Hace pocos días, trascendió la noticia de la muerte de un Quetzal —ave nacional y símbolo patrio desde 1871— en Mazatenango, Suchitepéquez. El ave había sido encontrada por una persona que lo entregó a la División de Protección de la Naturaleza (Diprona), quienes efectuaron su trasladado hacia el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), que coordinó con veterinarios locales para su atención.
El ave tenía fracturada un ala, y a pesar de que fue atendida y monitoreada por personal veterinario, murió a las pocas horas. La fractura del ala y una infección mataron a uno de los pocas aves nacionales que todavía sobrevuela los bosques de nuestro moribundo país, pues desde hace años el Quetzal se ubica en la categoría tres de la lista roja del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap).
Cuando escuché esta noticia, no pude dejar de pensar en cómo la muerte de este Quetzal mazateco servía a modo de símil con nuestra realidad; una especie de retrato, de pulso tomado al la Guatemala de febrero de 2021. En redes sociales lo dijeron mejor que yo: “El Quetzal muerto en Mazatenango es una metáfora del país”. Y vaya que lo es.
El Quetzal mazateco murió joven. ¿Y cuántos niños y jóvenes desaparecen, sufren y mueren en este país causa de la violencia? En promedio, 15 menores son reportados como desaparecidos cada día, según los datos de la Unidad Operativa del Sistema de Alertas Alba-Keneth y solo durante el primer mes de este año se activaron 590 alertas de menores, de las cuales 236 están activas al día de hoy.
El ave nacional que murió era hembra. ¿Y qué es ser mujer en este país? Es miedo, es acoso, es discriminación y también es muerte. En Guatemala, el sistema de justicia recibe 152 denuncias diarias de abuso contra la mujer. Siete de cada diez mujeres víctimas son adultas y una de cada diez es niña. Apenas el 38% de los agresores en casos de femicidio son identificados y cuatro mujeres desaparecen cada día. Solo en enero de este año se hicieron 2,648 denuncias por violencia contra la mujer.
Según los veterinarios, el ave se fracturó el ala hace cinco días y estuvo deambulando, moribunda, de árbol en árbol. ¿No es nuestro país así? ¿Cuánto tiempo ha pasado, deambulando de gobierno a gobierno, moribundo? Además, el personal veterinario dijo que él Quetzal se encontraba deshidratado y desnutrido. ¿Cuántos guatemaltecos están en la misma situación? Uno de cada dos niños sufre desnutrición crónica en un país de 17 millones de habitantes. Solo en 2020, se registraron 20,924 niños menores de 5 años con desnutrición aguda, según el informe anual de Unicef.
No todo es malo, porque el Quetzal es bello, es libertad, es orgullo patrio, es diversidad, es paz. Pero hoy por hoy, todos estos calificativos pertenecen más a un poemario que a un libro de historia. Una de las especies animales más importantes de Guatemala, tanto por su valor ecológico como cultural y social, se encuentra dentro del Listado de Especies Amenazadas del Conap, y se está incluida en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres –CITES-, el cual incluye todas las especies en peligro de extinción que son o pueden ser afectadas por el comercio.
Así también un guatemalteco —pero más si es niño y mujer y peor si es pobre e indígena— se encuentra en el listado de víctimas potenciales de las redes criminales, de los abusadores, de los corruptos y del sistema hediondo que ha dominado a este país desde hace décadas. ¿Cuándo pasaremos a ser todos los guatemaltecos los más
importantes y por ende los más protegidos de Guatemala? ¡No vaya a ser que se nos fracturen las alas y nos infectemos de muerte! @jdgodoyes / Suscríbete a La Columna Semanal con este link: https://chat.whatsapp.com/ GRfNaM5ZJt02Mn9sMkjSS8