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Guatemala y el 8M: un largo camino en la lucha de los derechos de las mujeres.

Antonio Melgar
11 de marzo, 2021

8 de marzo, una fecha de mucha relevancia en la que rememoramos la lucha de las mujeres por su dignificación, en la búsqueda de la igualdad y equidad, miles sufren de violencia y el último año y los primeros meses de 2021, nos recuerdan los rezagos en los que se mantiene el país en los derechos elementales de la mujer. 

Podemos decir que lo visto en los últimos meses en cuanto a violencia contra la mujer es grave y sólo es la muestra de que los pocos avances que se han obtenido, ahora parecen lejanos en un país patriarcal en donde la violencia continúa arraigada a los hogares, en donde se mantiene la mayoría de agresores.

Por lo anterior, creo que vale la pena resaltar cómo la pandemia, con los confinamientos vinieron a vulnerar aún más a las niñas y mujeres, que tuvieron que convivir con sus propios abusadores en el hogar. 

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Creo, y usted no me dejará mentir al escribir mi opinión, que a diario basta revisar los medios de comunicación para reflexionar lo grave de la violencia en el país, desde asesinatos, violaciones, acoso y otras formas de abusos que se mantienen en Guatemala. 

El caso de Isabel Véliz Franco, por el que el Estado fue sentenciado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por la negligencia de no hacer una investigación precisa, ignorando y siendo indiferente al caso sucedido hace 20 años, es clave para demostrar todo lo que está mal en el país y el sistema.

Véliz Franco era una niña de solo 15 años, cuando fue acosada, violada y asesinada. La justicia llegó al caso, gracias a la lucha de su madre, quien exigió en la CIDH y denunció un aparato estatal deficiente, que no logra ofrecer las garantías de justicia a sus ciudadanos. 

Es penoso tener que decir que una sentencia, para este caso llegó 20 años después de su asesinato y el caso por supuesto, es sólo uno entre miles que quedan en un archivo. 

Este caso histórico lamentablemente se sigue replicando ahora y muchas veces se toma con la indiferencia de esa época. 

Con lo anterior, solo nos podemos preguntar cuántas víctimas más estarán bajo la sombra de la amenaza de los perpetradores y la indiferencia del Estado, que sigue sin entender el rol de protección para conseguir la igualdad y equidad para las mujeres.

Sí es cierto que hay ciertos avances como la alerta Isabel Claudina, pero todavía falta mucho por hacer, desde investigaciones precisas y más aun la estigmatización de la víctima, incluso desde las instituciones de justicia que sólo desmotivan a la sociedad a recurrir a la denuncia.

Hace pocos días, la campaña en redes sociales #TengoMiedo, develó una serie de denuncias y temores de las mujeres en Guatemala, que bien deberían hacer reflexionar a nuestras instituciones de lo mal que se está haciendo. 

En Guatemala según el Observatorio de la Mujer del Ministerio Publico fueron en 2020, SESENTA MIL CIENTO NOVENTA Y NUEVE los casos de mujeres víctimas de violencia física, económica y psicológica, los que se registraron. 

Mientras los datos del Inacif, reflejan que 502 mujeres murieron de forma violenta, en el último año y estas cifras, sólo demuestran que estamos lejos de ser una sociedad que proteja los derechos de las mujeres. 

Nuestra sociedad y formación debe basarse en el respeto, la igualdad y equidad entre nosotros. No es posible seguir replicando conductas de violencia y mucho menos considerando estereotipos contra las mujeres Eso debe cambiar. Los programas de educación deben contener alto contenido de respeto y derechos humanos.

Es hora que cambiemos y empecemos desde el hogar, dejando por un lado las construcciones patriarcales y machistas que dejan, como hemos visto, consecuencias dolorosas para las familias guatemaltecas, es tiempo de contrarrestar los pensamientos y comportamientos lesivos y aprender a establecer los parámetros de educación que inculquen la tolerancia, la inclusión y el respeto a los derechos individuales.

Ojalá en años venideros hablemos de un Estado fortalecido e igualitario, en el que la lucha por la igualdad y la equidad, sean un logro para la población. 

Guatemala y el 8M: un largo camino en la lucha de los derechos de las mujeres.

Antonio Melgar
11 de marzo, 2021

8 de marzo, una fecha de mucha relevancia en la que rememoramos la lucha de las mujeres por su dignificación, en la búsqueda de la igualdad y equidad, miles sufren de violencia y el último año y los primeros meses de 2021, nos recuerdan los rezagos en los que se mantiene el país en los derechos elementales de la mujer. 

Podemos decir que lo visto en los últimos meses en cuanto a violencia contra la mujer es grave y sólo es la muestra de que los pocos avances que se han obtenido, ahora parecen lejanos en un país patriarcal en donde la violencia continúa arraigada a los hogares, en donde se mantiene la mayoría de agresores.

Por lo anterior, creo que vale la pena resaltar cómo la pandemia, con los confinamientos vinieron a vulnerar aún más a las niñas y mujeres, que tuvieron que convivir con sus propios abusadores en el hogar. 

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Creo, y usted no me dejará mentir al escribir mi opinión, que a diario basta revisar los medios de comunicación para reflexionar lo grave de la violencia en el país, desde asesinatos, violaciones, acoso y otras formas de abusos que se mantienen en Guatemala. 

El caso de Isabel Véliz Franco, por el que el Estado fue sentenciado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por la negligencia de no hacer una investigación precisa, ignorando y siendo indiferente al caso sucedido hace 20 años, es clave para demostrar todo lo que está mal en el país y el sistema.

Véliz Franco era una niña de solo 15 años, cuando fue acosada, violada y asesinada. La justicia llegó al caso, gracias a la lucha de su madre, quien exigió en la CIDH y denunció un aparato estatal deficiente, que no logra ofrecer las garantías de justicia a sus ciudadanos. 

Es penoso tener que decir que una sentencia, para este caso llegó 20 años después de su asesinato y el caso por supuesto, es sólo uno entre miles que quedan en un archivo. 

Este caso histórico lamentablemente se sigue replicando ahora y muchas veces se toma con la indiferencia de esa época. 

Con lo anterior, solo nos podemos preguntar cuántas víctimas más estarán bajo la sombra de la amenaza de los perpetradores y la indiferencia del Estado, que sigue sin entender el rol de protección para conseguir la igualdad y equidad para las mujeres.

Sí es cierto que hay ciertos avances como la alerta Isabel Claudina, pero todavía falta mucho por hacer, desde investigaciones precisas y más aun la estigmatización de la víctima, incluso desde las instituciones de justicia que sólo desmotivan a la sociedad a recurrir a la denuncia.

Hace pocos días, la campaña en redes sociales #TengoMiedo, develó una serie de denuncias y temores de las mujeres en Guatemala, que bien deberían hacer reflexionar a nuestras instituciones de lo mal que se está haciendo. 

En Guatemala según el Observatorio de la Mujer del Ministerio Publico fueron en 2020, SESENTA MIL CIENTO NOVENTA Y NUEVE los casos de mujeres víctimas de violencia física, económica y psicológica, los que se registraron. 

Mientras los datos del Inacif, reflejan que 502 mujeres murieron de forma violenta, en el último año y estas cifras, sólo demuestran que estamos lejos de ser una sociedad que proteja los derechos de las mujeres. 

Nuestra sociedad y formación debe basarse en el respeto, la igualdad y equidad entre nosotros. No es posible seguir replicando conductas de violencia y mucho menos considerando estereotipos contra las mujeres Eso debe cambiar. Los programas de educación deben contener alto contenido de respeto y derechos humanos.

Es hora que cambiemos y empecemos desde el hogar, dejando por un lado las construcciones patriarcales y machistas que dejan, como hemos visto, consecuencias dolorosas para las familias guatemaltecas, es tiempo de contrarrestar los pensamientos y comportamientos lesivos y aprender a establecer los parámetros de educación que inculquen la tolerancia, la inclusión y el respeto a los derechos individuales.

Ojalá en años venideros hablemos de un Estado fortalecido e igualitario, en el que la lucha por la igualdad y la equidad, sean un logro para la población.