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La educación, sin conectividad en la nueva normalidad Covid-19

Antonio Melgar
29 de abril, 2021

Mientras millones de niños y jóvenes alrededor del mundo se enfrentan a la nueva normalidad, confinados a recibir clases en la virtualidad, en Guatemala, este escenario más bien parece reducido y sólo disponible para unos cuantos, que tienen una computadora, un dispositivo móvil con internet. 

Y lo anterior, es preocupante sin duda porque estamos conscientes que en un país en el que la pobreza alcanzaba hasta 2014 a casi un 60% de la población, no todos los hogares tienen los servicios básicos y muchos ni siquiera los implementos que un niño necesita para recibir educación. 

Por supuesto que hago referencia a este fenómeno de la conectividad, porque es necesario para que los niños y jóvenes se puedan conectar y reciban sus cursos, pero en Guatemala lamento que no se estén dando las condiciones necesarias para llevar una educación que de por sí ya era muy deficiente y ahora con estas condiciones, se están volviendo insostenible más en los sectores de pobreza en este país.

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En la urbanidad se están generando problemas en la educación desde la perspectiva de efectividad en donde los niveles de educación han disminuido drásticamente.

Pero si hablamos del sector rural, aquí es donde se encuentra el verdadero problema ya que la deserción de los estudiantes es alarmante y más si tomamos en cuenta que estos niveles de abandono son paralelos a los niveles de desocupación de actividades por parte de los jóvenes que no encuentran una salida a sus problemas educativos, económicos y de seguridad.

Es evidente que el problema es complejo y sobre todo que las necesidades son infinitas, pero ahora que las condiciones nos dan una compleja visión de las actividades productivas del país y se menciona en este momento el hecho de que no hay accesibilidad al estudio de muchos niños y jóvenes debería preocupar a las autoridades.

En el departamento EL Progreso, por poner un ejemplo, los niveles de desocupación están alcanzando una alarma muy grande en la población, y con esto sólo se puede pensar en qué pasará en el futuro próximo con los jóvenes que no encuentran en este país las oportunidades para salir adelante.

Creo que una de las primeras preguntas que deberíamos hacernos es; ¿estos jóvenes que no están estudiando y ocupados qué futuro cercano les puede esperar? 

Otra situación es, ¿será que esta complicación de la educación virtual encontrará solución o los jóvenes tendrán que salir a las calles y buscar como sobrevivir?

Pensar en el futuro cercano de los niños y jóvenes que  están desocupados  por no tener acceso a las clases virtuales por no contar con los recursos económicos, definitivamente debería motivar a que nuestras autoridades gestionen los recursos que les permitan a todos acceder a internet, además de los recursos tecnológicos necesarios.

Ojalá que ahora, cuando vivimos tiempos de pandemia, las autoridades aprovechen para cambiar todo lo que está mal. La educación es y debe ser un derecho para todos, que al final nos permitirá salir adelante y alcanzar el desarrollo que finalmente, frene con la migración 

La educación, sin conectividad en la nueva normalidad Covid-19

Antonio Melgar
29 de abril, 2021

Mientras millones de niños y jóvenes alrededor del mundo se enfrentan a la nueva normalidad, confinados a recibir clases en la virtualidad, en Guatemala, este escenario más bien parece reducido y sólo disponible para unos cuantos, que tienen una computadora, un dispositivo móvil con internet. 

Y lo anterior, es preocupante sin duda porque estamos conscientes que en un país en el que la pobreza alcanzaba hasta 2014 a casi un 60% de la población, no todos los hogares tienen los servicios básicos y muchos ni siquiera los implementos que un niño necesita para recibir educación. 

Por supuesto que hago referencia a este fenómeno de la conectividad, porque es necesario para que los niños y jóvenes se puedan conectar y reciban sus cursos, pero en Guatemala lamento que no se estén dando las condiciones necesarias para llevar una educación que de por sí ya era muy deficiente y ahora con estas condiciones, se están volviendo insostenible más en los sectores de pobreza en este país.

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En la urbanidad se están generando problemas en la educación desde la perspectiva de efectividad en donde los niveles de educación han disminuido drásticamente.

Pero si hablamos del sector rural, aquí es donde se encuentra el verdadero problema ya que la deserción de los estudiantes es alarmante y más si tomamos en cuenta que estos niveles de abandono son paralelos a los niveles de desocupación de actividades por parte de los jóvenes que no encuentran una salida a sus problemas educativos, económicos y de seguridad.

Es evidente que el problema es complejo y sobre todo que las necesidades son infinitas, pero ahora que las condiciones nos dan una compleja visión de las actividades productivas del país y se menciona en este momento el hecho de que no hay accesibilidad al estudio de muchos niños y jóvenes debería preocupar a las autoridades.

En el departamento EL Progreso, por poner un ejemplo, los niveles de desocupación están alcanzando una alarma muy grande en la población, y con esto sólo se puede pensar en qué pasará en el futuro próximo con los jóvenes que no encuentran en este país las oportunidades para salir adelante.

Creo que una de las primeras preguntas que deberíamos hacernos es; ¿estos jóvenes que no están estudiando y ocupados qué futuro cercano les puede esperar? 

Otra situación es, ¿será que esta complicación de la educación virtual encontrará solución o los jóvenes tendrán que salir a las calles y buscar como sobrevivir?

Pensar en el futuro cercano de los niños y jóvenes que  están desocupados  por no tener acceso a las clases virtuales por no contar con los recursos económicos, definitivamente debería motivar a que nuestras autoridades gestionen los recursos que les permitan a todos acceder a internet, además de los recursos tecnológicos necesarios.

Ojalá que ahora, cuando vivimos tiempos de pandemia, las autoridades aprovechen para cambiar todo lo que está mal. La educación es y debe ser un derecho para todos, que al final nos permitirá salir adelante y alcanzar el desarrollo que finalmente, frene con la migración