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“Hacemos el balance de lo bueno y malo” - Mecano

Estoy segura que, con esos dos objetivos bien claros y con rutas de acción definidas, todos “haríamos por una vez, algo a la vez”. 

Carolina Castellanos |
07 de enero, 2022

El famoso conjunto español Mecano lanzó la canción “Un año más” en 1988. Indudablemente trascendió, pues aún se escucha y la tarareamos en estas épocas. Habiendo pasado ya una semana de este nuevo año, algunos habremos hecho un balance, otros lo están pensando y otros no lo harán.

Dice la canción “…hacemos por una vez, algo a la vez”. Como país, esto es lo que toca, pero es casi imposible, excepto cuando hay una fuerza de la naturaleza que ha destruido una parte del territorio o algún otro suceso de trascendencia nacional. Lo hemos visto con el paso de huracanes y terremotos. La abrumadora mayoría de los guatemaltecos contribuimos en alguna forma a ayudar a los afectados, a reconstruir o a hacer cualquier otra acción apremiante y necesaria.

En tiempos de paz, sin desastres naturales, guerras ni nada, se nos olvida que hacer algo a la vez es lo único que puede contribuir a tener un mejor país. Por supuesto que es imposible unificar criterios en cuanto a decisiones políticas, planes a corto, mediano y largo plazos, establecer prioridades y cumplirlas, etc. 

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Dentro del gobierno debería ser más fácil hacerlo pero es imposible con un tamaño tan gigante, ausencia de liderazgos positivos, desconfianza entre muchos de los actores, planificación independiente en cada Ministerio, Secretaría, oficina y cuanta cosa y, sobre todo, de un auténtico compromiso de servir al país y hacer cambios que trasciendan los cuatro años en el cargo.

Así las cosas, hacemos el balance de lo bueno y malo en nuestra vida personal y como país. El primero es privado y cada quien lo hará con su conciencia en la mano. El segundo corresponde al gobierno; ya lo escucharemos en el informe que presentará al Congreso el próximo 14 de enero. El balance que presentará será positivo, como siempre sucede, con todos los gobiernos. Al final, “nadie habla mal de su rancho”, como reza el viejo refrán.

Lo que correspondería es que nosotros, los ciudadanos, hiciéramos ese balance de lo bueno y malo. Somos los mandantes pues les pagamos el salario a los burócratas y financiamos absolutamente todo lo que se hace, ya sea por el pago de impuestos o de préstamos adquiridos por el gobierno. 

Esta no es una práctica usual. Cuando nos preguntan, o comentamos en algún chat, reunión u otro, la respuesta inmediata es que el balance es negativo. Sí han habido cosas positivas pero lo malo es tan abrumador que se sobrepone, con creces, a cualquier mejora en infraestructura u otro. 

Lamentablemente, los cambios profundos que requiere Guatemala, se dejan por un lado. Para hacerlos se requiere de mucho valor, visión de futuro y todo un equipo comprometido hasta los huesos. Reducir el tamaño del gobierno, lo que implica cerrar Ministerios y dependencias por completo, requiere de un plan, de pantalones bien puestos y de un liderazgo fuerte que dirija todo. Esto reduciría la corrupción, la cantidad infame de sindicatos, la tramitología interminable y habría muchísimos más recursos para utilizarlos en lo que realmente importa. Por ejemplo, mejorar la calidad educativa al contratar mejores maestros, bien pagados, así como contar con internet y computadoras en todas las escuelas. Sumado a esto, habría recursos para mejorar la alimentación de estos niños, reduciendo al mínimo la desnutrición para tener ciudadanos capaces de razonar, producir y generar riqueza para ellos y sus comunidades. 

Estoy segura que, con esos dos objetivos bien claros y con rutas de acción definidas, todos “haríamos por una vez, algo a la vez”. “El balance entre lo bueno y malo” sería positivo.

¡Feliz, saludable y productivo año nuevo para todos!

“Hacemos el balance de lo bueno y malo” - Mecano

Estoy segura que, con esos dos objetivos bien claros y con rutas de acción definidas, todos “haríamos por una vez, algo a la vez”. 

Carolina Castellanos |
07 de enero, 2022

El famoso conjunto español Mecano lanzó la canción “Un año más” en 1988. Indudablemente trascendió, pues aún se escucha y la tarareamos en estas épocas. Habiendo pasado ya una semana de este nuevo año, algunos habremos hecho un balance, otros lo están pensando y otros no lo harán.

Dice la canción “…hacemos por una vez, algo a la vez”. Como país, esto es lo que toca, pero es casi imposible, excepto cuando hay una fuerza de la naturaleza que ha destruido una parte del territorio o algún otro suceso de trascendencia nacional. Lo hemos visto con el paso de huracanes y terremotos. La abrumadora mayoría de los guatemaltecos contribuimos en alguna forma a ayudar a los afectados, a reconstruir o a hacer cualquier otra acción apremiante y necesaria.

En tiempos de paz, sin desastres naturales, guerras ni nada, se nos olvida que hacer algo a la vez es lo único que puede contribuir a tener un mejor país. Por supuesto que es imposible unificar criterios en cuanto a decisiones políticas, planes a corto, mediano y largo plazos, establecer prioridades y cumplirlas, etc. 

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Dentro del gobierno debería ser más fácil hacerlo pero es imposible con un tamaño tan gigante, ausencia de liderazgos positivos, desconfianza entre muchos de los actores, planificación independiente en cada Ministerio, Secretaría, oficina y cuanta cosa y, sobre todo, de un auténtico compromiso de servir al país y hacer cambios que trasciendan los cuatro años en el cargo.

Así las cosas, hacemos el balance de lo bueno y malo en nuestra vida personal y como país. El primero es privado y cada quien lo hará con su conciencia en la mano. El segundo corresponde al gobierno; ya lo escucharemos en el informe que presentará al Congreso el próximo 14 de enero. El balance que presentará será positivo, como siempre sucede, con todos los gobiernos. Al final, “nadie habla mal de su rancho”, como reza el viejo refrán.

Lo que correspondería es que nosotros, los ciudadanos, hiciéramos ese balance de lo bueno y malo. Somos los mandantes pues les pagamos el salario a los burócratas y financiamos absolutamente todo lo que se hace, ya sea por el pago de impuestos o de préstamos adquiridos por el gobierno. 

Esta no es una práctica usual. Cuando nos preguntan, o comentamos en algún chat, reunión u otro, la respuesta inmediata es que el balance es negativo. Sí han habido cosas positivas pero lo malo es tan abrumador que se sobrepone, con creces, a cualquier mejora en infraestructura u otro. 

Lamentablemente, los cambios profundos que requiere Guatemala, se dejan por un lado. Para hacerlos se requiere de mucho valor, visión de futuro y todo un equipo comprometido hasta los huesos. Reducir el tamaño del gobierno, lo que implica cerrar Ministerios y dependencias por completo, requiere de un plan, de pantalones bien puestos y de un liderazgo fuerte que dirija todo. Esto reduciría la corrupción, la cantidad infame de sindicatos, la tramitología interminable y habría muchísimos más recursos para utilizarlos en lo que realmente importa. Por ejemplo, mejorar la calidad educativa al contratar mejores maestros, bien pagados, así como contar con internet y computadoras en todas las escuelas. Sumado a esto, habría recursos para mejorar la alimentación de estos niños, reduciendo al mínimo la desnutrición para tener ciudadanos capaces de razonar, producir y generar riqueza para ellos y sus comunidades. 

Estoy segura que, con esos dos objetivos bien claros y con rutas de acción definidas, todos “haríamos por una vez, algo a la vez”. “El balance entre lo bueno y malo” sería positivo.

¡Feliz, saludable y productivo año nuevo para todos!