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Se vale soñar

Carolina Castellanos
06 de agosto, 2021

En estos últimos días soñamos con otra medalla olímpica. Todos nos hemos sentido orgullosos de la actuación de nuestros atletas durante las diferentes competencias deportivas en Tokio. Por supuesto, apareció “el pelo en la sopa” con el diminuto, deslucido y “pinche” reconocimiento que el Ministerio de Cultura y Deportes le entregó a Kevin Cordón. Los “memes” no se hicieron esperar. Debo confesar que me han causado mucha risa. Por supuesto, “río por no llorar” al ver la falta de capacidad, iniciativa y sentido común de parte de nuestros funcionarios. 

Habiendo superado momentáneamente ese desencanto, pienso que se vale seguir soñando pero no por “una Guatemala mejor” como dicen todos los candidatos a cargos públicos sino que, aunque sea, por un día mejor. Ayer tuvimos un buen ejemplo de esto. Las fuerzas de seguridad usaron gas lacrimógeno para controlar a unas turbas que estaban causando desorden y bloqueos. No recuerdo el lugar pero, finalmente, vimos un pequeño primer paso para detener a estos revoltosos que no sirven para nada. 

También vimos a un grupo, a quienes coloquialmente llamamos “traileros”, tener la valentía de quitar las tablas con clavos que la gente de CODECA colocó para bloquearles el paso. Son dos casos pequeños en tamaño pero grandes en trascendencia. Ojalá y esto desate una cadena de reacciones a nivel individual y privado pero, sobre todo, a nivel de gobierno. Necesitamos firmeza, decisión y valentía por parte de los funcionarios de turno. La Constitución está de nuestro lado.

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Otro gran día se dio cuando la señora Fiscal General se quitó de encima al alacrán que tenía en la camisa, en la mesa, en el café y hasta en la sopa. Esas sanguijuelas le chupan la sangre a quien les bloquee el camino. Finalmente se dieron las condiciones, cualesquiera que hayan sido, para sacarlo. Como buen chairo, corrió hacia su madre postiza para llorar en su hombro. Se les olvida a estos funcionarios de pacotilla que el poder es momentáneo y que, mientras más alto se sube, más duro es el somatón. Tampoco se percatan que son “tontos útiles”. La gloria, los bombos y platillos y los espaldarazos son pasajeros. Dentro de poco, sus mismos compinches ya no se recordarán de él pues ya habrán encontrado al sustituto.

Esto me motiva a volver a soñar con un sistema de justicia que sea pronto, cumplido y, por supuesto, ¡justo! Considero que es el peor de los problemas que tenemos. Sin justicia, seguirán los robos a nivel de gobierno, miles de presos delinquiendo desde las cárceles, la corrupción campante a lo largo y ancho del país y un largo etcétera. Si no hay consecuencias a los actos delictivos, éstos seguirán creciendo y expandiéndose a lo largo y ancho de nuestra Guate. Es demasiado difícil vivir en paz, hacer negocios, generar empleo y contribuir con el desarrollo de un país que está urgido de esto.

Se vale soñar con el día en el que el presidente de turno se dé cuenta que cobrar impuestos altos no es la ruta para reducir la pobreza. Mucho menos lo es mantener ni agrandar el tamaño del gobierno. No se resuelve nada contratando a más burócratas. Muy por el contrario, se desvían recursos que bien podrían servir para resolver tanta problemática que nos aqueja. La ruta es reducir el tamaño, no agrandarlo. Se tiene la ilusa creencia que el gobierno debe resolverlo todo. Muy por el contrario, debe reducir sus funciones para que pueda concentrarse en lo más valioso: la protección de la vida, de la propiedad privada y de la libertad. 

Hay tanto por hacer, muchas cosas por cambiar, decisiones trascendentales que tomar, que pareciera que soñar con eso es una pérdida de tiempo. No lo es. A lo largo de la historia hemos tenido grandes inventores y líderes que empezaron por su metro cuadrado y cambiaron el mundo. Se vale, y se necesita, seguir soñando.

Se vale soñar

Carolina Castellanos
06 de agosto, 2021

En estos últimos días soñamos con otra medalla olímpica. Todos nos hemos sentido orgullosos de la actuación de nuestros atletas durante las diferentes competencias deportivas en Tokio. Por supuesto, apareció “el pelo en la sopa” con el diminuto, deslucido y “pinche” reconocimiento que el Ministerio de Cultura y Deportes le entregó a Kevin Cordón. Los “memes” no se hicieron esperar. Debo confesar que me han causado mucha risa. Por supuesto, “río por no llorar” al ver la falta de capacidad, iniciativa y sentido común de parte de nuestros funcionarios. 

Habiendo superado momentáneamente ese desencanto, pienso que se vale seguir soñando pero no por “una Guatemala mejor” como dicen todos los candidatos a cargos públicos sino que, aunque sea, por un día mejor. Ayer tuvimos un buen ejemplo de esto. Las fuerzas de seguridad usaron gas lacrimógeno para controlar a unas turbas que estaban causando desorden y bloqueos. No recuerdo el lugar pero, finalmente, vimos un pequeño primer paso para detener a estos revoltosos que no sirven para nada. 

También vimos a un grupo, a quienes coloquialmente llamamos “traileros”, tener la valentía de quitar las tablas con clavos que la gente de CODECA colocó para bloquearles el paso. Son dos casos pequeños en tamaño pero grandes en trascendencia. Ojalá y esto desate una cadena de reacciones a nivel individual y privado pero, sobre todo, a nivel de gobierno. Necesitamos firmeza, decisión y valentía por parte de los funcionarios de turno. La Constitución está de nuestro lado.

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Otro gran día se dio cuando la señora Fiscal General se quitó de encima al alacrán que tenía en la camisa, en la mesa, en el café y hasta en la sopa. Esas sanguijuelas le chupan la sangre a quien les bloquee el camino. Finalmente se dieron las condiciones, cualesquiera que hayan sido, para sacarlo. Como buen chairo, corrió hacia su madre postiza para llorar en su hombro. Se les olvida a estos funcionarios de pacotilla que el poder es momentáneo y que, mientras más alto se sube, más duro es el somatón. Tampoco se percatan que son “tontos útiles”. La gloria, los bombos y platillos y los espaldarazos son pasajeros. Dentro de poco, sus mismos compinches ya no se recordarán de él pues ya habrán encontrado al sustituto.

Esto me motiva a volver a soñar con un sistema de justicia que sea pronto, cumplido y, por supuesto, ¡justo! Considero que es el peor de los problemas que tenemos. Sin justicia, seguirán los robos a nivel de gobierno, miles de presos delinquiendo desde las cárceles, la corrupción campante a lo largo y ancho del país y un largo etcétera. Si no hay consecuencias a los actos delictivos, éstos seguirán creciendo y expandiéndose a lo largo y ancho de nuestra Guate. Es demasiado difícil vivir en paz, hacer negocios, generar empleo y contribuir con el desarrollo de un país que está urgido de esto.

Se vale soñar con el día en el que el presidente de turno se dé cuenta que cobrar impuestos altos no es la ruta para reducir la pobreza. Mucho menos lo es mantener ni agrandar el tamaño del gobierno. No se resuelve nada contratando a más burócratas. Muy por el contrario, se desvían recursos que bien podrían servir para resolver tanta problemática que nos aqueja. La ruta es reducir el tamaño, no agrandarlo. Se tiene la ilusa creencia que el gobierno debe resolverlo todo. Muy por el contrario, debe reducir sus funciones para que pueda concentrarse en lo más valioso: la protección de la vida, de la propiedad privada y de la libertad. 

Hay tanto por hacer, muchas cosas por cambiar, decisiones trascendentales que tomar, que pareciera que soñar con eso es una pérdida de tiempo. No lo es. A lo largo de la historia hemos tenido grandes inventores y líderes que empezaron por su metro cuadrado y cambiaron el mundo. Se vale, y se necesita, seguir soñando.