Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Nuestras fallidas etiquetas políticas

Jose Azel
03 de enero, 2020

Como liberal clásico, o libertario en el léxico político estadounidense, a menudo me siento frustrado con etiquetas políticas que no identifican mi creencia en la supremacía de nuestros derechos naturales, o mi interpretación de la libertad, principalmente frente al gobierno. Encuentro confuso e inconsistente el uso estadounidense de etiquetas políticas como izquierda-derecha o liberal-conservador

En el uso actual estadounidense, los términos “izquierdista” o “liberal” se utilizan para definir a quienes creen que el gobierno debe jugar un papel vasto, y abogan por el uso del poder coercitivo del gobierno para alcanzar una sociedad más igualitaria. Etiquetamos como “derechista” o “conservador”, a quienes argumentan que el papel del gobierno debe basarse en el pensamiento de los Padres Fundadores: un gobierno limitado, preocupado principalmente por proteger nuestras vidas, libertades y propiedades.

Hago hincapié en el “uso actual estadounidense” porque histórica y geográficamente esas etiquetas han tenido significados diferentes. Sin embargo, es una incongruencia filosófica  desear que el gobierno desempeñe un mayor papel en nuestras vidas, a la vez que se quieren mayores libertades personales. Por definición, a mayor expansión del gobierno, menos libertad.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Los términos “izquierda” y “derecha” se originaron en la Revolución Francesa (1789) cuando los miembros de la Asamblea Nacional se dividieron en partidarios del Rey (y la religión), sentados a la derecha del presidente; y los partidarios de la revolución, sentados a su izquierda. En aquel momento izquierda y derecha no indicaban ideología política, sino solo la disposición de los asientos en la legislatura. Los sentados a la izquierda se autodenominaron “republicanos”, mientras quienes ocupaban los asientos a la derecha se refirieron a sí mismos como “conservadores”. No fue sino hasta principios del siglo XX que las palabras “izquierda” y “derecha” representaron ideologías políticas.

Similarmente, el término “liberalismo” se originó a principios del siglo XIX en las Cortes de Cádiz, España, donde los liberales introdujeron reformas que abogaban por la libertad de contratación remplazando los privilegios feudales. Los liberales reconocieron los derechos de los propietarios y favorecieron a la clase media comercial eliminando privilegios para la iglesia y la nobleza. A diferencia del uso estadounidense actual, el liberalismo español adoptó la teoría política del gobierno limitado y la filosofía de John Locke, Adam Smith y Thomas Jefferson.

Por otra parte, el conservadurismo histórico mantiene que la sociedad es preferente y superior al individuo, y que el poder debe conferirse, no a individuos, sino a instituciones como el Estado o la Iglesia. Históricamente, el conservadurismo implica más gobierno, necesario para mejorar al individuo imperfecto. En las Cortes españolas, los defensores del poder estatal se llamaban Serviles, y representaban los privilegios de los regalistas y del rey Fernando VII.

En la mayor parte del mundo actual, el liberalismo sigue representando la supremacía del individuo y el conservadurismo la supremacía del Estado. Desafortunadamente, en el uso estadounidense, el término liberalismo significa algo en contradicción con sus raíces históricas. En EE.UU., el liberalismo y la izquierda favorecen un papel gubernamental más amplio, y el conservadurismo y la derecha representan un gobierno limitado.

¿Cómo se conceptúan, en los Estados Unidos, los republicanos que desean una menor participación del gobierno en la economía, pero un mayor control en los asuntos sociales? ¿Son liberales o conservadores? O, ¿en qué vertiente política colocamos a los demócratas que quieren que el gobierno no se entrometa en nuestra vida privada (como debería ser), pero que respaldan amplias regulaciones gubernamentales en actividades comerciales? ¿Cuál es nuestra afiliación partidaria si somos conservadores fiscales y liberales sociales? ¿Cómo podemos favorecer simultáneamente más y menos libertades personales?

Como partidario de las libertades individuales, los mercados libres y el gobierno limitado, yo preferiría para esa filosofía política el término “liberal”, apelando a un derecho histórico. Desafortunadamente, quedamos obligados a llamarnos “liberales clásico”, “liberales de mercado” o libertarios.

El objetivo de las etiquetas políticas debería ser identificarnos de acuerdo con nuestras preferencias por más o menos gobierno. Las etiquetas políticas deberían ser una expresión abreviada y precisa de nuestra filosofía política. Entonces, ¿qué les parece “libertarios” para los amantes de la libertad y “serviles” para los amantes del gobierno?

El último libro del Dr. Azel es “Libertad para principiantes”.


Nuestras fallidas etiquetas políticas

Jose Azel
03 de enero, 2020

Como liberal clásico, o libertario en el léxico político estadounidense, a menudo me siento frustrado con etiquetas políticas que no identifican mi creencia en la supremacía de nuestros derechos naturales, o mi interpretación de la libertad, principalmente frente al gobierno. Encuentro confuso e inconsistente el uso estadounidense de etiquetas políticas como izquierda-derecha o liberal-conservador

En el uso actual estadounidense, los términos “izquierdista” o “liberal” se utilizan para definir a quienes creen que el gobierno debe jugar un papel vasto, y abogan por el uso del poder coercitivo del gobierno para alcanzar una sociedad más igualitaria. Etiquetamos como “derechista” o “conservador”, a quienes argumentan que el papel del gobierno debe basarse en el pensamiento de los Padres Fundadores: un gobierno limitado, preocupado principalmente por proteger nuestras vidas, libertades y propiedades.

Hago hincapié en el “uso actual estadounidense” porque histórica y geográficamente esas etiquetas han tenido significados diferentes. Sin embargo, es una incongruencia filosófica  desear que el gobierno desempeñe un mayor papel en nuestras vidas, a la vez que se quieren mayores libertades personales. Por definición, a mayor expansión del gobierno, menos libertad.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Los términos “izquierda” y “derecha” se originaron en la Revolución Francesa (1789) cuando los miembros de la Asamblea Nacional se dividieron en partidarios del Rey (y la religión), sentados a la derecha del presidente; y los partidarios de la revolución, sentados a su izquierda. En aquel momento izquierda y derecha no indicaban ideología política, sino solo la disposición de los asientos en la legislatura. Los sentados a la izquierda se autodenominaron “republicanos”, mientras quienes ocupaban los asientos a la derecha se refirieron a sí mismos como “conservadores”. No fue sino hasta principios del siglo XX que las palabras “izquierda” y “derecha” representaron ideologías políticas.

Similarmente, el término “liberalismo” se originó a principios del siglo XIX en las Cortes de Cádiz, España, donde los liberales introdujeron reformas que abogaban por la libertad de contratación remplazando los privilegios feudales. Los liberales reconocieron los derechos de los propietarios y favorecieron a la clase media comercial eliminando privilegios para la iglesia y la nobleza. A diferencia del uso estadounidense actual, el liberalismo español adoptó la teoría política del gobierno limitado y la filosofía de John Locke, Adam Smith y Thomas Jefferson.

Por otra parte, el conservadurismo histórico mantiene que la sociedad es preferente y superior al individuo, y que el poder debe conferirse, no a individuos, sino a instituciones como el Estado o la Iglesia. Históricamente, el conservadurismo implica más gobierno, necesario para mejorar al individuo imperfecto. En las Cortes españolas, los defensores del poder estatal se llamaban Serviles, y representaban los privilegios de los regalistas y del rey Fernando VII.

En la mayor parte del mundo actual, el liberalismo sigue representando la supremacía del individuo y el conservadurismo la supremacía del Estado. Desafortunadamente, en el uso estadounidense, el término liberalismo significa algo en contradicción con sus raíces históricas. En EE.UU., el liberalismo y la izquierda favorecen un papel gubernamental más amplio, y el conservadurismo y la derecha representan un gobierno limitado.

¿Cómo se conceptúan, en los Estados Unidos, los republicanos que desean una menor participación del gobierno en la economía, pero un mayor control en los asuntos sociales? ¿Son liberales o conservadores? O, ¿en qué vertiente política colocamos a los demócratas que quieren que el gobierno no se entrometa en nuestra vida privada (como debería ser), pero que respaldan amplias regulaciones gubernamentales en actividades comerciales? ¿Cuál es nuestra afiliación partidaria si somos conservadores fiscales y liberales sociales? ¿Cómo podemos favorecer simultáneamente más y menos libertades personales?

Como partidario de las libertades individuales, los mercados libres y el gobierno limitado, yo preferiría para esa filosofía política el término “liberal”, apelando a un derecho histórico. Desafortunadamente, quedamos obligados a llamarnos “liberales clásico”, “liberales de mercado” o libertarios.

El objetivo de las etiquetas políticas debería ser identificarnos de acuerdo con nuestras preferencias por más o menos gobierno. Las etiquetas políticas deberían ser una expresión abreviada y precisa de nuestra filosofía política. Entonces, ¿qué les parece “libertarios” para los amantes de la libertad y “serviles” para los amantes del gobierno?

El último libro del Dr. Azel es “Libertad para principiantes”.