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Una propuesta para salir del enredo

Redacción
27 de julio, 2021

Parece que existe cada vez más incertidumbre para el futuro de nuestro país. Los buenos momentos económicos, políticos y sociales que se lograron vivir en ciertos momentos de este siglo están desapareciendo, algunos poco a poco y otros de la noche a la mañana. Los liderazgos políticos están apagados o totalmente polarizados, abriendo camino a una posible confrontación de dimensiones que habíamos dejado olvidadas. En esta columna pretendo esbozar un escenario optimista para salir del enredo en el que estamos.

Para que el escenario optimista ocurra se necesita que varias acciones positivas ocurran en muy poco tiempo. Esto significa que nuestro país necesita un “Big Bang” de buenas políticas que cambien el rumbo. Como países que han cambiado de manejar del lado derecho al lado izquierdo o viceversa, nuestro país necesita un cambio completo de paradigma que ocurra en muy poco tiempo y que se base en una coordinación completa de la sociedad.

¿Cuáles podrían ser esas políticas? Cada vez creo menos en los cambios pequeños y pienso que bajo la situación actual necesitamos medidas un poco más drásticas. No se necesitan pequeños cambios a la Ley Electoral, se necesita prácticamente cambiarla de pies a cabeza. No se necesita fomentar la carrera meritocrática en el servicio civil, se necesita un cambio completo en la administración pública (que incluya como base la meritocracia). No se necesita una carrera judicial, se necesita un sistema judicial completamente distinto. No se necesita “luchar contra la corrupción”, se necesita erradicarla por medio de acciones coordinadas de la sociedad.

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En este escenario, el resultado es una coalición de intereses en pro del desarrollo del país. Como muchos lo tienen claro, para empezar a cambiar este país hay que empezar por el Congreso. Pero eso es imposible si los partidos políticos desaparecen cada 8 años, son incapaces de formar coaliciones o de incrementar su capital político en cada elección. Para alcanzar dicha coalición se necesitan por lo menos 81 diputados, idealmente si fuesen por lo menos 105, disciplinados y que tengan una agenda clara. Con el sistema de partidos políticos actual eso es prácticamente imposible.

El sistema de partidos políticos fomenta la canibalización de los partidos, una fragmentación desmedida y dificulta la capacidad de formar coaliciones. Para alguien que quiere participar en política es más fácil hacer un partido político propio que participar en uno ya existente, incluso si hacer un nuevo partido político también sea complicado. Un partido político que quiera expandir su presencia territorial para participar en más elecciones se enfrentará con barreras económicas y financieras, así como también con los cacicazgos y redes clientelares ya establecidas.

¿Cómo solucionar esto con las reglas actuales? Se necesita de mucha, mucha coordinación. Obtener una gran cantidad de escaños con un sistema de representación proporcional de minorías requiere que los votantes elijan un solo proyecto político para votar en todas las listas y que esto ocurra masivamente. Un votante debe saber que otros votantes votarán como el, para que sepa que su esfuerzo está valiendo la pena. Esto, asumiendo que la disciplina partidaria en dicho partido político es lo suficiente como para mantenerlo cohesionado y los candidatos son lo suficiente confiables para generar dicho efecto en los votantes.

¿Qué ejemplos existen de dicha coordinación? Las manifestaciones del 2015 podrían ser un ejemplo. La gran cantidad de manifestantes es un ejemplo de esa coordinación entre individuos en la sociedad. No solo había una causa fácil de apoyar, sino que sabías que las demás personas (conocidos, amigos y familiares) también la estaban apoyando y también irían a manifestar. ¿El resultado? Manifestaciones de miles de personas, cosa que no se ha vuelto a ver desde entonces. ¿Se puede alcanzar lo mismo en términos electorales? Espero que sí.

Otra posibilidad que existe, aprovechando la fragmentación que provoca el sistema electoral, es formar una coalición de partidos políticos que tengan clara una agenda en común. Hacer coaliciones pre electorales en las que dos partidos presentan un solo listado es prácticamente un desperdicio, ambos saldrían perdiendo, posiblemente obteniendo menor representación que si hubieran corrido por separado. Una coalición post electoral tiene más sentido, se podría aprovechar la representación proporcional de minorías para integran una sola gran coalición mayoritaria posterior a las elecciones.

El peso de esta propuesta recae en dos momentos críticos. El primero es posicionar dicha coalición ante la opinión pública para que los votantes tengan claro por quiénes si votar y por quiénes no. Dicha coalición debe ser lo suficientemente amplia como para que uno como votante pueda elegir una opción con la que uno simpatice ideológicamente. Además, debe existir un compromiso común creíble que le de confianza a los votantes para que elijan solamente dentro de esa coalición, evitando perder votos.

El segundo momento crítico es la capacidad de mantener dicha coalición después de las elecciones. Los compromisos establecidos antes de las elecciones se deben mantener a pesar de los resultados, sean más favorables para unos que para otros. Solo así habrá confianza en que la coalición es verdadera y se mantendrá a largo plazo. Se debe mantener la disciplina para que sea una coalición propositiva en la que se puedan hacer los cambios mencionados previamente.

No se si estoy pecando de ingenuo, pero cada vez creo que estamos cerca de perder la última oportunidad para salir de este enredo. Como he mencionado en columnas anteriores, la polarización va en aumento y la tensión es cada vez más palpable. En lo personal, creo que lo más conveniente para todos los guatemaltecos es evitar que esto se salga de control. Las salidas violentas a las crisis políticas siempre están a la vuelta de la esquina y es nuestro deber elegir por cuál vía queremos cruzar.

Una propuesta para salir del enredo

Redacción
27 de julio, 2021

Parece que existe cada vez más incertidumbre para el futuro de nuestro país. Los buenos momentos económicos, políticos y sociales que se lograron vivir en ciertos momentos de este siglo están desapareciendo, algunos poco a poco y otros de la noche a la mañana. Los liderazgos políticos están apagados o totalmente polarizados, abriendo camino a una posible confrontación de dimensiones que habíamos dejado olvidadas. En esta columna pretendo esbozar un escenario optimista para salir del enredo en el que estamos.

Para que el escenario optimista ocurra se necesita que varias acciones positivas ocurran en muy poco tiempo. Esto significa que nuestro país necesita un “Big Bang” de buenas políticas que cambien el rumbo. Como países que han cambiado de manejar del lado derecho al lado izquierdo o viceversa, nuestro país necesita un cambio completo de paradigma que ocurra en muy poco tiempo y que se base en una coordinación completa de la sociedad.

¿Cuáles podrían ser esas políticas? Cada vez creo menos en los cambios pequeños y pienso que bajo la situación actual necesitamos medidas un poco más drásticas. No se necesitan pequeños cambios a la Ley Electoral, se necesita prácticamente cambiarla de pies a cabeza. No se necesita fomentar la carrera meritocrática en el servicio civil, se necesita un cambio completo en la administración pública (que incluya como base la meritocracia). No se necesita una carrera judicial, se necesita un sistema judicial completamente distinto. No se necesita “luchar contra la corrupción”, se necesita erradicarla por medio de acciones coordinadas de la sociedad.

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En este escenario, el resultado es una coalición de intereses en pro del desarrollo del país. Como muchos lo tienen claro, para empezar a cambiar este país hay que empezar por el Congreso. Pero eso es imposible si los partidos políticos desaparecen cada 8 años, son incapaces de formar coaliciones o de incrementar su capital político en cada elección. Para alcanzar dicha coalición se necesitan por lo menos 81 diputados, idealmente si fuesen por lo menos 105, disciplinados y que tengan una agenda clara. Con el sistema de partidos políticos actual eso es prácticamente imposible.

El sistema de partidos políticos fomenta la canibalización de los partidos, una fragmentación desmedida y dificulta la capacidad de formar coaliciones. Para alguien que quiere participar en política es más fácil hacer un partido político propio que participar en uno ya existente, incluso si hacer un nuevo partido político también sea complicado. Un partido político que quiera expandir su presencia territorial para participar en más elecciones se enfrentará con barreras económicas y financieras, así como también con los cacicazgos y redes clientelares ya establecidas.

¿Cómo solucionar esto con las reglas actuales? Se necesita de mucha, mucha coordinación. Obtener una gran cantidad de escaños con un sistema de representación proporcional de minorías requiere que los votantes elijan un solo proyecto político para votar en todas las listas y que esto ocurra masivamente. Un votante debe saber que otros votantes votarán como el, para que sepa que su esfuerzo está valiendo la pena. Esto, asumiendo que la disciplina partidaria en dicho partido político es lo suficiente como para mantenerlo cohesionado y los candidatos son lo suficiente confiables para generar dicho efecto en los votantes.

¿Qué ejemplos existen de dicha coordinación? Las manifestaciones del 2015 podrían ser un ejemplo. La gran cantidad de manifestantes es un ejemplo de esa coordinación entre individuos en la sociedad. No solo había una causa fácil de apoyar, sino que sabías que las demás personas (conocidos, amigos y familiares) también la estaban apoyando y también irían a manifestar. ¿El resultado? Manifestaciones de miles de personas, cosa que no se ha vuelto a ver desde entonces. ¿Se puede alcanzar lo mismo en términos electorales? Espero que sí.

Otra posibilidad que existe, aprovechando la fragmentación que provoca el sistema electoral, es formar una coalición de partidos políticos que tengan clara una agenda en común. Hacer coaliciones pre electorales en las que dos partidos presentan un solo listado es prácticamente un desperdicio, ambos saldrían perdiendo, posiblemente obteniendo menor representación que si hubieran corrido por separado. Una coalición post electoral tiene más sentido, se podría aprovechar la representación proporcional de minorías para integran una sola gran coalición mayoritaria posterior a las elecciones.

El peso de esta propuesta recae en dos momentos críticos. El primero es posicionar dicha coalición ante la opinión pública para que los votantes tengan claro por quiénes si votar y por quiénes no. Dicha coalición debe ser lo suficientemente amplia como para que uno como votante pueda elegir una opción con la que uno simpatice ideológicamente. Además, debe existir un compromiso común creíble que le de confianza a los votantes para que elijan solamente dentro de esa coalición, evitando perder votos.

El segundo momento crítico es la capacidad de mantener dicha coalición después de las elecciones. Los compromisos establecidos antes de las elecciones se deben mantener a pesar de los resultados, sean más favorables para unos que para otros. Solo así habrá confianza en que la coalición es verdadera y se mantendrá a largo plazo. Se debe mantener la disciplina para que sea una coalición propositiva en la que se puedan hacer los cambios mencionados previamente.

No se si estoy pecando de ingenuo, pero cada vez creo que estamos cerca de perder la última oportunidad para salir de este enredo. Como he mencionado en columnas anteriores, la polarización va en aumento y la tensión es cada vez más palpable. En lo personal, creo que lo más conveniente para todos los guatemaltecos es evitar que esto se salga de control. Las salidas violentas a las crisis políticas siempre están a la vuelta de la esquina y es nuestro deber elegir por cuál vía queremos cruzar.