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La basura no es arte

¡Basta ya de fingir que es arte aquello carente de excelencia en la técnica de producir, y que por tanto es un mamarracho, al que se le aplica ilógicamente y con incompetencia, conocimiento deficiente!

Warren Orbaugh |
10 de enero, 2022

En nuestra vida hemos sido testigos de cómo se ha enturbiado el concepto de arte durante el siglo XX gracias a algunos autonombrados iconoclastas que se convirtieron en nihilistas, destruyendo conceptos y valores sin ofrecer otros mejores a cambio. Consideraron a Marcel Duchamp como el ejemplo a seguir y los “expertos” proclamaron su “obra” “La Fuente” (un mingitorio de porcelana fabricado industrialmente que Duchamp escogió en 1917 para firmarlo y que fue uno de sus por él denominados ready-made u objetos prefabricados) como la obra de arte más significativa e influyente del siglo.  Llamaron a cualquier cosa “arte” si un “artista” así la denominaba y si éste conseguía un “crítico” que lo apoyara.

¡Pero no! La apropiación de una obra de arte como la Mona Lisa, pintándole unos bigotes (L.H.O.O.Q.), como hiciera Marcel Duchamp, no es arte.

¡No! Mierda envasada (de Piero Manzoni) y exhibida en el MOMA, no es arte.

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¡No! Toda esa basura que la mafia compuesta por auto denominados expertos, curadores, marchantes y menestrales venden como “obras de arte contemporáneo”, y que es un excelente medio para lavar dinero, no es arte. Ninguna de éstas tiene técnica, ni composición, ni maestría, ni sentido.

¿Entonces, qué es arte?

El responder que arte es lo que hace un artista es una respuesta que evade el hecho de que el concepto “artista” se deriva del de “arte” y que no se puede saber que alguien es artista si no se sabe primero que es arte. Si pregunto, por ejemplo: ¿Qué es calemo? Y la respuesta es: calemo es algo que hace un calemotista, obviamente aun no sé qué es calemo. Esta respuesta es un caso de la falacia petitio principi o definición circular pues la definición de artista es: “artista es la persona que ejercita una de las bellas artes” (Diccionario Kapeluz de la Lengua Española) y luego se quiere definir arte en base a lo que el artista hace.

Tampoco es lo que los “expertos” dicen que es. Esta respuesta se basa en el hecho que, en estos días de especialización, todo hombre debe, en algún momento, confiar en la autoridad de un experto en un campo determinado. Como no todos pueden ser especialistas en todo aun los especialistas deben consultar entre ellos. Un ingeniero debe consultar a un médico acerca de su salud; el médico debe consultar a un mecánico sobre el mantenimiento de su auto; el mecánico debe consultar a un publicista sobre cómo dar a conocer su empresa; y los cuatro deben consultar a un auditor sobre cómo pagar sus impuestos. Muchas veces es apropiado citar y utilizar en la argumentación la información de las autoridades en el tema. Sin embargo, no siempre el material que se obtiene de los expertos se usa adecuadamente. Este debe sopesarse según si la fuente es confiable y si ésta realmente califica como experta.

Un experto es confiable de la misma manera en que lo es cualquier otra persona: si dice la verdad y no hay razón para sospechar lo contrario; si no es prejuicioso y si no tiene intereses que se ven beneficiados por sus argumentos como sería vender determinada obra de “arte” por ejemplo; y si sus ideas y argumentos son producto de investigación apropiada, consciente y profunda, donde los datos se han conseguido diligentemente con atención al tema. 

Por lo mismo si un experto dice que algo es una obra de arte debe definir lo que es arte para explicar porque lo califica como tal. Si el argumento se reduce únicamente a porque el experto dice que así es, tenemos un caso de mal uso de la apelación a la autoridad. Esta falacia se llama argumentum ad verecundium o ipse dixit y significa que uno argumenta que algo es de determinada manera porque otros dicen que así es. Este argumento en realidad no es una definición y no nos dice nada sobre la naturaleza del arte. 

Menos aún es la expresión de sentimientos. Esta respuesta es un caso de definición deficiente y por lo tanto equivocada al no identificar, en el contexto del conocimiento actual de los hombres, cual es la diferencia esencial del arte que lo distingue de otras cosas, ni a qué tipo de cosas pertenece. Si bien es cierto que alguna forma de arte puede expresar algunas cosas, la expresión de sentimientos o ideas no es facultad exclusiva de éste. El novio expresa sus sentimientos a su amada cuando le dice “te amo”. Lo mismo un periodista cuando narra la angustia que le provoca un incidente que reporta durante la guerra de Afganistán. O un diputado cuando insulta a otro en el congreso; sin embargo, ninguno de ellos hace arte.

La expresión o representación sensible de ideas, sentimientos o deseos se puede hacer con palabras, gestos, actitudes o algunas formas de arte que entre otras pueden hacer uso de los medios anteriores. Sin embargo, el conjunto de {formas de expresión} no contiene al de {arte} ni el de {arte} al de {formas de expresión}. Los conjuntos solo tienen una intersección de manera que algunas formas de arte expresan y algunas formas de expresión son arte. No se puede extender esta cualidad a todos los miembros del conjunto pues además de hacer una definición equivocada se cae en las falacias de generalización no representativa, analogía defectuosa y composición.

La primera consiste en seleccionar solo aquella evidencia que apoya la idea que se enuncia omitiendo aquella evidencia que la contradice. En este caso se omite que no todo arte expresa algo y que no toda forma de expresión es arte. La segunda consiste en asumir y aseverar que cosas que se parecen entre ellas en algunos aspectos se parecen en más aspectos, es decir que son análogos. Argumentar por analogía supone que, si x y y son miembros de la clase F o sea que, si tienen las propiedades f1, f2, f3 ... en común, tendrán más propiedades fm en común. Ahora, si y no muestra la propiedad fm entonces se rompe la analogía y tenemos un caso de analogía defectuosa. 

En nuestro caso no toda obra de arte expresa algo y no toda forma de expresión es obra de arte.                                                                                      

La tercera, composición, está relacionada con la anterior. Aquí se asume que lo que es verdad para un miembro de una clase o conjunto es cierto para todo el conjunto cuando en realidad no es así. En nuestro caso asumir que, porque algunas formas de arte expresan algo, todas expresan algo y por lo tanto el arte es expresión de algo es equivocado como ya hemos visto.

Ni es la expresión de una visión del mundo. Esta respuesta es el mismo caso de la anterior. No tiene importancia para el caso que sustituyamos “una visión del mundo” o Weltanschaung por “sentimientos” o cualquier otra cosa. El punto no está en lo que la obra expresa sino en la facultad de expresar. Un filósofo puede en una alocución dirigida a sus alumnos expresar la visión del mundo que tiene, un periodista puede hacer lo mismo en un programa radial y cualquier persona hacerlo en una conversación mientras toma té con sus amigos. La expresión de una visión del mundo no es exclusividad de algunas obras de arte y algunas obras de arte no expresan tal cosa. 

De igual manera, arte no es la reproducción de la realidad. Esta respuesta se basa en una mala interpretación del concepto de imitación o mimesis con que se identificaban las artes imitativas. La reproducción es hacer una cosa copiando otra. Lo importante en la reproducción o copia literal es la exactitud del parecido entre copia y modelo. La imitación o mimesis, por el contrario, no es una copia literal, sino que siempre es una transformación del modelo consistente en una selección de lo que se considera relevante representar.

La copia por otro lado es una clonación, es un hacer idéntico e indiscriminado. La fotocopia, la copia y la foto digitales familiar de fin de semana son reproducciones, sin embargo, no son obras de arte. La imitación o mimesis es una conceptualización sensible mientras que la reproducción no. La reproducción y la imitación no son lo mismo. Y por último, si sustituyéramos la definición “arte es la reproducción de la realidad” por “arte es la imitación o mimesis de la realidad” o “arte es la imitación de la naturaleza” tendríamos que hacer la observación de que no todo arte es imitativo. Por lo tanto, tendríamos el mismo caso de las anteriores y caeríamos en las falacias de generalización no representativa, analogía defectuosa y composición.

Tampoco es correcta la respuesta de que arte es la creación de belleza. Esta respuesta se fundamenta en la clasificación de Batteux en donde denomina “bellas artes” a la pintura, la escultura, la música, la danza y la poesía, que según él no son utilitarias y cuyo único propósito es darnos placer, aunado al concepto de belleza como producto del placer, propuesta entre otros por Hume. Esto plantea dos problemas: Primero, el mismo Batteaux distingue las “bellas artes” de otras artes: “artes mecánicas” y las “del tercer tipo”, las cuales tienen como propósito ser útiles y además de útiles, bellas. Si no todo arte crea belleza, y no todo arte lo hace, entonces tenemos las mismas falacias de: definición deficiente, generalización no representativa, analogía defectuosa y composición. 

Podría argumentarse, basados en Hume, que como lo útil lo encontramos bello, aun las artes mecánicas crean belleza. No obstante, según Batteaux, el primer propósito de las artes mecánicas es crear utensilios que sirvan para satisfacer necesidades físicas y no el crear belleza. Si además estos utensilios son bellos esto es consecuencia de un propósito secundario. ¿Y qué de las demás artes, como por ejemplo el arte de la medicina?                                                                                          

Segundo, si se considera que la belleza es subjetiva como afirmó Hume, y en consecuencia bello es lo que cada uno dice que es, arte, según esta definición, será lo que cada uno dice que es. Entonces cualquiera puede hacer cualquier cosa y decir que lo que ha hecho es arte, porque lo que hizo es bello, y es bello porque él dice que así es. Esta interpretación conduce a la segunda falacia que recién examinamos: ipse dixit. Por supuesto que se puede argumentar que la belleza no es subjetiva (como haré más adelante) y que por lo tanto no cualquier cosa que alguien haga es bella a menos que llene ciertos requisitos objetivos de orden, exactitud de ejecución, proporción, simetría y armonía. Sin embargo, esto no cambia el hecho de que la proposición “arte es la creación de belleza” es una falacia.

Para formular una definición correcta de arte es necesario verificar que tienen en común las distintas cosas que llamamos artes y que las diferencia de otro tipo de actividades o cosas. Una definición correcta de arte debe incluir dentro de la misma la comprensión y extensión del concepto. La definición debe ser válida para las artes mecánicas, artes liberales, arte de la medicina, artes imitativas, etc., si es que estas son en realidad artes. Conviene entonces para empezar esta tarea examinar el concepto desde sus orígenes, o al menos desde el más antiguo al que tengamos acceso. Iniciemos pues, el análisis del concepto que de “arte” tenían los antiguos griegos y a partir de allí replantear su definición y clasificación.

Desde la clasificación de Batteux nos acostumbramos a pensar que el oficio de hacer un mueble o una computadora es muy diferente del de las bellas artes que consiste en, por ejemplo, hacer una pintura o una escultura. Sin embargo, encontramos el mismo procedimiento en la actividad del carpintero que en la del escultor. Ambos procedimientos, la fabricación de un utensilio y la de una estatua requieren de conocimiento y destreza en el oficio.

Los antiguos griegos, quienes ponían esmero y pensamiento en la producción de sus obras de “bella arte” (término que usaré temporalmente), usaron la misma palabra para “bella arte” y oficio: techne. No obstante, el término griego techne no se refiere en un sentido estricto ni a “bella arte” ni a oficio como lo entendemos hoy. Techne no es lo mismo que hexis, que significa destreza o habilidad entrenada. Techne se refiere a un tipo de conocimiento que implica método y consistencia. Se refiere a razonamiento inteligente y correcto puesto en práctica. Techne es la aplicación ordenada y lógica de conocimiento con la intención de producir un producto específico o un fin determinado. Este término lo aplicaron los griegos por igual entre otros a la agricultura, a la medicina, a la cerámica, a la carpintería, a la pintura, a la construcción, a la escultura, a la música, a la poesía, y a la arquitectura. Y los griegos llamaban a una obra excelente (arete) u obra maestra, producto de la techne: arete poiesis. De ahí proviene nuestra palabra arte, que aún mantiene ese significado de excelencia o perfección cuando calificamos un objeto como obra de arte.

Arte, pues, es la excelencia en la técnica de producir cosas contingentes aplicando con lógica y maestría el conocimiento científico, y en el caso que nos atañe, las cosas producidas son imágenes, por lo que  podemos definirlo como la excelencia en la técnica de producir imágenes bellas con sentido, siendo el sentido lo que el productor considera y valora como ontológicamente esencial para la reconstrucción crítica y selectiva de la realidad, aplicando con lógica y maestría el conocimiento científico de su disciplina – principalmente el que comprende al soporte formal de la obra: los materiales y sus cualidades, y la composición. 

¡Basta ya de fingir que es arte aquello carente de excelencia en la técnica de producir, y que por tanto es un mamarracho, al que se le aplica ilógicamente y con incompetencia, conocimiento deficiente!

La basura no es arte

¡Basta ya de fingir que es arte aquello carente de excelencia en la técnica de producir, y que por tanto es un mamarracho, al que se le aplica ilógicamente y con incompetencia, conocimiento deficiente!

Warren Orbaugh |
10 de enero, 2022

En nuestra vida hemos sido testigos de cómo se ha enturbiado el concepto de arte durante el siglo XX gracias a algunos autonombrados iconoclastas que se convirtieron en nihilistas, destruyendo conceptos y valores sin ofrecer otros mejores a cambio. Consideraron a Marcel Duchamp como el ejemplo a seguir y los “expertos” proclamaron su “obra” “La Fuente” (un mingitorio de porcelana fabricado industrialmente que Duchamp escogió en 1917 para firmarlo y que fue uno de sus por él denominados ready-made u objetos prefabricados) como la obra de arte más significativa e influyente del siglo.  Llamaron a cualquier cosa “arte” si un “artista” así la denominaba y si éste conseguía un “crítico” que lo apoyara.

¡Pero no! La apropiación de una obra de arte como la Mona Lisa, pintándole unos bigotes (L.H.O.O.Q.), como hiciera Marcel Duchamp, no es arte.

¡No! Mierda envasada (de Piero Manzoni) y exhibida en el MOMA, no es arte.

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¡No! Toda esa basura que la mafia compuesta por auto denominados expertos, curadores, marchantes y menestrales venden como “obras de arte contemporáneo”, y que es un excelente medio para lavar dinero, no es arte. Ninguna de éstas tiene técnica, ni composición, ni maestría, ni sentido.

¿Entonces, qué es arte?

El responder que arte es lo que hace un artista es una respuesta que evade el hecho de que el concepto “artista” se deriva del de “arte” y que no se puede saber que alguien es artista si no se sabe primero que es arte. Si pregunto, por ejemplo: ¿Qué es calemo? Y la respuesta es: calemo es algo que hace un calemotista, obviamente aun no sé qué es calemo. Esta respuesta es un caso de la falacia petitio principi o definición circular pues la definición de artista es: “artista es la persona que ejercita una de las bellas artes” (Diccionario Kapeluz de la Lengua Española) y luego se quiere definir arte en base a lo que el artista hace.

Tampoco es lo que los “expertos” dicen que es. Esta respuesta se basa en el hecho que, en estos días de especialización, todo hombre debe, en algún momento, confiar en la autoridad de un experto en un campo determinado. Como no todos pueden ser especialistas en todo aun los especialistas deben consultar entre ellos. Un ingeniero debe consultar a un médico acerca de su salud; el médico debe consultar a un mecánico sobre el mantenimiento de su auto; el mecánico debe consultar a un publicista sobre cómo dar a conocer su empresa; y los cuatro deben consultar a un auditor sobre cómo pagar sus impuestos. Muchas veces es apropiado citar y utilizar en la argumentación la información de las autoridades en el tema. Sin embargo, no siempre el material que se obtiene de los expertos se usa adecuadamente. Este debe sopesarse según si la fuente es confiable y si ésta realmente califica como experta.

Un experto es confiable de la misma manera en que lo es cualquier otra persona: si dice la verdad y no hay razón para sospechar lo contrario; si no es prejuicioso y si no tiene intereses que se ven beneficiados por sus argumentos como sería vender determinada obra de “arte” por ejemplo; y si sus ideas y argumentos son producto de investigación apropiada, consciente y profunda, donde los datos se han conseguido diligentemente con atención al tema. 

Por lo mismo si un experto dice que algo es una obra de arte debe definir lo que es arte para explicar porque lo califica como tal. Si el argumento se reduce únicamente a porque el experto dice que así es, tenemos un caso de mal uso de la apelación a la autoridad. Esta falacia se llama argumentum ad verecundium o ipse dixit y significa que uno argumenta que algo es de determinada manera porque otros dicen que así es. Este argumento en realidad no es una definición y no nos dice nada sobre la naturaleza del arte. 

Menos aún es la expresión de sentimientos. Esta respuesta es un caso de definición deficiente y por lo tanto equivocada al no identificar, en el contexto del conocimiento actual de los hombres, cual es la diferencia esencial del arte que lo distingue de otras cosas, ni a qué tipo de cosas pertenece. Si bien es cierto que alguna forma de arte puede expresar algunas cosas, la expresión de sentimientos o ideas no es facultad exclusiva de éste. El novio expresa sus sentimientos a su amada cuando le dice “te amo”. Lo mismo un periodista cuando narra la angustia que le provoca un incidente que reporta durante la guerra de Afganistán. O un diputado cuando insulta a otro en el congreso; sin embargo, ninguno de ellos hace arte.

La expresión o representación sensible de ideas, sentimientos o deseos se puede hacer con palabras, gestos, actitudes o algunas formas de arte que entre otras pueden hacer uso de los medios anteriores. Sin embargo, el conjunto de {formas de expresión} no contiene al de {arte} ni el de {arte} al de {formas de expresión}. Los conjuntos solo tienen una intersección de manera que algunas formas de arte expresan y algunas formas de expresión son arte. No se puede extender esta cualidad a todos los miembros del conjunto pues además de hacer una definición equivocada se cae en las falacias de generalización no representativa, analogía defectuosa y composición.

La primera consiste en seleccionar solo aquella evidencia que apoya la idea que se enuncia omitiendo aquella evidencia que la contradice. En este caso se omite que no todo arte expresa algo y que no toda forma de expresión es arte. La segunda consiste en asumir y aseverar que cosas que se parecen entre ellas en algunos aspectos se parecen en más aspectos, es decir que son análogos. Argumentar por analogía supone que, si x y y son miembros de la clase F o sea que, si tienen las propiedades f1, f2, f3 ... en común, tendrán más propiedades fm en común. Ahora, si y no muestra la propiedad fm entonces se rompe la analogía y tenemos un caso de analogía defectuosa. 

En nuestro caso no toda obra de arte expresa algo y no toda forma de expresión es obra de arte.                                                                                      

La tercera, composición, está relacionada con la anterior. Aquí se asume que lo que es verdad para un miembro de una clase o conjunto es cierto para todo el conjunto cuando en realidad no es así. En nuestro caso asumir que, porque algunas formas de arte expresan algo, todas expresan algo y por lo tanto el arte es expresión de algo es equivocado como ya hemos visto.

Ni es la expresión de una visión del mundo. Esta respuesta es el mismo caso de la anterior. No tiene importancia para el caso que sustituyamos “una visión del mundo” o Weltanschaung por “sentimientos” o cualquier otra cosa. El punto no está en lo que la obra expresa sino en la facultad de expresar. Un filósofo puede en una alocución dirigida a sus alumnos expresar la visión del mundo que tiene, un periodista puede hacer lo mismo en un programa radial y cualquier persona hacerlo en una conversación mientras toma té con sus amigos. La expresión de una visión del mundo no es exclusividad de algunas obras de arte y algunas obras de arte no expresan tal cosa. 

De igual manera, arte no es la reproducción de la realidad. Esta respuesta se basa en una mala interpretación del concepto de imitación o mimesis con que se identificaban las artes imitativas. La reproducción es hacer una cosa copiando otra. Lo importante en la reproducción o copia literal es la exactitud del parecido entre copia y modelo. La imitación o mimesis, por el contrario, no es una copia literal, sino que siempre es una transformación del modelo consistente en una selección de lo que se considera relevante representar.

La copia por otro lado es una clonación, es un hacer idéntico e indiscriminado. La fotocopia, la copia y la foto digitales familiar de fin de semana son reproducciones, sin embargo, no son obras de arte. La imitación o mimesis es una conceptualización sensible mientras que la reproducción no. La reproducción y la imitación no son lo mismo. Y por último, si sustituyéramos la definición “arte es la reproducción de la realidad” por “arte es la imitación o mimesis de la realidad” o “arte es la imitación de la naturaleza” tendríamos que hacer la observación de que no todo arte es imitativo. Por lo tanto, tendríamos el mismo caso de las anteriores y caeríamos en las falacias de generalización no representativa, analogía defectuosa y composición.

Tampoco es correcta la respuesta de que arte es la creación de belleza. Esta respuesta se fundamenta en la clasificación de Batteux en donde denomina “bellas artes” a la pintura, la escultura, la música, la danza y la poesía, que según él no son utilitarias y cuyo único propósito es darnos placer, aunado al concepto de belleza como producto del placer, propuesta entre otros por Hume. Esto plantea dos problemas: Primero, el mismo Batteaux distingue las “bellas artes” de otras artes: “artes mecánicas” y las “del tercer tipo”, las cuales tienen como propósito ser útiles y además de útiles, bellas. Si no todo arte crea belleza, y no todo arte lo hace, entonces tenemos las mismas falacias de: definición deficiente, generalización no representativa, analogía defectuosa y composición. 

Podría argumentarse, basados en Hume, que como lo útil lo encontramos bello, aun las artes mecánicas crean belleza. No obstante, según Batteaux, el primer propósito de las artes mecánicas es crear utensilios que sirvan para satisfacer necesidades físicas y no el crear belleza. Si además estos utensilios son bellos esto es consecuencia de un propósito secundario. ¿Y qué de las demás artes, como por ejemplo el arte de la medicina?                                                                                          

Segundo, si se considera que la belleza es subjetiva como afirmó Hume, y en consecuencia bello es lo que cada uno dice que es, arte, según esta definición, será lo que cada uno dice que es. Entonces cualquiera puede hacer cualquier cosa y decir que lo que ha hecho es arte, porque lo que hizo es bello, y es bello porque él dice que así es. Esta interpretación conduce a la segunda falacia que recién examinamos: ipse dixit. Por supuesto que se puede argumentar que la belleza no es subjetiva (como haré más adelante) y que por lo tanto no cualquier cosa que alguien haga es bella a menos que llene ciertos requisitos objetivos de orden, exactitud de ejecución, proporción, simetría y armonía. Sin embargo, esto no cambia el hecho de que la proposición “arte es la creación de belleza” es una falacia.

Para formular una definición correcta de arte es necesario verificar que tienen en común las distintas cosas que llamamos artes y que las diferencia de otro tipo de actividades o cosas. Una definición correcta de arte debe incluir dentro de la misma la comprensión y extensión del concepto. La definición debe ser válida para las artes mecánicas, artes liberales, arte de la medicina, artes imitativas, etc., si es que estas son en realidad artes. Conviene entonces para empezar esta tarea examinar el concepto desde sus orígenes, o al menos desde el más antiguo al que tengamos acceso. Iniciemos pues, el análisis del concepto que de “arte” tenían los antiguos griegos y a partir de allí replantear su definición y clasificación.

Desde la clasificación de Batteux nos acostumbramos a pensar que el oficio de hacer un mueble o una computadora es muy diferente del de las bellas artes que consiste en, por ejemplo, hacer una pintura o una escultura. Sin embargo, encontramos el mismo procedimiento en la actividad del carpintero que en la del escultor. Ambos procedimientos, la fabricación de un utensilio y la de una estatua requieren de conocimiento y destreza en el oficio.

Los antiguos griegos, quienes ponían esmero y pensamiento en la producción de sus obras de “bella arte” (término que usaré temporalmente), usaron la misma palabra para “bella arte” y oficio: techne. No obstante, el término griego techne no se refiere en un sentido estricto ni a “bella arte” ni a oficio como lo entendemos hoy. Techne no es lo mismo que hexis, que significa destreza o habilidad entrenada. Techne se refiere a un tipo de conocimiento que implica método y consistencia. Se refiere a razonamiento inteligente y correcto puesto en práctica. Techne es la aplicación ordenada y lógica de conocimiento con la intención de producir un producto específico o un fin determinado. Este término lo aplicaron los griegos por igual entre otros a la agricultura, a la medicina, a la cerámica, a la carpintería, a la pintura, a la construcción, a la escultura, a la música, a la poesía, y a la arquitectura. Y los griegos llamaban a una obra excelente (arete) u obra maestra, producto de la techne: arete poiesis. De ahí proviene nuestra palabra arte, que aún mantiene ese significado de excelencia o perfección cuando calificamos un objeto como obra de arte.

Arte, pues, es la excelencia en la técnica de producir cosas contingentes aplicando con lógica y maestría el conocimiento científico, y en el caso que nos atañe, las cosas producidas son imágenes, por lo que  podemos definirlo como la excelencia en la técnica de producir imágenes bellas con sentido, siendo el sentido lo que el productor considera y valora como ontológicamente esencial para la reconstrucción crítica y selectiva de la realidad, aplicando con lógica y maestría el conocimiento científico de su disciplina – principalmente el que comprende al soporte formal de la obra: los materiales y sus cualidades, y la composición. 

¡Basta ya de fingir que es arte aquello carente de excelencia en la técnica de producir, y que por tanto es un mamarracho, al que se le aplica ilógicamente y con incompetencia, conocimiento deficiente!