Después de los acontecimientos suscitados en el Congreso de la República con el estado de calamidad que dio como resultado la no aprobación de las disposiciones que se pretendían imponer por parte del ejecutivo se aprobó la ley de emergencia nacional para la atención de la pandemia Covid-19.
Esta normativa lleva consigo una serie de indicaciones que deberían ayudar a evitar la propagación del virus y tener la capacidad de atender las necesidades de la población que se ve demasiado afectada por la pandemia.
Las condiciones de un sistema de salud débil en el país, han llevado a que personas mueran en la calle sin saber si es por COVID 19 aunque se tengan todos los síntomas, lo que nos lleva a pensar en la precariedad en la que nos encontramos como sociedad ante la falta de salud ya que en este momento todos contamos a amigos y familiares víctimas de esta infección.
Si vemos lo que está pasando a nivel mundial con la pandemia y lo comparamos con nuestra realidad, encontramos indicadores que nos hacen pensar que merecemos mejores condiciones de salud para tratar este terrible virus.
Claro que también debemos ser consecuentes con nuestro actuar como población y me ha llamado la atención que tenemos varios escenarios, el primero que el plan nacional de vacunación no cuenta con una campaña masiva agresiva para concientizar a la población de lo necesario que es la vacuna para controlar la enfermedad, por supuesto, esperando que contemos con la cantidad de vacunas necesaria para todos.
Otro escenario que se identifica en la sociedad es sin lugar a dudas que algunos no estamos acatando con seriedad la conducta de distanciamiento y bioseguridad que debemos.
Hay muchos ejemplos en los que se han encontrado en bares a personas infringiendo no solo la ley seca sino el distanciamiento social poniendo en riesgo sus vidas y la de sus seres queridos.
Es importante también señalar que debemos tener alguna lógica para contrarrestar la infección, si no estamos ni cerca de tener o contener la enfermedad por medio de la vacunación viendo un aumento exponencial de los casos y teniendo cada vez más cerca los casos.
Debemos ser responsables con nuestro comportamiento, sabiendo que debemos también ser exigentes para que se cumplan con las acciones mínimas de parte de las autoridades para tener una atención digna de quienes sufren por la enfermedad.
Las condiciones no son fáciles para muchos guatemaltecos y guatemaltecas que ven con suma preocupación, que este paso de la pandemia ha dejado muertes, negocios en quiebra, desempleo y un futuro desalentador, pero creo que debemos tomar acciones que propicien el cambio de rumbo y que logre estabilizar las condiciones tan contrarias en el país.
Después de los acontecimientos suscitados en el Congreso de la República con el estado de calamidad que dio como resultado la no aprobación de las disposiciones que se pretendían imponer por parte del ejecutivo se aprobó la ley de emergencia nacional para la atención de la pandemia Covid-19.
Esta normativa lleva consigo una serie de indicaciones que deberían ayudar a evitar la propagación del virus y tener la capacidad de atender las necesidades de la población que se ve demasiado afectada por la pandemia.
Las condiciones de un sistema de salud débil en el país, han llevado a que personas mueran en la calle sin saber si es por COVID 19 aunque se tengan todos los síntomas, lo que nos lleva a pensar en la precariedad en la que nos encontramos como sociedad ante la falta de salud ya que en este momento todos contamos a amigos y familiares víctimas de esta infección.
Si vemos lo que está pasando a nivel mundial con la pandemia y lo comparamos con nuestra realidad, encontramos indicadores que nos hacen pensar que merecemos mejores condiciones de salud para tratar este terrible virus.
Claro que también debemos ser consecuentes con nuestro actuar como población y me ha llamado la atención que tenemos varios escenarios, el primero que el plan nacional de vacunación no cuenta con una campaña masiva agresiva para concientizar a la población de lo necesario que es la vacuna para controlar la enfermedad, por supuesto, esperando que contemos con la cantidad de vacunas necesaria para todos.
Otro escenario que se identifica en la sociedad es sin lugar a dudas que algunos no estamos acatando con seriedad la conducta de distanciamiento y bioseguridad que debemos.
Hay muchos ejemplos en los que se han encontrado en bares a personas infringiendo no solo la ley seca sino el distanciamiento social poniendo en riesgo sus vidas y la de sus seres queridos.
Es importante también señalar que debemos tener alguna lógica para contrarrestar la infección, si no estamos ni cerca de tener o contener la enfermedad por medio de la vacunación viendo un aumento exponencial de los casos y teniendo cada vez más cerca los casos.
Debemos ser responsables con nuestro comportamiento, sabiendo que debemos también ser exigentes para que se cumplan con las acciones mínimas de parte de las autoridades para tener una atención digna de quienes sufren por la enfermedad.
Las condiciones no son fáciles para muchos guatemaltecos y guatemaltecas que ven con suma preocupación, que este paso de la pandemia ha dejado muertes, negocios en quiebra, desempleo y un futuro desalentador, pero creo que debemos tomar acciones que propicien el cambio de rumbo y que logre estabilizar las condiciones tan contrarias en el país.