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Renuncia: ¿es la solución?

Carolina Castellanos
09 de julio, 2021

Empiezo por definir al chairo: es aquel personaje que proclama el sistema socialista, vive como todo un buen mercantilista, goza de la libertad de expresión que brinda el sistema capitalista, disfruta de los lujos y exige privilegios porque “pobrecitos”, necesitan leyes que los protejan porque son “perseguidos” por sus ideas. 

En las últimas semanas, el clamor de los chairos se ha enfocado en el Presidente Giammattei exigiéndole su renuncia. No es primera vez en la historia que esto sucede. De hecho, es una de las estrategias repetitivas de esta gente improductiva cuando se da cuenta que fracasaron, nuevamente, en tratar de controlar y dirigir la agenda nacional. Al final de cuentas, el Presidente fue electo popularmente. Su investidura se la otorgamos la mayoría de los que fuimos a votar. Seguramente los chairos no votaron por él, pero eso es irrelevante pues lo que vale es el resultado final del proceso electoral.

Para los chairos lo único que vale es que gane uno de ellos. Para el resto de nosotros, vale el legítimo ganador de la contienda, hayamos o no votado por el ganador. Apostamos, nuevamente, a un proceso democrático y pacífico.

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El verdadero problema es que, sin importar quien llegue, todo se seguirá haciendo para que no pase nada. Cada cuatro años depositamos la confianza en alguien de quien esperamos milagros pues, con el sistema de gobierno que tenemos, necesitaríamos una mezcla de Superman, Ironman, los Avengers, las tortugas ninja y todos los demás superhéroes juntos para lograr mover a nuestra Guate hacia un mejor destino.

El Vicepresidente ha mostrado una marcada inclinación hacia la “chairada”. Tal parece que la idea detrás de la exigencia de renuncia es que sea él quien asuma la presidencia, con la esperanza que se vuelva un gobierno de izquierda.

El problema no es todo lo anterior. Lo es el que muchos “no chairos” se suman a esa exigencia de renuncia porque no están contentos con la gestión del Presidente. Creo que uno de los problemas que tenemos es la visión de corto plazo. ¿Qué sucedería si, en realidad renunciara el Presidente, asume el Vice y resulta que sí es un chairo definido? Y si no lo es, ¿los chiaros empezarán a exigirle su renuncia también y se le seguirán uniendo los demás? ¿A quién ponemos entonces? ¡¿Al Presidente del Congreso?!

Los efectos y consecuencias de alterar el orden constitucional son nefastos. Esta gente está promoviendo un golpe de Estado. La poca inversión que hay se irá en búsqueda de países más estables. Cualquier nueva inversión hará lo mismo. ¿Cómo generamos empleos entonces? ¿Con más burocracia con tal de ocupar más gente? Nuestros impuestos se irían a mantener burocracia inútil en vez de dirigirla hacia la más infraestructura, seguridad, salud y justicia.

Por supuesto que hay mucho por resolver en nuestra Guate. Si de verdad queremos cambios profundos y reducir la corrupción es imperativo empezar por reducir el tamaño de este gigante gobierno. Mientras más gente, oficinas, secretarías, dependencias y cuanta cosa haya, habrá más corrupción.  Mover a este “mamut” llamado gobierno de Guatemala es prácticamente imposible. Estos viejos males, unidos a la crisis pandémica, han generado demasiado descontento e insatisfacción. El virus exacerbó las falencias y precariedades, no solo del sistema de salud, sino de todo el aparato burocrático.

Es urgente corregir el rumbo. El actual gobierno lo puede y debe hacer, pero no bajo ataques sino con abundancia de ideas propositivas, de acciones contundentes como el cambio de muchos funcionarios a todo nivel y con visión de largo plazo, cerrando lo que no aporta al crecimiento y desarrollo y enfocándose en atraer esa tan deseada inversión a nivel nacional para que así se empiece a reducir la pobreza de forma digna y permanente.

Renuncia: ¿es la solución?

Carolina Castellanos
09 de julio, 2021

Empiezo por definir al chairo: es aquel personaje que proclama el sistema socialista, vive como todo un buen mercantilista, goza de la libertad de expresión que brinda el sistema capitalista, disfruta de los lujos y exige privilegios porque “pobrecitos”, necesitan leyes que los protejan porque son “perseguidos” por sus ideas. 

En las últimas semanas, el clamor de los chairos se ha enfocado en el Presidente Giammattei exigiéndole su renuncia. No es primera vez en la historia que esto sucede. De hecho, es una de las estrategias repetitivas de esta gente improductiva cuando se da cuenta que fracasaron, nuevamente, en tratar de controlar y dirigir la agenda nacional. Al final de cuentas, el Presidente fue electo popularmente. Su investidura se la otorgamos la mayoría de los que fuimos a votar. Seguramente los chairos no votaron por él, pero eso es irrelevante pues lo que vale es el resultado final del proceso electoral.

Para los chairos lo único que vale es que gane uno de ellos. Para el resto de nosotros, vale el legítimo ganador de la contienda, hayamos o no votado por el ganador. Apostamos, nuevamente, a un proceso democrático y pacífico.

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El verdadero problema es que, sin importar quien llegue, todo se seguirá haciendo para que no pase nada. Cada cuatro años depositamos la confianza en alguien de quien esperamos milagros pues, con el sistema de gobierno que tenemos, necesitaríamos una mezcla de Superman, Ironman, los Avengers, las tortugas ninja y todos los demás superhéroes juntos para lograr mover a nuestra Guate hacia un mejor destino.

El Vicepresidente ha mostrado una marcada inclinación hacia la “chairada”. Tal parece que la idea detrás de la exigencia de renuncia es que sea él quien asuma la presidencia, con la esperanza que se vuelva un gobierno de izquierda.

El problema no es todo lo anterior. Lo es el que muchos “no chairos” se suman a esa exigencia de renuncia porque no están contentos con la gestión del Presidente. Creo que uno de los problemas que tenemos es la visión de corto plazo. ¿Qué sucedería si, en realidad renunciara el Presidente, asume el Vice y resulta que sí es un chairo definido? Y si no lo es, ¿los chiaros empezarán a exigirle su renuncia también y se le seguirán uniendo los demás? ¿A quién ponemos entonces? ¡¿Al Presidente del Congreso?!

Los efectos y consecuencias de alterar el orden constitucional son nefastos. Esta gente está promoviendo un golpe de Estado. La poca inversión que hay se irá en búsqueda de países más estables. Cualquier nueva inversión hará lo mismo. ¿Cómo generamos empleos entonces? ¿Con más burocracia con tal de ocupar más gente? Nuestros impuestos se irían a mantener burocracia inútil en vez de dirigirla hacia la más infraestructura, seguridad, salud y justicia.

Por supuesto que hay mucho por resolver en nuestra Guate. Si de verdad queremos cambios profundos y reducir la corrupción es imperativo empezar por reducir el tamaño de este gigante gobierno. Mientras más gente, oficinas, secretarías, dependencias y cuanta cosa haya, habrá más corrupción.  Mover a este “mamut” llamado gobierno de Guatemala es prácticamente imposible. Estos viejos males, unidos a la crisis pandémica, han generado demasiado descontento e insatisfacción. El virus exacerbó las falencias y precariedades, no solo del sistema de salud, sino de todo el aparato burocrático.

Es urgente corregir el rumbo. El actual gobierno lo puede y debe hacer, pero no bajo ataques sino con abundancia de ideas propositivas, de acciones contundentes como el cambio de muchos funcionarios a todo nivel y con visión de largo plazo, cerrando lo que no aporta al crecimiento y desarrollo y enfocándose en atraer esa tan deseada inversión a nivel nacional para que así se empiece a reducir la pobreza de forma digna y permanente.