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Vacunándose por medio privado (En EEUU)

Redacción
25 de mayo, 2021

Los guatemaltecos ya se pueden vacunar de forma privada, el costo es irse a Estados Unidos por unos días. Hacer esto implica varias cosas. Primero uno debe contar con una visa, lo cuál excluye prácticamente al 90% de la población guatemalteca. Segundo, se debe tener los recursos para gastar en el vuelo, hospedaje y comidas. Tercero, debe existir la posibilidad de pedir unos días de vacaciones o de descanso sin goce de sueldo. Todo esto hace que vacunarse sea un procedimiento costoso y excluyente. Si bien la vacuna es gratuita en Estados Unidos, el proceso para hacerlo para cualquier extranjero no lo es, por lo que prácticamente muchos guatemaltecos están pagando para vacunarse. 

Cuando los gobiernos de todo el mundo comenzaron a comprar las vacunas y arrancaron sus planes de vacunación, en Guatemala inició una discusión que hasta el día de hoy se mantiene muy relevante: la posibilidad de vacunarse de forma privada. Si bien hasta el momento las farmacéuticas no están vendiendo a privados, la posibilidad de hacerlo cada vez está más cerca y depende mucho también de que las personas exijan dicha posibilidad. Si tomamos en cuenta que la vacuna, sea cual sea la farmacéutica, deberá ser puesta cada cierto tiempo (por lo menos cada dos años probablemente) pensar que los gobiernos se tendrán que encargar de vacunar por completo a sus poblaciones es irrealista o como mínimo, sumamente costosos y complejo.

Entre las objeciones de aquellos que argumentaban que las vacunas deben ser solamente aplicadas por los gobiernos estaban que: la vacuna privada sería costosa y excluiría a una gran parte de la población, tener la opción privada sería rival con la compra de vacunas del sector público, se estaría beneficiando privadamente a los productores y distribuidores, no se debe debilitar la función pública ya que la salud es deber del gobierno y que de igual forma ya nos habíamos endeudado para pagar las vacunas. Poco a poco cada uno de estos argumentos ha ido perdiendo fuerza, no solo porque estaban mal planteados sino porque la incapacidad del gobierno de aumentar el ritmo de la vacunación está costando vidas cada día.

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El primero de ellos, que la vacuna privada sería costosa y excluiría a gran parte de la población, ya está sucediendo. Actualmente el costo de la “vacuna privada” es un viaje a Estados Unidos que no bajará de por lo menos unos $1,000 por persona. Para referencia se estima que una dosis de cualquiera de las vacunas estaría alrededor de unos 10$ por el precio que se ha vendido a los gobiernos e incluso podría ser menos si hubiera mayor competencia. Habría que preguntarse si no hubiera sido mejor opción contar con la vacuna privada y subsidiar el costo con una transferencia directa para aquellos que no pudieran pagarla. Actualmente las farmacéuticas gozan del poder de negociación con los gobiernos y difícilmente sabremos ahorita si los precios pudieron haber sido mas bajos en un mercado más competitivo así que de igual forma ya se están enriqueciendo.

El segundo, que tener la opción privada sería rival con la compra de vacunas por parte del sector público ya está ocurriendo también, pero entre gobiernos. Un claro ejemplo es como en ciertos países, como Estados Unidos, las vacunas sobran ya que muchas personas han decidido no vacunarse. Este es un claro ejemplo que prueba que los gobiernos pueden fallar en calcular cómo satisfacer una demanda privada y que esto trae consecuencias no intencionadas. Entre estas consecuencias está el hecho que las vacunas tienen fecha de caducidad y si no se están aplicando se perderán. Otra consecuencia puede ser el hecho de que las farmacéuticas le continúen vendiendo más a países de primer mundo por sobre los nuestros, generando aun mayor desigualdad en la distribución. Tener tanto la opción privada como la pública en nuestro país podría no haber disminuido la cantidad total de vacunas que recibiría nuestro país, sino que haberla aumentado ya que la infraestructura para mantener en refrigeración y para distribuirla hubiese existido y sido más eficiente.

La tercera que no se debe debilitar la función pública ya que la salud es deber del gobierno me parece que tiene cierta razón, pero debemos afrontar la realidad. En lo personal pienso que no debemos debilitar o descartar que el gobierno sea responsable de un mínimo de atención a las personas en varias necesidades básicas y por ello siempre se debe buscar fortalecer al sector público en vez de debilitarlo o desaparecerlo, sin embargo, habría que analizar si ese fue el mejor curso de acción en este momento en donde cada día que no se vacunan las personas se ponen en riesgo de ser hospitalizados o de fallecer. El fortalecimiento del sector público de salud es un proyecto que debe ser más a largo plazo y darle la responsabilidad de la vacunación no iba a provocar que mágicamente estuviera más fortalecido.

Por último, el hecho de que ya nos hayamos endeudado no elimina la posibilidad de que las personas puedan elegir si quieren vacunarse de forma privada o en el sector público. Como mencionaba previamente, esos recursos podrían ser utilizados para financiar un sistema privado más eficiente sumando que es posible que el costo total de la vacunación no hubiera sido más elevado en el ámbito privado que en el público. Además, si tomamos en cuenta que es posible que la vacunación deba ser repetida constantemente de aquí en adelante, es necesario que más pronto que tarde tengamos la discusión sobre si el gobierno se debe endeudar cada vez que toque repetir la dosis. 

Todo esto expuesto parte de una premisa fundamental: que el sector privado hubiera sido (o podría ser) más eficiente que el público. Si bien esta premisa puede no ser del todo cierta, la experiencia que hemos vivido aquí nos muestra que un sistema claramente no ha funcionado. El sector privado, que cuenta con mayor capacidad de logística, mayor presencia en el interior del país, mejor capacidad de ejecución y una mejor asignación de los recursos podría ser una mejor alternativa que no compita, sino que complemente el labor del sector público. No obstante, se hace indispensable que se fortalezca el sistema de salud pública para que en un futuro sea capaz de resolver estos problemas sin necesidad del apoyo del sector privado.

Vacunándose por medio privado (En EEUU)

Redacción
25 de mayo, 2021

Los guatemaltecos ya se pueden vacunar de forma privada, el costo es irse a Estados Unidos por unos días. Hacer esto implica varias cosas. Primero uno debe contar con una visa, lo cuál excluye prácticamente al 90% de la población guatemalteca. Segundo, se debe tener los recursos para gastar en el vuelo, hospedaje y comidas. Tercero, debe existir la posibilidad de pedir unos días de vacaciones o de descanso sin goce de sueldo. Todo esto hace que vacunarse sea un procedimiento costoso y excluyente. Si bien la vacuna es gratuita en Estados Unidos, el proceso para hacerlo para cualquier extranjero no lo es, por lo que prácticamente muchos guatemaltecos están pagando para vacunarse. 

Cuando los gobiernos de todo el mundo comenzaron a comprar las vacunas y arrancaron sus planes de vacunación, en Guatemala inició una discusión que hasta el día de hoy se mantiene muy relevante: la posibilidad de vacunarse de forma privada. Si bien hasta el momento las farmacéuticas no están vendiendo a privados, la posibilidad de hacerlo cada vez está más cerca y depende mucho también de que las personas exijan dicha posibilidad. Si tomamos en cuenta que la vacuna, sea cual sea la farmacéutica, deberá ser puesta cada cierto tiempo (por lo menos cada dos años probablemente) pensar que los gobiernos se tendrán que encargar de vacunar por completo a sus poblaciones es irrealista o como mínimo, sumamente costosos y complejo.

Entre las objeciones de aquellos que argumentaban que las vacunas deben ser solamente aplicadas por los gobiernos estaban que: la vacuna privada sería costosa y excluiría a una gran parte de la población, tener la opción privada sería rival con la compra de vacunas del sector público, se estaría beneficiando privadamente a los productores y distribuidores, no se debe debilitar la función pública ya que la salud es deber del gobierno y que de igual forma ya nos habíamos endeudado para pagar las vacunas. Poco a poco cada uno de estos argumentos ha ido perdiendo fuerza, no solo porque estaban mal planteados sino porque la incapacidad del gobierno de aumentar el ritmo de la vacunación está costando vidas cada día.

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El primero de ellos, que la vacuna privada sería costosa y excluiría a gran parte de la población, ya está sucediendo. Actualmente el costo de la “vacuna privada” es un viaje a Estados Unidos que no bajará de por lo menos unos $1,000 por persona. Para referencia se estima que una dosis de cualquiera de las vacunas estaría alrededor de unos 10$ por el precio que se ha vendido a los gobiernos e incluso podría ser menos si hubiera mayor competencia. Habría que preguntarse si no hubiera sido mejor opción contar con la vacuna privada y subsidiar el costo con una transferencia directa para aquellos que no pudieran pagarla. Actualmente las farmacéuticas gozan del poder de negociación con los gobiernos y difícilmente sabremos ahorita si los precios pudieron haber sido mas bajos en un mercado más competitivo así que de igual forma ya se están enriqueciendo.

El segundo, que tener la opción privada sería rival con la compra de vacunas por parte del sector público ya está ocurriendo también, pero entre gobiernos. Un claro ejemplo es como en ciertos países, como Estados Unidos, las vacunas sobran ya que muchas personas han decidido no vacunarse. Este es un claro ejemplo que prueba que los gobiernos pueden fallar en calcular cómo satisfacer una demanda privada y que esto trae consecuencias no intencionadas. Entre estas consecuencias está el hecho que las vacunas tienen fecha de caducidad y si no se están aplicando se perderán. Otra consecuencia puede ser el hecho de que las farmacéuticas le continúen vendiendo más a países de primer mundo por sobre los nuestros, generando aun mayor desigualdad en la distribución. Tener tanto la opción privada como la pública en nuestro país podría no haber disminuido la cantidad total de vacunas que recibiría nuestro país, sino que haberla aumentado ya que la infraestructura para mantener en refrigeración y para distribuirla hubiese existido y sido más eficiente.

La tercera que no se debe debilitar la función pública ya que la salud es deber del gobierno me parece que tiene cierta razón, pero debemos afrontar la realidad. En lo personal pienso que no debemos debilitar o descartar que el gobierno sea responsable de un mínimo de atención a las personas en varias necesidades básicas y por ello siempre se debe buscar fortalecer al sector público en vez de debilitarlo o desaparecerlo, sin embargo, habría que analizar si ese fue el mejor curso de acción en este momento en donde cada día que no se vacunan las personas se ponen en riesgo de ser hospitalizados o de fallecer. El fortalecimiento del sector público de salud es un proyecto que debe ser más a largo plazo y darle la responsabilidad de la vacunación no iba a provocar que mágicamente estuviera más fortalecido.

Por último, el hecho de que ya nos hayamos endeudado no elimina la posibilidad de que las personas puedan elegir si quieren vacunarse de forma privada o en el sector público. Como mencionaba previamente, esos recursos podrían ser utilizados para financiar un sistema privado más eficiente sumando que es posible que el costo total de la vacunación no hubiera sido más elevado en el ámbito privado que en el público. Además, si tomamos en cuenta que es posible que la vacunación deba ser repetida constantemente de aquí en adelante, es necesario que más pronto que tarde tengamos la discusión sobre si el gobierno se debe endeudar cada vez que toque repetir la dosis. 

Todo esto expuesto parte de una premisa fundamental: que el sector privado hubiera sido (o podría ser) más eficiente que el público. Si bien esta premisa puede no ser del todo cierta, la experiencia que hemos vivido aquí nos muestra que un sistema claramente no ha funcionado. El sector privado, que cuenta con mayor capacidad de logística, mayor presencia en el interior del país, mejor capacidad de ejecución y una mejor asignación de los recursos podría ser una mejor alternativa que no compita, sino que complemente el labor del sector público. No obstante, se hace indispensable que se fortalezca el sistema de salud pública para que en un futuro sea capaz de resolver estos problemas sin necesidad del apoyo del sector privado.