¿Cuánta miseria, falta de oportunidades, acceso a servicios básicos, empleo digno, limitaciones económicas e infinidad de problemas, puede llegar a tener una persona para que se arriesgue a viajar en un camión en busca de un mejor futuro?

¿Cuánto vale una vida, y la de toda una familia, para endeudarse por años con un “coyote” que le ofrece llevarlo “al paraíso”? ¿Realmente existe ese “cielo azul y campos verdes” del otro lado de la frontera?

Sin duda alguna, muchos han encontrado esa vida mejor en el norte. Les ha tocado trabajar casi las 24 horas del día para poder enviar la tan ansiada y necesitada remesa. Por lo que vimos en estos últimos días, un grupo de buscadores del tesoro llegó al verdadero paraíso después de haber vivido una experiencia realmente terrorífica. Morir de asfixia, encerrados en un camión a una temperatura de 60 grados, debió ser aterrador. Mis condolencias a las familias.

La búsqueda del tesoro es lo que hacemos la mayoría de nosotros. Algunos hemos sido afortunados de encontrarlo dentro de Guatemala y otros, fuera. El asunto es que deberíamos poder encontrarlo todos en nuestro propio país. No pretendo que sea regalado ni fácil, pero sí que sea posible.

Muchos de nosotros invertimos parte de nuestro tiempo en contribuir, sea con opiniones, acciones, trabajo honesto, brindando empleo digno, generando proyectos de desarrollo que generan más empleos, etc., a acercar a nuestra Guate a ese ansiado paraíso. La gran mayoría lo hace por medio de ejercer un trabajo u oficio honesto. Algunos pocos lo hacen desde el gobierno. Pero cada vez hay más de aquellos que se dejan llevar por los cantos de sirena que les ofrecen una buena vida, todo gratis y supuestamente mejor. El peor engaño es que el gobierno es quien debe proveerlo todo para alcanzar esa felicidad y desarrollo plenos. Con eso en mente, cada cuatro años o menos, el aparato burocrático crece en vez de reducirse y utilizar los recursos en lo básico y fundamental.

Todos vivimos con una asfixia permanente. Desde algo “trivial” como utilizar muchas horas para obtener un permiso, licencia, autorización u otro, por parte del gobierno, vivir en un ambiente inseguro, hasta tener que pagar impuestos, que siempre consideraremos altos pues no recibimos a cambio ni una simple flor o un rayo de sol del paraíso prometido en cada campaña electoral.

Ante el vacío generado por esa máquina que aspira cada quetzal que pagamos a ese hoyo negro llamado gobierno, suceden varias cosas. Una de ellas es la migración de chapines valientes y trabajadores. Emprenden ese camino sin retorno.

La otra consecuencia, la peor de todas, es la gente que está llenando esos vacíos con los cantos de sirena, ofertas vacías de “todo gratis” y promesas de desarrollo y mejora en el nivel de vida de los guatemaltecos.

Esa gente destructiva, que pregona el socialismo, progresismo, “chairismo” o como quiera llamarlo, ha penetrado en todo el país. Con los mismos cantos de sirena, ofrecen el paraíso cuando sabemos, sin ninguna duda, que lo único que causan es más pobreza y la ruina del país.

Es así como estamos cada día más asfixiados, metidos en ese camión a 60 grados centígrados, esperando que el próximo presidente, diputado, alcalde, ministro, etc., abra las puertas y podamos salir a respirar aire fresco y a disfrutar del paraíso que solía llamarse “la tierra de la eterna primavera”.