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La construcción de naciones: el gran fracaso de la política exterior Americana.

Nicholas Virzi
29 de junio, 2021

Después de veinte años en Afganistán, la mayoría de las tropas Americanas se retirarán este año. El presidente Biden movió la fecha que Trump había fijado para el retiro final a septiembre, en vez de abril. En todo caso, Biden quiere retirar las tropas antes del 11 de septiembre, 2021, en vigésimo aniversario del ataque contra las Torres Gemelas en Nueva York que ocasionó la intervención militar de EEUU en Afganistán. Aunque con menos furia e histeria que acompaño la noticia que Trump quería acelerar el retiro en 2020, ya comenzaron a surgir nuevamente preocupaciones por esta decisión, incluso de parte de grupos que siempre fueron críticos de las intervenciones militares de EEUU en el mundo. 

Muchos advierten que el retiro de tropas Americanas será acompañado por el colapso del gobierno afgano aliado de EEUU. Hillary Clinton expresó estas preocupaciones al medio BBC. Asimismo, el general Kenneth McKenzie, Comandante del Comando Central, expresó que el ejército afgano también colapsaría sin el apoyo Americano. El New York Times publicó en abril de este año un artículo señalando el peligro que representaba el retiro de EEUU para la situación de los derechos humanos, particularmente los de las mujeres. Esta narrativa ha sido repetida por importantes voces en el Congreso de EEUU. La Senadora Demócrata de New Hampshire, Jeanne Shaheen expresó su nerviosismo que los avances logrados por las mujeres afganas no serán garantizados en la ausencia de tropas Americanas. La congresista Demócrata de Florida, Lois Frankel, también se pronunció afligida por el peligro que los “avances logrados por las mujeres en los últimos años podrían desaparecer.” El encargado de refugiados para la ONU Filippo Grandi le dijo al medio Reuters este mes que se preparaban para un incremento en la violencia y el desplazamiento forzado de personas asociado con el retiro de tropas, y que la situación se pondría peor cuando el retiro se finalice.

Cabe mencionar que estas legítimas preocupaciones están siendo expresadas por funcionarios que no precisamente destacan por su reconocimiento del sacrificio de las tropas Americanas. Ni tampoco se destacan por su reconocimiento de los avances que han logrado las tropas en beneficio de poblaciones extranjeras, particularmente las mujeres.  

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Las preocupaciones de las consecuencias del retiro Americano de Afganistán no solo son válidas, son acertadas. Hay que recordar que pasó en Irak cuando Obama retiró las tropas. Tal y como lo había advertido George W. Bush cuando era presidente, Irak y gran parte de Medio Oriente cayó en un baño de sangre. Del caos surgió el aterrador Estado Islámico (ISIS). ISIS solo fue acabado como califato que controlaba territorio, población y recursos bajo la presidencia de Trump cuando las Fuerzas Democráticas Sirias apoyadas por EEUU le arrebataron a ISIS el último territorio que controlaban en Baghuz, Siria en 2019. Esa fue la ofensiva final. En diciembre 2018 Trump había declarado:

“Hemos ganado contra ISIS. Los hemos vencidos, y los hemos vencido grandemente. Hemos recuperado el territorio y ahora es hora que nuestras tropas regresen a casa.”

La estrategia de Trump fue la correcta. Se trabajó en alianza con tropas terrestres árabes y se venció a la amenaza inmediata, con el apoyo tecnológico, logístico y aéreo de EEUU. Con eso logrado, se anunció el retiro de tropas Americanas. Eso es muy distinto a lo que suelen pretender los expertos de los Departamentos de Estado y Defensa de EEUU, que es nada menos que la construcción de naciones en la imagen de EEUU. 

Varias preguntas surgen alrededor del tema del retiro de EEUU. Los medios suelen hablar del retiro de la presencia “internacional”, para no dar crédito principal a las tropas Americanas. De esa narrativa surge la pregunta obvia ¿Si EEUU se retira, y la comunidad internacional está preocupada por las consecuencias de ese retiro, por qué la comunidad internacional no llena el vacío que dejara EEUU? El trabajo duro de sacar los talibanes del poder político en Afganistán ya se hizo. La respuesta es sencilla. La comunidad internacional no acciona en tiempos y lugares de peligro si EEUU no lleva la carga fuerte de la tarea sucia de llevar la paz a lugares de conflicto. La comunidad internacional está compuesta por países pasajeros libres que esperan que EEUU siempre se encargue de los costos en sangre y tesoro que conlleva el mantenimiento de la paz mundial. 

La principal pregunta es ¿vale la pena tanto esfuerzo en construir naciones? Esa no es tarea de EEUU. Tampoco EEUU se ha mostrado muy capaz de hacerlo en las últimas décadas. Después de muchos años de presencia militar, a un altísimo costo en vidas, y $6.4 trillones gastados en las intervenciones militares en Irak, Afganistán, Siria, y Pakistán, los hechos y datos no demuestran muy buenos resultados. Tomando los casos de Afganistán e Irak, sus indicadores de gobernanza están entre los peores del mundo, según datos del Banco Mundial. 

En una escala de 0 a 100, siendo 100 la mejor nota, Afganistán solo registra un 0.952 en estabilidad política, e Irak 1.905. En imperio de la ley, las notas son 4.327 y 3.846, respectivamente. En materia de control de corrupción, Afganistán registra una nota de 6.731 e Irak 8.654. No sorprende que sus notas en efectividad de gobierno también son pésimas. Afganistán registra una nota de 7.212, mientras Irak registra 9.615. Con tan escasos logros en la gobernanza de países cuyos gobiernos contaron con el fuerte respaldo de la gran potencia mundial, junto a la expectativa que el retiro de ese respaldo militar ocasionará el colapso de los gobiernos aliados de EEUU, el fracaso Americano en la construcción de naciones es palpable.

Las preguntas finales serían: ¿Ha aprendido EEUU de las lecciones de sus fracasos en intentar construir naciones? Si EEUU no pudo construir naciones gastando trillones de dólares en operaciones de combate y ocupaciones militares, ¿cómo va pretender construir naciones en otras regiones invirtiendo mucho menos? Las implicaciones para las pretensiones de EEUU en Centroamérica son obvias, pero muchos parecen no querer entender. En el aniversario del golpe de Estado impulsado por EEUU en contra del gobierno de Jacobo Árbenz en 1954, muchos de los que culpan a EEUU por todos los fracasos políticos de Guatemala desde entonces esperan hoy más intervención Americana para componer los problemas que ellos mismos atribuyen a EEUU.

Es hora que EEUU reconozca las limitaciones de su conocimiento, poder y autoridad moral para intervenir en los asuntos de otros países. Esto lo visualizaron los fundadores de EEUU desde su inicio. George Washington, el primer presidente, advirtió de los peligros asociados con no solo la guerra, sino la intromisión en asuntos de extranjeros. Por eso, la Constitución Americana le da al Congreso el poder de declarar guerra y ratificar acuerdos internacionales, lo cual solo puede hacer con aprobación de dos terceras partes del Senado. La intención original de los fundadores de EEUU fue que se promoviera la causa de la libertad con el ejemplo, no por imposición. Diseñaron el gobierno de EEUU para que le fuera difícil entrometerse en asuntos extranjeros. Hoy desconocerían la política exterior de EEUU.

 La traducción correcta del trillion estadounidense al español es billón.

La construcción de naciones: el gran fracaso de la política exterior Americana.

Nicholas Virzi
29 de junio, 2021

Después de veinte años en Afganistán, la mayoría de las tropas Americanas se retirarán este año. El presidente Biden movió la fecha que Trump había fijado para el retiro final a septiembre, en vez de abril. En todo caso, Biden quiere retirar las tropas antes del 11 de septiembre, 2021, en vigésimo aniversario del ataque contra las Torres Gemelas en Nueva York que ocasionó la intervención militar de EEUU en Afganistán. Aunque con menos furia e histeria que acompaño la noticia que Trump quería acelerar el retiro en 2020, ya comenzaron a surgir nuevamente preocupaciones por esta decisión, incluso de parte de grupos que siempre fueron críticos de las intervenciones militares de EEUU en el mundo. 

Muchos advierten que el retiro de tropas Americanas será acompañado por el colapso del gobierno afgano aliado de EEUU. Hillary Clinton expresó estas preocupaciones al medio BBC. Asimismo, el general Kenneth McKenzie, Comandante del Comando Central, expresó que el ejército afgano también colapsaría sin el apoyo Americano. El New York Times publicó en abril de este año un artículo señalando el peligro que representaba el retiro de EEUU para la situación de los derechos humanos, particularmente los de las mujeres. Esta narrativa ha sido repetida por importantes voces en el Congreso de EEUU. La Senadora Demócrata de New Hampshire, Jeanne Shaheen expresó su nerviosismo que los avances logrados por las mujeres afganas no serán garantizados en la ausencia de tropas Americanas. La congresista Demócrata de Florida, Lois Frankel, también se pronunció afligida por el peligro que los “avances logrados por las mujeres en los últimos años podrían desaparecer.” El encargado de refugiados para la ONU Filippo Grandi le dijo al medio Reuters este mes que se preparaban para un incremento en la violencia y el desplazamiento forzado de personas asociado con el retiro de tropas, y que la situación se pondría peor cuando el retiro se finalice.

Cabe mencionar que estas legítimas preocupaciones están siendo expresadas por funcionarios que no precisamente destacan por su reconocimiento del sacrificio de las tropas Americanas. Ni tampoco se destacan por su reconocimiento de los avances que han logrado las tropas en beneficio de poblaciones extranjeras, particularmente las mujeres.  

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Las preocupaciones de las consecuencias del retiro Americano de Afganistán no solo son válidas, son acertadas. Hay que recordar que pasó en Irak cuando Obama retiró las tropas. Tal y como lo había advertido George W. Bush cuando era presidente, Irak y gran parte de Medio Oriente cayó en un baño de sangre. Del caos surgió el aterrador Estado Islámico (ISIS). ISIS solo fue acabado como califato que controlaba territorio, población y recursos bajo la presidencia de Trump cuando las Fuerzas Democráticas Sirias apoyadas por EEUU le arrebataron a ISIS el último territorio que controlaban en Baghuz, Siria en 2019. Esa fue la ofensiva final. En diciembre 2018 Trump había declarado:

“Hemos ganado contra ISIS. Los hemos vencidos, y los hemos vencido grandemente. Hemos recuperado el territorio y ahora es hora que nuestras tropas regresen a casa.”

La estrategia de Trump fue la correcta. Se trabajó en alianza con tropas terrestres árabes y se venció a la amenaza inmediata, con el apoyo tecnológico, logístico y aéreo de EEUU. Con eso logrado, se anunció el retiro de tropas Americanas. Eso es muy distinto a lo que suelen pretender los expertos de los Departamentos de Estado y Defensa de EEUU, que es nada menos que la construcción de naciones en la imagen de EEUU. 

Varias preguntas surgen alrededor del tema del retiro de EEUU. Los medios suelen hablar del retiro de la presencia “internacional”, para no dar crédito principal a las tropas Americanas. De esa narrativa surge la pregunta obvia ¿Si EEUU se retira, y la comunidad internacional está preocupada por las consecuencias de ese retiro, por qué la comunidad internacional no llena el vacío que dejara EEUU? El trabajo duro de sacar los talibanes del poder político en Afganistán ya se hizo. La respuesta es sencilla. La comunidad internacional no acciona en tiempos y lugares de peligro si EEUU no lleva la carga fuerte de la tarea sucia de llevar la paz a lugares de conflicto. La comunidad internacional está compuesta por países pasajeros libres que esperan que EEUU siempre se encargue de los costos en sangre y tesoro que conlleva el mantenimiento de la paz mundial. 

La principal pregunta es ¿vale la pena tanto esfuerzo en construir naciones? Esa no es tarea de EEUU. Tampoco EEUU se ha mostrado muy capaz de hacerlo en las últimas décadas. Después de muchos años de presencia militar, a un altísimo costo en vidas, y $6.4 trillones gastados en las intervenciones militares en Irak, Afganistán, Siria, y Pakistán, los hechos y datos no demuestran muy buenos resultados. Tomando los casos de Afganistán e Irak, sus indicadores de gobernanza están entre los peores del mundo, según datos del Banco Mundial. 

En una escala de 0 a 100, siendo 100 la mejor nota, Afganistán solo registra un 0.952 en estabilidad política, e Irak 1.905. En imperio de la ley, las notas son 4.327 y 3.846, respectivamente. En materia de control de corrupción, Afganistán registra una nota de 6.731 e Irak 8.654. No sorprende que sus notas en efectividad de gobierno también son pésimas. Afganistán registra una nota de 7.212, mientras Irak registra 9.615. Con tan escasos logros en la gobernanza de países cuyos gobiernos contaron con el fuerte respaldo de la gran potencia mundial, junto a la expectativa que el retiro de ese respaldo militar ocasionará el colapso de los gobiernos aliados de EEUU, el fracaso Americano en la construcción de naciones es palpable.

Las preguntas finales serían: ¿Ha aprendido EEUU de las lecciones de sus fracasos en intentar construir naciones? Si EEUU no pudo construir naciones gastando trillones de dólares en operaciones de combate y ocupaciones militares, ¿cómo va pretender construir naciones en otras regiones invirtiendo mucho menos? Las implicaciones para las pretensiones de EEUU en Centroamérica son obvias, pero muchos parecen no querer entender. En el aniversario del golpe de Estado impulsado por EEUU en contra del gobierno de Jacobo Árbenz en 1954, muchos de los que culpan a EEUU por todos los fracasos políticos de Guatemala desde entonces esperan hoy más intervención Americana para componer los problemas que ellos mismos atribuyen a EEUU.

Es hora que EEUU reconozca las limitaciones de su conocimiento, poder y autoridad moral para intervenir en los asuntos de otros países. Esto lo visualizaron los fundadores de EEUU desde su inicio. George Washington, el primer presidente, advirtió de los peligros asociados con no solo la guerra, sino la intromisión en asuntos de extranjeros. Por eso, la Constitución Americana le da al Congreso el poder de declarar guerra y ratificar acuerdos internacionales, lo cual solo puede hacer con aprobación de dos terceras partes del Senado. La intención original de los fundadores de EEUU fue que se promoviera la causa de la libertad con el ejemplo, no por imposición. Diseñaron el gobierno de EEUU para que le fuera difícil entrometerse en asuntos extranjeros. Hoy desconocerían la política exterior de EEUU.

 La traducción correcta del trillion estadounidense al español es billón.