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Gracias pero no gracias

En realidad, el no recibir la invitación a la Cumbre por la Democracia le evita al gobierno de Guatemala tener que dar la desagradable, poco diplomática, pero necesaria respuesta: Gracias, pero no gracias.

Warren Orbaugh |
06 de diciembre, 2021

Recientemente vi a los medios "proges" embestir exáticos contra la señora fiscal general Consuelo Porras, responsabilizándola de que Guatemala fuera excluida de la Cumbre por la Democracia convocada por el presidente Joe Biden para el 9 y 10 de diciembre. Guatemala, uno de los pocos países qu eapoyan a Estados Unidos en su política de seguridad en Centroamérica, y que votó secundándolo en la Asamblea General de la ONU en oposición de la última resolución de ese organismo en contra de Israel, se ve tratada igual que Venezuela, Cuba, y Nicaragua. Según el gobierno de Biden, países como la República Democrática del Congo, Kenia, Nigeria e Irak entre otros, todos ellos donde no se respetan los derechos humanos, merecen más ser invitados que Guatemala. ¿La razón? Según dijo el asesor del presidente Biden para América Latina, Juan González, para júbilo de los “progres” guatemaltecos, se debe a que el gobierno de Guatemala mantiene en su puesto a la fiscal general. 

Aparte de que esto es un intento burdo e irrespetuoso de querer intervenir en las decisiones políticas de otro país – cosa que los gobiernos estadounidenses condenan cuando sospechan que algún país intenta lo mismo con el suyo – ¿qué significa esta invitación?

Podemos confiar en gente honesta, pero no en deshonestos. Podemos contar con la gente íntegra, pero no con los hipócritas. Y el conocido refrán “dime con quién andas y te diré quien eres” me viene a la mente.

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Aclaremos qu eno son los Estados Unidos de Norteamérica quienes convocan a esta Cumbre por la Democracia, sino que el gobierno de turno que es del partido Demócrata. ¿Y qué tipo de conducta han exhibido sus miembros recientemente? Nancy Pelosi y los Demócratas, haciendo gala de deshonestidad, valiéndose de artimañas y acusaciones falsas trataron por cuatro años de derrocar a Donald Trump y, lo intentaron de nuevo diez días antes de que terminara su período. Trataron por medio de la enmienda XXV – lo que es inconstitucional, pues dicha enmienda no se hizo para ser usada como arma política por un partido en contra de otro – y cómo por esa vía no avanzaron, por medio de un nuevo juicio en contra del expresidente. Pelosi, a quien poco importa la verdad y lo correcto, quiso deshonrarlo cuanto antes, para evitar que pueda correr de nuevo.

Cuando se dieron los disturbios con destrozos y saqueos a la propiedad privada, a negocios grandes y pequeños, por miembros de BLM (Black Lives Matter, una agrupación marxista) y de ANTIFA (una agrupación fascista), los gobernadores y alcaldes Demócratas las calificaron de “protestas básicamente, pacíficas”. Los demócratas que gobiernan en los estados sujetos a tales violaciones, en lugar de proteger a sus ciudadanos, haciendo gala de irresponsabilidad, los abandonaron a su suerte. ¡Grave irresponsabilidad! Cuando Trump les ofreció ayuda, la rechazaron. Cuando estos salvajes energúmenos destrozaron los monumentos públicos, las estatuas de Jefferson, Franklin, Washington, Lincoln, Cristóbal Colón, etc., los Demócratas no sólo no lo condenaron, sino que lo aprobaron y propusieron quitar las esculturas de los monumentos a Jefferson y a Lincoln y las de la rotonda del Capitolio, porque podían ser ofensivas para algunos. Nanci Pelosi dijo que la gente hace lo que hace y que realmente a ella no le importan unas “esculturas.”

Los Democrátas, haciendo gala de irracionalidad, al reducir y quitar la necesidad de fianza para criminales violentos, desfinanciar a la policía, recaudar fondos para liberar a aquellos terroristas que destruyeron propiedad privada – a los que llamaron protestantes pacíficos – han legitimado la violencia y el crimen, que ahora azota a los ciudadanos honrados y productivos de ciudades como San Francisco, Los Ángeles, Virginia, Chicago, Nueva York, Atlanta, Seattle, Oakland, Sacramento, Baltimore, y Portland, entre otras. Y según el congresista Jim Jordan, esta política es intencional, con el propósito de crear caos para destruir el sistema norteamericano de libre mercado y sustituirlo con uno totalitario de modelo socialista. Es el declarado propósito de congresistas demócratas como Alexandra Ocasio-Cortez, Ilan Omar, y Bernie Sanders, entre otros.

Guatemaltecos "progres" con la ayuda de miembros de este partido crearon la CICIG, de la que Sandoval era un miembro clave, y cooptaron el sistema de justicia colocando a sus miembros en las cortes, la Corte de Constitucionalidad, el MP, y la Procuraduría de Derechos Humanos. Montaron juicios para perseguir a sus enemigos políticos, a aquellos que los derrotaron en la lucha armada. Mintieron inventando un genocidio que no se dio para poder ignorar la amnistía firmada en los acuerdos de Paz, que evidentemente nunca han pretendido respetar. Mintieron para violar el legítimo proceso y así condenar a sus víctimas. Y, contrario al decoro de todo juez que se supone imparcial, los jueces celebraron condenar a sus enemigos al finalizar la farsa – al estilo de las dictaduras totalitarias que fingen aplicar justicia. Sin embargo, el ardid fracasó gracias a buenos abogados y jueces honestos que impidieron tan descarada violación de la ley.

Su fin ha sido botar los gobiernos de turno, con excepción del de Colom, por ser un partido con miembros de la Internacional Socialista. Cuando éste se vio en peligro, mintieron inventando un cuento de telenovela para apaciguar las aguas, al que Castresana denominó “una verdad interina en una fase de proceso”. 

Se valieron de cuenta mentira y método corrupto pudieron para tratar de conseguir las condenas que buscaban. Violaron la presunción de inocencia y publicidad del proceso garantizada en el artículo 14 de la Constitución de la República. Mintieron para desprestigiar y condenar sin pruebas recurriendo constantemente a la acusación pública y exhibición del detenido ante la prensa, escrita y televisada, prohibida por la constitución, mostrando lo poco que les importa el sistema legal del país. La constitución indica que toda persona debe ser considerada inocente y tratada como inocente, mientras no se dicte en su contra sentencia condenatoria definitiva. Pero ellos trataron a sus víctimas como culpables, aunque no se les hubiera probado responsabilidad alguna. Recordemos que pesa sobre la conciencia de sus fiscales la ejecución extrajudicial de Pavel Centeno y las muertes del empresario José Estuardo Valdés Paiz y los médicos Jesús Oliva Leal y Edwin Raúl Castañeda. 

Mintieron con conocimiento de causa al usar y asesorar testigos falsos para tratar de encarcelar a Giammattei, a Vielman, y a los Paiz. 

Mintieron para intentar derrocar al presidente Morales le inventaron el crimen de acoso sexual – copiando a sus pares Demócratas norteamericanos – presentando testigos falsos también. Asimismo, mintieron para poder extorsionarlo, cuando le inventaron un crimen de lavado de dinero a su hermano e hijo. Y cuando por fin se pidió cuentas a estos fiscales de CICIG por esas acciones corruptas y abusivas, se defendieron en contubernio con el Procurador de Derechos Humanos, sus abogados progres y la cooptada Corte de Constitucionalidad. Y cuando el gobierno guatemalteco acudió a la ONU para corregir esa situación, Guterres mostró su juego y evidenció el teatro internacional al tratar de imponer a su alfil diciendo que él nada podía hacer, que la CICIG, creada por la ONU con el gobierno de Guatemala era un ente independiente.

Y ahora lo vemos de nuevo. Molestos porque han perdido a la CICIG y al exfiscal Sandoval, ahora también prófugo de la justicia, presionan para restituir en su puesto y reemplazar a la fiscal general Consuelo Porras con algún miembro de su pandilla. Pero ¿acaso no han tratado de condenar estos fiscales de la CICIG a sus víctimas mediante la mentira? ¿Han sido el fiscal y sus aliados honrados? La honradez es la virtud de aplicar la racionalidad, la honestidad y la justicia para evitar perjuicios a terceros de modo deliberado. ¿Acaso no han perseguido perjudicar a sus víctimas, que sabían ser inocentes, deliberadamente? Y ¿no pretenden también en esta ocasión perjudicar a miembros del gobierno actual de Guatemala?

¿Entonces, por qué hemos de creer, esta vez, que los progres y sus aliados demócratas son honestos, que desean para Guatemala la implementación de un Estado de Derecho, donde todos son iguales ante la ley, y no un gobierno de tipo socialista? ¿Merecen que creamos en ellos? ¿Merecen nuestra confianza? ¿Merecen nuestra amistad? ¿Queremos amigos de esa calaña?

Honrados debemos sentirnos los guatemaltecos de que no nos consideren sus pares, sus amigos. En realidad, el no recibir la invitación a la Cumbre por la Democracia le evita al gobierno de Guatemala tener que dar la desagradable, poco diplomática, pero necesaria respuesta: 

Gracias, pero no gracias.

Gracias pero no gracias

En realidad, el no recibir la invitación a la Cumbre por la Democracia le evita al gobierno de Guatemala tener que dar la desagradable, poco diplomática, pero necesaria respuesta: Gracias, pero no gracias.

Warren Orbaugh |
06 de diciembre, 2021

Recientemente vi a los medios "proges" embestir exáticos contra la señora fiscal general Consuelo Porras, responsabilizándola de que Guatemala fuera excluida de la Cumbre por la Democracia convocada por el presidente Joe Biden para el 9 y 10 de diciembre. Guatemala, uno de los pocos países qu eapoyan a Estados Unidos en su política de seguridad en Centroamérica, y que votó secundándolo en la Asamblea General de la ONU en oposición de la última resolución de ese organismo en contra de Israel, se ve tratada igual que Venezuela, Cuba, y Nicaragua. Según el gobierno de Biden, países como la República Democrática del Congo, Kenia, Nigeria e Irak entre otros, todos ellos donde no se respetan los derechos humanos, merecen más ser invitados que Guatemala. ¿La razón? Según dijo el asesor del presidente Biden para América Latina, Juan González, para júbilo de los “progres” guatemaltecos, se debe a que el gobierno de Guatemala mantiene en su puesto a la fiscal general. 

Aparte de que esto es un intento burdo e irrespetuoso de querer intervenir en las decisiones políticas de otro país – cosa que los gobiernos estadounidenses condenan cuando sospechan que algún país intenta lo mismo con el suyo – ¿qué significa esta invitación?

Podemos confiar en gente honesta, pero no en deshonestos. Podemos contar con la gente íntegra, pero no con los hipócritas. Y el conocido refrán “dime con quién andas y te diré quien eres” me viene a la mente.

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Cuando se dieron los disturbios con destrozos y saqueos a la propiedad privada, a negocios grandes y pequeños, por miembros de BLM (Black Lives Matter, una agrupación marxista) y de ANTIFA (una agrupación fascista), los gobernadores y alcaldes Demócratas las calificaron de “protestas básicamente, pacíficas”. Los demócratas que gobiernan en los estados sujetos a tales violaciones, en lugar de proteger a sus ciudadanos, haciendo gala de irresponsabilidad, los abandonaron a su suerte. ¡Grave irresponsabilidad! Cuando Trump les ofreció ayuda, la rechazaron. Cuando estos salvajes energúmenos destrozaron los monumentos públicos, las estatuas de Jefferson, Franklin, Washington, Lincoln, Cristóbal Colón, etc., los Demócratas no sólo no lo condenaron, sino que lo aprobaron y propusieron quitar las esculturas de los monumentos a Jefferson y a Lincoln y las de la rotonda del Capitolio, porque podían ser ofensivas para algunos. Nanci Pelosi dijo que la gente hace lo que hace y que realmente a ella no le importan unas “esculturas.”

Los Democrátas, haciendo gala de irracionalidad, al reducir y quitar la necesidad de fianza para criminales violentos, desfinanciar a la policía, recaudar fondos para liberar a aquellos terroristas que destruyeron propiedad privada – a los que llamaron protestantes pacíficos – han legitimado la violencia y el crimen, que ahora azota a los ciudadanos honrados y productivos de ciudades como San Francisco, Los Ángeles, Virginia, Chicago, Nueva York, Atlanta, Seattle, Oakland, Sacramento, Baltimore, y Portland, entre otras. Y según el congresista Jim Jordan, esta política es intencional, con el propósito de crear caos para destruir el sistema norteamericano de libre mercado y sustituirlo con uno totalitario de modelo socialista. Es el declarado propósito de congresistas demócratas como Alexandra Ocasio-Cortez, Ilan Omar, y Bernie Sanders, entre otros.

Guatemaltecos "progres" con la ayuda de miembros de este partido crearon la CICIG, de la que Sandoval era un miembro clave, y cooptaron el sistema de justicia colocando a sus miembros en las cortes, la Corte de Constitucionalidad, el MP, y la Procuraduría de Derechos Humanos. Montaron juicios para perseguir a sus enemigos políticos, a aquellos que los derrotaron en la lucha armada. Mintieron inventando un genocidio que no se dio para poder ignorar la amnistía firmada en los acuerdos de Paz, que evidentemente nunca han pretendido respetar. Mintieron para violar el legítimo proceso y así condenar a sus víctimas. Y, contrario al decoro de todo juez que se supone imparcial, los jueces celebraron condenar a sus enemigos al finalizar la farsa – al estilo de las dictaduras totalitarias que fingen aplicar justicia. Sin embargo, el ardid fracasó gracias a buenos abogados y jueces honestos que impidieron tan descarada violación de la ley.

Su fin ha sido botar los gobiernos de turno, con excepción del de Colom, por ser un partido con miembros de la Internacional Socialista. Cuando éste se vio en peligro, mintieron inventando un cuento de telenovela para apaciguar las aguas, al que Castresana denominó “una verdad interina en una fase de proceso”. 

Se valieron de cuenta mentira y método corrupto pudieron para tratar de conseguir las condenas que buscaban. Violaron la presunción de inocencia y publicidad del proceso garantizada en el artículo 14 de la Constitución de la República. Mintieron para desprestigiar y condenar sin pruebas recurriendo constantemente a la acusación pública y exhibición del detenido ante la prensa, escrita y televisada, prohibida por la constitución, mostrando lo poco que les importa el sistema legal del país. La constitución indica que toda persona debe ser considerada inocente y tratada como inocente, mientras no se dicte en su contra sentencia condenatoria definitiva. Pero ellos trataron a sus víctimas como culpables, aunque no se les hubiera probado responsabilidad alguna. Recordemos que pesa sobre la conciencia de sus fiscales la ejecución extrajudicial de Pavel Centeno y las muertes del empresario José Estuardo Valdés Paiz y los médicos Jesús Oliva Leal y Edwin Raúl Castañeda. 

Mintieron con conocimiento de causa al usar y asesorar testigos falsos para tratar de encarcelar a Giammattei, a Vielman, y a los Paiz. 

Mintieron para intentar derrocar al presidente Morales le inventaron el crimen de acoso sexual – copiando a sus pares Demócratas norteamericanos – presentando testigos falsos también. Asimismo, mintieron para poder extorsionarlo, cuando le inventaron un crimen de lavado de dinero a su hermano e hijo. Y cuando por fin se pidió cuentas a estos fiscales de CICIG por esas acciones corruptas y abusivas, se defendieron en contubernio con el Procurador de Derechos Humanos, sus abogados progres y la cooptada Corte de Constitucionalidad. Y cuando el gobierno guatemalteco acudió a la ONU para corregir esa situación, Guterres mostró su juego y evidenció el teatro internacional al tratar de imponer a su alfil diciendo que él nada podía hacer, que la CICIG, creada por la ONU con el gobierno de Guatemala era un ente independiente.

Y ahora lo vemos de nuevo. Molestos porque han perdido a la CICIG y al exfiscal Sandoval, ahora también prófugo de la justicia, presionan para restituir en su puesto y reemplazar a la fiscal general Consuelo Porras con algún miembro de su pandilla. Pero ¿acaso no han tratado de condenar estos fiscales de la CICIG a sus víctimas mediante la mentira? ¿Han sido el fiscal y sus aliados honrados? La honradez es la virtud de aplicar la racionalidad, la honestidad y la justicia para evitar perjuicios a terceros de modo deliberado. ¿Acaso no han perseguido perjudicar a sus víctimas, que sabían ser inocentes, deliberadamente? Y ¿no pretenden también en esta ocasión perjudicar a miembros del gobierno actual de Guatemala?

¿Entonces, por qué hemos de creer, esta vez, que los progres y sus aliados demócratas son honestos, que desean para Guatemala la implementación de un Estado de Derecho, donde todos son iguales ante la ley, y no un gobierno de tipo socialista? ¿Merecen que creamos en ellos? ¿Merecen nuestra confianza? ¿Merecen nuestra amistad? ¿Queremos amigos de esa calaña?

Honrados debemos sentirnos los guatemaltecos de que no nos consideren sus pares, sus amigos. En realidad, el no recibir la invitación a la Cumbre por la Democracia le evita al gobierno de Guatemala tener que dar la desagradable, poco diplomática, pero necesaria respuesta: 

Gracias, pero no gracias.