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“Sobre el secreto de la creación”

Carolina Castellanos
16 de abril, 2021

El título corresponde a un artículo publicado en El Periódico en su edición dominical del 12 de marzo. Trata sobre el proceso que llevó a Pablo Picasso crear su obra Guernica. Comenta que tuvo la oportunidad de ver los 50 bocetos que este gran artista hizo de esa obra, hechos a tinta y a lápiz y que, en muchos casos, no tenían nada que ver con la obra terminada. Menciona que a Picasso le tomó 40 días crear esa obra final. Continúa el artículo diciendo que a J.K Rowling le tomó seis años escribir Harry Potter, a Víctor Hugo le tomó diez finalizar los Miserables, entre otros.

Me pregunto cuánto tiempo le habrá tomado a Ricardo Arjona crear su magnífico concierto visto por un millón de personas a nivel mundial. Guatemala se lució como nunca mostrando tantas bellas imágenes plasmadas en el video “Mi país”.  No importa cuánto tiempo le tomó armar todo el espectáculo. De pronto fue una “inspiración divina” de un minuto o fueron horas o días pensando qué hacer. Al final, le habrá tomado muchísimas horas compilar fotos, videos, música, escoger el lugar, iluminación y demás para hacer algo extraordinario.

A todo lo anterior, le sumó su talento y amor por Guatemala, el país que lo vio nacer y que le dio oportunidades para iniciar su carrera artística. Lamentablemente, como suele suceder, tuvo que viajar al extranjero para poder lanzarse al estrellato.

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Me tomo el atrevimiento de citar y de utilizar el título e información publicada por el gran Pérez de Antón para referirme a este escándalo ocasionado por INGUAT. Si bien es un atrevimiento citar a uno de los grandes escritores, le doy los créditos a quien los tiene y no me apropio de los textos ni las palabras de este autor.

He sido una férrea luchadora por la protección de los derechos de propiedad intelectual. Me enoja muchísimo el plagio, sea una simple frase, foto, imagen o lo que sea. En este mundo digitalizado y con tantos avances en programas de diseño con altísima resolución y demás, ha resultado muy fácil copiar obras y venderlas o atribuirse la propiedad. Me parece infame pues el talento de quien las creó está plasmado allí y merece todo el reconocimiento. En países como el nuestro, es ocasional cuando va acompañado de réditos económicos.

El INGUAT salió a la luz pública reclamando la propiedad de las imágenes utilizadas en el video. Arjona, quien seguramente ha sido víctima de plagio y ha dejado de percibir reconocimientos y réditos económicos por las copias no autorizadas de su música, respetó el llamado del INGUAT y quitó el video. Otro gran artista, en fotografía, Ricky López, salió en defensa del caso y hasta explicó cómo fue que filmó muchas de las escenas utilizadas en el video.

Si el INGUAT quiere que aparezca su logo, que pague por ello. Si las imágenes son propiedad de esa institución, son públicas pues fueron hechas con el dinero de nuestros impuestos. Si tanta es la necesidad de reconocimiento por parte de esta institución que, a lo largo de su existencia no ha logrado posicionar a Guatemala en ningún lugar, debió proceder con altura y respeto, contactar al cantautor y solicitarle que, al final del video, agregara el crédito. Estoy segura que hubieran llegado a un acuerdo. De pronto Arjona hubiera accedido, hecho el cambio sin armar lío y sustituir el video. Muy pocos se hubieran percatado del cambio. No vimos a Ricky López enviarle una carta a Arjona. Seguramente tienen algún acuerdo o, simplemente, al excelente fotógrafo no le molestó que usaran sus imágenes.

El video se subió al ciberespacio. Es gratuito. Arjona no está lucrando con esto. Por supuesto, estará vendiendo muchas reproducciones de su música (ojalá así sea por eso de las copias) y una marca lo patrocinó. Nadie está lucrando con las imágenes, excepto el más importante “mi país”, Guatemala, al atraer el tan deseado turismo que genera ingresos a lo largo y ancho de nuestra tierra bendita.

El respeto a los derechos de propiedad intelectual, como si fueran de una casa o de un vehículo, son sagrados y hay leyes que los protegen. Sin embargo, no estamos para atacarnos entre nosotros y mucho menos para hacerlo públicamente y en detrimento de la imagen y bienestar de Guatemala.

“Sobre el secreto de la creación”

Carolina Castellanos
16 de abril, 2021

El título corresponde a un artículo publicado en El Periódico en su edición dominical del 12 de marzo. Trata sobre el proceso que llevó a Pablo Picasso crear su obra Guernica. Comenta que tuvo la oportunidad de ver los 50 bocetos que este gran artista hizo de esa obra, hechos a tinta y a lápiz y que, en muchos casos, no tenían nada que ver con la obra terminada. Menciona que a Picasso le tomó 40 días crear esa obra final. Continúa el artículo diciendo que a J.K Rowling le tomó seis años escribir Harry Potter, a Víctor Hugo le tomó diez finalizar los Miserables, entre otros.

Me pregunto cuánto tiempo le habrá tomado a Ricardo Arjona crear su magnífico concierto visto por un millón de personas a nivel mundial. Guatemala se lució como nunca mostrando tantas bellas imágenes plasmadas en el video “Mi país”.  No importa cuánto tiempo le tomó armar todo el espectáculo. De pronto fue una “inspiración divina” de un minuto o fueron horas o días pensando qué hacer. Al final, le habrá tomado muchísimas horas compilar fotos, videos, música, escoger el lugar, iluminación y demás para hacer algo extraordinario.

A todo lo anterior, le sumó su talento y amor por Guatemala, el país que lo vio nacer y que le dio oportunidades para iniciar su carrera artística. Lamentablemente, como suele suceder, tuvo que viajar al extranjero para poder lanzarse al estrellato.

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Me tomo el atrevimiento de citar y de utilizar el título e información publicada por el gran Pérez de Antón para referirme a este escándalo ocasionado por INGUAT. Si bien es un atrevimiento citar a uno de los grandes escritores, le doy los créditos a quien los tiene y no me apropio de los textos ni las palabras de este autor.

He sido una férrea luchadora por la protección de los derechos de propiedad intelectual. Me enoja muchísimo el plagio, sea una simple frase, foto, imagen o lo que sea. En este mundo digitalizado y con tantos avances en programas de diseño con altísima resolución y demás, ha resultado muy fácil copiar obras y venderlas o atribuirse la propiedad. Me parece infame pues el talento de quien las creó está plasmado allí y merece todo el reconocimiento. En países como el nuestro, es ocasional cuando va acompañado de réditos económicos.

El INGUAT salió a la luz pública reclamando la propiedad de las imágenes utilizadas en el video. Arjona, quien seguramente ha sido víctima de plagio y ha dejado de percibir reconocimientos y réditos económicos por las copias no autorizadas de su música, respetó el llamado del INGUAT y quitó el video. Otro gran artista, en fotografía, Ricky López, salió en defensa del caso y hasta explicó cómo fue que filmó muchas de las escenas utilizadas en el video.

Si el INGUAT quiere que aparezca su logo, que pague por ello. Si las imágenes son propiedad de esa institución, son públicas pues fueron hechas con el dinero de nuestros impuestos. Si tanta es la necesidad de reconocimiento por parte de esta institución que, a lo largo de su existencia no ha logrado posicionar a Guatemala en ningún lugar, debió proceder con altura y respeto, contactar al cantautor y solicitarle que, al final del video, agregara el crédito. Estoy segura que hubieran llegado a un acuerdo. De pronto Arjona hubiera accedido, hecho el cambio sin armar lío y sustituir el video. Muy pocos se hubieran percatado del cambio. No vimos a Ricky López enviarle una carta a Arjona. Seguramente tienen algún acuerdo o, simplemente, al excelente fotógrafo no le molestó que usaran sus imágenes.

El video se subió al ciberespacio. Es gratuito. Arjona no está lucrando con esto. Por supuesto, estará vendiendo muchas reproducciones de su música (ojalá así sea por eso de las copias) y una marca lo patrocinó. Nadie está lucrando con las imágenes, excepto el más importante “mi país”, Guatemala, al atraer el tan deseado turismo que genera ingresos a lo largo y ancho de nuestra tierra bendita.

El respeto a los derechos de propiedad intelectual, como si fueran de una casa o de un vehículo, son sagrados y hay leyes que los protegen. Sin embargo, no estamos para atacarnos entre nosotros y mucho menos para hacerlo públicamente y en detrimento de la imagen y bienestar de Guatemala.