Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Hasta dónde...

No se combate el cáncer con otro cáncer, ¿o sí?

Betty Marroquin |
16 de febrero, 2022

Qué nos ha pasado compatriotas, que nos hemos desensibilizado al extremo.  Pareciera cómo si una nube de burundanga hubiera contagiado a tantos borrando su memoria. Una lobotomía generalizada de la población.  Por eso en Guatemala habla de corrupción un ladrón y asesino como Portillo, y la gente aplaude como focas (sin insultar a las focas).

Nos conmueve, justificadamente, el maltrato animal, la crueldad contra los perros, etc.  Eso está bien. El humano que no se conmueve por eso se ha deshumanizado.  Pero y ¿qué hay de niños y ancianos?

Si la memoria no me falla, no vi cientos de comentarios enfurecidos cuando una juez ordenó que un niño de 3 años fuese separado de sus padres, enviado a un orfelinato del Estado dónde fue físicamente agredido, enfermado y maltratado física y psicológicamente, en vez de entregado a los guardianes designados por los padres. Pocos nos enfurecimos y alzamos la voz al respecto. 

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Cuántos de ustedes lectores se han tomado un segundo para pensar en los derechos humanos violados de ancianos enfermos a los que en muchos casos no se les ha permitido ni ir a un hospital. Entre ellos hay gente humilde cuyas familias están lejos de Mariscal Zavala, que no pueden ni traerles medicamentos, menos pagarles una defensa digna. Ah, pero si están presos son culpables, dicen algunos.  Los que dicen eso, de leyes no saben nada, viven en una burbuja y no conocen ni la Historia patria. Muchos de esos sindicados (no condenados en juicio que esperan en prisión preventiva eterna) son acusados por gente que se esconde entre trapos, con identidades falsas que los hacen rehusar pruebas de ADN, que no hablan español pero usan WhatsApp (no hay en idiomas mayas) etc.  Acusan de violación a uno en Alta Verapáz cuando estaba en la Capital. O sea que cometió el crimen por telepatía. Y como eso, tantas idioteces que dan por válidas.

Si uno se informa, se entera de muchas cosas porque hoy día, el que busca encuentra. Hay personas que fallecidas en prisión preventiva, otros que ya hubieran completado la sentencia si hubieran sido sentenciados, y hasta han pasado tiempo de más de la sentencia en prisión preventiva. 

Erika Aifán, Yasmin Barrios, Xitumul, Gálvez y otros tienen nexos de parentesco con guerrilleros terroristas del EGP, ORPA, PGT y otros. Sabiendo eso, ¿qué les hace pensar que son objetivos en su actuar?  El ordenamiento jurídico nacional dicta que las sentencias se basan en leyes nacionales, no en escritos de extranjeros, cómo hacen esos jueces y en especial Aifán.  Por algo en todo país civilizado existen los tribunales militares.  

Estos "jueces" son de carne y hueso como todos nosotros, comunes mortales y no semidioses.  Deben afrontar las consecuencias de sus actos tarde o temprano, igual que usted y que yo, sea una falta de tránsito, una falta contra otra persona común, o un acto de corrupción contra el Estado.  Aunque las embajadas entrometidas sigan violando la Convención de Viena, la ONU y el mismo Santo Padre abogen por estos criminales, la ley es la ley y nadie es superior a ella. El día que todos los chapines asimilemos ese concepto básico, empezará realmente a combatirse la corrupción.

Pareciera que gente como estos criminales, tendrían que apretar el gatillo frente a las cámaras y asesinar a alguien para que sus seguidores acepten que son unos criminales. Me parece increíble que alguien en su sano juicio defienda a estos demonios. Pero no sólo ellos deben pagar por sus actos. También los degenerados de Todd Robinson y Edgar Gutiérrez, la enferma del mal de Helen Mack y sus huestes de demonios, la ladrona de Thelma Aldana, el sociópata de Sandoval y todos sus fiscales corruptos. 

Pero si en Guatemala, dónde todo mundo habla de la corrupción, aplaudimos que sea combatida con más corrupción, pensemos hacia dónde queremos que vaya el país.  No se combate el cáncer con otro cáncer, ¿o sí?

Hasta dónde...

No se combate el cáncer con otro cáncer, ¿o sí?

Betty Marroquin |
16 de febrero, 2022

Qué nos ha pasado compatriotas, que nos hemos desensibilizado al extremo.  Pareciera cómo si una nube de burundanga hubiera contagiado a tantos borrando su memoria. Una lobotomía generalizada de la población.  Por eso en Guatemala habla de corrupción un ladrón y asesino como Portillo, y la gente aplaude como focas (sin insultar a las focas).

Nos conmueve, justificadamente, el maltrato animal, la crueldad contra los perros, etc.  Eso está bien. El humano que no se conmueve por eso se ha deshumanizado.  Pero y ¿qué hay de niños y ancianos?

Si la memoria no me falla, no vi cientos de comentarios enfurecidos cuando una juez ordenó que un niño de 3 años fuese separado de sus padres, enviado a un orfelinato del Estado dónde fue físicamente agredido, enfermado y maltratado física y psicológicamente, en vez de entregado a los guardianes designados por los padres. Pocos nos enfurecimos y alzamos la voz al respecto. 

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Cuántos de ustedes lectores se han tomado un segundo para pensar en los derechos humanos violados de ancianos enfermos a los que en muchos casos no se les ha permitido ni ir a un hospital. Entre ellos hay gente humilde cuyas familias están lejos de Mariscal Zavala, que no pueden ni traerles medicamentos, menos pagarles una defensa digna. Ah, pero si están presos son culpables, dicen algunos.  Los que dicen eso, de leyes no saben nada, viven en una burbuja y no conocen ni la Historia patria. Muchos de esos sindicados (no condenados en juicio que esperan en prisión preventiva eterna) son acusados por gente que se esconde entre trapos, con identidades falsas que los hacen rehusar pruebas de ADN, que no hablan español pero usan WhatsApp (no hay en idiomas mayas) etc.  Acusan de violación a uno en Alta Verapáz cuando estaba en la Capital. O sea que cometió el crimen por telepatía. Y como eso, tantas idioteces que dan por válidas.

Si uno se informa, se entera de muchas cosas porque hoy día, el que busca encuentra. Hay personas que fallecidas en prisión preventiva, otros que ya hubieran completado la sentencia si hubieran sido sentenciados, y hasta han pasado tiempo de más de la sentencia en prisión preventiva. 

Erika Aifán, Yasmin Barrios, Xitumul, Gálvez y otros tienen nexos de parentesco con guerrilleros terroristas del EGP, ORPA, PGT y otros. Sabiendo eso, ¿qué les hace pensar que son objetivos en su actuar?  El ordenamiento jurídico nacional dicta que las sentencias se basan en leyes nacionales, no en escritos de extranjeros, cómo hacen esos jueces y en especial Aifán.  Por algo en todo país civilizado existen los tribunales militares.  

Estos "jueces" son de carne y hueso como todos nosotros, comunes mortales y no semidioses.  Deben afrontar las consecuencias de sus actos tarde o temprano, igual que usted y que yo, sea una falta de tránsito, una falta contra otra persona común, o un acto de corrupción contra el Estado.  Aunque las embajadas entrometidas sigan violando la Convención de Viena, la ONU y el mismo Santo Padre abogen por estos criminales, la ley es la ley y nadie es superior a ella. El día que todos los chapines asimilemos ese concepto básico, empezará realmente a combatirse la corrupción.

Pareciera que gente como estos criminales, tendrían que apretar el gatillo frente a las cámaras y asesinar a alguien para que sus seguidores acepten que son unos criminales. Me parece increíble que alguien en su sano juicio defienda a estos demonios. Pero no sólo ellos deben pagar por sus actos. También los degenerados de Todd Robinson y Edgar Gutiérrez, la enferma del mal de Helen Mack y sus huestes de demonios, la ladrona de Thelma Aldana, el sociópata de Sandoval y todos sus fiscales corruptos. 

Pero si en Guatemala, dónde todo mundo habla de la corrupción, aplaudimos que sea combatida con más corrupción, pensemos hacia dónde queremos que vaya el país.  No se combate el cáncer con otro cáncer, ¿o sí?