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Ya viene el paletazo

Carolina Castellanos
21 de mayo, 2021

En los métodos antiguos de educación, las mamás utilizaban la paleta para castigar a los niños cuando cometían alguna desobediencia o abuso. “Lo agarraron a paletazos” era la forma de describir tal metodología. Tras el castigo venía la exigencia de cambio de conducta, so pena de incrementar la fuerza en el siguiente paletazo. 

Con la evolución educativa y didáctica, han ido desapareciendo los paletazos, chancletazos y cualquier otro. A veces pienso que es necesario retomarlos, especialmente cuando vemos la conducta de muchos jóvenes: irreverente, irrespetuosa y abusiva. 

Veo venir un sonoro y abundante paletazo para el Presidente Alejandro Giammattei durante la próxima visita de la Vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris. Siendo el Presidente constitucionalmente electo, el regaño será para todos, así que vámonos preparando.

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Resulta que, como discriminamos a la población afroamericana y a la comunidad LGBTIQ, hay migración hacia Estados Unidos. De acuerdo a ella, o a la mala información que le han dado sus asesores, la causa principal de la migración es la discriminación. Me pregunto si ella ha ido a la frontera y visto a nuestros connacionales tratando de cruzarla. Si lo hiciera, se daría cuenta que los miembros de los dos grupos anteriormente mencionados constituyen una minoría aplastante; me atrevería a decir que ni el 1%.

Desconociendo la situación, vendrá a dar de paletazos a todos aquellos que están contribuyendo a esa fuga de personas. O sea, desde el Presidente hasta todos nosotros porque somos unos “discriminadores sin tregua”.

Todos sabemos que las causas principales de la migración han sido la pobreza y el narcotráfico, siendo este último más reciente por el incremento desmedido que ha tenido en las últimas décadas.

El abandono sistemático de los gobiernos a las comunidades más lejanas de las urbes ha generado esa desesperada búsqueda de un futuro mejor. A esto se le suma la pésima educación pública, que les limita grandemente a niños y jóvenes a acceder a trabajos mejor remunerados o iniciar su propio emprendimiento. La desnutrición es un factor determinante pues es sumamente difícil educar a un niño mayor a cinco años cuando ha padecido desnutrición desde el vientre de su madre.

El narcotráfico genera cientos de miles de millones de dólares, más que suficientes para corromper las estructuras, pasar por las fronteras sin problemas y llegar hacia Estados Unidos, el gran centro de consumo. Guatemala es el paso necesario por vía terrestre para llegar al norte. Ya son muchos los candidatos y funcionarios que han sido descubiertos y están siendo procesados penalmente.

Así las cosas, los paletazos deberían ser para tantos que han pasado por las miles de instituciones gubernamentales y no han hecho absolutamente nada para cambiar el rumbo del país. Pero a ellos no les caerá el castigo, sino a nosotros, “el pueblo”.

Detrás del regaño vendrán las advertencias. Las mamás decían “si lo vuelves a hacer te daré más duro”. Seguidamente, llegaba el peor castigo cuando la situación lo ameritaba: “no puedes salir con tus amigos, no puedes ver televisión, no te daré tu mesada”, etcétera.

La lista de amenazas ya viene escrita. Hemos escuchado muchas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, el TPS, Status de Protección Temporal, para los migrantes. No nos lo darán porque no nos hemos portado bien, o sea, cumplido con sus exigencias. Otra amenaza es cortar la ayuda económica. Ojalá y esa fuera la que cumplen y nos dejen de enviar dinero a través de USAID para canalizarlo a tantas oenegés que destruyen lo que tocan y lo que ven. Tendríamos menos marchas, bloqueos, invasiones a fincas, destrucción de cultivos, compra de voluntades en el Congreso, en diversas entidades a lo largo y ancho del Ejecutivo y, por supuesto, a jueces.

La afrenta que hizo la próxima visitante al reunirse con prófugas de la justica es demasiado ofensiva. La ideología prevaleció sobre la justicia, el estado de derecho y el respeto hacia Guatemala. Sin embargo, a lo largo de los años hemos extendido la mano para recibir dinero, y como reza el viejo dicho, “el que paga la música escoge la canción”.

Recibamos el paletazo, lo merezcamos o no, pero toca asumir el compromiso de exigir respeto hacia nuestras instituciones, a decir no al dinero si las condiciones riñen con nuestra ley, cultura, costumbres y demás y a decir con hidalguía “somos pobres y subdesarrollados, pero mantenemos nuestra dignidad y, sobre todo, nuestra soberanía”.

Ya viene el paletazo

Carolina Castellanos
21 de mayo, 2021

En los métodos antiguos de educación, las mamás utilizaban la paleta para castigar a los niños cuando cometían alguna desobediencia o abuso. “Lo agarraron a paletazos” era la forma de describir tal metodología. Tras el castigo venía la exigencia de cambio de conducta, so pena de incrementar la fuerza en el siguiente paletazo. 

Con la evolución educativa y didáctica, han ido desapareciendo los paletazos, chancletazos y cualquier otro. A veces pienso que es necesario retomarlos, especialmente cuando vemos la conducta de muchos jóvenes: irreverente, irrespetuosa y abusiva. 

Veo venir un sonoro y abundante paletazo para el Presidente Alejandro Giammattei durante la próxima visita de la Vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris. Siendo el Presidente constitucionalmente electo, el regaño será para todos, así que vámonos preparando.

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Resulta que, como discriminamos a la población afroamericana y a la comunidad LGBTIQ, hay migración hacia Estados Unidos. De acuerdo a ella, o a la mala información que le han dado sus asesores, la causa principal de la migración es la discriminación. Me pregunto si ella ha ido a la frontera y visto a nuestros connacionales tratando de cruzarla. Si lo hiciera, se daría cuenta que los miembros de los dos grupos anteriormente mencionados constituyen una minoría aplastante; me atrevería a decir que ni el 1%.

Desconociendo la situación, vendrá a dar de paletazos a todos aquellos que están contribuyendo a esa fuga de personas. O sea, desde el Presidente hasta todos nosotros porque somos unos “discriminadores sin tregua”.

Todos sabemos que las causas principales de la migración han sido la pobreza y el narcotráfico, siendo este último más reciente por el incremento desmedido que ha tenido en las últimas décadas.

El abandono sistemático de los gobiernos a las comunidades más lejanas de las urbes ha generado esa desesperada búsqueda de un futuro mejor. A esto se le suma la pésima educación pública, que les limita grandemente a niños y jóvenes a acceder a trabajos mejor remunerados o iniciar su propio emprendimiento. La desnutrición es un factor determinante pues es sumamente difícil educar a un niño mayor a cinco años cuando ha padecido desnutrición desde el vientre de su madre.

El narcotráfico genera cientos de miles de millones de dólares, más que suficientes para corromper las estructuras, pasar por las fronteras sin problemas y llegar hacia Estados Unidos, el gran centro de consumo. Guatemala es el paso necesario por vía terrestre para llegar al norte. Ya son muchos los candidatos y funcionarios que han sido descubiertos y están siendo procesados penalmente.

Así las cosas, los paletazos deberían ser para tantos que han pasado por las miles de instituciones gubernamentales y no han hecho absolutamente nada para cambiar el rumbo del país. Pero a ellos no les caerá el castigo, sino a nosotros, “el pueblo”.

Detrás del regaño vendrán las advertencias. Las mamás decían “si lo vuelves a hacer te daré más duro”. Seguidamente, llegaba el peor castigo cuando la situación lo ameritaba: “no puedes salir con tus amigos, no puedes ver televisión, no te daré tu mesada”, etcétera.

La lista de amenazas ya viene escrita. Hemos escuchado muchas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, el TPS, Status de Protección Temporal, para los migrantes. No nos lo darán porque no nos hemos portado bien, o sea, cumplido con sus exigencias. Otra amenaza es cortar la ayuda económica. Ojalá y esa fuera la que cumplen y nos dejen de enviar dinero a través de USAID para canalizarlo a tantas oenegés que destruyen lo que tocan y lo que ven. Tendríamos menos marchas, bloqueos, invasiones a fincas, destrucción de cultivos, compra de voluntades en el Congreso, en diversas entidades a lo largo y ancho del Ejecutivo y, por supuesto, a jueces.

La afrenta que hizo la próxima visitante al reunirse con prófugas de la justica es demasiado ofensiva. La ideología prevaleció sobre la justicia, el estado de derecho y el respeto hacia Guatemala. Sin embargo, a lo largo de los años hemos extendido la mano para recibir dinero, y como reza el viejo dicho, “el que paga la música escoge la canción”.

Recibamos el paletazo, lo merezcamos o no, pero toca asumir el compromiso de exigir respeto hacia nuestras instituciones, a decir no al dinero si las condiciones riñen con nuestra ley, cultura, costumbres y demás y a decir con hidalguía “somos pobres y subdesarrollados, pero mantenemos nuestra dignidad y, sobre todo, nuestra soberanía”.