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Trump, Biden, Planned Parenthood y emprendimiento

Roberto Carlos Recinos-Abularach
04 de noviembre, 2020

Quien finalmente haya alcanzado los 270 votos electorales tendrá, en uno u otro sentido, un efecto decisivo sobre nuestra política nacional de emprendimiento, durante los próximos cuatro años. Estos impactos se desprenderán, naturalmente, de los matices ideológicos propios de cada partido político en Estados Unidos. Por ejemplo, las diferencias en el manejo de la agenda migratoria entre republicanos y demócratas determinarían los incentivos o desincentivos aparentes para decidir emprender un viaje hacia Estados Unidos en lugar de emprender un negocio o una idea en Guatemala. Otro tema clave es la estrechez de los vínculos que sostienen los demócratas con organizaciones internacionales, las cuales a su vez responden a agendas geopolíticas supranacionales no ancladas en la razón o las evidencias científicas. Un gobierno de centro izquierdas, como sería el de Joe Biden, liberaría fondos para proyectos culturalistas identitarios mientras elimina o minimiza estímulos para la actividad productiva y emprendedora.  A contrario sensu, Donald Trump insistiría en el poder de la responsabilidad personal, el trabajo duro y la acción innovadora. 

Para mayor claridad conceptual, hagamos una pequeña reseña. 

Los republicanos de Trump militan con un especial énfasis de conservación, de ahí que se les llame también conservadores.  Pero, ¿qué es lo que buscan conservar? Su objetivo primario es la custodia de cierta jerarquía de valores que, según han podido observar, funciona para el avance de la humanidad y constituye a su vez la mejor posible defensa de los derechos humanos: que el mercado de a cada uno lo que le corresponde. 

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Para los republicanos primero vienen los valores que se invocan y defienden, pues estos han sido puestos a prueba y han demostrado su valía a lo largo y ancho del tiempo, y luego les sigue el lógico animo conservador. 

Los demócratas de Biden, por su parte, se mueven con una voluntad de liberar estructuras conservadoras y, según su prisma particular, progresar. De ahí que se les llame también progresistas. Solo que en este caso encontramos una diferencia de método muy obvia: es aquel afán de progreso a toda costa el que guía los valores invocados. En otras palabras, el fin justificará siempre los medios y su versión de justicia siempre será que la mano visible del Estado le de a cada uno lo que le corresponde. 

Apenas esta misma semana hubo un revuelo, con renuncia del Ministro de Gobernación incluida, por el tema del ingreso de la ONG estadounidense Planned Parenthood al país. Esta organización se dedica al auxilio y financiamiento de mujeres que deseen interrumpir sus embarazos por cualquier causa y en cualquier momento y son muy amigos del mal llamado establecimiento liberal de Joe Biden y compañía. Más que liberalismo, lo del partido azul es todo un libertinaje sexo-abortista contrario a la naturaleza, la responsabilidad, la decencia básica y los más fundamentales intereses de la humanidad.  Ahí les dejo un preocupante ejemplo de cómo opera la lógica del partido demócrata y sus efectos sobre la acción humana y la autonomía económica.  

¿Y qué del emprendimiento? Volvamos un poco, a lo que decíamos al inicio: Biden significa una política de fronteras abiertas, ciudadanías globales y solidaridad internacional, discurso que fomenta una cultura de paternalismo y dependencia, además de estimular la fuga de mentes aptas para la creación de riqueza y oportunidad aquí en Guatemala. 

Trump, por su parte, significa recelo fronterizo y protección de intereses nacionales, lo cual es bueno para cualquier vecino con algo de autoestima, pues será siempre mejor emprender una idea de negocios y tomar las riendas de nuestras propias vidas que migrar a otros países en busca de regalos, ayudas y futuros diseñados por alguien más. Para los republicanos, las políticas nacionales de desarrollo formuladas y ejecutadas sin intervención son clave para la buena gobernanza y las sanas relaciones internacionales, lo cual parece en principio más que razonable, ¿no es cierto?

Es así como una cultura de emprendimiento –ecosistema, mentalidad y políticas potenciadoras de la actividad innovadora nacional– se conecta con la elección de un presidente de los Estados Unidos.  Y no es poca cosa. 

Trump, Biden, Planned Parenthood y emprendimiento

Roberto Carlos Recinos-Abularach
04 de noviembre, 2020

Quien finalmente haya alcanzado los 270 votos electorales tendrá, en uno u otro sentido, un efecto decisivo sobre nuestra política nacional de emprendimiento, durante los próximos cuatro años. Estos impactos se desprenderán, naturalmente, de los matices ideológicos propios de cada partido político en Estados Unidos. Por ejemplo, las diferencias en el manejo de la agenda migratoria entre republicanos y demócratas determinarían los incentivos o desincentivos aparentes para decidir emprender un viaje hacia Estados Unidos en lugar de emprender un negocio o una idea en Guatemala. Otro tema clave es la estrechez de los vínculos que sostienen los demócratas con organizaciones internacionales, las cuales a su vez responden a agendas geopolíticas supranacionales no ancladas en la razón o las evidencias científicas. Un gobierno de centro izquierdas, como sería el de Joe Biden, liberaría fondos para proyectos culturalistas identitarios mientras elimina o minimiza estímulos para la actividad productiva y emprendedora.  A contrario sensu, Donald Trump insistiría en el poder de la responsabilidad personal, el trabajo duro y la acción innovadora. 

Para mayor claridad conceptual, hagamos una pequeña reseña. 

Los republicanos de Trump militan con un especial énfasis de conservación, de ahí que se les llame también conservadores.  Pero, ¿qué es lo que buscan conservar? Su objetivo primario es la custodia de cierta jerarquía de valores que, según han podido observar, funciona para el avance de la humanidad y constituye a su vez la mejor posible defensa de los derechos humanos: que el mercado de a cada uno lo que le corresponde. 

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Para los republicanos primero vienen los valores que se invocan y defienden, pues estos han sido puestos a prueba y han demostrado su valía a lo largo y ancho del tiempo, y luego les sigue el lógico animo conservador. 

Los demócratas de Biden, por su parte, se mueven con una voluntad de liberar estructuras conservadoras y, según su prisma particular, progresar. De ahí que se les llame también progresistas. Solo que en este caso encontramos una diferencia de método muy obvia: es aquel afán de progreso a toda costa el que guía los valores invocados. En otras palabras, el fin justificará siempre los medios y su versión de justicia siempre será que la mano visible del Estado le de a cada uno lo que le corresponde. 

Apenas esta misma semana hubo un revuelo, con renuncia del Ministro de Gobernación incluida, por el tema del ingreso de la ONG estadounidense Planned Parenthood al país. Esta organización se dedica al auxilio y financiamiento de mujeres que deseen interrumpir sus embarazos por cualquier causa y en cualquier momento y son muy amigos del mal llamado establecimiento liberal de Joe Biden y compañía. Más que liberalismo, lo del partido azul es todo un libertinaje sexo-abortista contrario a la naturaleza, la responsabilidad, la decencia básica y los más fundamentales intereses de la humanidad.  Ahí les dejo un preocupante ejemplo de cómo opera la lógica del partido demócrata y sus efectos sobre la acción humana y la autonomía económica.  

¿Y qué del emprendimiento? Volvamos un poco, a lo que decíamos al inicio: Biden significa una política de fronteras abiertas, ciudadanías globales y solidaridad internacional, discurso que fomenta una cultura de paternalismo y dependencia, además de estimular la fuga de mentes aptas para la creación de riqueza y oportunidad aquí en Guatemala. 

Trump, por su parte, significa recelo fronterizo y protección de intereses nacionales, lo cual es bueno para cualquier vecino con algo de autoestima, pues será siempre mejor emprender una idea de negocios y tomar las riendas de nuestras propias vidas que migrar a otros países en busca de regalos, ayudas y futuros diseñados por alguien más. Para los republicanos, las políticas nacionales de desarrollo formuladas y ejecutadas sin intervención son clave para la buena gobernanza y las sanas relaciones internacionales, lo cual parece en principio más que razonable, ¿no es cierto?

Es así como una cultura de emprendimiento –ecosistema, mentalidad y políticas potenciadoras de la actividad innovadora nacional– se conecta con la elección de un presidente de los Estados Unidos.  Y no es poca cosa.