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Corrupción política

Fernando García Molina
01 de julio, 2021

La corrupción política conlleva la participación de uno o más entes oficiales. Un acto corrupto por parte de una persona o entidad privada recibe el nombre de crimen y está sujeto a las leyes del país encargadas de la persecución y castigo de los responsables. En tal acto el ofendido es una persona o un grupo reducido de personas. Por ejemplo, si un tendero anuncia que vende “libras” de frijol, pero lo hace en paquetes de solo 14 onzas sus clientes, los perjudicados, pueden demandar al tendero, en lo individual o como grupo, ante las entidades de justicia.

Por lo contrario, en un acto de corrupción política se perjudica a todo el país, directa o indirectamente. Al contratar a Odebrecht para ampliar la carretera Cocales – Tecún Umán, el Estado suscribió un contrato de Q. 2 millardos. Pagó 75% pese a que la ejecución apenas llegaba a 42%. Además, la empresa pagó US$ 17.9 millones en sobornos. Al quedar inconclusa la obra, los daños materiales fueron aún mayores. El MP (Thelma Aldana) y la FECI (Juan Francisco Sandoval) llevaron el caso, con sospechoso hermetismo, ante un Tribunal de Mayor Riesgo (Erika Aifán). Inicialmente el Ministerio de Comunicaciones exigía reparaciones por Q. 600 millones. Pero todo quedó en nada.

Datos tomados de República, 16 junio 2020, Glenda Sánchez “El oscuro acuerdo del caso Odebrecht”. El enlace se encuentra al final de este artículo.

Los actos de corrupción política incluyen, pero no se limitan a: la compra de bienes o servicios sobrevalorados, la venta, usufructo, cesión, o concesión de bienes del Estado por debajo de su verdadero precio, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, el uso ilegítimo de información privilegiada; los sobornos, la extorsión, el tráfico de influencias, la malversación, el prevaricato, el abuso, la impunidad, el despotismo, o facilitar el lavado de dinero, el narcotráfico y la trata de personas.

Perseguir la corrupción suele ser mucho más complejo que perseguir el crimen en entidades privadas. El jueves 24 anterior, por ejemplo, el doctor Arredondo hizo una valiente exposición pública sobre la eventual corrupción en la compra de vacunas a Rusia. No están ni las vacunas ni la millonaria cifra pagada por ellas, afirmó Arredondo de manera contundente. Responsabilizó directamente a la Ministra de Salud, demandando la intervención de la Contraloría, del Ministerio Público, de la PDH, del Congreso y de la ciudadanía en general para no permitir que “los criminales se vuelvan multimillonarios con el dolor y sufrimiento de un pueblo”.

¿Será escuchada su demanda, que debiera ser de todos, o habrá impunidad?

En el discurso que pronunció la señora Harris cuando estuvo en Guatemala, dijo que hay una enorme preocupación en Estados Unidos sobre la corrupción en nuestro país. Agregó que la corrupción causa la pobreza que, a su vez, provoca que los guatemaltecos migren hacia el país del cual ella es vicepresidente. Tuvo una reunión privada con Giammattei, a cuyo término hubo una conferencia de prensa conjunta. En ella nuestro presidente lucía tan aturdido como un niño que ha recibido severo regaño.

Las explicaciones fueron enredadas e ininteligibles. Lo que ni Harris ni Giammattei pudieron (posiblemente no quisieron) explicar, lo expuso el “BRIEFING ROOM, FACT SHEET: U.S. – Guatemala Cooperation, of JUNE 07, 2021•STATEMENTS AND RELEASES” (las mayúsculas son de ellos). Copio lo concerniente a la corrupción política:

“Grupo de trabajo anticorrupción”

“El Departamento de Justicia, con el apoyo del Departamento de Estado, creará un grupo de trabajo anticorrupción que incluirá fiscales estadounidenses y expertos en el cumplimiento de la ley para investigar y procesar casos de corrupción con nexo en los Estados Unidos, Guatemala y la región. El grupo de trabajo incluirá tres componentes: 1) mayor enfoque de la Iniciativa global de cleptocracia para procesar casos de corrupción y confiscar activos obtenidos ilícitamente que surgen de la corrupción en Guatemala, El Salvador y Honduras 2) ampliar el número de asesores legales residentes para proporcionar capacidad- construcción, capacitación y tutoría basada en casos para el Ministerio Público de Guatemala, incluido el Fiscal Especial Contra la Impunidad (FECI), para construir casos de corrupción, y 3) una capacidad de respuesta rápida para desplegar fiscales y expertos en aplicación de la ley de EE. UU. para brindar tutoría para desarrollar casos de corrupción”. La traducción es de Google; las negritas son mías.

Debiéramos estar profundamente agradecidos con Estados Unidos y su gobierno por el interés que muestran en terminar con la corrupción política en Guatemala, flagelo que efectivamente nos ha alejado de ser lo que, por nuestra historia, debiéramos ser. La corrupción política nos ha convertido en un país que se encuentra, vergonzosamente, entre los de menor desarrollo en el mundo.

Confío que usted, estimado lector, no me considere un extremista, desconfiado, receloso, suspicaz…–o algo peor—, al recelar que el Departamento de Estado y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, bajo el liderazgo, nada menos que de la vicepresidente Harris, considerada la persona más importante del mundo actual, se tomen el trabajo de venir hasta nuestra pequeña y empobrecida Guatemala, plagada de políticos corruptos y deshonestos que la medran permanentemente.

¿De dónde surge tan intenso amor por Guatemala?

Fiscales y expertos de la ley, estadounidenses, gente con honorarios impagables por nosotros vendrán a combatir, en lugar de nosotros, el flagelo de la corrupción política bajo auspicios de ese gobierno. La tarea cuenta con todo el apoyo del Congreso de Estados Unidos, que autorizó los fondos para financiar el proyecto ¿Los tomó de lo asignado para combatir la corrupción propia dentro de sus fronteras? ¿Han sacrificado la investigación de actos corruptos cometidos en sus instituciones por los políticos corruptos de ese país, así como de los monopolios farmacéuticos, petroleros, bancarios, tecnológicos… que cooptan las acciones del Congreso y del gobierno federal? Todo un cuadro de generosidad excelsa. Demasiado bueno para ser verdad.

Y si no fuera verdad, ¿debería causarnos preocupación?

Tenemos demasiado fresco el recuerdo de la reunión que la señora Harris sostuvo con Gloria Porras quien enfrenta cargos precisamente por corrupción, con Thelma Aldana, prófuga de la justicia guatemalteca, y con las señoras Claudia Paz y Paz y Claudia Escobar, cuya trayectoria pública en Guatemala es, cuando menos, polémica.

Además, igual que los niños que se fotografían con Tribilín en Disney World, tanto la señora Harris como otros funcionarios de ese país, venidos recientemente a Guatemala han mantenido una sesión de fotos con el controversial fiscal de la FECI, Juan Carlos Sandoval, en abierto desafío al presidente Giammattei quien se refirió públicamente a Sandoval, asegurando que aplica la persecución penal de forma selectiva, politizando así la justicia. Ciertamente, hay múltiples sindicaciones judiciales contra Sandoval, incluyendo el caso Odebrecht, hechos que implican desde responsabilidad hasta crimen. Procesos todos que, contrario a prosperar, han sido sospechosamente silenciados.

También debiera ser causa de inquietud la designación del señor Todd Robinson como Subsecretario Antinarcóticos del Departamento de Estado. Robinson, de la más ingrata recordación en Guatemala, fue abiertamente ofensivo contra nuestra soberanía. Un embajador sacado del arrabal, poseedor de una pésima educación que le permitió encaramarse al podio presidencial, lo que constituyó además de un gran abuso, un grave insulto a nuestro país.

Creo que debiera verse con suma preocupación la participación de la congresista estadounidense nacida en Escuintla, la señora Norma Torres quien ha estado atacando fuerte y groseramente a los presidentes de El Salvador, Honduras y Guatemala. Al presidente de Honduras lo llamó narcotraficante, dijo que el presidente de El Salvador era racista y al presidente de Guatemala, lo tildó de corrupto. Aseguró que los tres países tenemos narcogobiernos.

Desde el año pasado la señora Torres ha estado promoviendo una “Lista Engel” que contendría el nombre de personajes corruptos de Guatemala, El Salvador y Honduras. La presentación ha sido pospuesta varias veces. Empero, las declaraciones de Torres dieron lugar a que en Internet surgieran muchas listas, todas apócrifas pero capaces de dañar el prestigio de las personas que mencionan.

Tal vez un experto como Rodrigo Polo pueda identificar el origen de esas listas, pero para los demás es casi un misterio. “Casi”, porque hay ciertas pistas. Los listados mencionan a políticos de mala reputación vinculados a partidos de derecha, empresarios exitosos y algunas personas identificadas dentro de la derecha nacional. No hay ningún personaje de izquierda. Los partidos de izquierda parecieran estar formados por angelitos, a pesar de tener a conocidos asesinos, secuestradores, violadores, extorsionistas y terroristas entre ellos.

Así, es posible visualizar nuevos listados confeccionados en las filas de la izquierda. Tanto en su sector radical como en el moderado. Algunos miembros de las oenegés podrían convertirse en fabricantes de listados de sus enemigos políticos. Incluso con el consentimiento de sus financistas de Europa, Estados Unidos y Canadá o de magnates que buscan reducir la población mundial. Tales listados llegarían a algún (o alguna) congresista de EU para terminar de manera semi oficial u oficial en manos de la vicepresidente Harris. Ella consultaría esos nombres con sus cuatro amigotas guatemaltecas quienes las aprobarían.

Después, el listado regresaría a Guatemala convertido en una “Lista Engel” que terminaría en manos de la Fuerza de Tarea quienes, trabajando con la FECI, seguirían el procedimiento de la CICIG: Conferencia de prensa con inculpaciones, alguna llamada telefónica, un email falso, un testigo protegido o un colaborador eficaz y el sindicado entra en una interminable espera que lo hace considerar el suicidio como opción válida

Adiós al sistema judicial, al derecho de defensa y al debido proceso. Si hoy estamos pésimamente mal, habremos de entender, a la mala, que siempre es posible estar peor.

El presidente Giammattei se ha forjado la reputación de tener un temperamento explosivo. Se enoja con suma facilidad y pierde los estribos. En 2019, en la casa de campaña llegó en más de una ocasión a repartir muletazos. Tanto que después, sus seguidores ponían las muletas fuera de su alcance. De Presidente, su intolerancia a una opinión divergente era aún mayor. No termino de entender qué hizo la señora Harris para convertirlo en un corderito empurrado. Lo debió intimidar de alguna manera, pero quedó claro que no puede con ella, mientras ella sí puede con él.

Creo que Giammattei debería, por el bien de nuestra nación, acercarse al presidente Bukele y junto con el presidente de Honduras, ofrecer apoyo al primero y establecer acuerdos entre los tres países para que cualquier convenio deba ser ratificado por los tres antes de surtir efecto.

Además, Giammattei debiera anunciar públicamente que le retira la visa a Todd Robinson.

Artículo citado
https://republica.gt/2020/06/16/el-acuerdo-oscuro-del-caso-odebrecht/

Corrupción política

Fernando García Molina
01 de julio, 2021

La corrupción política conlleva la participación de uno o más entes oficiales. Un acto corrupto por parte de una persona o entidad privada recibe el nombre de crimen y está sujeto a las leyes del país encargadas de la persecución y castigo de los responsables. En tal acto el ofendido es una persona o un grupo reducido de personas. Por ejemplo, si un tendero anuncia que vende “libras” de frijol, pero lo hace en paquetes de solo 14 onzas sus clientes, los perjudicados, pueden demandar al tendero, en lo individual o como grupo, ante las entidades de justicia.

Por lo contrario, en un acto de corrupción política se perjudica a todo el país, directa o indirectamente. Al contratar a Odebrecht para ampliar la carretera Cocales – Tecún Umán, el Estado suscribió un contrato de Q. 2 millardos. Pagó 75% pese a que la ejecución apenas llegaba a 42%. Además, la empresa pagó US$ 17.9 millones en sobornos. Al quedar inconclusa la obra, los daños materiales fueron aún mayores. El MP (Thelma Aldana) y la FECI (Juan Francisco Sandoval) llevaron el caso, con sospechoso hermetismo, ante un Tribunal de Mayor Riesgo (Erika Aifán). Inicialmente el Ministerio de Comunicaciones exigía reparaciones por Q. 600 millones. Pero todo quedó en nada.

Datos tomados de República, 16 junio 2020, Glenda Sánchez “El oscuro acuerdo del caso Odebrecht”. El enlace se encuentra al final de este artículo.

Los actos de corrupción política incluyen, pero no se limitan a: la compra de bienes o servicios sobrevalorados, la venta, usufructo, cesión, o concesión de bienes del Estado por debajo de su verdadero precio, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, el uso ilegítimo de información privilegiada; los sobornos, la extorsión, el tráfico de influencias, la malversación, el prevaricato, el abuso, la impunidad, el despotismo, o facilitar el lavado de dinero, el narcotráfico y la trata de personas.

Perseguir la corrupción suele ser mucho más complejo que perseguir el crimen en entidades privadas. El jueves 24 anterior, por ejemplo, el doctor Arredondo hizo una valiente exposición pública sobre la eventual corrupción en la compra de vacunas a Rusia. No están ni las vacunas ni la millonaria cifra pagada por ellas, afirmó Arredondo de manera contundente. Responsabilizó directamente a la Ministra de Salud, demandando la intervención de la Contraloría, del Ministerio Público, de la PDH, del Congreso y de la ciudadanía en general para no permitir que “los criminales se vuelvan multimillonarios con el dolor y sufrimiento de un pueblo”.

¿Será escuchada su demanda, que debiera ser de todos, o habrá impunidad?

En el discurso que pronunció la señora Harris cuando estuvo en Guatemala, dijo que hay una enorme preocupación en Estados Unidos sobre la corrupción en nuestro país. Agregó que la corrupción causa la pobreza que, a su vez, provoca que los guatemaltecos migren hacia el país del cual ella es vicepresidente. Tuvo una reunión privada con Giammattei, a cuyo término hubo una conferencia de prensa conjunta. En ella nuestro presidente lucía tan aturdido como un niño que ha recibido severo regaño.

Las explicaciones fueron enredadas e ininteligibles. Lo que ni Harris ni Giammattei pudieron (posiblemente no quisieron) explicar, lo expuso el “BRIEFING ROOM, FACT SHEET: U.S. – Guatemala Cooperation, of JUNE 07, 2021•STATEMENTS AND RELEASES” (las mayúsculas son de ellos). Copio lo concerniente a la corrupción política:

“Grupo de trabajo anticorrupción”

“El Departamento de Justicia, con el apoyo del Departamento de Estado, creará un grupo de trabajo anticorrupción que incluirá fiscales estadounidenses y expertos en el cumplimiento de la ley para investigar y procesar casos de corrupción con nexo en los Estados Unidos, Guatemala y la región. El grupo de trabajo incluirá tres componentes: 1) mayor enfoque de la Iniciativa global de cleptocracia para procesar casos de corrupción y confiscar activos obtenidos ilícitamente que surgen de la corrupción en Guatemala, El Salvador y Honduras 2) ampliar el número de asesores legales residentes para proporcionar capacidad- construcción, capacitación y tutoría basada en casos para el Ministerio Público de Guatemala, incluido el Fiscal Especial Contra la Impunidad (FECI), para construir casos de corrupción, y 3) una capacidad de respuesta rápida para desplegar fiscales y expertos en aplicación de la ley de EE. UU. para brindar tutoría para desarrollar casos de corrupción”. La traducción es de Google; las negritas son mías.

Debiéramos estar profundamente agradecidos con Estados Unidos y su gobierno por el interés que muestran en terminar con la corrupción política en Guatemala, flagelo que efectivamente nos ha alejado de ser lo que, por nuestra historia, debiéramos ser. La corrupción política nos ha convertido en un país que se encuentra, vergonzosamente, entre los de menor desarrollo en el mundo.

Confío que usted, estimado lector, no me considere un extremista, desconfiado, receloso, suspicaz…–o algo peor—, al recelar que el Departamento de Estado y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, bajo el liderazgo, nada menos que de la vicepresidente Harris, considerada la persona más importante del mundo actual, se tomen el trabajo de venir hasta nuestra pequeña y empobrecida Guatemala, plagada de políticos corruptos y deshonestos que la medran permanentemente.

¿De dónde surge tan intenso amor por Guatemala?

Fiscales y expertos de la ley, estadounidenses, gente con honorarios impagables por nosotros vendrán a combatir, en lugar de nosotros, el flagelo de la corrupción política bajo auspicios de ese gobierno. La tarea cuenta con todo el apoyo del Congreso de Estados Unidos, que autorizó los fondos para financiar el proyecto ¿Los tomó de lo asignado para combatir la corrupción propia dentro de sus fronteras? ¿Han sacrificado la investigación de actos corruptos cometidos en sus instituciones por los políticos corruptos de ese país, así como de los monopolios farmacéuticos, petroleros, bancarios, tecnológicos… que cooptan las acciones del Congreso y del gobierno federal? Todo un cuadro de generosidad excelsa. Demasiado bueno para ser verdad.

Y si no fuera verdad, ¿debería causarnos preocupación?

Tenemos demasiado fresco el recuerdo de la reunión que la señora Harris sostuvo con Gloria Porras quien enfrenta cargos precisamente por corrupción, con Thelma Aldana, prófuga de la justicia guatemalteca, y con las señoras Claudia Paz y Paz y Claudia Escobar, cuya trayectoria pública en Guatemala es, cuando menos, polémica.

Además, igual que los niños que se fotografían con Tribilín en Disney World, tanto la señora Harris como otros funcionarios de ese país, venidos recientemente a Guatemala han mantenido una sesión de fotos con el controversial fiscal de la FECI, Juan Carlos Sandoval, en abierto desafío al presidente Giammattei quien se refirió públicamente a Sandoval, asegurando que aplica la persecución penal de forma selectiva, politizando así la justicia. Ciertamente, hay múltiples sindicaciones judiciales contra Sandoval, incluyendo el caso Odebrecht, hechos que implican desde responsabilidad hasta crimen. Procesos todos que, contrario a prosperar, han sido sospechosamente silenciados.

También debiera ser causa de inquietud la designación del señor Todd Robinson como Subsecretario Antinarcóticos del Departamento de Estado. Robinson, de la más ingrata recordación en Guatemala, fue abiertamente ofensivo contra nuestra soberanía. Un embajador sacado del arrabal, poseedor de una pésima educación que le permitió encaramarse al podio presidencial, lo que constituyó además de un gran abuso, un grave insulto a nuestro país.

Creo que debiera verse con suma preocupación la participación de la congresista estadounidense nacida en Escuintla, la señora Norma Torres quien ha estado atacando fuerte y groseramente a los presidentes de El Salvador, Honduras y Guatemala. Al presidente de Honduras lo llamó narcotraficante, dijo que el presidente de El Salvador era racista y al presidente de Guatemala, lo tildó de corrupto. Aseguró que los tres países tenemos narcogobiernos.

Desde el año pasado la señora Torres ha estado promoviendo una “Lista Engel” que contendría el nombre de personajes corruptos de Guatemala, El Salvador y Honduras. La presentación ha sido pospuesta varias veces. Empero, las declaraciones de Torres dieron lugar a que en Internet surgieran muchas listas, todas apócrifas pero capaces de dañar el prestigio de las personas que mencionan.

Tal vez un experto como Rodrigo Polo pueda identificar el origen de esas listas, pero para los demás es casi un misterio. “Casi”, porque hay ciertas pistas. Los listados mencionan a políticos de mala reputación vinculados a partidos de derecha, empresarios exitosos y algunas personas identificadas dentro de la derecha nacional. No hay ningún personaje de izquierda. Los partidos de izquierda parecieran estar formados por angelitos, a pesar de tener a conocidos asesinos, secuestradores, violadores, extorsionistas y terroristas entre ellos.

Así, es posible visualizar nuevos listados confeccionados en las filas de la izquierda. Tanto en su sector radical como en el moderado. Algunos miembros de las oenegés podrían convertirse en fabricantes de listados de sus enemigos políticos. Incluso con el consentimiento de sus financistas de Europa, Estados Unidos y Canadá o de magnates que buscan reducir la población mundial. Tales listados llegarían a algún (o alguna) congresista de EU para terminar de manera semi oficial u oficial en manos de la vicepresidente Harris. Ella consultaría esos nombres con sus cuatro amigotas guatemaltecas quienes las aprobarían.

Después, el listado regresaría a Guatemala convertido en una “Lista Engel” que terminaría en manos de la Fuerza de Tarea quienes, trabajando con la FECI, seguirían el procedimiento de la CICIG: Conferencia de prensa con inculpaciones, alguna llamada telefónica, un email falso, un testigo protegido o un colaborador eficaz y el sindicado entra en una interminable espera que lo hace considerar el suicidio como opción válida

Adiós al sistema judicial, al derecho de defensa y al debido proceso. Si hoy estamos pésimamente mal, habremos de entender, a la mala, que siempre es posible estar peor.

El presidente Giammattei se ha forjado la reputación de tener un temperamento explosivo. Se enoja con suma facilidad y pierde los estribos. En 2019, en la casa de campaña llegó en más de una ocasión a repartir muletazos. Tanto que después, sus seguidores ponían las muletas fuera de su alcance. De Presidente, su intolerancia a una opinión divergente era aún mayor. No termino de entender qué hizo la señora Harris para convertirlo en un corderito empurrado. Lo debió intimidar de alguna manera, pero quedó claro que no puede con ella, mientras ella sí puede con él.

Creo que Giammattei debería, por el bien de nuestra nación, acercarse al presidente Bukele y junto con el presidente de Honduras, ofrecer apoyo al primero y establecer acuerdos entre los tres países para que cualquier convenio deba ser ratificado por los tres antes de surtir efecto.

Además, Giammattei debiera anunciar públicamente que le retira la visa a Todd Robinson.

Artículo citado
https://republica.gt/2020/06/16/el-acuerdo-oscuro-del-caso-odebrecht/