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Los periodistas activistas y la falsa narrativa del paro.

Nicholas Virzi
29 de julio, 2021

El caso del mal llamado paro en Guatemala es una buena oportunidad de analizar el actuar de los medios y las razones porque han perdido tanta legitimidad y credibilidad ante muchos ciudadanos. Los promotores del paro incluyen a periodistas y reporteros que promueven, convocan y celebran a los bloqueos, lo cual los tendría que descalificar como fuentes creíbles de información acerca de los mismos. Los periodistas supuestamente tendrían que cubrir la noticia del paro de una manera mínimamente objetiva para poder informar al público sobre los hechos. Esto no lo pueden hacer desde su postura de porristas de los bloqueos.  

Los periodistas guatemaltecos parecen tomar lecciones de sus colegas en Estados Unidos, que también han pasado del periodismo al activismo. Según datos de EEUU, las consecuencias del activismo periodístico han sido muy negativas. La confianza en los medios ha caído a su mínimo histórico.  Según una encuesta de Edelman, el 58 por ciento de los respondientes piensa que “la mayoría de los medios está más preocupada por apoyar una ideología o posición política que por informar al público”. Y el 56 por ciento cree que los medios “intencionalmente tratan de engañar a la gente diciendo cosas que saben que son falsas o exageraciones graves”.  Esa desconfianza se debe, en gran parte, a una creencia generalizada de que reportar las noticias no es la primera prioridad para los reporteros.

La experiencia americana presenta lecciones para el periodismo en Guatemala, lecciones que parece que los periodistas prefieren ignorar. Según un reportaje de Saman Malik y Sarah Peterson de CBC News, los estadunidenses consumieron más noticias que nunca en 2020. Esto fue debido a la pandemia, las elecciones presidenciales y los disturbios violentos en contra del racismo. ¿Y qué pasó cuando la gente puso más atención a los medios? A medida que las personas consumían más noticias, también perdieron confianza en los medios. Según una encuesta de Gallup, el porcentaje de respondientes que no confían en los medios de comunicación alcanzó un récord en 2020. Un 60 por ciento dijo que tienen poca o “ninguna confianza en absoluto” en los medios. Los medios guatemaltecos haría bien en tomar nota que el activismo político de parte de periodistas puede traer más audiencia y, a la vez, menos credibilidad.

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Según Benjamin Mannes del medio TownHall, entre las lecciones aprendidas en 2020, una de las más importantes es la necesidad de que los editores y productores de las salas de redacción en los principales medios de comunicación regresen a los estándares profesionales del periodismo. Mannes opina que el abandono del estándar de mantener una línea divisora entre noticias y reportajes de opinión ha provocado una desconfianza mensurable y creciente en los medios de comunicación. Lo mismo pasa en Guatemala cuando periodistas convocan a causas que ellos mismos cubren de manera intencionadamente sesgada. Cuando se refieren a bloqueos forzados que violentan los derechos de las personas como paro y manifestación legítima, no engañan a nadie.  

El problema en EEUU llegó a un punto crítico durante el verano de protestas en 2020 que los medios insistían que eran “en su mayoría pacíficas”.  Episodios notables de disturbios, saqueos y violencia fueron ignorados por los medios, que se echaron la tarea de mover la narrativa de los manifestantes violentos en vez de reportar objetivamente los hechos, con un mínimo de balance objetivo. Lo mismo pasa en Guatemala con el mal llamado paro. Si fuera tan popular y democrático el movimiento, no tendrían que recurrir a la fuerza y medidas de hecho para convencer a la gente de sumarse a su causa. Los periodistas activistas no preguntarán a los manifestantes sobre esas cuestiones tan básicas. Sería interesante ver si algún periodista le preguntará al ex fiscal Juan Francisco Sandoval si es ilegal bloquear a la fuerza el paso de los ciudadanos que quieren ir al trabajo, visitar familia, hacer sus mandados, o simplemente ejercer sus derechos civiles de no sumarse a una causa por amenazas e intimidación. 

Solo porque los medios mienten no quiere decir que la gente no se entera que la realidad es otra. Los medios tienen un enorme poder e influencia en el pensamiento y creencias de las personas, pero hay límites hasta dónde puede llegar una narrativa a todas luces falsa. Con la cobertura sobre los bloqueos, los medios guatemaltecos están replicando el ejemplo de los medios en EEUU que a la fecha intentan pintar cientos de manifestaciones violentas cómo protestas pacíficas. El caso emblemático en EEUU fue cuando CNN reportó que en Kenosha, Wisconsin ocurrían “protestas ardientes pero generalmente pacíficas”, mientras el corresponsal nacional Omar Jiménez estaba parado en frente a un edificio envuelto en llamas. 

Otro de los incontables ejemplos del sesgo mediático se dio en el caso señalado por Mannes de las protestas en Filadelfia por la muerte del conocido criminal Walter Wallace a manos de la policía. El medio Inquirer puso en su titular “Tensas protestas que duraron horas estallaron en el oeste de Filadelfia después de que la policía mató a tiros a un hombre”, omitiendo mencionar que el hombre estaba armado y que la policía respondía a una llamada de violencia doméstica. La irresponsabilidad de este importante medio de Filadelfia contribuyó a la polarización y la violencia de las protestas, pero la narrativa es más importante que los hechos para muchos activistas disfrazados de periodistas. El afamado reportero de CNN, Chris Cuomo, famosamente declaró al aire: “enséñenme donde dice que las protestas deben ser civiles y pacíficas”. Hoy vemos que los medios guatemaltecos están imitando el mismo activismo político que practican sus referentes en EEUU. 

Se entiende porque los medios guatemaltecos reproducen el activismo político de los medios en EEUU. Estos medios en EEUU son parte de su red. Más que alguno cubrirá el paro en Guatemala según los puntos discursivos favorable a los bloqueos que algunos medios guatemaltecos le pasaron. Luego, los medios guatemaltecos cubrirán la cobertura de la prensa extranjera como muestra de la legitimidad de los bloqueos. Lo han hecho antes. Es el viejo truco de siempre. La diferencia es que la gente ya se está dando cuenta.


Los periodistas activistas y la falsa narrativa del paro.

Nicholas Virzi
29 de julio, 2021

El caso del mal llamado paro en Guatemala es una buena oportunidad de analizar el actuar de los medios y las razones porque han perdido tanta legitimidad y credibilidad ante muchos ciudadanos. Los promotores del paro incluyen a periodistas y reporteros que promueven, convocan y celebran a los bloqueos, lo cual los tendría que descalificar como fuentes creíbles de información acerca de los mismos. Los periodistas supuestamente tendrían que cubrir la noticia del paro de una manera mínimamente objetiva para poder informar al público sobre los hechos. Esto no lo pueden hacer desde su postura de porristas de los bloqueos.  

Los periodistas guatemaltecos parecen tomar lecciones de sus colegas en Estados Unidos, que también han pasado del periodismo al activismo. Según datos de EEUU, las consecuencias del activismo periodístico han sido muy negativas. La confianza en los medios ha caído a su mínimo histórico.  Según una encuesta de Edelman, el 58 por ciento de los respondientes piensa que “la mayoría de los medios está más preocupada por apoyar una ideología o posición política que por informar al público”. Y el 56 por ciento cree que los medios “intencionalmente tratan de engañar a la gente diciendo cosas que saben que son falsas o exageraciones graves”.  Esa desconfianza se debe, en gran parte, a una creencia generalizada de que reportar las noticias no es la primera prioridad para los reporteros.

La experiencia americana presenta lecciones para el periodismo en Guatemala, lecciones que parece que los periodistas prefieren ignorar. Según un reportaje de Saman Malik y Sarah Peterson de CBC News, los estadunidenses consumieron más noticias que nunca en 2020. Esto fue debido a la pandemia, las elecciones presidenciales y los disturbios violentos en contra del racismo. ¿Y qué pasó cuando la gente puso más atención a los medios? A medida que las personas consumían más noticias, también perdieron confianza en los medios. Según una encuesta de Gallup, el porcentaje de respondientes que no confían en los medios de comunicación alcanzó un récord en 2020. Un 60 por ciento dijo que tienen poca o “ninguna confianza en absoluto” en los medios. Los medios guatemaltecos haría bien en tomar nota que el activismo político de parte de periodistas puede traer más audiencia y, a la vez, menos credibilidad.

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Según Benjamin Mannes del medio TownHall, entre las lecciones aprendidas en 2020, una de las más importantes es la necesidad de que los editores y productores de las salas de redacción en los principales medios de comunicación regresen a los estándares profesionales del periodismo. Mannes opina que el abandono del estándar de mantener una línea divisora entre noticias y reportajes de opinión ha provocado una desconfianza mensurable y creciente en los medios de comunicación. Lo mismo pasa en Guatemala cuando periodistas convocan a causas que ellos mismos cubren de manera intencionadamente sesgada. Cuando se refieren a bloqueos forzados que violentan los derechos de las personas como paro y manifestación legítima, no engañan a nadie.  

El problema en EEUU llegó a un punto crítico durante el verano de protestas en 2020 que los medios insistían que eran “en su mayoría pacíficas”.  Episodios notables de disturbios, saqueos y violencia fueron ignorados por los medios, que se echaron la tarea de mover la narrativa de los manifestantes violentos en vez de reportar objetivamente los hechos, con un mínimo de balance objetivo. Lo mismo pasa en Guatemala con el mal llamado paro. Si fuera tan popular y democrático el movimiento, no tendrían que recurrir a la fuerza y medidas de hecho para convencer a la gente de sumarse a su causa. Los periodistas activistas no preguntarán a los manifestantes sobre esas cuestiones tan básicas. Sería interesante ver si algún periodista le preguntará al ex fiscal Juan Francisco Sandoval si es ilegal bloquear a la fuerza el paso de los ciudadanos que quieren ir al trabajo, visitar familia, hacer sus mandados, o simplemente ejercer sus derechos civiles de no sumarse a una causa por amenazas e intimidación. 

Solo porque los medios mienten no quiere decir que la gente no se entera que la realidad es otra. Los medios tienen un enorme poder e influencia en el pensamiento y creencias de las personas, pero hay límites hasta dónde puede llegar una narrativa a todas luces falsa. Con la cobertura sobre los bloqueos, los medios guatemaltecos están replicando el ejemplo de los medios en EEUU que a la fecha intentan pintar cientos de manifestaciones violentas cómo protestas pacíficas. El caso emblemático en EEUU fue cuando CNN reportó que en Kenosha, Wisconsin ocurrían “protestas ardientes pero generalmente pacíficas”, mientras el corresponsal nacional Omar Jiménez estaba parado en frente a un edificio envuelto en llamas. 

Otro de los incontables ejemplos del sesgo mediático se dio en el caso señalado por Mannes de las protestas en Filadelfia por la muerte del conocido criminal Walter Wallace a manos de la policía. El medio Inquirer puso en su titular “Tensas protestas que duraron horas estallaron en el oeste de Filadelfia después de que la policía mató a tiros a un hombre”, omitiendo mencionar que el hombre estaba armado y que la policía respondía a una llamada de violencia doméstica. La irresponsabilidad de este importante medio de Filadelfia contribuyó a la polarización y la violencia de las protestas, pero la narrativa es más importante que los hechos para muchos activistas disfrazados de periodistas. El afamado reportero de CNN, Chris Cuomo, famosamente declaró al aire: “enséñenme donde dice que las protestas deben ser civiles y pacíficas”. Hoy vemos que los medios guatemaltecos están imitando el mismo activismo político que practican sus referentes en EEUU. 

Se entiende porque los medios guatemaltecos reproducen el activismo político de los medios en EEUU. Estos medios en EEUU son parte de su red. Más que alguno cubrirá el paro en Guatemala según los puntos discursivos favorable a los bloqueos que algunos medios guatemaltecos le pasaron. Luego, los medios guatemaltecos cubrirán la cobertura de la prensa extranjera como muestra de la legitimidad de los bloqueos. Lo han hecho antes. Es el viejo truco de siempre. La diferencia es que la gente ya se está dando cuenta.