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Educar para ser ciudadano global

La propuesta:  integrar un nuevo enfoque docente para ser un maestro global: comprender al estudiante en su contexto, cómo  integrar la competencia global en coyunturas de conocimiento en distintos planos...

Diana Brown |
01 de marzo, 2022

El estándar de oro de la medición en la educación es la prueba PISA (Programme for International Student Assessment), que como su meta insta, mide a los sistemas educativos, por medio de los rendimientos de alumnos de quince anos, desde una población elegida al azar, en las competencias de lectura, matemática y ciencia. Es patrocinado por la OECD (Organisation for Economic Co-operation and Development) entidad que se define como buscador de políticas para el bienestar de las personas del mundo. El anhelo de constante crecimiento, perfeccionamiento y alcance goza de una relación directa con el velar por una educación global que pueda asegurar bienestar, prosperidad, salud y paz.

Los resultados de la prueba del 2018, publicados en febrero 2022, en el documento “Big Picture Thinking(Se en encuentra en la pagina web de UNESCO) comparten la reflexión que la educación no solo es el aprendizaje de contenidos como resultado del esfuerzo del docente, y a la respuesta del alumno en adquirir conocimientos;  es además el desarrollo mediante la brújula que guía dentro de un entorno cultural de un mundo multicolor y multiétnico, ampliando competencias para enfrentar situaciones inesperadas, como el ejemplo presente, la pandemia.

Esta visión redonda del mundo,  de trescientos sesenta grados,  se adquiere por medio de una competencia de la percepción global, y  habilidades en cuatro dimensiones: la capacidad de análisis de los asuntos locales, globales e interculturales; la capacidad de comprender y apreciar las distintas perspectivas y puntos de vistas de otras personas; la capacidad de gozar de interacciones efectivas, abiertas y apropiadas indistintamente de las culturas; y la toma de acción en pro del desarrollo de un bienestar colectivo de manera sostenible.

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¿Cómo medir estas competencias, sobre todo en una prueba basada en contenidos “duros”?  Se incluyó un cuestionario abarcando conocimientos sobre las dimensiones de las relaciones globales; una auto evaluación de comprensión y capacidad de análisis, y las observaciones de cómo fueron sus respuestas y reacciones.

Los alumnos que optaron a la prueba expresaron que se consideraban capaces de percibir distintas perspectivas, iniciando desde lo básico, el conocerse, cuáles fueran sus actitudes propias, individuales, y luego, las de otras personas. Se analizan también, la entrega profesional de los docentes; quienes aportaron anotaron que sentían la necesidad de capacitación en áreas de entornos multiculturales, la enseñanza de un segundo idioma, y sobre la equidad y diversidad. Se refleja que el mayor reto es  más formación  para los educadores.

La competencia es el enfoque de aprendizaje necesitado, no el contenido; el aprendizaje debe ser integral, relevante, profundo, enfocado en lo social, duradero, presente la realidad actual. La búsqueda es para una educación en la formación de una persona integra, basándose en auto conocimiento, conocer y manejar las emociones, y sostener los valores como estandartes esenciales. El aprendizaje, para que sea significativo, debe ser relevante; las ideas, poderosas, deben impactar. Esa relevancia es trascendental para el aprendizaje, deja huella permanente en el alumno; y esa trascendencia en la motivación tiene una relación directa con la importancia del tema dentro de la percepción estudiantil y su aprehensión personal.

Contempla aprendizaje transformacional, social, que provee una educación redonda e integral, inmerso en el diario estudiar, pendiente a enfoques y percepción, dependiente a las indicaciones sutiles de los docentes a que cuestionen, examinen y analicen, en el marco de la realidad actual.

Se proponen cuatro preguntas para provocar la educación en la competencia global: ¿Quiénes somos?; ¿Qué es importante aprender?; ¿Cómo aprenden los estudiantes a ser competentes globales?; ¿Cómo se sabe si se está progresando?

La propuesta:  integrar un nuevo enfoque docente para ser un maestro global: comprender al estudiante en su contexto, cómo  integrar la competencia global en coyunturas de conocimiento en distintos planos; comprender las pedagogías globales, con sus exigencias y oportunidades, y contemplar el poder de “storytelling”, el compartir experiencias, y conocimiento, a través de relatos.  

De las cuatro preguntas poderosas planteadas, se llega a repuestas retadoras; el aprendizaje que se busca es integral, relevante, profundo, transformacional, social, real; mediado por educadores expertos en la comprensión de los estudiantes, por medio de las pedagogías globales, las disciplinas universales y la auto comprensión y la del mundo.

Los resultados de la prueba “dura” sistematizaron resultados “suaves”; validan la sentida necesidad de revisar la finalidad de la educación y la ruta a su arribo: no es la adquisición de contenidos, sino de competencias, para vivir en el mundo actual, que se caracteriza, ahora mas que nunca, de que las personas son ciudadanos de un mundo sin fronteras; y esa ausencia de fronteras exige una convivencia espiritual y física, conocimiento y aceptación. La situación de pandemia unió al mundo, con dos metas en común, el bienestar físico-salud, y bienestar emocional.

Una población del planeta Tierra, unida sin diferencias, ciudadanos globales. Es una lección que no se debe olvidar.

¡La educación es prioridad nacional!

Educar para ser ciudadano global

La propuesta:  integrar un nuevo enfoque docente para ser un maestro global: comprender al estudiante en su contexto, cómo  integrar la competencia global en coyunturas de conocimiento en distintos planos...

Diana Brown |
01 de marzo, 2022

El estándar de oro de la medición en la educación es la prueba PISA (Programme for International Student Assessment), que como su meta insta, mide a los sistemas educativos, por medio de los rendimientos de alumnos de quince anos, desde una población elegida al azar, en las competencias de lectura, matemática y ciencia. Es patrocinado por la OECD (Organisation for Economic Co-operation and Development) entidad que se define como buscador de políticas para el bienestar de las personas del mundo. El anhelo de constante crecimiento, perfeccionamiento y alcance goza de una relación directa con el velar por una educación global que pueda asegurar bienestar, prosperidad, salud y paz.

Los resultados de la prueba del 2018, publicados en febrero 2022, en el documento “Big Picture Thinking(Se en encuentra en la pagina web de UNESCO) comparten la reflexión que la educación no solo es el aprendizaje de contenidos como resultado del esfuerzo del docente, y a la respuesta del alumno en adquirir conocimientos;  es además el desarrollo mediante la brújula que guía dentro de un entorno cultural de un mundo multicolor y multiétnico, ampliando competencias para enfrentar situaciones inesperadas, como el ejemplo presente, la pandemia.

Esta visión redonda del mundo,  de trescientos sesenta grados,  se adquiere por medio de una competencia de la percepción global, y  habilidades en cuatro dimensiones: la capacidad de análisis de los asuntos locales, globales e interculturales; la capacidad de comprender y apreciar las distintas perspectivas y puntos de vistas de otras personas; la capacidad de gozar de interacciones efectivas, abiertas y apropiadas indistintamente de las culturas; y la toma de acción en pro del desarrollo de un bienestar colectivo de manera sostenible.

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¿Cómo medir estas competencias, sobre todo en una prueba basada en contenidos “duros”?  Se incluyó un cuestionario abarcando conocimientos sobre las dimensiones de las relaciones globales; una auto evaluación de comprensión y capacidad de análisis, y las observaciones de cómo fueron sus respuestas y reacciones.

Los alumnos que optaron a la prueba expresaron que se consideraban capaces de percibir distintas perspectivas, iniciando desde lo básico, el conocerse, cuáles fueran sus actitudes propias, individuales, y luego, las de otras personas. Se analizan también, la entrega profesional de los docentes; quienes aportaron anotaron que sentían la necesidad de capacitación en áreas de entornos multiculturales, la enseñanza de un segundo idioma, y sobre la equidad y diversidad. Se refleja que el mayor reto es  más formación  para los educadores.

La competencia es el enfoque de aprendizaje necesitado, no el contenido; el aprendizaje debe ser integral, relevante, profundo, enfocado en lo social, duradero, presente la realidad actual. La búsqueda es para una educación en la formación de una persona integra, basándose en auto conocimiento, conocer y manejar las emociones, y sostener los valores como estandartes esenciales. El aprendizaje, para que sea significativo, debe ser relevante; las ideas, poderosas, deben impactar. Esa relevancia es trascendental para el aprendizaje, deja huella permanente en el alumno; y esa trascendencia en la motivación tiene una relación directa con la importancia del tema dentro de la percepción estudiantil y su aprehensión personal.

Contempla aprendizaje transformacional, social, que provee una educación redonda e integral, inmerso en el diario estudiar, pendiente a enfoques y percepción, dependiente a las indicaciones sutiles de los docentes a que cuestionen, examinen y analicen, en el marco de la realidad actual.

Se proponen cuatro preguntas para provocar la educación en la competencia global: ¿Quiénes somos?; ¿Qué es importante aprender?; ¿Cómo aprenden los estudiantes a ser competentes globales?; ¿Cómo se sabe si se está progresando?

La propuesta:  integrar un nuevo enfoque docente para ser un maestro global: comprender al estudiante en su contexto, cómo  integrar la competencia global en coyunturas de conocimiento en distintos planos; comprender las pedagogías globales, con sus exigencias y oportunidades, y contemplar el poder de “storytelling”, el compartir experiencias, y conocimiento, a través de relatos.  

De las cuatro preguntas poderosas planteadas, se llega a repuestas retadoras; el aprendizaje que se busca es integral, relevante, profundo, transformacional, social, real; mediado por educadores expertos en la comprensión de los estudiantes, por medio de las pedagogías globales, las disciplinas universales y la auto comprensión y la del mundo.

Los resultados de la prueba “dura” sistematizaron resultados “suaves”; validan la sentida necesidad de revisar la finalidad de la educación y la ruta a su arribo: no es la adquisición de contenidos, sino de competencias, para vivir en el mundo actual, que se caracteriza, ahora mas que nunca, de que las personas son ciudadanos de un mundo sin fronteras; y esa ausencia de fronteras exige una convivencia espiritual y física, conocimiento y aceptación. La situación de pandemia unió al mundo, con dos metas en común, el bienestar físico-salud, y bienestar emocional.

Una población del planeta Tierra, unida sin diferencias, ciudadanos globales. Es una lección que no se debe olvidar.

¡La educación es prioridad nacional!