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Y lo dejaron libre

Betty Marroquin
09 de septiembre, 2021

La corrupción existe desde que existe el ser humano. Caín mató a Abel, cuántos han robado a su propia familia y cuántos han vivido de su pueblo. Desde reyes mayas, asiáticos y europeos hasta presidentes de la era moderna, de casi todos los países y de todos los continentes. Lean sobre Idi Amin, Papa Doc, Mao Tse Tung, Nicolae Ceaușescu, y no digamos los Kirchner, los Menem, los Castro, los Chavez o los Maduro. Los cito porque las cifras robadas son astronómicas. Tema para otro artículo.

Guatemala ha tenido su lista de mega ladrones. Si bien algunos padecen de amnesia, yo recuerdo al “todo bajo un techo” de Vinicio Cerezo, con sus amantes en puestos del Estado. El robo de Alfonso Portillo y la hoy diputada Evelyn Morataya, su ex esposa que fue primera dama. Él fue sentenciado por lavado de dinero y soborno. Aunque ahora ambos se den baños de pureza y haya gente que alega odiar la corrupción pero les besa los pies, especialmente en oriente. Y qué decir de Serrano, Torres, Colom, Pérez, y no digamos Sinibaldi y Baldetti.


Pero todos palidecen ante el rey de la corrupción. El que perfeccionó especialmente la línea y la corrupción en la compra y contratación del Estado. Este personaje perfeccionó los mecanismos de compra de votos en el Congreso, la fórmula por medio de la cual algunos diputados son contratistas del Estado, y perfeccionó la manera de distribuir el robo triplicando costos de compra para poder repartir a todos los que le sirven.

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Ese señor se hizo multimillonario con su empresa ligada a la salud, vendiendo desde la A hasta la Z al Estado, a precio de oro. Utilizó farmacéuticas, importadoras y distribuidoras de medicinas y equipo médico, y farmacias para contratar por cifras astronómicas del Estado utilizando primero su cargo como Secretario Privado de la Presidencia y luego comprando gente en cargos públicos en todo el espectro estatal. Ayudó a la entonces Primera Dama a salir de pobre.

En los puertos, el nombraba gente pagando a los altos mandos de las portuarias y así controlaba sus operaciones y si alguien no se plegaba, era destituido ipso facto. Usando diputados, con empresas dedicadas a prestar servicios de vigilancia y de las rampas que se usan en los puertos, el poderoso señor y su banda han manejado la línea a su antojo.

Pareciera que con el circo que presenciamos esta semana en el Congreso por el tema del decreto que daba vida al estado de calamidad, la gente finalmente descubrió cómo funciona el Congreso.

Me queda claro que casi nadie entiende los procedimientos legislativos, las leyes bajo las cuales vivimos, y opinan y teclean sin informarse. Eso es grave porque lo único que se fomenta es más incertidumbre, desasosiego e inestabilidad al diseminar desinformación. Me parece una actitud irresponsable que se presta a la manipulación. Es verdad que hoy en día a veces es difícil discernir que es real y que es mentira, pero si uno se toma el tiempo de averiguar, encuentra la verdad.

El artículo 80 de la Ley de Compras y Contrataciones del Estado de Guatemala dicta que ningún funcionario puede cotizar, licitar ni celebrar contratos con el Estado, ni con sus entidades descentralizadas y autónomas, unidades ejecutoras, las municipalidades y las empresas públicas estatales o municipales. Por ejemplo, un diputado NO PUEDE tener contratos con Empornac o Puerto Quetzal que son empresas autónomas. Lo mismo con toda dependencia estatal.

Tampoco podrán ser contratistas los parientes legales de estos funcionarios cuando los contratos sean con el ente para el cual el funcionario trabaja. La prohibición rige también para las personas jurídicas cuando el funcionario sea socio o representante de las empresas.

La lista de diputados vinculados a contratos con el Estado es de al menos unos 50, como denunciado por varios medios (busquen en Internet). Hay diputados vinculados con empresas que suplen mascarillas, equipo médico y otros insumos o servicios que el Estado necesita comprar y contratar. En algunos casos, no hay otras opciones porque a veces se han encargado de tener un monopolio y otras, porque las empresas no quieren venderle o servir al Estado.

Arreglar todo esto requiere voluntad y sacrificio político, amor a Guatemala y mucha valentía. Queremos que los corruptos paguen, pero aplaudimos a quienes los dejan libres con todo lo mal habido con el fin de que culpen a otra persona. Eso no es ni ético, ni lógico, ni legal. Inaudito que estando preso ejerciera poder, como varios otros que han hecho y hacen lo mismo. Y luego hay quién pregunte si sirvió de algo la difunta intromisión de la ONU en Guatemala.

Lo que por ahora me parece el colmo es que dejaron libre a un individuo que estuvo preso por 5 años, porque podía ser útil a la corrupción y oportunismo de Juan Francisco Sandoval. Y lo dejaron libre, con todo su dinero. Y ni hablemos del caso Musa… 

Y lo dejaron libre

Betty Marroquin
09 de septiembre, 2021

La corrupción existe desde que existe el ser humano. Caín mató a Abel, cuántos han robado a su propia familia y cuántos han vivido de su pueblo. Desde reyes mayas, asiáticos y europeos hasta presidentes de la era moderna, de casi todos los países y de todos los continentes. Lean sobre Idi Amin, Papa Doc, Mao Tse Tung, Nicolae Ceaușescu, y no digamos los Kirchner, los Menem, los Castro, los Chavez o los Maduro. Los cito porque las cifras robadas son astronómicas. Tema para otro artículo.

Guatemala ha tenido su lista de mega ladrones. Si bien algunos padecen de amnesia, yo recuerdo al “todo bajo un techo” de Vinicio Cerezo, con sus amantes en puestos del Estado. El robo de Alfonso Portillo y la hoy diputada Evelyn Morataya, su ex esposa que fue primera dama. Él fue sentenciado por lavado de dinero y soborno. Aunque ahora ambos se den baños de pureza y haya gente que alega odiar la corrupción pero les besa los pies, especialmente en oriente. Y qué decir de Serrano, Torres, Colom, Pérez, y no digamos Sinibaldi y Baldetti.


Pero todos palidecen ante el rey de la corrupción. El que perfeccionó especialmente la línea y la corrupción en la compra y contratación del Estado. Este personaje perfeccionó los mecanismos de compra de votos en el Congreso, la fórmula por medio de la cual algunos diputados son contratistas del Estado, y perfeccionó la manera de distribuir el robo triplicando costos de compra para poder repartir a todos los que le sirven.

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Ese señor se hizo multimillonario con su empresa ligada a la salud, vendiendo desde la A hasta la Z al Estado, a precio de oro. Utilizó farmacéuticas, importadoras y distribuidoras de medicinas y equipo médico, y farmacias para contratar por cifras astronómicas del Estado utilizando primero su cargo como Secretario Privado de la Presidencia y luego comprando gente en cargos públicos en todo el espectro estatal. Ayudó a la entonces Primera Dama a salir de pobre.

En los puertos, el nombraba gente pagando a los altos mandos de las portuarias y así controlaba sus operaciones y si alguien no se plegaba, era destituido ipso facto. Usando diputados, con empresas dedicadas a prestar servicios de vigilancia y de las rampas que se usan en los puertos, el poderoso señor y su banda han manejado la línea a su antojo.

Pareciera que con el circo que presenciamos esta semana en el Congreso por el tema del decreto que daba vida al estado de calamidad, la gente finalmente descubrió cómo funciona el Congreso.

Me queda claro que casi nadie entiende los procedimientos legislativos, las leyes bajo las cuales vivimos, y opinan y teclean sin informarse. Eso es grave porque lo único que se fomenta es más incertidumbre, desasosiego e inestabilidad al diseminar desinformación. Me parece una actitud irresponsable que se presta a la manipulación. Es verdad que hoy en día a veces es difícil discernir que es real y que es mentira, pero si uno se toma el tiempo de averiguar, encuentra la verdad.

El artículo 80 de la Ley de Compras y Contrataciones del Estado de Guatemala dicta que ningún funcionario puede cotizar, licitar ni celebrar contratos con el Estado, ni con sus entidades descentralizadas y autónomas, unidades ejecutoras, las municipalidades y las empresas públicas estatales o municipales. Por ejemplo, un diputado NO PUEDE tener contratos con Empornac o Puerto Quetzal que son empresas autónomas. Lo mismo con toda dependencia estatal.

Tampoco podrán ser contratistas los parientes legales de estos funcionarios cuando los contratos sean con el ente para el cual el funcionario trabaja. La prohibición rige también para las personas jurídicas cuando el funcionario sea socio o representante de las empresas.

La lista de diputados vinculados a contratos con el Estado es de al menos unos 50, como denunciado por varios medios (busquen en Internet). Hay diputados vinculados con empresas que suplen mascarillas, equipo médico y otros insumos o servicios que el Estado necesita comprar y contratar. En algunos casos, no hay otras opciones porque a veces se han encargado de tener un monopolio y otras, porque las empresas no quieren venderle o servir al Estado.

Arreglar todo esto requiere voluntad y sacrificio político, amor a Guatemala y mucha valentía. Queremos que los corruptos paguen, pero aplaudimos a quienes los dejan libres con todo lo mal habido con el fin de que culpen a otra persona. Eso no es ni ético, ni lógico, ni legal. Inaudito que estando preso ejerciera poder, como varios otros que han hecho y hacen lo mismo. Y luego hay quién pregunte si sirvió de algo la difunta intromisión de la ONU en Guatemala.

Lo que por ahora me parece el colmo es que dejaron libre a un individuo que estuvo preso por 5 años, porque podía ser útil a la corrupción y oportunismo de Juan Francisco Sandoval. Y lo dejaron libre, con todo su dinero. Y ni hablemos del caso Musa…