La improbación del Estado de Calamidad en el legislativo podría ser el detonante de una fragmentación de la coalición de gobierno, que hasta el momento se había logrado mantener relativamente estable con una débil mayoría.
El gobierno no fue capaz de medir el sentimiento general de la población, que está cansada de medidas improvisadas y cortoplacistas, y la fuerza de su alianza oficialista en el Congreso, que ya está en miras de una próxima elección que se acerca cada vez más.
Esta derrota del gobierno podría ser un parteaguas. El gobierno tiene que entender que sin acciones concretas que mejoren el manejo de la crisis de salud, su popularidad (qué ya está por los suelos) y su capacidad de generar alianzas disminuirá drásticamente.
Por otro lado, vienen tres momentos importantes que pueden influir en el comportamiento legislativo, la aprobación del presupuesto 2022, la elección de la Junta Directiva del próximo año y las elecciones generales 2023.
Hasta el momento el ejecutivo había gozado de una mayoría débil en el Congreso, una que aprobó sin dudar muchas de las demandas del ejecutivo al principio de la pandemia y que ha logrado empujar una serie de iniciativas económicas que habían quedado rezagadas. Sin embargo, esa alianza oficialista podría colapsar rápidamente.
La aprobación del presupuesto suele ser un momento de reforzamiento de la coalición dominante en el legislativo. Ese es el momento en el cual “se reparte el pastel” y aquellos que apoyan el proyecto del ejecutivo suelen salir beneficiados. La aprobación del presupuesto radica principalmente en la credibilidad del gobierno de ejecutar el presupuesto bajo los pactos acordados.
La elección de la junta directiva es otro momento determinante. El oficialismo ha sido hábil en maniobrar alianzas en estos últimos dos años y a pesar de que algunas bancadas salieron del oficialismo durante la elección de la Junta Directiva 2021, estos fueron capaces de sumar otros adeptos, principalmente desertores de otros partidos.
Todo esto hay que entenderlo en un contexto en el cual los partidos políticos y los diputados ya están pensando en la próxima elección. Esto puede provocar que la opinión pública tenga mayor relevancia en el actuar de los diputados y puede provocar una recomposición de fuerzas, dándonos una muestra de lo que sería un próximo gobierno.
¿Cómo debemos interpretar esta derrota? Es muy temprano para saberlo. Lo que sí podemos entender es que es un momento en el cual pueden surgir nuevos liderazgos dentro del congreso, aprovechando o no la débil alianza ya existente o creando una nueva alianza, que, si tomamos como referencia la improbación del decreto, podría estar integrada por más de 100 diputados.
La improbación del Estado de Calamidad en el legislativo podría ser el detonante de una fragmentación de la coalición de gobierno, que hasta el momento se había logrado mantener relativamente estable con una débil mayoría.
El gobierno no fue capaz de medir el sentimiento general de la población, que está cansada de medidas improvisadas y cortoplacistas, y la fuerza de su alianza oficialista en el Congreso, que ya está en miras de una próxima elección que se acerca cada vez más.
Esta derrota del gobierno podría ser un parteaguas. El gobierno tiene que entender que sin acciones concretas que mejoren el manejo de la crisis de salud, su popularidad (qué ya está por los suelos) y su capacidad de generar alianzas disminuirá drásticamente.
Por otro lado, vienen tres momentos importantes que pueden influir en el comportamiento legislativo, la aprobación del presupuesto 2022, la elección de la Junta Directiva del próximo año y las elecciones generales 2023.
Hasta el momento el ejecutivo había gozado de una mayoría débil en el Congreso, una que aprobó sin dudar muchas de las demandas del ejecutivo al principio de la pandemia y que ha logrado empujar una serie de iniciativas económicas que habían quedado rezagadas. Sin embargo, esa alianza oficialista podría colapsar rápidamente.
La aprobación del presupuesto suele ser un momento de reforzamiento de la coalición dominante en el legislativo. Ese es el momento en el cual “se reparte el pastel” y aquellos que apoyan el proyecto del ejecutivo suelen salir beneficiados. La aprobación del presupuesto radica principalmente en la credibilidad del gobierno de ejecutar el presupuesto bajo los pactos acordados.
La elección de la junta directiva es otro momento determinante. El oficialismo ha sido hábil en maniobrar alianzas en estos últimos dos años y a pesar de que algunas bancadas salieron del oficialismo durante la elección de la Junta Directiva 2021, estos fueron capaces de sumar otros adeptos, principalmente desertores de otros partidos.
Todo esto hay que entenderlo en un contexto en el cual los partidos políticos y los diputados ya están pensando en la próxima elección. Esto puede provocar que la opinión pública tenga mayor relevancia en el actuar de los diputados y puede provocar una recomposición de fuerzas, dándonos una muestra de lo que sería un próximo gobierno.
¿Cómo debemos interpretar esta derrota? Es muy temprano para saberlo. Lo que sí podemos entender es que es un momento en el cual pueden surgir nuevos liderazgos dentro del congreso, aprovechando o no la débil alianza ya existente o creando una nueva alianza, que, si tomamos como referencia la improbación del decreto, podría estar integrada por más de 100 diputados.