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Caciques en oferta

Me encantaría escuchar propuestas concretas para pocas cosas, viables, pero que realmente signifiquen un cambio, un avance, una solución.

.
Redacción
26 de mayo, 2023

A pocas semanas de la primera vuelta electoral, la abundancia de ofertas, por no llamarlas promesas o compromisos, se acrecienta. Si sumamos todas y, por alguna intervención extraterrestre o sobrenatural se hicieran realidad, en los próximos cuatro años veríamos una transformación tan grande que Guatemala sería comparadacon Singapur o algún otro país muy avanzado.

Regresando a la realidad, lo que tenemos es un montón de grupos conformados por personas, interesadas la mayoría en el llamado “hueso”, (cargo en alguna entidad de gobierno). Estos grupos giran alrededor de una persona, el candidato a la presidencia. Se convierte en un cacique, definido por Oxford Languages como “persona que, valiéndose de su influencia o riqueza, interviene arbitraria o abusivamente en la política y administración de una comunidad”. En esta definición también caben los alcaldes y los gobernadores.

Los proyectos de nación que ofrecen son solamente para ganar la voluntad de la población mediante el voto. Todoslos que han prometido los candidatos son excelentes. Ojalá y se pudieran implementar, aunque fueran uno o dos, en cuatro años de gobierno. Sin embargo, la historia nos muestra que han sido muy pocos los proyectos implementados. Si son de infraestructura, perdurarán en el tiempo (dependiendo de la calidad con la que fueron construidos). Si son leyes, quedarán escritas en piedra y su cumplimiento será arbitrario.

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Las abundantes ofertas y promesas terminan siendo solo palabras. Son tantos los problemas y necesidades que es imposible cumplirlas todas. Me encantaría escuchar propuestas concretas para pocas cosas, viables, pero que realmente signifiquen un cambio, un avance, una solución. También me encantaría que los partidos políticos fueran instituciones que trascendieran en el tiempo, manteniendo una ideología definida, para que hubiera continuidad en los planes y proyectos. Lamentablemente, no es así.

En vez de querer complacer a todos (algo imposible), se podrían enfocar en tres o cuatro temas trascendentales. Se tendrían planes bien elaborados, concretos, con fechas de inicio y de finalización y con resultados concretos y medibles. Sé que estoy pretendiendo que el gobierno actúecomo si fuera iniciativa privada pero no es así. Además, los funcionarios son rápidamente absorbidos por el sistema, esa maraña de dependencias en un inmenso aparato burocrático.

Reiteradamente he escrito sobre la necesidad de reducir el tamaño del gobierno, significativamente. Esta sería una acción concreta, de beneficio para toda la población, que podría hacerse si los tres poderes del Estado se pusieran a trabajar de forma coordinada y con objetivos comunes, cada quien haciendo lo que le corresponde. Es otra ilusión. 

TEl panorama no es alentador. La esperanza de salir del subdesarrollo quedará, nuevamente en eso, un deseo. Ponerse de acuerdo entre sociedad civil, sector privado y gobierno es casi imposible. Cada quien tiene su propia agenda, sus prioridades personales y algunas gubernamentales.

Entonces, ¿por quién votamos? Escuchemos al más aterrizado, aquel que tenga ideas más concretas y no solo ofertas populistas. Más de alguno estará alejado, aunque sea un poco, de ser un cacique.

Caciques en oferta

Me encantaría escuchar propuestas concretas para pocas cosas, viables, pero que realmente signifiquen un cambio, un avance, una solución.

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Redacción
26 de mayo, 2023

A pocas semanas de la primera vuelta electoral, la abundancia de ofertas, por no llamarlas promesas o compromisos, se acrecienta. Si sumamos todas y, por alguna intervención extraterrestre o sobrenatural se hicieran realidad, en los próximos cuatro años veríamos una transformación tan grande que Guatemala sería comparadacon Singapur o algún otro país muy avanzado.

Regresando a la realidad, lo que tenemos es un montón de grupos conformados por personas, interesadas la mayoría en el llamado “hueso”, (cargo en alguna entidad de gobierno). Estos grupos giran alrededor de una persona, el candidato a la presidencia. Se convierte en un cacique, definido por Oxford Languages como “persona que, valiéndose de su influencia o riqueza, interviene arbitraria o abusivamente en la política y administración de una comunidad”. En esta definición también caben los alcaldes y los gobernadores.

Los proyectos de nación que ofrecen son solamente para ganar la voluntad de la población mediante el voto. Todoslos que han prometido los candidatos son excelentes. Ojalá y se pudieran implementar, aunque fueran uno o dos, en cuatro años de gobierno. Sin embargo, la historia nos muestra que han sido muy pocos los proyectos implementados. Si son de infraestructura, perdurarán en el tiempo (dependiendo de la calidad con la que fueron construidos). Si son leyes, quedarán escritas en piedra y su cumplimiento será arbitrario.

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Las abundantes ofertas y promesas terminan siendo solo palabras. Son tantos los problemas y necesidades que es imposible cumplirlas todas. Me encantaría escuchar propuestas concretas para pocas cosas, viables, pero que realmente signifiquen un cambio, un avance, una solución. También me encantaría que los partidos políticos fueran instituciones que trascendieran en el tiempo, manteniendo una ideología definida, para que hubiera continuidad en los planes y proyectos. Lamentablemente, no es así.

En vez de querer complacer a todos (algo imposible), se podrían enfocar en tres o cuatro temas trascendentales. Se tendrían planes bien elaborados, concretos, con fechas de inicio y de finalización y con resultados concretos y medibles. Sé que estoy pretendiendo que el gobierno actúecomo si fuera iniciativa privada pero no es así. Además, los funcionarios son rápidamente absorbidos por el sistema, esa maraña de dependencias en un inmenso aparato burocrático.

Reiteradamente he escrito sobre la necesidad de reducir el tamaño del gobierno, significativamente. Esta sería una acción concreta, de beneficio para toda la población, que podría hacerse si los tres poderes del Estado se pusieran a trabajar de forma coordinada y con objetivos comunes, cada quien haciendo lo que le corresponde. Es otra ilusión. 

TEl panorama no es alentador. La esperanza de salir del subdesarrollo quedará, nuevamente en eso, un deseo. Ponerse de acuerdo entre sociedad civil, sector privado y gobierno es casi imposible. Cada quien tiene su propia agenda, sus prioridades personales y algunas gubernamentales.

Entonces, ¿por quién votamos? Escuchemos al más aterrizado, aquel que tenga ideas más concretas y no solo ofertas populistas. Más de alguno estará alejado, aunque sea un poco, de ser un cacique.