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A los gringos les preocupa la corrupción. A nosotros también

Nos preocupa que ahora el Embajador William Popp y el secretario Antony Blinken pretendan imponer sus agendas socialistas con acusaciones políticas a la fiscal general y amenazando con sanciones al gobierno de Guatemala por no doblegarse a sus caprichos.

Warren Orbaugh |
22 de mayo, 2022

Los representantes del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica dicen que les preocupa la corrupción. A muchos de nosotros los hispanoamericanos también.

Nos preocupa que el partido Demócrata haya sido cooptado por extremistas socialistas carentes de todo valor moral. Nos preocupa que estos impúdicos y depravados engendros no se detienen ante nada por conseguir el poder para llevar a cabo sus respectivas agendas, dirigidas a la destrucción de los Estados Unidos de Norteamérica. Esta noble nación es particularmente singular. Nace como producto de las ideas de la Ilustración. Se fundó en base al principio moral que reconoce el hecho evidente en sí mismo de que no somos meramente objetos que existen para ser utilizados por otros, sino somos nuestros propios fines. Por ser racionales y autónomos, tenemos la habilidad de establecer nuestros fines y actuar para alcanzarlos. Que el humano existe para sí mismo implica que lo correcto es que pueda actuar conforme a su mejor juicio para vivir su vida como mejor le parezca, y usar el fruto de su productividad como considere más conveniente. Reconoce este principio que el individuo tiene derecho a su vida, a su libertad y a su propiedad. Es, por tanto, un régimen moral.

Nos preocupa que pretendan hacer olvidar que los Padres Fundadores escogieron como sistema de gobierno el republicano o Estado de derecho y explícitamente rechazaron el sistema democrático o despótico. La constitución republicana se basa en el principio de la libertad de los miembros de una sociedad, como seres humanos, conforme al principio de dependencia de todos sus miembros a un sistema común de leyes, como súbditos, y de acuerdo con la igualdad de sus miembros ante la ley, como ciudadanos. Como dijo John Adams, “No hay buen gobierno que no sea republicano. La única parte valiosa de la Constitución británica es así, porque la definición misma de una república es un imperio de leyes y no de hombres." Los actuales Demócratas, valiéndose de mentiras y sucias estratagemas, pretenden destruir la república y sustituirla por unos Estados Unidos Socialistas Democráticos, lo que sería perjudicial para los norteamericanos y para nosotros.

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Nos preocupa que hayan socavado a la policía de sus estados al reducirles el financiamiento, ampliando así el campo de acción de los criminales. Y que cuando se dieron los disturbios con destrozos y saqueos a la propiedad privada, a negocios grandes y pequeños, por miembros de BLM (Black Lives Matter, una agrupación criminal marxista) y de ANTIFA (una agrupación fascista), los gobernadores y alcaldes Demócratas las calificaron de “protestas básicamente, pacíficas”.

Los Demócratas que gobiernan en los estados sujetos a tales violaciones, como cómplices de los truhanes en lugar de proteger a sus ciudadanos, los abandonaron a su suerte. Cuando Trump les ofreció ayuda, la rechazaron. Cuando estos salvajes energúmenos destrozaron los monumentos públicos, las estatuas de Jefferson, Franklin, Washington, Lincoln, Cristóbal Colón, etc., los Demócratas no sólo no lo condenaron, sino que lo aprobaron y propusieron quitar las esculturas de los monumentos a Jefferson y a Lincoln y las de la rotonda del Capitolio, porque podían ser ofensivas para algunos. Nanci Pelosi dijo que la gente hace lo que hace y que realmente a ella no le importan unas “esculturas”.

Nos preocupa los discursos de entonces, incitando a la violencia, de Nancy Pelosi quien dijo no entender por qué no había sublevaciones por todo el país, pero que tal vez las iban a haber; de Biden diciendo que si estuvieran en secundaria le rompería la crisma a Trump, aseveración a la que se sumaron algunos demócratas de Hollywood, como Madona quien afirmó que había pensado mucho sobre dinamitar la Casa Blanca o Johny Deep preguntando cuando fue la última vez que un actor había asesinado a un presidente de los Estados Unidos ; y de Chris Cuomo – ese pervertido – defendiendo los destrozos hechos por los manifestantes y preguntando ¿dónde dice que quienes protestan deben ser corteses y pacíficos? Y así muchos otros.

Nos preocupa que los Demócratas están determinados a destruir a la república de los Estados Unidos de Norteamérica, a su cultura e historia, como lo han afirmado algunos de ellos, entre estos Bernard Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, e Ilhan Omar.

Nos preocupa que fomenten entre niños y jóvenes el odio a su nación, a los blancos, entre sí y a sí mismos, al punto de que se sientan incomodos con quien son y pretendan ser hombres si son mujeres, mujeres si son hombres, transgéneros, fluidos, en fin, ser algo sin identidad específica, corrompiendo y destruyendo la capacidad racional de conceptualizar y razonar, al punto de que la juez Ketanji Brown Jackson no puede definir ‘mujer’ y Aimee Arrambide declaró en el Capitolio que los hombres pueden quedar embarazados y abortar.

Nos preocupa que con tal de llegar al poder hayan inventado una narrativa falsa sobre una confabulación con Rusia, con el beneplácito de Hillary Clinton, para desprestigiar y difamar a Donald Trump y así quitarle la posibilidad de ganar la presidencia, como ha salido a luz en las últimas noticias. Mintieron descaradamente.

Nos preocupa que corrompieran a personal del FBI y a medios noticieros para que participara en estas farsas.

Nos preocupa que a Hunter Biden, hijo del presidente actual, lo hayan sobornado chinos y ucranianos, de 2013 a 2018, con 11 millones de dólares para conseguir acceso a la Casa Blanca cuando su padre era vicepresidente. ¿Qué se vendió allí?

Nos preocupa que los medios corrompidos por este grupo de políticos haciéndoles eco hayan negado y ocultado la noticia para que no influyera en las elecciones. Se evidenció la inmoralidad de todos ellos. Trataron a la gente como objetos a ser usados para sus fines electorales y no como personas, que como seres racionales pueden decidir por sí mismos lo que más les conviene.  Sabían que de conocer la verdad habrían votado de manera distinta. A pesar de afirmar que defendían la libertad de expresión, en realidad censuraban a todo aquel con quien disentían. Llegaron incluso, a la barbaridad de censurar al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y de sacarlo del aire a medio discurso. Trataron de negar lo evidente, pero recientemente el ingeniero de Twitter Siru Murugesan admitió que la empresa, llena de comunistas declarados, censuraba y silenciaba a los conservadores y republicanos.

Nos preocupa que este gobierno sea ilegítimo por llegar al poder por medios fraudulentos, como se percibió entonces y demostró ahora con el documental de Dinesh D’Souza. Si deciden no tomar en cuenta los alegatos de fraude, y proceden como si nada hubiera pasado, actuarán inmoralmente, afirmando que es válido ganar haciendo trampa; que el fin justifica los medios y, por tanto, que es permitido sacar a Trump o cualquier otro contendiente a como dé lugar; que la voluntad de los votantes no importa, sólo la particular de los Demócratas, desatendiendo la percepción general de la mayoría estadounidense de que las elecciones fueron manipuladas.

La impresión de que sus acciones obedecen a su mala voluntad tiene precedente en la conducta inmoral de Nancy Pelosi y Adam Schiff, que valiéndose de artimañas y acusaciones falsas trataron por cuatro años de derrocar a Donald Trump, gastándose millones y millones de dólares de los ciudadanos norteamericanos en lugar de atender los problemas de sus connacionales. Y la consecuencia nacional será que el gobierno de Biden será considerado ilegítimo por muchos norteamericanos; y la consecuencia internacional será que perderán la autoridad moral que pretenden tener para juzgar a las demás naciones. Por sus acciones, su estado moral será igual a los de los gobiernos de Maduro en Venezuela y de los Castro en Cuba.

Nos preocupa, pero no nos extraña pues es consistente con su ideal de destruir los valores republicanos – al Estado de Derecho que consiste en respeto y protección de los derechos individuales, entre estos el derecho a la vida, el derecho a la libertad y el derecho a la propiedad; respeto a la constitución y al debido proceso – , que el gobierno actual de Estados Unidos de Norteamérica levante sanciones a Cuba y a Venezuela – cuyos gobiernos violan diariamente los derechos de sus connacionales – , que negocie con Maduro, que apoye a Xiomara Castro en Honduras y que felicite a Boric en Chile.

Nos preocupa que también quieran corromper nuestras instituciones de justicia. Hillary – la perversa mentirosa – premió a Claudia Paz y Paz por su persecución a miembros del ejército de Guatemala, a Jasmín Barrios por un veredicto político e ilegal, a Rigoberta Menchú por su embustera narración, y a los fiscales y jueces prófugos de la justicia guatemalteca, con el propósito de dotarlos de una supuesta honorabilidad. Pero ni quien otorga ni quien recibe las estrellitas son honorables.

Nos preocupa que estos políticos corruptos insistan en intervenir en los asuntos de Guatemala, descaradamente violando la Convención de Viena y la constitución guatemalteca. El embajador Todd Robinson, quien afirmó que nuestra soberanía para él estaba en último lugar en su lista de prioridades, desfiló en protestas contra el gobierno y asistió al congreso para presionar por los intereses de la izquierda. El embajador y congresistas Demócratas presionaron y amenazaron para apoyar a la CICIG – una institución anti republicana, que estaba por encima de la ley y según Iván Velásquez por encima de nuestra constitución, que hizo de la justicia un circo violando todos los jueves la constitución de la república exhibiendo públicamente a los presuntos delincuentes que acusaba.

Nos preocupa que ahora el Embajador William Popp y el secretario Antony Blinken pretendan imponer sus agendas socialistas con acusaciones políticas a la fiscal general y amenazando con sanciones al gobierno de Guatemala por no doblegarse a sus caprichos. Como escribió el eurodiputado Hermann Tertsch criticando la “miseria moral” del secretario de Estado Antony Blinken y del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell: «Los mismos que atacan a la democracia e instituciones de Guatemala anuncian mayor complicidad con la dictadura comunista de Cuba en un momento de criminal represión y condenas brutales a manifestantes cubanos.»

Nos preocupa. Verdaderamente nos preocupa. Realmente, a nosotros nos preocupa la corrupción. ¿Será que les preocupa a los norteamericanos también?

A los gringos les preocupa la corrupción. A nosotros también

Nos preocupa que ahora el Embajador William Popp y el secretario Antony Blinken pretendan imponer sus agendas socialistas con acusaciones políticas a la fiscal general y amenazando con sanciones al gobierno de Guatemala por no doblegarse a sus caprichos.

Warren Orbaugh |
22 de mayo, 2022

Los representantes del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica dicen que les preocupa la corrupción. A muchos de nosotros los hispanoamericanos también.

Nos preocupa que el partido Demócrata haya sido cooptado por extremistas socialistas carentes de todo valor moral. Nos preocupa que estos impúdicos y depravados engendros no se detienen ante nada por conseguir el poder para llevar a cabo sus respectivas agendas, dirigidas a la destrucción de los Estados Unidos de Norteamérica. Esta noble nación es particularmente singular. Nace como producto de las ideas de la Ilustración. Se fundó en base al principio moral que reconoce el hecho evidente en sí mismo de que no somos meramente objetos que existen para ser utilizados por otros, sino somos nuestros propios fines. Por ser racionales y autónomos, tenemos la habilidad de establecer nuestros fines y actuar para alcanzarlos. Que el humano existe para sí mismo implica que lo correcto es que pueda actuar conforme a su mejor juicio para vivir su vida como mejor le parezca, y usar el fruto de su productividad como considere más conveniente. Reconoce este principio que el individuo tiene derecho a su vida, a su libertad y a su propiedad. Es, por tanto, un régimen moral.

Nos preocupa que pretendan hacer olvidar que los Padres Fundadores escogieron como sistema de gobierno el republicano o Estado de derecho y explícitamente rechazaron el sistema democrático o despótico. La constitución republicana se basa en el principio de la libertad de los miembros de una sociedad, como seres humanos, conforme al principio de dependencia de todos sus miembros a un sistema común de leyes, como súbditos, y de acuerdo con la igualdad de sus miembros ante la ley, como ciudadanos. Como dijo John Adams, “No hay buen gobierno que no sea republicano. La única parte valiosa de la Constitución británica es así, porque la definición misma de una república es un imperio de leyes y no de hombres." Los actuales Demócratas, valiéndose de mentiras y sucias estratagemas, pretenden destruir la república y sustituirla por unos Estados Unidos Socialistas Democráticos, lo que sería perjudicial para los norteamericanos y para nosotros.

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Nos preocupa que hayan socavado a la policía de sus estados al reducirles el financiamiento, ampliando así el campo de acción de los criminales. Y que cuando se dieron los disturbios con destrozos y saqueos a la propiedad privada, a negocios grandes y pequeños, por miembros de BLM (Black Lives Matter, una agrupación criminal marxista) y de ANTIFA (una agrupación fascista), los gobernadores y alcaldes Demócratas las calificaron de “protestas básicamente, pacíficas”.

Los Demócratas que gobiernan en los estados sujetos a tales violaciones, como cómplices de los truhanes en lugar de proteger a sus ciudadanos, los abandonaron a su suerte. Cuando Trump les ofreció ayuda, la rechazaron. Cuando estos salvajes energúmenos destrozaron los monumentos públicos, las estatuas de Jefferson, Franklin, Washington, Lincoln, Cristóbal Colón, etc., los Demócratas no sólo no lo condenaron, sino que lo aprobaron y propusieron quitar las esculturas de los monumentos a Jefferson y a Lincoln y las de la rotonda del Capitolio, porque podían ser ofensivas para algunos. Nanci Pelosi dijo que la gente hace lo que hace y que realmente a ella no le importan unas “esculturas”.

Nos preocupa los discursos de entonces, incitando a la violencia, de Nancy Pelosi quien dijo no entender por qué no había sublevaciones por todo el país, pero que tal vez las iban a haber; de Biden diciendo que si estuvieran en secundaria le rompería la crisma a Trump, aseveración a la que se sumaron algunos demócratas de Hollywood, como Madona quien afirmó que había pensado mucho sobre dinamitar la Casa Blanca o Johny Deep preguntando cuando fue la última vez que un actor había asesinado a un presidente de los Estados Unidos ; y de Chris Cuomo – ese pervertido – defendiendo los destrozos hechos por los manifestantes y preguntando ¿dónde dice que quienes protestan deben ser corteses y pacíficos? Y así muchos otros.

Nos preocupa que los Demócratas están determinados a destruir a la república de los Estados Unidos de Norteamérica, a su cultura e historia, como lo han afirmado algunos de ellos, entre estos Bernard Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, e Ilhan Omar.

Nos preocupa que fomenten entre niños y jóvenes el odio a su nación, a los blancos, entre sí y a sí mismos, al punto de que se sientan incomodos con quien son y pretendan ser hombres si son mujeres, mujeres si son hombres, transgéneros, fluidos, en fin, ser algo sin identidad específica, corrompiendo y destruyendo la capacidad racional de conceptualizar y razonar, al punto de que la juez Ketanji Brown Jackson no puede definir ‘mujer’ y Aimee Arrambide declaró en el Capitolio que los hombres pueden quedar embarazados y abortar.

Nos preocupa que con tal de llegar al poder hayan inventado una narrativa falsa sobre una confabulación con Rusia, con el beneplácito de Hillary Clinton, para desprestigiar y difamar a Donald Trump y así quitarle la posibilidad de ganar la presidencia, como ha salido a luz en las últimas noticias. Mintieron descaradamente.

Nos preocupa que corrompieran a personal del FBI y a medios noticieros para que participara en estas farsas.

Nos preocupa que a Hunter Biden, hijo del presidente actual, lo hayan sobornado chinos y ucranianos, de 2013 a 2018, con 11 millones de dólares para conseguir acceso a la Casa Blanca cuando su padre era vicepresidente. ¿Qué se vendió allí?

Nos preocupa que los medios corrompidos por este grupo de políticos haciéndoles eco hayan negado y ocultado la noticia para que no influyera en las elecciones. Se evidenció la inmoralidad de todos ellos. Trataron a la gente como objetos a ser usados para sus fines electorales y no como personas, que como seres racionales pueden decidir por sí mismos lo que más les conviene.  Sabían que de conocer la verdad habrían votado de manera distinta. A pesar de afirmar que defendían la libertad de expresión, en realidad censuraban a todo aquel con quien disentían. Llegaron incluso, a la barbaridad de censurar al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y de sacarlo del aire a medio discurso. Trataron de negar lo evidente, pero recientemente el ingeniero de Twitter Siru Murugesan admitió que la empresa, llena de comunistas declarados, censuraba y silenciaba a los conservadores y republicanos.

Nos preocupa que este gobierno sea ilegítimo por llegar al poder por medios fraudulentos, como se percibió entonces y demostró ahora con el documental de Dinesh D’Souza. Si deciden no tomar en cuenta los alegatos de fraude, y proceden como si nada hubiera pasado, actuarán inmoralmente, afirmando que es válido ganar haciendo trampa; que el fin justifica los medios y, por tanto, que es permitido sacar a Trump o cualquier otro contendiente a como dé lugar; que la voluntad de los votantes no importa, sólo la particular de los Demócratas, desatendiendo la percepción general de la mayoría estadounidense de que las elecciones fueron manipuladas.

La impresión de que sus acciones obedecen a su mala voluntad tiene precedente en la conducta inmoral de Nancy Pelosi y Adam Schiff, que valiéndose de artimañas y acusaciones falsas trataron por cuatro años de derrocar a Donald Trump, gastándose millones y millones de dólares de los ciudadanos norteamericanos en lugar de atender los problemas de sus connacionales. Y la consecuencia nacional será que el gobierno de Biden será considerado ilegítimo por muchos norteamericanos; y la consecuencia internacional será que perderán la autoridad moral que pretenden tener para juzgar a las demás naciones. Por sus acciones, su estado moral será igual a los de los gobiernos de Maduro en Venezuela y de los Castro en Cuba.

Nos preocupa, pero no nos extraña pues es consistente con su ideal de destruir los valores republicanos – al Estado de Derecho que consiste en respeto y protección de los derechos individuales, entre estos el derecho a la vida, el derecho a la libertad y el derecho a la propiedad; respeto a la constitución y al debido proceso – , que el gobierno actual de Estados Unidos de Norteamérica levante sanciones a Cuba y a Venezuela – cuyos gobiernos violan diariamente los derechos de sus connacionales – , que negocie con Maduro, que apoye a Xiomara Castro en Honduras y que felicite a Boric en Chile.

Nos preocupa que también quieran corromper nuestras instituciones de justicia. Hillary – la perversa mentirosa – premió a Claudia Paz y Paz por su persecución a miembros del ejército de Guatemala, a Jasmín Barrios por un veredicto político e ilegal, a Rigoberta Menchú por su embustera narración, y a los fiscales y jueces prófugos de la justicia guatemalteca, con el propósito de dotarlos de una supuesta honorabilidad. Pero ni quien otorga ni quien recibe las estrellitas son honorables.

Nos preocupa que estos políticos corruptos insistan en intervenir en los asuntos de Guatemala, descaradamente violando la Convención de Viena y la constitución guatemalteca. El embajador Todd Robinson, quien afirmó que nuestra soberanía para él estaba en último lugar en su lista de prioridades, desfiló en protestas contra el gobierno y asistió al congreso para presionar por los intereses de la izquierda. El embajador y congresistas Demócratas presionaron y amenazaron para apoyar a la CICIG – una institución anti republicana, que estaba por encima de la ley y según Iván Velásquez por encima de nuestra constitución, que hizo de la justicia un circo violando todos los jueves la constitución de la república exhibiendo públicamente a los presuntos delincuentes que acusaba.

Nos preocupa que ahora el Embajador William Popp y el secretario Antony Blinken pretendan imponer sus agendas socialistas con acusaciones políticas a la fiscal general y amenazando con sanciones al gobierno de Guatemala por no doblegarse a sus caprichos. Como escribió el eurodiputado Hermann Tertsch criticando la “miseria moral” del secretario de Estado Antony Blinken y del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell: «Los mismos que atacan a la democracia e instituciones de Guatemala anuncian mayor complicidad con la dictadura comunista de Cuba en un momento de criminal represión y condenas brutales a manifestantes cubanos.»

Nos preocupa. Verdaderamente nos preocupa. Realmente, a nosotros nos preocupa la corrupción. ¿Será que les preocupa a los norteamericanos también?