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Confianza y desconfianza

¿Qué importancia tiene el que haya o no un alto grado de confianza en las familias empresarias? La respuesta es obvia.

Carlos Dumois |
20 de mayo, 2022

¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza? (George Elliot-Mary Anne Evans)

La confianza es la seguridad o creencia persistente que tenemos en la respuesta adecuada que obtendremos de otra persona o personas, en su intención y su capacidad, respecto a una situación determinada. Esto implica esperar que la otra persona va a cumplir, que no nos va a defraudar.

La confianza se gana poco a poco a través del tiempo. Vamos abonando a ella como nos ganamos el crédito. Muchas acciones consistentes del otro abonan al grado de confianza que le vamos depositando. Pero si un día nos falla, todo lo ganado podría perderse en una sola falta cometida.

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No hay ninguna variable que incida tan poderosamente en las relaciones personales de un grupo humano como la confianza. Esta puede aportar tal energía a las empresas familiares, que cuando se ausenta, la inefectividad de estas organizaciones se hace palpable.

Muchos líderes de negocios familiares dan por hecho que la confianza existe y se da por si sola, en vez de construirla. La realidad es que la mayoría de las familias empresarias realmente no destacan en esta cualidad en sus relaciones. Pero si quieren perdurar, necesitan trabajar muy duro para edificar niveles de confianza suficientes para que la condición de familiar de su negocio les traiga ventajas competitivas reales, y no pesados lastres de crecimiento.

¿De dónde surge la confianza en la empresa familiar? Esta es fruto principalmente de la relación entre padres e hijos. Nace del convencimiento de contar con el apoyo de miembros de la familia, así como la seguridad de que no van a fallar cuando se comprometan o los necesiten. Primero el fundador va integrando a sus hijos en la medida en que crecen y demuestran que pueden ser responsables. Luego a los que más destacan se les dan mayores facultades y se les encargan asuntos de mayor relevancia.

Con el tiempo, después del retiro o fallecimiento del fundador, los hermanos pueden conservar esa confianza o pueden perderla por completo, dependiendo de muchos factores, incluso de su relación desde pequeños. Así como la confianza entre familiares puede ser ejemplar en estas organizaciones, también la desconfianza entre ellos puede llegar a ser enfermiza.

A veces podemos dudar de personas apenas las conocemos, porque su aspecto, sus referencias, su modo de hablar o de actuar, no nos inspiran confianza. Pero aquí hablamos de desconfianza entre familiares, que nos conocemos de toda la vida.

No depositar nuestra confianza en otro manifiesta que nos genera inseguridad contar con él o depender de él. Generalmente esta inseguridad proviene de experiencias vividas con esa persona. Si desconfiamos de nuestro hermano generalmente es porque nos ha dado motivos para no fiarnos de él.

También debemos reconocer que existen personas que viven una desconfianza patológica. Sus requerimientos para mantener su confianza son tan altos e irreales, que es casi imposible responder a ellos. Estos miembros de la familia siempre sospechan de las intenciones de los demás, y difícilmente construyen relaciones sanas y sólidas.

La desconfianza convertida en hábito es contagiosa. Puede llegar al punto en que ningún miembro de la familia confía en ningún otro. De esta forma es complicado crear la fortaleza que debe generar la cohesión y la unidad en las organizaciones familiares.

¿Qué importancia tiene el que haya o no un alto grado de confianza en las familias empresarias? La respuesta es obvia. Si la vida de los negocios de familia depende de su capacidad de gobernarse colegiadamente, de actuar sinérgicamente, de tomar buenas decisiones en equipo y de resolver con agilidad sus diferencias, ¿cómo pueden lograrlo si no hay confianza entre sus miembros?

El éxito de las organizaciones de familia depende a final de cuentas de la fuerza de su cohesión, de su comunidad de principios y valores, de su unidad de querencia, de su capacidad de generar acuerdos y respetarlos, de su compromiso con una visión común. ¿Puede construirse algo así en el marco de la desconfianza?

 

c_dumois@cedem.com.mx

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

 

* “Dueñez® es una marca registrada por Carlos A. Dumois.

 

Confianza y desconfianza

¿Qué importancia tiene el que haya o no un alto grado de confianza en las familias empresarias? La respuesta es obvia.

Carlos Dumois |
20 de mayo, 2022

¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza? (George Elliot-Mary Anne Evans)

La confianza es la seguridad o creencia persistente que tenemos en la respuesta adecuada que obtendremos de otra persona o personas, en su intención y su capacidad, respecto a una situación determinada. Esto implica esperar que la otra persona va a cumplir, que no nos va a defraudar.

La confianza se gana poco a poco a través del tiempo. Vamos abonando a ella como nos ganamos el crédito. Muchas acciones consistentes del otro abonan al grado de confianza que le vamos depositando. Pero si un día nos falla, todo lo ganado podría perderse en una sola falta cometida.

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No hay ninguna variable que incida tan poderosamente en las relaciones personales de un grupo humano como la confianza. Esta puede aportar tal energía a las empresas familiares, que cuando se ausenta, la inefectividad de estas organizaciones se hace palpable.

Muchos líderes de negocios familiares dan por hecho que la confianza existe y se da por si sola, en vez de construirla. La realidad es que la mayoría de las familias empresarias realmente no destacan en esta cualidad en sus relaciones. Pero si quieren perdurar, necesitan trabajar muy duro para edificar niveles de confianza suficientes para que la condición de familiar de su negocio les traiga ventajas competitivas reales, y no pesados lastres de crecimiento.

¿De dónde surge la confianza en la empresa familiar? Esta es fruto principalmente de la relación entre padres e hijos. Nace del convencimiento de contar con el apoyo de miembros de la familia, así como la seguridad de que no van a fallar cuando se comprometan o los necesiten. Primero el fundador va integrando a sus hijos en la medida en que crecen y demuestran que pueden ser responsables. Luego a los que más destacan se les dan mayores facultades y se les encargan asuntos de mayor relevancia.

Con el tiempo, después del retiro o fallecimiento del fundador, los hermanos pueden conservar esa confianza o pueden perderla por completo, dependiendo de muchos factores, incluso de su relación desde pequeños. Así como la confianza entre familiares puede ser ejemplar en estas organizaciones, también la desconfianza entre ellos puede llegar a ser enfermiza.

A veces podemos dudar de personas apenas las conocemos, porque su aspecto, sus referencias, su modo de hablar o de actuar, no nos inspiran confianza. Pero aquí hablamos de desconfianza entre familiares, que nos conocemos de toda la vida.

No depositar nuestra confianza en otro manifiesta que nos genera inseguridad contar con él o depender de él. Generalmente esta inseguridad proviene de experiencias vividas con esa persona. Si desconfiamos de nuestro hermano generalmente es porque nos ha dado motivos para no fiarnos de él.

También debemos reconocer que existen personas que viven una desconfianza patológica. Sus requerimientos para mantener su confianza son tan altos e irreales, que es casi imposible responder a ellos. Estos miembros de la familia siempre sospechan de las intenciones de los demás, y difícilmente construyen relaciones sanas y sólidas.

La desconfianza convertida en hábito es contagiosa. Puede llegar al punto en que ningún miembro de la familia confía en ningún otro. De esta forma es complicado crear la fortaleza que debe generar la cohesión y la unidad en las organizaciones familiares.

¿Qué importancia tiene el que haya o no un alto grado de confianza en las familias empresarias? La respuesta es obvia. Si la vida de los negocios de familia depende de su capacidad de gobernarse colegiadamente, de actuar sinérgicamente, de tomar buenas decisiones en equipo y de resolver con agilidad sus diferencias, ¿cómo pueden lograrlo si no hay confianza entre sus miembros?

El éxito de las organizaciones de familia depende a final de cuentas de la fuerza de su cohesión, de su comunidad de principios y valores, de su unidad de querencia, de su capacidad de generar acuerdos y respetarlos, de su compromiso con una visión común. ¿Puede construirse algo así en el marco de la desconfianza?

 

c_dumois@cedem.com.mx

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

 

* “Dueñez® es una marca registrada por Carlos A. Dumois.