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El gobierno de las locas

Estos progres no pueden distinguir entre los hechos de la realidad y un estado mental enfermo – confunden realidad con fantasía. Su “percepción” del mundo está en conflicto con la realidad. Un signo claro de enfermedad mental.

izquierda
Warren Orbaugh |
18 de julio, 2022

Los dementes están conquistando el mundo. Los chiflados se han infiltrado en los puestos de poder en el mundo occidental. Y estos enajenados quieren encerrarnos en su mundo alternativo que no es otra cosa sino un manicomio global.

La mente es la forma de la consciencia humana. La consciencia es la facultad de darse cuenta de lo que existe. Compartimos esta facultad con los demás animales. Los organismos superiores poseen una forma más amplia de consciencia al de los inferiores que guían su conducta sólo por estimulación sensorial. Los animales superiores tienen la facultad de retener sensaciones que es percibir. Percibir es la facultad del orden sensorial, que incluye al cerebro, de retener, clasificar e integrar automáticamente un grupo de sensaciones, que le permiten darse cuenta, no sólo de estímulos, sino que, de entidades, de cosas.  Mediante esta clasificación e integración de los estímulos el organismo reproduce las relaciones objetivas entre estos estímulos en el mundo físico.

Ahora la consciencia del hombre abarca una facultad adicional: la de conceptualizar. Conceptualizar es la capacidad de hacer integraciones mentales explícitas y volitivas (no automáticas), guiadas por la lógica. Conceptualizar es la habilidad de categorizar innumerables singulares o entes concretos en grupos o clases abiertas en intensión (características de los singulares) y extensión (cantidad de singulares), de acuerdo con una característica distintiva que tienen en común dichos entes y que se elige como denominador conceptual común o característica esencial del concepto, cuyas medidas no omitidas caen dentro de un mismo rango, creando una imagen mental como unidad genérica del grupo, denotado por un signo o palabra, e identificado por una definición que indica a que clase pertenece – genus – y como se diferencia de los demás singulares de esa clase – differentia .

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Así podemos definir al ser humano como primate racional, siendo primate su genus y racional su differentia que lo distingue de los demás primates. Podemos refinar aún más nuestro conocimiento: Notamos que Chito, Diego y Fernando son similares entre sí pero que existen diferencias con Verónica, Catalina y Beatriz que son similares entre sí. A los primeros los denominamos hombres y a las segundas mujeres. Y podemos definirlos de la siguiente manera: «Hombre es el humano capaz de fecundar», y «mujer es el humano capaz de ser fecundado».

 Es importante advertir que el concepto es un ente de razón, es una entidad mental, producto de la función del entendimiento, sólo posible por la acción voluntaria de la razón que relaciona la evidencia proveída por los sentidos. La función del entendimiento es pues, juzgar, que consiste en relacionar entes concretos o conceptos como predicados con una representación cualquiera de un objeto. Las funciones del entendimiento pueden todas ser halladas si se exponen íntegramente las funciones de unidad en el juicio. Los conceptos se forman considerando a los existentes como unidades. El ver las cosas como unidades y grupos es adoptar una perspectiva humana en ellas, una función de la razón. En el mundo, aparte del hombre no hay unidades, sólo entidades, sólo existentes, sólo cosas individuales, separadas con sus propiedades y sus acciones.

Nuestro conocimiento consiste en la relación jerárquica y contextual entre conceptos.

El criterio para establecer la salud mental – el funcionamiento biológicamente apropiado de la mente – es el mismo que se usa para establecer la salud física: la supervivencia y bienestar del humano. La mente sana es la que desempeña bien su función bilógica de conocer, evaluar y regular la acción. Conocer es identificar y entender los hechos. Evaluar es determinar que tan beneficiosos o dañino es algo para uno. Regular es ajustar la acción de acuerdo con la evaluación. La mente está sana en tanto su método de funcionamiento sea tal que le de al humano el control sobre la realidad que requiere para sostenerse y florecer.

La mente enferma es la que no puede desempeñar bien su función biológica. No puede identificar ni entender los hechos. Evalúa mal y conduce su conducta hacia la auto destrucción. Está en conflicto con la realidad, con los hechos y con sus necesidades como ser vivo. Esa condición puede deberse a un accidente natural, a una malformación o a un trauma severo. Pero también puede ser el efecto de una acción intencional de lesionarla. Ayn Rand identificó esto último en el proceso educativo y comparó a los profesores con los “compra chicos” – unos traficantes de infantes de la edad media que compraban niños y los sometían a horribles torturas para deformarlos físicamente y así convertirlos en bufones para las cortes.

Los educadores del sistema progresista han deformado las mentes de sus chicos y ahora es cuando esta deformación se ha hecho visible. Estas mentes corrompidas funcionan mal. Se engañan a sí mismas. No conocen los hechos, no identifican el estado de cosas, sino que inventan una fantasía a forma de “realidad alternativa”. Evaden, fingen, eligen y prefieren lo decadente. Son incapaces de razonar bien. Son ilógicos. Son dementes creados por el sistema educativo. Prefieren  sustituir la percepción de la realidad  por la invención fantasiosa ajustada a sus caprichos.

Las evidencias abundan. La Juez Katanji Brown Jackson, optando para ser parte de la corte suprema, en su entrevista fue incapaz de definir “mujer”. Tampoco pudo hacerlo Catherine Hawkins de la Oficina para la Mujer del Departamento del Primer Ministro de Australia. Mucho menos pudo hacerlo Khiara Bridges, la profesora de Leyes de Berkeley cuando el senador Hawley se lo pidió. Ella insistió que un hombre puede quedar embarazado y acusó al senador de transfóbico por el hecho de formular la pregunta. La profesora no pudo defender sus ideas por medio de la lógica por lo que recurrió al ataque a la persona, la falacia ad hominem. Y esta es la táctica que usan estos chiflados: acusan a quienes no aceptan sus locas ideas de ser racistas o transfóbicos, o de esgrimir discursos de odio, todos nombres contemporáneos para lo que antes los fanáticos religiosos denominaban “blasfemia”. Todas ellas son incapaces de identificar los hechos.

Sus contradicciones lógicas están en todo lo que dicen. Goss Graves, presidente del National Women´s Law Center, durante su audiencia en el congreso tampoco pudo definir lo que es una mujer, pero insistió en que ella se auto percibía como mujer. ¿Pero cómo se puede percibir como mujer si no sabe que es una mujer?

Insisten estos alienados en que hay más de dos géneros. Y no se cansan de agregar nuevos. Sin embargo, cuando defienden su absurda invención paran afirmando involuntariamente que en realidad sólo hay dos: hombre y mujer. Quiero enfatizar esto: sólo hay dos géneros, masculino y femenino. Es importante no olvidarlo para identificar las falencias del razonamiento de los progres. Señalan a una mujer de ser transgénero porque se autoidentifica como hombre (género masculino) y por tanto exige – ya que ha logrado por medio de mandatos gubernamentales forzar a los demás – a que se dirijan a ella como él. Ahora, este “hombre” (no biológico) queda embarazado – pues aún tiene vagina, vulva y aparato reproductor femenino, es decir, sigue siendo mujer biológica (género femenino) – y exige que aceptemos que los hombres (género masculino) pueden quedar embarazados, como afirmó Khiara Bridges, la profesora de Leyes de Berkeley.

Por otro lado, un hombre que se autoidentifica como mujer (género femenino) y por tanto fuerza a los demás, auxiliado por decretos gubernamentales, a que se dirijan a él como ella, logra que le permitan competir deportivamente contra verdaderas mujeres, pretendiendo que todo el mundo finja que no tiene una ventaja por ser “hombre bilógico”. Y en este juego demencial, otro hombre, un criminal, que se autoidentifica como la mujer Demi Minor (género femenino), consigue que lo trasladen a la prisión de mujeres de New Jersey, donde embaraza a dos presas, pues aún tiene pene y testículos, es decir, sigue siendo “hombre biológico” (género masculino). ¿En dónde están los otros géneros si de lo que se trata es que sean lo que se autoidentifican: hombre o mujer?

Pero, así como un niño que se pone una capa de Superman no puede volar, pues no es Superman, y un hombre que se auto percibe como bombilla no puede iluminar un callejón oscuro, un hombre que se auto perciba como mujer y se disfrace como tal, aún con el auxilio químico y quirúrgico, no es mujer. Tan solo es un hombre disfrazado. Estos progres no pueden distinguir entre los hechos de la realidad y un estado mental enfermo – confunden realidad con fantasía. Su “percepción” del mundo está en conflicto con la realidad. Un signo claro de enfermedad mental.

Y estos degenerados quieren imponer su demencia. Rachel Devine, transgénero, pediatra y psicólogo, secretario de salud de Pennsylvania y consejero del congreso de Estados Unidos de Norteamérica propone la mutilación de niños para su transición de género. Insiste en que los niños de cinco u ocho años deben poder decidir si ser niños o niñas. Qué razón tiene Bill Maher al decir que, si los niños supieran lo que quieren ser a la edad de ocho años, el mundo estaría lleno de princesas y vaqueros. Maher se siente afortunado de que nadie lo tomara en serio cuando quería ser pirata y programara una operación para que le quitaran un ojo y una pierna.

Hollywood y Disney infiltrados por un grupo de idiotas sin ideas, quieren forzar esa locura en los cinéfilos. Su falta de creatividad – pues no inventan caracteres nuevos y buenas historias – sólo les alcanza para destruir todo lo que otros hicieron. Reinterpretan las viejas películas en lugar de crear nuevas. Así ponen de hada madrina en Pinocho a un transgénero negro. A Ana Bolena la reinterpretan como negra. Batichica es ahora lesbiana. El nuevo Superman – hijo de Kal-El – es homosexual. Otra interpretación de Superman – Clark Kent – es negro. ¿Será que lo próximo que van a crear es un Mohamed Ali blanco, pelirrojo y travesti?

Y como si todo esto no fuera suficiente, estos degenerados mentales están haciendo fiestas para niños en clubes de desnudistas para adultos con travestis, incitándolos a desfilar y practicar los bailes y a poner billetes entre los calzones de estos energúmenos. ¡Esto ya es abuso de menores! Han llevado la jaula de las locas al mundo infantil.

Y al mundo de los adultos quieren llevar el gobierno de las locas.

El gobierno de las locas

Estos progres no pueden distinguir entre los hechos de la realidad y un estado mental enfermo – confunden realidad con fantasía. Su “percepción” del mundo está en conflicto con la realidad. Un signo claro de enfermedad mental.

Warren Orbaugh |
18 de julio, 2022
izquierda

Los dementes están conquistando el mundo. Los chiflados se han infiltrado en los puestos de poder en el mundo occidental. Y estos enajenados quieren encerrarnos en su mundo alternativo que no es otra cosa sino un manicomio global.

La mente es la forma de la consciencia humana. La consciencia es la facultad de darse cuenta de lo que existe. Compartimos esta facultad con los demás animales. Los organismos superiores poseen una forma más amplia de consciencia al de los inferiores que guían su conducta sólo por estimulación sensorial. Los animales superiores tienen la facultad de retener sensaciones que es percibir. Percibir es la facultad del orden sensorial, que incluye al cerebro, de retener, clasificar e integrar automáticamente un grupo de sensaciones, que le permiten darse cuenta, no sólo de estímulos, sino que, de entidades, de cosas.  Mediante esta clasificación e integración de los estímulos el organismo reproduce las relaciones objetivas entre estos estímulos en el mundo físico.

Ahora la consciencia del hombre abarca una facultad adicional: la de conceptualizar. Conceptualizar es la capacidad de hacer integraciones mentales explícitas y volitivas (no automáticas), guiadas por la lógica. Conceptualizar es la habilidad de categorizar innumerables singulares o entes concretos en grupos o clases abiertas en intensión (características de los singulares) y extensión (cantidad de singulares), de acuerdo con una característica distintiva que tienen en común dichos entes y que se elige como denominador conceptual común o característica esencial del concepto, cuyas medidas no omitidas caen dentro de un mismo rango, creando una imagen mental como unidad genérica del grupo, denotado por un signo o palabra, e identificado por una definición que indica a que clase pertenece – genus – y como se diferencia de los demás singulares de esa clase – differentia .

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Así podemos definir al ser humano como primate racional, siendo primate su genus y racional su differentia que lo distingue de los demás primates. Podemos refinar aún más nuestro conocimiento: Notamos que Chito, Diego y Fernando son similares entre sí pero que existen diferencias con Verónica, Catalina y Beatriz que son similares entre sí. A los primeros los denominamos hombres y a las segundas mujeres. Y podemos definirlos de la siguiente manera: «Hombre es el humano capaz de fecundar», y «mujer es el humano capaz de ser fecundado».

 Es importante advertir que el concepto es un ente de razón, es una entidad mental, producto de la función del entendimiento, sólo posible por la acción voluntaria de la razón que relaciona la evidencia proveída por los sentidos. La función del entendimiento es pues, juzgar, que consiste en relacionar entes concretos o conceptos como predicados con una representación cualquiera de un objeto. Las funciones del entendimiento pueden todas ser halladas si se exponen íntegramente las funciones de unidad en el juicio. Los conceptos se forman considerando a los existentes como unidades. El ver las cosas como unidades y grupos es adoptar una perspectiva humana en ellas, una función de la razón. En el mundo, aparte del hombre no hay unidades, sólo entidades, sólo existentes, sólo cosas individuales, separadas con sus propiedades y sus acciones.

Nuestro conocimiento consiste en la relación jerárquica y contextual entre conceptos.

El criterio para establecer la salud mental – el funcionamiento biológicamente apropiado de la mente – es el mismo que se usa para establecer la salud física: la supervivencia y bienestar del humano. La mente sana es la que desempeña bien su función bilógica de conocer, evaluar y regular la acción. Conocer es identificar y entender los hechos. Evaluar es determinar que tan beneficiosos o dañino es algo para uno. Regular es ajustar la acción de acuerdo con la evaluación. La mente está sana en tanto su método de funcionamiento sea tal que le de al humano el control sobre la realidad que requiere para sostenerse y florecer.

La mente enferma es la que no puede desempeñar bien su función biológica. No puede identificar ni entender los hechos. Evalúa mal y conduce su conducta hacia la auto destrucción. Está en conflicto con la realidad, con los hechos y con sus necesidades como ser vivo. Esa condición puede deberse a un accidente natural, a una malformación o a un trauma severo. Pero también puede ser el efecto de una acción intencional de lesionarla. Ayn Rand identificó esto último en el proceso educativo y comparó a los profesores con los “compra chicos” – unos traficantes de infantes de la edad media que compraban niños y los sometían a horribles torturas para deformarlos físicamente y así convertirlos en bufones para las cortes.

Los educadores del sistema progresista han deformado las mentes de sus chicos y ahora es cuando esta deformación se ha hecho visible. Estas mentes corrompidas funcionan mal. Se engañan a sí mismas. No conocen los hechos, no identifican el estado de cosas, sino que inventan una fantasía a forma de “realidad alternativa”. Evaden, fingen, eligen y prefieren lo decadente. Son incapaces de razonar bien. Son ilógicos. Son dementes creados por el sistema educativo. Prefieren  sustituir la percepción de la realidad  por la invención fantasiosa ajustada a sus caprichos.

Las evidencias abundan. La Juez Katanji Brown Jackson, optando para ser parte de la corte suprema, en su entrevista fue incapaz de definir “mujer”. Tampoco pudo hacerlo Catherine Hawkins de la Oficina para la Mujer del Departamento del Primer Ministro de Australia. Mucho menos pudo hacerlo Khiara Bridges, la profesora de Leyes de Berkeley cuando el senador Hawley se lo pidió. Ella insistió que un hombre puede quedar embarazado y acusó al senador de transfóbico por el hecho de formular la pregunta. La profesora no pudo defender sus ideas por medio de la lógica por lo que recurrió al ataque a la persona, la falacia ad hominem. Y esta es la táctica que usan estos chiflados: acusan a quienes no aceptan sus locas ideas de ser racistas o transfóbicos, o de esgrimir discursos de odio, todos nombres contemporáneos para lo que antes los fanáticos religiosos denominaban “blasfemia”. Todas ellas son incapaces de identificar los hechos.

Sus contradicciones lógicas están en todo lo que dicen. Goss Graves, presidente del National Women´s Law Center, durante su audiencia en el congreso tampoco pudo definir lo que es una mujer, pero insistió en que ella se auto percibía como mujer. ¿Pero cómo se puede percibir como mujer si no sabe que es una mujer?

Insisten estos alienados en que hay más de dos géneros. Y no se cansan de agregar nuevos. Sin embargo, cuando defienden su absurda invención paran afirmando involuntariamente que en realidad sólo hay dos: hombre y mujer. Quiero enfatizar esto: sólo hay dos géneros, masculino y femenino. Es importante no olvidarlo para identificar las falencias del razonamiento de los progres. Señalan a una mujer de ser transgénero porque se autoidentifica como hombre (género masculino) y por tanto exige – ya que ha logrado por medio de mandatos gubernamentales forzar a los demás – a que se dirijan a ella como él. Ahora, este “hombre” (no biológico) queda embarazado – pues aún tiene vagina, vulva y aparato reproductor femenino, es decir, sigue siendo mujer biológica (género femenino) – y exige que aceptemos que los hombres (género masculino) pueden quedar embarazados, como afirmó Khiara Bridges, la profesora de Leyes de Berkeley.

Por otro lado, un hombre que se autoidentifica como mujer (género femenino) y por tanto fuerza a los demás, auxiliado por decretos gubernamentales, a que se dirijan a él como ella, logra que le permitan competir deportivamente contra verdaderas mujeres, pretendiendo que todo el mundo finja que no tiene una ventaja por ser “hombre bilógico”. Y en este juego demencial, otro hombre, un criminal, que se autoidentifica como la mujer Demi Minor (género femenino), consigue que lo trasladen a la prisión de mujeres de New Jersey, donde embaraza a dos presas, pues aún tiene pene y testículos, es decir, sigue siendo “hombre biológico” (género masculino). ¿En dónde están los otros géneros si de lo que se trata es que sean lo que se autoidentifican: hombre o mujer?

Pero, así como un niño que se pone una capa de Superman no puede volar, pues no es Superman, y un hombre que se auto percibe como bombilla no puede iluminar un callejón oscuro, un hombre que se auto perciba como mujer y se disfrace como tal, aún con el auxilio químico y quirúrgico, no es mujer. Tan solo es un hombre disfrazado. Estos progres no pueden distinguir entre los hechos de la realidad y un estado mental enfermo – confunden realidad con fantasía. Su “percepción” del mundo está en conflicto con la realidad. Un signo claro de enfermedad mental.

Y estos degenerados quieren imponer su demencia. Rachel Devine, transgénero, pediatra y psicólogo, secretario de salud de Pennsylvania y consejero del congreso de Estados Unidos de Norteamérica propone la mutilación de niños para su transición de género. Insiste en que los niños de cinco u ocho años deben poder decidir si ser niños o niñas. Qué razón tiene Bill Maher al decir que, si los niños supieran lo que quieren ser a la edad de ocho años, el mundo estaría lleno de princesas y vaqueros. Maher se siente afortunado de que nadie lo tomara en serio cuando quería ser pirata y programara una operación para que le quitaran un ojo y una pierna.

Hollywood y Disney infiltrados por un grupo de idiotas sin ideas, quieren forzar esa locura en los cinéfilos. Su falta de creatividad – pues no inventan caracteres nuevos y buenas historias – sólo les alcanza para destruir todo lo que otros hicieron. Reinterpretan las viejas películas en lugar de crear nuevas. Así ponen de hada madrina en Pinocho a un transgénero negro. A Ana Bolena la reinterpretan como negra. Batichica es ahora lesbiana. El nuevo Superman – hijo de Kal-El – es homosexual. Otra interpretación de Superman – Clark Kent – es negro. ¿Será que lo próximo que van a crear es un Mohamed Ali blanco, pelirrojo y travesti?

Y como si todo esto no fuera suficiente, estos degenerados mentales están haciendo fiestas para niños en clubes de desnudistas para adultos con travestis, incitándolos a desfilar y practicar los bailes y a poner billetes entre los calzones de estos energúmenos. ¡Esto ya es abuso de menores! Han llevado la jaula de las locas al mundo infantil.

Y al mundo de los adultos quieren llevar el gobierno de las locas.