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El comedor

Ahora quien se siente fuera de la jugada es quien no falta nunca a la cita a la mitad del día.

Carlos Dumois |
10 de febrero, 2022

Las diferencias más triviales pueden esconder la falta de sensibilidad de los miembros de familias empresarias.

Después de haber conversado sobre varios temas, le pregunté al empresario si tenía alguna otra inquietud. Dudó y por un momento pensé que ya íbamos a despedirnos. De pronto me dijo: “sí tengo otro tema…importante. Se trata del comedor. Estuvimos encerrados en nuestras casas muchos meses, y ahora que podemos reunirnos, mis hijos ya no se quedan a comer a mediodía.”

Este amigo es el fundador de un importante grupo industrial en el centro de México. A pesar de las adversidades, los resultados de sus negocios han sido excelentes en los últimos años. Además, su proceso de sucesión ha sido muy exitoso. Sus descendientes se han organizado muy bien para manejar las tres divisiones del grupo. El mayor ha asumido el liderazgo y todos se entienden bien. Ahora su preocupación es cómo seguir creciendo dentro y fuera del país.

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Sin duda que enfrentan desafíos importantes y hay cambios pendientes que llevar a cabo en la organización, pero en general este hombre de empresa puede sentirse orgulloso de lo que ha creado y de la forma como ellos han tomado las riendas. Pero él a veces siente que ya no tiene cabida en los procesos de toma de decisiones.

La estructura humana ahora corre un proceso de profesionalización y cada vez asume con más autonomía mayores responsabilidades. El equipo ejecutivo empieza a participar más proactivamente en la gestión estratégica y el quehacer visionario. Estas tareas superiores anteriormente se realizaban de manera informal entre el fundador y sus herederos en el comedor ejecutivo de la compañía.

No contaban con un Consejo de Administración, ni con un comité ejecutivo, ni había reuniones de trabajo entre las diferentes áreas del grupo. La toma de decisiones se centralizaba entre este empresario y sus hijos mayores. No había en las comidas ni agendas, ni reportes, ni toma de acuerdos, pero informalmente intercambiaban sus puntos de vista y las grandes alternativas se analizaban hasta llegar a definiciones consensuadas.

Implícitamente todos sabían que no estar en el comedor a mediodía significaba estar fuera de la jugada. Nadie se perdía estar presente para participar en las pláticas sobre las posibilidades estratégicas de cada negocio.

El tiempo de pandemia coincidió con el avance decidido de los procesos de sucesión e institucionalización. En solo dos años se generó un nuevo organigrama con algunos nuevos personajes. En este camino el fundador quedó como Presidente honorario, aunque todavía ningún movimiento relevante se inicia sin consultarlo con él. El comedor ha sido sustituido por órganos de gobierno que poco a poco asimilan su rol con mayor fuerza.

¿Quién extraña al comedor? Ese salón del que antes emanaban las jugadas estratégicas del grupo ahora, excepcionalmente, el empresario come con algún directivo. Los hijos no se percatan que sus grandes avances se acompañan de otras pérdidas y abandonos que no a todos les duelen igual.

Ellos por fin pueden convivir con su familia a la hora de la comida todos los días. Su día se parte en dos para regresar con energía por las tardes. Pero su padre acude puntualmente al mediodía al lugar que fue sitio de convivencia para encontrarse si acaso con alguno de los altos directivos.

El tema se ha tratado y los sucesores le externan todo tipo de justificaciones para no asistir. En el fondo ya no encuentran motivos para dejar a sus esposas e hijos a la hora de comer. Tampoco se han detenido a pensar que las ópticas son distintas. Ahora quien se siente fuera de la jugada es quien no falta nunca a la cita a la mitad del día.

En el fondo el tema es falta de diálogo, de escucharse, de tomarse en cuenta, y de encontrar una fórmula intermedia que satisgafa a todos. Si el comedor vuelve a ser espacio de convivencia y plática, tendrá que ser reinventado. Estoy seguro que se encontrará el nuevo enfoque, las nuevas prácticas, los nuevos hábitos, y que este empresario y sus hijos también en este tema encontrarán en consenso una opción que dará resultado.

 

c_dumois@cedem.com.mx

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

 

* “Dueñez® es una marca registrada por Carlos A. Dumois.

 

 

El comedor

Ahora quien se siente fuera de la jugada es quien no falta nunca a la cita a la mitad del día.

Carlos Dumois |
10 de febrero, 2022

Las diferencias más triviales pueden esconder la falta de sensibilidad de los miembros de familias empresarias.

Después de haber conversado sobre varios temas, le pregunté al empresario si tenía alguna otra inquietud. Dudó y por un momento pensé que ya íbamos a despedirnos. De pronto me dijo: “sí tengo otro tema…importante. Se trata del comedor. Estuvimos encerrados en nuestras casas muchos meses, y ahora que podemos reunirnos, mis hijos ya no se quedan a comer a mediodía.”

Este amigo es el fundador de un importante grupo industrial en el centro de México. A pesar de las adversidades, los resultados de sus negocios han sido excelentes en los últimos años. Además, su proceso de sucesión ha sido muy exitoso. Sus descendientes se han organizado muy bien para manejar las tres divisiones del grupo. El mayor ha asumido el liderazgo y todos se entienden bien. Ahora su preocupación es cómo seguir creciendo dentro y fuera del país.

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Sin duda que enfrentan desafíos importantes y hay cambios pendientes que llevar a cabo en la organización, pero en general este hombre de empresa puede sentirse orgulloso de lo que ha creado y de la forma como ellos han tomado las riendas. Pero él a veces siente que ya no tiene cabida en los procesos de toma de decisiones.

La estructura humana ahora corre un proceso de profesionalización y cada vez asume con más autonomía mayores responsabilidades. El equipo ejecutivo empieza a participar más proactivamente en la gestión estratégica y el quehacer visionario. Estas tareas superiores anteriormente se realizaban de manera informal entre el fundador y sus herederos en el comedor ejecutivo de la compañía.

No contaban con un Consejo de Administración, ni con un comité ejecutivo, ni había reuniones de trabajo entre las diferentes áreas del grupo. La toma de decisiones se centralizaba entre este empresario y sus hijos mayores. No había en las comidas ni agendas, ni reportes, ni toma de acuerdos, pero informalmente intercambiaban sus puntos de vista y las grandes alternativas se analizaban hasta llegar a definiciones consensuadas.

Implícitamente todos sabían que no estar en el comedor a mediodía significaba estar fuera de la jugada. Nadie se perdía estar presente para participar en las pláticas sobre las posibilidades estratégicas de cada negocio.

El tiempo de pandemia coincidió con el avance decidido de los procesos de sucesión e institucionalización. En solo dos años se generó un nuevo organigrama con algunos nuevos personajes. En este camino el fundador quedó como Presidente honorario, aunque todavía ningún movimiento relevante se inicia sin consultarlo con él. El comedor ha sido sustituido por órganos de gobierno que poco a poco asimilan su rol con mayor fuerza.

¿Quién extraña al comedor? Ese salón del que antes emanaban las jugadas estratégicas del grupo ahora, excepcionalmente, el empresario come con algún directivo. Los hijos no se percatan que sus grandes avances se acompañan de otras pérdidas y abandonos que no a todos les duelen igual.

Ellos por fin pueden convivir con su familia a la hora de la comida todos los días. Su día se parte en dos para regresar con energía por las tardes. Pero su padre acude puntualmente al mediodía al lugar que fue sitio de convivencia para encontrarse si acaso con alguno de los altos directivos.

El tema se ha tratado y los sucesores le externan todo tipo de justificaciones para no asistir. En el fondo ya no encuentran motivos para dejar a sus esposas e hijos a la hora de comer. Tampoco se han detenido a pensar que las ópticas son distintas. Ahora quien se siente fuera de la jugada es quien no falta nunca a la cita a la mitad del día.

En el fondo el tema es falta de diálogo, de escucharse, de tomarse en cuenta, y de encontrar una fórmula intermedia que satisgafa a todos. Si el comedor vuelve a ser espacio de convivencia y plática, tendrá que ser reinventado. Estoy seguro que se encontrará el nuevo enfoque, las nuevas prácticas, los nuevos hábitos, y que este empresario y sus hijos también en este tema encontrarán en consenso una opción que dará resultado.

 

c_dumois@cedem.com.mx

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

 

* “Dueñez® es una marca registrada por Carlos A. Dumois.