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Y ahora, ¿quién podrá salvarnos?

Carolina Castellanos
13 de agosto, 2021

No cabe duda que la gran mayoría de nosotros crecimos con el afamado Chavo del 8, personaje creado por Roberto Gómez Bolaños, QEPD. En estos días volvió a mi mente esta famosa e inmortal frase. Está sucediendo tanto en nuestra Guatemala, y en el mundo del que es imposible aislarse, que quisiera que viniera algún súper héroe a salvarnos. De pronto el “Chavo” no es el indicado pero, ¿lo sería alguno de tantos que aparecen en los “cómics”? Seguramente no.

La pandemia se ha vuelto el tema permanente. Aún sin datos de la realidad en Guatemala, es más que obvio que estamos en la cuarta o quinta ola. El número no es tan importante como sí lo es la situación tan precaria en los hospitales nacionales que son los que tienen la obligación de atender a la gran mayoría de la población. La ineficiencia sistémica ocasionada por una burocracia enredada y corrupta, tiene a cientos de personas acostadas en el piso sufriendo esta infame enfermedad que no da tregua. 

Ya llevamos demasiado tiempo viviendo con este virus que nos ve a los ojos y ataca cuando menos lo pensamos. ¿Hay alguna solución inmediata? No la hay, pues dependerá de muchos factores como la llamada “inmunidad de manada” en la que se requiere que el 70% de la población ya sea inmune. Sin embargo, con las mutaciones del virus, no lo sé. Esto, sumado a la “ola” de “anti vacunas” (vacunarse es una decisión personal), que ha dado vueltas a nivel mundial, la visión es negativa y desesperanzadora.

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Necesitaríamos un superhéroe para resolver el problema de conflictos sociales, manifestados recientemente por los bloqueos en diferentes puntos del país. La Constitución es clara en su artículo 26 que dice textualmente:  “Toda persona tiene libertad de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio nacional, y cambiar de domicilio o residencia sin más limitaciones que las establecidas por ley.”

¿Por qué la desidia del gobierno en enviar a la fuerza pública para disolver los bloqueos? ¿Por qué hemos tenido que tolerar esto por décadas? ¿La culpa es del procurador de los derechos humanos (con minúsculas, a propósito), pues emprendería una campaña internacional en contra de las autoridades? Si bien ese nefasto personaje ha influido grandemente en esta falta de acción, la responsabilidad es del gobierno de turno. ¿Qué tal si volvemos superhéroes a la fuerza pública y la enviamos a bloquearles el paso a los manifestantes para impedir que interrumpan el paso?

La pandemia nos ha limitado muchísimo, nos ha quitado libertades y nos ha llenado de miedo a contagiarnos. Vemos a seres queridos enfermarse, a muchas personas fallecer como consecuencia del contagio, el sistema de salud pública colapsado, el privado topado en su capacidad, y aún así tenemos que vivir con limitaciones a nuestra libertad de movimiento y críticas constantes al gobierno (se vale) pero sin propuestas que las acompañen.

¿Qué tal si dejamos de buscar al superhéroe y nos convertimos en uno? Se vale criticar, y por montones, pero también se vale proponer. Nos toca cuidarnos para evitar contagiarnos y contagiar a otros y contribuir con eso a controlar la pandemia, aunque sea en nuestro metro cuadrado. ¿De qué otra forma podemos ser superhéroes? Toca dejar de esperar que otro resuelva, en la medida de nuestras posibilidades.

Y ahora, ¿quién podrá salvarnos?

Carolina Castellanos
13 de agosto, 2021

No cabe duda que la gran mayoría de nosotros crecimos con el afamado Chavo del 8, personaje creado por Roberto Gómez Bolaños, QEPD. En estos días volvió a mi mente esta famosa e inmortal frase. Está sucediendo tanto en nuestra Guatemala, y en el mundo del que es imposible aislarse, que quisiera que viniera algún súper héroe a salvarnos. De pronto el “Chavo” no es el indicado pero, ¿lo sería alguno de tantos que aparecen en los “cómics”? Seguramente no.

La pandemia se ha vuelto el tema permanente. Aún sin datos de la realidad en Guatemala, es más que obvio que estamos en la cuarta o quinta ola. El número no es tan importante como sí lo es la situación tan precaria en los hospitales nacionales que son los que tienen la obligación de atender a la gran mayoría de la población. La ineficiencia sistémica ocasionada por una burocracia enredada y corrupta, tiene a cientos de personas acostadas en el piso sufriendo esta infame enfermedad que no da tregua. 

Ya llevamos demasiado tiempo viviendo con este virus que nos ve a los ojos y ataca cuando menos lo pensamos. ¿Hay alguna solución inmediata? No la hay, pues dependerá de muchos factores como la llamada “inmunidad de manada” en la que se requiere que el 70% de la población ya sea inmune. Sin embargo, con las mutaciones del virus, no lo sé. Esto, sumado a la “ola” de “anti vacunas” (vacunarse es una decisión personal), que ha dado vueltas a nivel mundial, la visión es negativa y desesperanzadora.

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¿Por qué la desidia del gobierno en enviar a la fuerza pública para disolver los bloqueos? ¿Por qué hemos tenido que tolerar esto por décadas? ¿La culpa es del procurador de los derechos humanos (con minúsculas, a propósito), pues emprendería una campaña internacional en contra de las autoridades? Si bien ese nefasto personaje ha influido grandemente en esta falta de acción, la responsabilidad es del gobierno de turno. ¿Qué tal si volvemos superhéroes a la fuerza pública y la enviamos a bloquearles el paso a los manifestantes para impedir que interrumpan el paso?

La pandemia nos ha limitado muchísimo, nos ha quitado libertades y nos ha llenado de miedo a contagiarnos. Vemos a seres queridos enfermarse, a muchas personas fallecer como consecuencia del contagio, el sistema de salud pública colapsado, el privado topado en su capacidad, y aún así tenemos que vivir con limitaciones a nuestra libertad de movimiento y críticas constantes al gobierno (se vale) pero sin propuestas que las acompañen.

¿Qué tal si dejamos de buscar al superhéroe y nos convertimos en uno? Se vale criticar, y por montones, pero también se vale proponer. Nos toca cuidarnos para evitar contagiarnos y contagiar a otros y contribuir con eso a controlar la pandemia, aunque sea en nuestro metro cuadrado. ¿De qué otra forma podemos ser superhéroes? Toca dejar de esperar que otro resuelva, en la medida de nuestras posibilidades.