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Conviviendo con coronavirus

El secreto de la convivencia pacifica, del encuentro con la armonía, es aceptar su existencia, mediar la convivencia, emplear los protocolos y medios de defensa, adaptar la vida, y continuar.

Diana Brown
11 de enero, 2022

Coexistir en armonía” es la definición oficial del verbo convivir, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española.  Se piensa automáticamente en un estado de acompañamiento de una persona, idealmente elegida para compartir esa armonía, a enriquecer la coexistencia, “existir a la vez que otra”. También, se ha utilizado el termino al referirse a países que han sufrido conflictos, que los han superado por medio de una comprensión y conocimiento, modificando comportamientos para asegurar esa armonía, “proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que componen”. Implica aceptación de lo que no se puede modificar, inclusión de lo que si se puede modificar con la finalidad de la paz que otorga la aceptación en convivencia.

¿Cómo aplicar ese concepto de convivencia con un virus, una enfermedad, que afecta no solo a la armonía física en la salud, también a la armonía espiritual, por provocar el desconocimiento del futuro por la miríada de desconocidas posibilidades que crea la inestabilidad en el diario vivir?

Se invita a recordar otros momentos de pandemias; en páginas de los libros de historia, se observan años de convivencia en la búsqueda de respuestas a muchos flagelos físicos; soluciones, curas para enfermedades con causas originalmente desconocidas, hasta llegar al descubrimiento del cómo nació, como existe, cuál es su inicio, luego su prevención, e idealmente, cuál pudiera ser su erradicación.

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Ejemplo, la poliomielitis, polio, una enfermedad altamente contagiosa, que afecta a niños menores de cinco años, transmitida persona a persona, en la que no se percibe ese contagio inicial. Puede causar parálisis o temporal o permanente, y fue controlada por medio de la vacunación, a nivel mundial. No hay cura para la polio, únicamente la vacunación es la herramienta de protección. Actualmente, por medio de esfuerzos coordinados de fundaciones, Rotary International y la Organización Mundial de la Salud, hay únicamente cuatro casos en el mundo. Esa armonía de prevención se vive por medio de la vacunación, después de años de investigación de su causa y los continuos esfuerzos preventivos. Se está conviviendo con la posibilidad de un contagio; se previene con la vacunación constante.

Coronavirus, con sus variantes, es el reto de ahora. En relativamente poco tiempo, se descubrieron sus inicios, para luego evitar, curar y prevenir. Sus mortales efectos se dispersaron por el mundo en rápido tiempo, por la constancia de los viajes aéreos, inocentemente contagiando a familiares, amigos, colegas y personas desconocidas. La primera reacción, al observar sus efectos, fue el aislamiento, para permitir que los investigadores encontraran la causa; luego los medios de recuperación, medicamentos para aliviar los síntomas, en demasiados casos, muy tarde, pero en otros, no. Y así se aprendió como ataca Covid, sirviendo de base para el desarrollo de la prevención, pues, con las distintas vacunas que menguan ese efecto fulminante, en varias dosis, como se aplican con la prevención de otras enfermedades, y en niños desde la temprana edad.

Indistintamente de la discusión de las diferentes vacunas y las nuevas sepas que aparecen del virus, porque éste reacciona agresivamente para continuar su ciclo de existencia, la vida humana en su totalidad desde el 2019, es otra. A raíz del conocimiento del ciclo del virus, se vive en prevención con mascarillas en el esfuerzo de evitar el contagio; la constante higiene de lavado de manos; el sostener una prudente distancia entre personas que limita la posibilidad de contagio: se respetan las nuevas modalidades de interacción humana.

No desaparecerá Coronavirus; habrá que buscar esa convivencia, integrar los protocolos de prevención a la vida diaria, no por corto tiempo, sino que de ahora en adelante y para siempre.

Las modalidades de educación, laborales, de convivencia personal, han cambiado, y ese cambio es permanente. El secreto de la convivencia pacifica, del encuentro con la armonía, es aceptar su existencia, mediar la convivencia, emplear los protocolos y medios de defensa, adaptar la vida, y continuar. La negación estéril no permite el avance humano; la mediación interna inicia la mediación externa; convivir con coronavirus es parte de la vida humana ahora, como la fue la convivencia con otras enfermedades: la peste, la viruela, la gripe española, la gripe AH1N1, la polio, y mas.

Se aprende, se previene, se continua, con entrega, actitud positiva y la vista puesta en el futuro.

¡La educación en prioridad nacional!

 

 

Conviviendo con coronavirus

El secreto de la convivencia pacifica, del encuentro con la armonía, es aceptar su existencia, mediar la convivencia, emplear los protocolos y medios de defensa, adaptar la vida, y continuar.

Diana Brown
11 de enero, 2022

Coexistir en armonía” es la definición oficial del verbo convivir, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española.  Se piensa automáticamente en un estado de acompañamiento de una persona, idealmente elegida para compartir esa armonía, a enriquecer la coexistencia, “existir a la vez que otra”. También, se ha utilizado el termino al referirse a países que han sufrido conflictos, que los han superado por medio de una comprensión y conocimiento, modificando comportamientos para asegurar esa armonía, “proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que componen”. Implica aceptación de lo que no se puede modificar, inclusión de lo que si se puede modificar con la finalidad de la paz que otorga la aceptación en convivencia.

¿Cómo aplicar ese concepto de convivencia con un virus, una enfermedad, que afecta no solo a la armonía física en la salud, también a la armonía espiritual, por provocar el desconocimiento del futuro por la miríada de desconocidas posibilidades que crea la inestabilidad en el diario vivir?

Se invita a recordar otros momentos de pandemias; en páginas de los libros de historia, se observan años de convivencia en la búsqueda de respuestas a muchos flagelos físicos; soluciones, curas para enfermedades con causas originalmente desconocidas, hasta llegar al descubrimiento del cómo nació, como existe, cuál es su inicio, luego su prevención, e idealmente, cuál pudiera ser su erradicación.

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Ejemplo, la poliomielitis, polio, una enfermedad altamente contagiosa, que afecta a niños menores de cinco años, transmitida persona a persona, en la que no se percibe ese contagio inicial. Puede causar parálisis o temporal o permanente, y fue controlada por medio de la vacunación, a nivel mundial. No hay cura para la polio, únicamente la vacunación es la herramienta de protección. Actualmente, por medio de esfuerzos coordinados de fundaciones, Rotary International y la Organización Mundial de la Salud, hay únicamente cuatro casos en el mundo. Esa armonía de prevención se vive por medio de la vacunación, después de años de investigación de su causa y los continuos esfuerzos preventivos. Se está conviviendo con la posibilidad de un contagio; se previene con la vacunación constante.

Coronavirus, con sus variantes, es el reto de ahora. En relativamente poco tiempo, se descubrieron sus inicios, para luego evitar, curar y prevenir. Sus mortales efectos se dispersaron por el mundo en rápido tiempo, por la constancia de los viajes aéreos, inocentemente contagiando a familiares, amigos, colegas y personas desconocidas. La primera reacción, al observar sus efectos, fue el aislamiento, para permitir que los investigadores encontraran la causa; luego los medios de recuperación, medicamentos para aliviar los síntomas, en demasiados casos, muy tarde, pero en otros, no. Y así se aprendió como ataca Covid, sirviendo de base para el desarrollo de la prevención, pues, con las distintas vacunas que menguan ese efecto fulminante, en varias dosis, como se aplican con la prevención de otras enfermedades, y en niños desde la temprana edad.

Indistintamente de la discusión de las diferentes vacunas y las nuevas sepas que aparecen del virus, porque éste reacciona agresivamente para continuar su ciclo de existencia, la vida humana en su totalidad desde el 2019, es otra. A raíz del conocimiento del ciclo del virus, se vive en prevención con mascarillas en el esfuerzo de evitar el contagio; la constante higiene de lavado de manos; el sostener una prudente distancia entre personas que limita la posibilidad de contagio: se respetan las nuevas modalidades de interacción humana.

No desaparecerá Coronavirus; habrá que buscar esa convivencia, integrar los protocolos de prevención a la vida diaria, no por corto tiempo, sino que de ahora en adelante y para siempre.

Las modalidades de educación, laborales, de convivencia personal, han cambiado, y ese cambio es permanente. El secreto de la convivencia pacifica, del encuentro con la armonía, es aceptar su existencia, mediar la convivencia, emplear los protocolos y medios de defensa, adaptar la vida, y continuar. La negación estéril no permite el avance humano; la mediación interna inicia la mediación externa; convivir con coronavirus es parte de la vida humana ahora, como la fue la convivencia con otras enfermedades: la peste, la viruela, la gripe española, la gripe AH1N1, la polio, y mas.

Se aprende, se previene, se continua, con entrega, actitud positiva y la vista puesta en el futuro.

¡La educación en prioridad nacional!