Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Carolina Castellanos
13 de marzo, 2020

No hay tal cosa llamada paranoia.  Los peores miedos

pueden volverse realidad en cualquier momento.

Hunter S. Thompson

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Periodista y escritor estadounidense (1937-2005), el Sr. Thompson acertó con esta célebre frase. Efectivamente, los miedos se apoderaron del mundo esta semana.  Con o sin fundamento, tal parece que nos aproximamos a una crisis económica similar a la de 2,008 aunque creo que no tan dramática, aún.

Las acciones de miles de personas en torno al surgimiento del coronavirus han ocasionado caos. Nuestra Guate no está exenta. Han circulado fotos de cientos de chapines acaparando comida, papel higiénico, alcohol, desinfectantes y muchas otras cosas.  Llegó ya la primera medida de racionamiento por parte de una de las tiendas limitando las compras a 3 unidades por persona. Quienes no caímos presos del pánico, no tendremos acceso a todo pues la escasez ya llegó. 

A pesar que este virus no es mortal, excepto para aquellos que tienen su sistema inmunológico deficiente (niños desnutridos, adultos mayores con alguna enfermedad, personas con VIH, entre otros).  Han circulado estadísticas de por lo menos quince enfermedades más mortales que la causada por el COVID-19 pero esas no han causado esta crisis mundial. Ciertamente, es algo nuevo y, como suele suceder, tememos a lo desconocido. En China, lugar de origen del virus, ya ha empezado a decrecer su ritmo de infección. Tengo fe que esto será así a nivel mundial.  De cualquier forma, tomar las precauciones necesarias siempre es sabio.

Me pregunto por qué hay temas muchísimo más dañinos que el coronavirus que no generan este pánico. Adicionalmente a otras enfermedades que sí son, o fueron, mortales, hay agendas ocultas detrás del sistema de justicia en Guatemala que están amenazando nuestro sistema de vida en paz y en libertad.

Hay una corrupción enraizada en casi cada oficina gubernamental que tiene su contraparte en los mercantilistas y en muchas oenegés y sociedad civil. Como ya nos “acostumbramos” a esto, no causa pánico.  El daño es lento pero consistente y sin tregua. Drena todo lo bueno, lo justo y lo correcto y lo transforma en un virus corroído por el poder, la envidia y el resentimiento.

Guatemala resiste porque todos estamos acoplados a esta forma de vida. Nos adaptamos y acomodamos. Es un virus que ha contagiado a cientos de miles de chapines y cuya única medicina en el corto plazo es fortalecer el sistema de justicia para castigar a todo aquel que corrompa y viole la ley. En el largo plazo, es la educación en valores a todos los estudiantes de todos los niveles en todo el país. 

Estos virus son reales y llegaron para quedarse.  El coronavirus se irá, ojalá pronto, deseando que no cause ningún daño en nuestra querida Guate. Sin embargo, el mundo está globalizado y, aunque no haya contagios en nuestro territorio, sí habrá consecuencias económicas.  Nos toca entrar en pánico pero para atacar a los otros virus: corrupción, clientelismo, robo y, el peor de todos, el socialismo.


Carolina Castellanos
13 de marzo, 2020

No hay tal cosa llamada paranoia.  Los peores miedos

pueden volverse realidad en cualquier momento.

Hunter S. Thompson

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Periodista y escritor estadounidense (1937-2005), el Sr. Thompson acertó con esta célebre frase. Efectivamente, los miedos se apoderaron del mundo esta semana.  Con o sin fundamento, tal parece que nos aproximamos a una crisis económica similar a la de 2,008 aunque creo que no tan dramática, aún.

Las acciones de miles de personas en torno al surgimiento del coronavirus han ocasionado caos. Nuestra Guate no está exenta. Han circulado fotos de cientos de chapines acaparando comida, papel higiénico, alcohol, desinfectantes y muchas otras cosas.  Llegó ya la primera medida de racionamiento por parte de una de las tiendas limitando las compras a 3 unidades por persona. Quienes no caímos presos del pánico, no tendremos acceso a todo pues la escasez ya llegó. 

A pesar que este virus no es mortal, excepto para aquellos que tienen su sistema inmunológico deficiente (niños desnutridos, adultos mayores con alguna enfermedad, personas con VIH, entre otros).  Han circulado estadísticas de por lo menos quince enfermedades más mortales que la causada por el COVID-19 pero esas no han causado esta crisis mundial. Ciertamente, es algo nuevo y, como suele suceder, tememos a lo desconocido. En China, lugar de origen del virus, ya ha empezado a decrecer su ritmo de infección. Tengo fe que esto será así a nivel mundial.  De cualquier forma, tomar las precauciones necesarias siempre es sabio.

Me pregunto por qué hay temas muchísimo más dañinos que el coronavirus que no generan este pánico. Adicionalmente a otras enfermedades que sí son, o fueron, mortales, hay agendas ocultas detrás del sistema de justicia en Guatemala que están amenazando nuestro sistema de vida en paz y en libertad.

Hay una corrupción enraizada en casi cada oficina gubernamental que tiene su contraparte en los mercantilistas y en muchas oenegés y sociedad civil. Como ya nos “acostumbramos” a esto, no causa pánico.  El daño es lento pero consistente y sin tregua. Drena todo lo bueno, lo justo y lo correcto y lo transforma en un virus corroído por el poder, la envidia y el resentimiento.

Guatemala resiste porque todos estamos acoplados a esta forma de vida. Nos adaptamos y acomodamos. Es un virus que ha contagiado a cientos de miles de chapines y cuya única medicina en el corto plazo es fortalecer el sistema de justicia para castigar a todo aquel que corrompa y viole la ley. En el largo plazo, es la educación en valores a todos los estudiantes de todos los niveles en todo el país. 

Estos virus son reales y llegaron para quedarse.  El coronavirus se irá, ojalá pronto, deseando que no cause ningún daño en nuestra querida Guate. Sin embargo, el mundo está globalizado y, aunque no haya contagios en nuestro territorio, sí habrá consecuencias económicas.  Nos toca entrar en pánico pero para atacar a los otros virus: corrupción, clientelismo, robo y, el peor de todos, el socialismo.