“Hoy yo te invito a caminar por mis solares. Pa’ demostrarte de qué sirven tus ideales. Somos humanos aunque no pensemos iguales. No nos tratemos ni dañemos como animales”.
Gente de Zona
Así canta el grupo cubano de oposición intelectual reggaetonera Gente de Zona. Los invito a ver el videoclip. No me gusta este tipo de música pero escuché la letra y realmente despierta una serie de sentimientos y emociones, empezando por el de impotencia. La canción es un reclamo, una protesta y una descripción de las carencias que se viven en la isla de Cuba.
Por más que el régimen haya insistido en resaltar las supuestas bondades del comunismo a lo largo de los 68 años desde que fue impuesto, estos jóvenes reggaetoneros han roto el silencio, la censura y las infinitas prohibiciones que imponen los comunistas en el poder y han salido a denunciar el fracaso de este sistema destructor de libertades.
Muchos han dicho, a lo largo de los años, que las nuevas generaciones ya nacieron bajo esta opresión y, al desconocer lo que es vivir en un sistema de libre mercado, ya no luchan por salir de él pues se han acomodado y no conocen otra cosa. “Gente de Zona” está demostrando que no es así. Le están cantando a los jóvenes como ellos que han crecido con demasiadas limitaciones bajo un sistema opresor. El éxito ha sido tal que, al momento de escribir esta nota, el videoclip llevaba ya 6,700,646 vistas, habiéndose estrenado el 16 de febrero de este año.
“Patria y Vida” surge como contrapeso del slogan utilizado por los comunistas, “Patria o Muerte”. Es un llamado a la vida, a defender a la patria que los vio nacer, a apostar por lo bueno y positivo y a enfrentarse a todo aquello oscuro que necesita implantarse por la fuerza pues, por voluntad propia, nadie aceptaría.
Mientras tanto, los chapines seguimos con nuestro “día a día”, viendo desde lejos las innumerables protestas desatadas en Cuba. Cientos de miles de personas claman por el fin de ese sistema opresor que los tiene en la miseria. No sabemos con certeza qué desató esas protestas, pero se han extendido a lo largo y ancho del país. ¿Por qué, después de 68 años de podredumbre, los isleños salieron a las calles a reclamar por sus derechos más básicos? He leído diversas opiniones al respecto. Espero y deseo que tengan un final feliz.
¿Ya nos dimos cuenta que esa misma gente nos está llevando al mismo abismo? ¿O creemos que a nosotros no nos pasará? Eso de “yo no me meto en política” se volvió el comentario políticamente correcto hace muchos años. En aquella época era porque “es sucia y deshonesta y prefiero no meterme”. Ahora es “porque tengo mucho qué hacer, mi trabajo no me lo permite, no tengo tiempo, eso de la política no es conmigo”, y tantas otras excusas.
Sin embargo, nos quejamos del presidente de turno, de su gabinete y de todo funcionario de mayor o menor rango que nos impide avanzar con un trámite, obstaculiza la obtención de un permiso o licencia, y, por supuesto, es corrupto. Lo que no nos damos cuenta es que nos han metido ya en un túnel del que no se sale (68 años en Cuba). Con un gobierno cada vez más grande que impone más y más controles y limita nuestra libertad de actuar y decidir, en el marco de la ley, caminamos más hacia adentro de ese largo y escabroso túnel llamado comunismo, progresismo, socialismo o cualquier otro nombre que le quieran dar.
Los controles a nuestras vidas son impuestos por voluntad de quien dirige cada entidad de gobierno. Pero muchos se han adentrado en el túnel, criticando y sancionando moralmente a aquellos que no queremos meternos allí. El lenguaje inclusivo, la aceptación de privilegios para los LGBTIQ, los pobres, los que mantienen vivo el racismo y la discriminación, y un largo etcétera, son los pasos gigantes hacia la profunidad del túnel. En corto: ya estamos en un sistema con demasiadas características socialistas, progres o como quiera llamarlas.
Habemos muchos gritando “patria y vida” constantemente, por medio de columnas de opinión como esta, pero principalmente por medio de las redes sociales que ahora nos permiten opinar usando nuestro teléfono y llegando a muchísimas personas. Hace falta que esas voces se escuchen más y eso se logra con la adhesión de miles de nuevas que digan ¡hasta aquí!, perdiendo el miedo a opinar y a pensar diferente a esos pocos que hacen mucho ruido.
Ojalá no pasemos 68 años más, añorando nuestra vida en libertad, lamentando no habernos involucrado cuando nuestra patria lo pidió a gritos. Estamos en agonía leve, aún. Seamos “gente de zona” y empecemos a gritar ¡ya basta!
“Hoy yo te invito a caminar por mis solares. Pa’ demostrarte de qué sirven tus ideales. Somos humanos aunque no pensemos iguales. No nos tratemos ni dañemos como animales”.
Gente de Zona
Así canta el grupo cubano de oposición intelectual reggaetonera Gente de Zona. Los invito a ver el videoclip. No me gusta este tipo de música pero escuché la letra y realmente despierta una serie de sentimientos y emociones, empezando por el de impotencia. La canción es un reclamo, una protesta y una descripción de las carencias que se viven en la isla de Cuba.
Por más que el régimen haya insistido en resaltar las supuestas bondades del comunismo a lo largo de los 68 años desde que fue impuesto, estos jóvenes reggaetoneros han roto el silencio, la censura y las infinitas prohibiciones que imponen los comunistas en el poder y han salido a denunciar el fracaso de este sistema destructor de libertades.
Muchos han dicho, a lo largo de los años, que las nuevas generaciones ya nacieron bajo esta opresión y, al desconocer lo que es vivir en un sistema de libre mercado, ya no luchan por salir de él pues se han acomodado y no conocen otra cosa. “Gente de Zona” está demostrando que no es así. Le están cantando a los jóvenes como ellos que han crecido con demasiadas limitaciones bajo un sistema opresor. El éxito ha sido tal que, al momento de escribir esta nota, el videoclip llevaba ya 6,700,646 vistas, habiéndose estrenado el 16 de febrero de este año.
“Patria y Vida” surge como contrapeso del slogan utilizado por los comunistas, “Patria o Muerte”. Es un llamado a la vida, a defender a la patria que los vio nacer, a apostar por lo bueno y positivo y a enfrentarse a todo aquello oscuro que necesita implantarse por la fuerza pues, por voluntad propia, nadie aceptaría.
Mientras tanto, los chapines seguimos con nuestro “día a día”, viendo desde lejos las innumerables protestas desatadas en Cuba. Cientos de miles de personas claman por el fin de ese sistema opresor que los tiene en la miseria. No sabemos con certeza qué desató esas protestas, pero se han extendido a lo largo y ancho del país. ¿Por qué, después de 68 años de podredumbre, los isleños salieron a las calles a reclamar por sus derechos más básicos? He leído diversas opiniones al respecto. Espero y deseo que tengan un final feliz.
¿Ya nos dimos cuenta que esa misma gente nos está llevando al mismo abismo? ¿O creemos que a nosotros no nos pasará? Eso de “yo no me meto en política” se volvió el comentario políticamente correcto hace muchos años. En aquella época era porque “es sucia y deshonesta y prefiero no meterme”. Ahora es “porque tengo mucho qué hacer, mi trabajo no me lo permite, no tengo tiempo, eso de la política no es conmigo”, y tantas otras excusas.
Sin embargo, nos quejamos del presidente de turno, de su gabinete y de todo funcionario de mayor o menor rango que nos impide avanzar con un trámite, obstaculiza la obtención de un permiso o licencia, y, por supuesto, es corrupto. Lo que no nos damos cuenta es que nos han metido ya en un túnel del que no se sale (68 años en Cuba). Con un gobierno cada vez más grande que impone más y más controles y limita nuestra libertad de actuar y decidir, en el marco de la ley, caminamos más hacia adentro de ese largo y escabroso túnel llamado comunismo, progresismo, socialismo o cualquier otro nombre que le quieran dar.
Los controles a nuestras vidas son impuestos por voluntad de quien dirige cada entidad de gobierno. Pero muchos se han adentrado en el túnel, criticando y sancionando moralmente a aquellos que no queremos meternos allí. El lenguaje inclusivo, la aceptación de privilegios para los LGBTIQ, los pobres, los que mantienen vivo el racismo y la discriminación, y un largo etcétera, son los pasos gigantes hacia la profunidad del túnel. En corto: ya estamos en un sistema con demasiadas características socialistas, progres o como quiera llamarlas.
Habemos muchos gritando “patria y vida” constantemente, por medio de columnas de opinión como esta, pero principalmente por medio de las redes sociales que ahora nos permiten opinar usando nuestro teléfono y llegando a muchísimas personas. Hace falta que esas voces se escuchen más y eso se logra con la adhesión de miles de nuevas que digan ¡hasta aquí!, perdiendo el miedo a opinar y a pensar diferente a esos pocos que hacen mucho ruido.
Ojalá no pasemos 68 años más, añorando nuestra vida en libertad, lamentando no habernos involucrado cuando nuestra patria lo pidió a gritos. Estamos en agonía leve, aún. Seamos “gente de zona” y empecemos a gritar ¡ya basta!