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La empatía, una habilidad sobrevalorada

La empatía significa más que solo tener compasión, también es luchar con las propias creencias e intereses particulares.

Empatía
Melanie Müllers |
13 de diciembre, 2022

La empatía es la base de la convivencia humana, pocos pueden explicar lo que significa la palabra empatía a la ligera. La razón de esto es que hay diferentes aspectos de la empatía.

Empatía: puede sonar como abrazar niños, rescatar animales, secar las lágrimas de alguna persona querida. Sí, los humanos somos capaces de sentir empatía y, a menudo, actuamos empáticamente. Sufrimos cuando vemos otras personas o seres vivos con sufrimiento. La empatía o la compasión nos ennoblecen como personas. 

Podemos tener una buena política, pero rara vez será buena si es impulsada por las emociones. Más bien, la sociedad y la política deben basarse en el discurso racional, el respeto mutuo y los principios de justicia y deben prevalecer en estos. En última instancia, la “emocionalización” política de la sociedad solo conduce al populismo, que no se basa en la verdad y el respeto, sino en los sentimientos y hace crecer el resentimiento y el divisionismo en la sociedad.  

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Pero, en cambio, la empatía, es decir, la voluntad y la capacidad de empatizar con las emociones de los demás, se celebra actualmente como un curalotodo que puede usarse para superar toda guerra de trincheras. No menos emociones, sino más de ellas, incluso más allá del propio equilibrio emocional.

Por ejemplo, en los Estados Unidos, afectados por el COVID, el candidato demócrata Joe Biden se presentó como una alternativa empática al presidente Trump y se enfocó en ganar las elecciones con un mensaje de caridad y compasión. También en Guatemala tuvimos una gran esperanza de que los desafíos de la pandemia condujeran a una sociedad más empática, que la cercanía emocional nos acercara a largo plazo a pesar de la distancia física.

Actualmente, muchas personas rechazan utilizar las mascarillas, otros niegan que existe el COVID y otros aún tienen temor de una nueva ola por el alza de casos, en resumen todos hablan un idioma diferente y podemos notar que  cuando se requiere una acción empática, a menudo se produce una acción de defensa egoísta. De esta manera vemos que  la empatía no se convierte en un “adhesivo” social, sino todo lo contrario.

Nuestras sociedades no son incapaces de tener empatía, sino que la empatía resulta ser una estrategia de consenso contraproducente. La empatía significa más que solo tener compasión, también es luchar con las propias creencias e intereses particulares. Esto se vuelve particularmente visible en los debates sobre política y los temas alrededor de la pandemia, lo acalorado con lo que la gente discute, ahí muestra lo lejos que estamos de una sociedad verdaderamente empática en la que las sensibilidades de las minorías ya no se estigmaticen como un histerismo moral exagerado.

Cuando nosotros mismos mostramos más empatía con las personas que ejercen su supuesta absoluta libertad de expresión que con quienes dicen que no la tienen, mostramos cuán selectivos y volátiles somos en el término “empatía”.

Para concluir, los estudios muestran que la empatía solo es efectiva en una medida muy limitada: donde está más cerca de nuestros propios sentimientos y creencias. Demandar empatía en la sociedad no solo promueve el bien en las personas, sino en ocasiones también la hostilidad hacia quienes actúan o piensan diferente.

Los especialistas en el comportamiento humano, sugieren que  la razón, la compasión o el respeto deberían ser máximas rectoras alternativas de la interacción social. De hecho, es triste que la empatía, la más humana de todas las habilidades, que permite las relaciones sociales y profesionales, desarrolla la conciencia de uno mismo y contribuye a un mundo equitativo y pacífico, falle tan a menudo debido al egoísmo humano.

La empatía, una habilidad sobrevalorada

La empatía significa más que solo tener compasión, también es luchar con las propias creencias e intereses particulares.

Melanie Müllers |
13 de diciembre, 2022
Empatía

La empatía es la base de la convivencia humana, pocos pueden explicar lo que significa la palabra empatía a la ligera. La razón de esto es que hay diferentes aspectos de la empatía.

Empatía: puede sonar como abrazar niños, rescatar animales, secar las lágrimas de alguna persona querida. Sí, los humanos somos capaces de sentir empatía y, a menudo, actuamos empáticamente. Sufrimos cuando vemos otras personas o seres vivos con sufrimiento. La empatía o la compasión nos ennoblecen como personas. 

Podemos tener una buena política, pero rara vez será buena si es impulsada por las emociones. Más bien, la sociedad y la política deben basarse en el discurso racional, el respeto mutuo y los principios de justicia y deben prevalecer en estos. En última instancia, la “emocionalización” política de la sociedad solo conduce al populismo, que no se basa en la verdad y el respeto, sino en los sentimientos y hace crecer el resentimiento y el divisionismo en la sociedad.  

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Por ejemplo, en los Estados Unidos, afectados por el COVID, el candidato demócrata Joe Biden se presentó como una alternativa empática al presidente Trump y se enfocó en ganar las elecciones con un mensaje de caridad y compasión. También en Guatemala tuvimos una gran esperanza de que los desafíos de la pandemia condujeran a una sociedad más empática, que la cercanía emocional nos acercara a largo plazo a pesar de la distancia física.

Actualmente, muchas personas rechazan utilizar las mascarillas, otros niegan que existe el COVID y otros aún tienen temor de una nueva ola por el alza de casos, en resumen todos hablan un idioma diferente y podemos notar que  cuando se requiere una acción empática, a menudo se produce una acción de defensa egoísta. De esta manera vemos que  la empatía no se convierte en un “adhesivo” social, sino todo lo contrario.

Nuestras sociedades no son incapaces de tener empatía, sino que la empatía resulta ser una estrategia de consenso contraproducente. La empatía significa más que solo tener compasión, también es luchar con las propias creencias e intereses particulares. Esto se vuelve particularmente visible en los debates sobre política y los temas alrededor de la pandemia, lo acalorado con lo que la gente discute, ahí muestra lo lejos que estamos de una sociedad verdaderamente empática en la que las sensibilidades de las minorías ya no se estigmaticen como un histerismo moral exagerado.

Cuando nosotros mismos mostramos más empatía con las personas que ejercen su supuesta absoluta libertad de expresión que con quienes dicen que no la tienen, mostramos cuán selectivos y volátiles somos en el término “empatía”.

Para concluir, los estudios muestran que la empatía solo es efectiva en una medida muy limitada: donde está más cerca de nuestros propios sentimientos y creencias. Demandar empatía en la sociedad no solo promueve el bien en las personas, sino en ocasiones también la hostilidad hacia quienes actúan o piensan diferente.

Los especialistas en el comportamiento humano, sugieren que  la razón, la compasión o el respeto deberían ser máximas rectoras alternativas de la interacción social. De hecho, es triste que la empatía, la más humana de todas las habilidades, que permite las relaciones sociales y profesionales, desarrolla la conciencia de uno mismo y contribuye a un mundo equitativo y pacífico, falle tan a menudo debido al egoísmo humano.