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Colectivismo o manejo de rebaños

El mapa de América está vestido de rojo, de norte a sur. Guatemala sigue siendo esa “isla”, rodeada de tiburones que aprovecharán cualquier oportunidad para meterse. El proceso electoral es la ruta perfecta para lograrlo. El fantasma del fraude cada vez está cada vez más vivo.

.
Carolina Castellanos |
03 de marzo, 2023

La Real Academia Española define el término “colectivismo” como “doctrina que tiende a suprimir la propiedad particular, transferirla a la colectividad y confiar al Estado la distribución de la riqueza”.

Guatemala se ha resistido a caer en un gobierno que promueva esta forma de existencia, no de vida, pues no puede haberla si perdemos nuestra individualidad, libertad de decisión, de acción y de pensamiento. Los chapines, en medio de tanta influencia extranjera, salimos a votar de forma individual, según nuestro criterio. Sin embargo, sabemos que un gran grupo votará por quien les ofrezca todo gratis y promueva esta forma de vida pues le quitarán a “los ricos” y lo repartirán a la gran masa pobre.

Las experiencias centenarias a lo largo del tiempo y en diferentes países, cercanos y lejanos, con culturas radicalmente diferentes, han demostrado que una vida colectivista es imposible. Los seres humanos nos resistimos a esto pues valoramos nuestra libertad de expresión, pensamiento, costumbres y vida.

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Sin embargo, los “cantos de sirena” suenan muy bonito. Promueven la victimización de aquellos que tienen menos para motivarlos a luchar para quitárselos a los “ricos” y repartirlo entre ellos.  

Nada de esto es nuevo. Hemos visto, con horror, como países avanzados, ricos en recursos, con niveles educativos altos, caer en la trampa y convertirse en una “plantación progresista”, como lo describe Lawrence Reed en su artículo “Las comparaciones modernas son demagogia política barata: la historia de las leyes de Jim Crow”.

¿A qué viene todo esto? Estamos a pocos meses de la primera vuelta electoral. La distorsión del pasado y las mentiras y falsedades disfrazadas de un futuro en el que no habrá ricos ni pobres y el gobierno va a proveerlo todo para que no haya carencias ni pobreza, están demasiado fuertes en el pensamiento de muchos. En particular, preocupa que prevalece en aquellos que han logrado algún posicionamiento mediático pues el discurso “suena bonito”.

Los medios de comunicación hacen eco de este mensaje, unos más, otros menos. Las redes sociales, en las que se puede pagar para lograr una masiva divulgación de los mensajes, están demasiado activas. El mapa de América está vestido de rojo, de norte a sur. Guatemala sigue siendo esa “isla”, rodeada de tiburones que aprovecharán cualquier oportunidad para meterse. El proceso electoral es la ruta perfecta para lograrlo. El fantasma del fraude cada vez está cada vez más vivo.

En la época de mis abuelitas, no se hablaba mucho de política. Viviendo bajo dictaduras, era prohibido hablar en contra del dictador de turno. Hoy vivimos en libertad, todavía. No tenemos que hablar de esto; debemos gritar a los cuatro vientos, o perderemos todo por lo que hemos luchado tanto: vida, propiedad y libertad.

Colectivismo o manejo de rebaños

El mapa de América está vestido de rojo, de norte a sur. Guatemala sigue siendo esa “isla”, rodeada de tiburones que aprovecharán cualquier oportunidad para meterse. El proceso electoral es la ruta perfecta para lograrlo. El fantasma del fraude cada vez está cada vez más vivo.

Carolina Castellanos |
03 de marzo, 2023
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La Real Academia Española define el término “colectivismo” como “doctrina que tiende a suprimir la propiedad particular, transferirla a la colectividad y confiar al Estado la distribución de la riqueza”.

Guatemala se ha resistido a caer en un gobierno que promueva esta forma de existencia, no de vida, pues no puede haberla si perdemos nuestra individualidad, libertad de decisión, de acción y de pensamiento. Los chapines, en medio de tanta influencia extranjera, salimos a votar de forma individual, según nuestro criterio. Sin embargo, sabemos que un gran grupo votará por quien les ofrezca todo gratis y promueva esta forma de vida pues le quitarán a “los ricos” y lo repartirán a la gran masa pobre.

Las experiencias centenarias a lo largo del tiempo y en diferentes países, cercanos y lejanos, con culturas radicalmente diferentes, han demostrado que una vida colectivista es imposible. Los seres humanos nos resistimos a esto pues valoramos nuestra libertad de expresión, pensamiento, costumbres y vida.

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Sin embargo, los “cantos de sirena” suenan muy bonito. Promueven la victimización de aquellos que tienen menos para motivarlos a luchar para quitárselos a los “ricos” y repartirlo entre ellos.  

Nada de esto es nuevo. Hemos visto, con horror, como países avanzados, ricos en recursos, con niveles educativos altos, caer en la trampa y convertirse en una “plantación progresista”, como lo describe Lawrence Reed en su artículo “Las comparaciones modernas son demagogia política barata: la historia de las leyes de Jim Crow”.

¿A qué viene todo esto? Estamos a pocos meses de la primera vuelta electoral. La distorsión del pasado y las mentiras y falsedades disfrazadas de un futuro en el que no habrá ricos ni pobres y el gobierno va a proveerlo todo para que no haya carencias ni pobreza, están demasiado fuertes en el pensamiento de muchos. En particular, preocupa que prevalece en aquellos que han logrado algún posicionamiento mediático pues el discurso “suena bonito”.

Los medios de comunicación hacen eco de este mensaje, unos más, otros menos. Las redes sociales, en las que se puede pagar para lograr una masiva divulgación de los mensajes, están demasiado activas. El mapa de América está vestido de rojo, de norte a sur. Guatemala sigue siendo esa “isla”, rodeada de tiburones que aprovecharán cualquier oportunidad para meterse. El proceso electoral es la ruta perfecta para lograrlo. El fantasma del fraude cada vez está cada vez más vivo.

En la época de mis abuelitas, no se hablaba mucho de política. Viviendo bajo dictaduras, era prohibido hablar en contra del dictador de turno. Hoy vivimos en libertad, todavía. No tenemos que hablar de esto; debemos gritar a los cuatro vientos, o perderemos todo por lo que hemos luchado tanto: vida, propiedad y libertad.