Se vale soñar, y también se vale disentir. También se vale criticar.  Vivimos en un país libre. Nos ha costado mucho a miles de guatemaltecos mantenerlo así, fuera de las garras de las ideologías destructivas.

Sin embargo, Guatemala necesita más propuestas que críticas y quejas.  Si las acompañamos de ideas para resolver, construimos país y nos beneficiamos todos.