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La Farsa de la Cumbre para la Democracia

De esa cuenta, cabe preguntar si Estados Unidos debe ser el modelo democrático para Guatemala. 

Nicholas Virzi |
05 de diciembre, 2021

El 9 y 10 de diciembre, Estados Unidos celebrará la Cumbre para la Democracia. Dicha Cumbre tiene como presunto objetivo fortalecer la democracia, defender la democracia del autoritarismo, luchar contra la corrupción y promover los derechos humanos. También se espera movilizar recursos para los periodistas y organizaciones de la sociedad civil apoyadas por Estados Unidos.

Guatemala no está invitada a participar. Con su exclusión, se agrupa a Guatemala con regímenes patentemente autoritarios como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Ante esa contradicción, Juan González, el principal asesor del presidente Biden para América Latina, tuvo que admitir que Guatemala si es una democracia, añadiendo que, junto con Honduras y El Salvador, afronta varios desafíos en su desarrollo democrático. Estos desafíos son los señalamientos del Departamento de Estado contra la fiscal general, Consuelo Porras, supuestas amenazas contra la sociedad civil y la persistencia de la corrupción.

Nuevamente, la diplomacia de Estados Unidos se dispara en el pie con una movida tanta contradictoria como la es contraproducente. Para empezar, Estados Unidos difícilmente se puede postular de manera creíble como el líder del mundo democrático. Por varios años consecutivos, Estados Unidos se califica como una democracia incompleta, por el Economist Intelligence Unit (EIU). Sus debilidades democráticas señaladas incluyen altos niveles de polarización en la sociedad, un gobierno disfuncional, un bajo nivel de confianza en partidos e instituciones, y crecientes amenazas a la libertad de expresión. La confianza pública en el gobierno está cerca de mínimos históricos en los Estados Unidos, según Pew Research.

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A diferencia de Estados Unidos, los presidentes de Guatemala se eligen por mayoría en voto popular. Desde 1996, Guatemala ha tenido elecciones libres, regulares, imparciales y no disputadas, mientras las últimas dos elecciones Americanas han sido disputadas. En Guatemala se respetan los resultados electorales. Desde la transición democrática, Guatemala no ha sufrido ninguna “insurrección” como el gobierno de Biden alega que sufrió Estados Unidos este mismo año.

En Guatemala, el gobierno no sufre de acusaciones creíbles que sus instituciones de inteligencia, justicia y de relaciones exteriores hayan participado en espionaje político y campañas negras subversivas en contra de la oposición política, como se ha documentado ocurrió en Estados Unidos durante la campaña y gobierno del ex presidente Donald Trump.

De esa cuenta, cabe preguntar si Estados Unidos debe ser el modelo democrático para Guatemala. En materia de derechos humanos, Estados Unidos es de los pocos países desarrollados que aplica la pena de muerte, cosa que Guatemala no hace. Estados Unidos tiene la población reclusa más grande del mundo, muy por encima de Rusia y China, entre la cual las minorías raciales están sobre representadas. 

La exclusión de Guatemala de la Cumbre obedece a criterios políticos del Departamento de Estado de Estados Unidos, no su presunto compromiso con los valores democráticos. Este mismo año, Estados Unidos regresó a la infame Comisión de Derechos Humanos de la ONU, donde se juntara con regímenes clasificados como autoritarios por Freedom House. Países cómo Camerún, Eritrea, Qatar, Somalia, y los Emiratos Árabes Unidos.

Si bien es cierto que Estados Unidos correctamente señala la corrupción persistente en Guatemala como un obstáculo para su desarrollo democrático, eso no puede ser la justificación para excluir a Guatemala de la Cumbre para la Democracia. Estados Unidos invitó a la Cumbre a países con peores evaluaciones en materia de corrupción que Guatemala. Según datos del Banco Mundial, Guatemala tiene una evaluación en control de corrupción dos veces mejor que Irak y casí 6 veces mejor que la nota de la República Democrática del Congo, ambos países invitados a la Cumbre. Por si eso fuera poco, Guatemala también tiene mayor libertad de prensa que estos dos países, según el último Índice de Libertad de Prensa de Reporters Without Borders.

Guatemala se compara favorablemente con Estados Unidos en materia de libertad de prensa. Los medios guatemaltecos no conspiran para proteger al presidente de la crítica pública. Los gobernantes guatemaltecos participan en conferencias de medios interactivas, ante una prensa independiente y adversaria, a diferencia del actual presidente de Estados Unidos. Vale mencionar que la confianza pública en los medios en Estados Unidos ha colapsado, según reporta la organización Gallup.

La verdad es que el gobierno de Biden hostiga al gobierno de Guatemala por aplicar la justicia de manera imparcial y no selectiva como lo hace Estados Unidos. El Departamento de Estado bajo Biden acosa al gobierno de Guatemala por haber perdido la "lucha contra la corrupción” frente a la administración anterior en Guatemala. El ex presidente Jimmy Morales expulsó a la CICIG, impulsada e instrumentalizada por Estados Unidos, y los Americanos siguen emberrinchados por esa simple y sencilla razón. Los fiscales guatemaltecos anticorrupción impulsados por Estados Unidos en ese momento ahora son oficialmente prófugos de la justicia. No son exiliados como afirman incorrectamente algunos funcionarios y políticos estadounidenses.

En su visión cortoplacista, Estados Unidos se olvida de la fidelidad que el gobierno de Guatemala siempre la mostrado para su agenda global. Las fuerzas militares élite de Guatemala, los Kaibiles, han luchado en combate en apoyo de las Misiones de Paz de la ONU, a diferencia de muchos países que participarán en la Cumbre.

En referencia a la defensa contra el autoritarismo, otro objetivo de la Cumbre, Estados Unidos siempre ha podido contar con el apoyo internacional de Guatemala a las democracias acosadas por regímenes autoritarios. El apoyo firme de Guatemala para Israel y Taiwán pone en evidencia el compromiso activo de Guatemala con la agenda de paz democrática que mueve Estados Unidos en el escenario mundial. Sin lugar a duda, Guatemala ha demostrado mayor apoyo a la causa democrática mundial que muchísimos otros países que fueron invitados a la Cumbre para la Democracia.

Como prueba adicional de lo anterior, Guatemala recientemente votó con Estados Unidos en la Asamblea General de la ONU en contra de sus últimas resoluciones de ese organismo contra Israel. Guatemala también sigue siendo uno de los pocos países de América Latina que aún reconoce a Taiwán como un país independiente, cosa que ni Estados Unidos hace. Preocupado por la creciente influencia china en la región, Estados Unidos parece desconocer que Guatemala es de los pocos países en la región que sigue apoyando la política de seguridad de Estados Unidos en Centroamérica. Eso puede cambiar.

El gobierno de Giammattei hace bien en reclamar la exclusión de Guatemala de la Cumbre para la Democracia. A pesar de nuestros desafíos, Guatemala es una república que avanza en su consolidación democrática que, a diferencia de muchos países invitados a la Cumbre, contribuye sólidamente a la causa democrática en el mundo por medio de su política exterior.

La verdad es que Estados Unidos necesita a Guatemala más que nunca para ejecutar su política exterior en Centroamérica. No lo puede hacer sin Guatemala, ya que Honduras y El Salvador se acercan cada vez más a China. De seguir desconociendo esta realidad, Estados Unidos corre un riesgo enorme. Así como la administración Demócrata de Harry Truman “perdió a China”, la administración Demócrata de Joe Biden corre el riesgo de “perder a Centroamérica”. 

La Farsa de la Cumbre para la Democracia

De esa cuenta, cabe preguntar si Estados Unidos debe ser el modelo democrático para Guatemala. 

Nicholas Virzi |
05 de diciembre, 2021

El 9 y 10 de diciembre, Estados Unidos celebrará la Cumbre para la Democracia. Dicha Cumbre tiene como presunto objetivo fortalecer la democracia, defender la democracia del autoritarismo, luchar contra la corrupción y promover los derechos humanos. También se espera movilizar recursos para los periodistas y organizaciones de la sociedad civil apoyadas por Estados Unidos.

Guatemala no está invitada a participar. Con su exclusión, se agrupa a Guatemala con regímenes patentemente autoritarios como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Ante esa contradicción, Juan González, el principal asesor del presidente Biden para América Latina, tuvo que admitir que Guatemala si es una democracia, añadiendo que, junto con Honduras y El Salvador, afronta varios desafíos en su desarrollo democrático. Estos desafíos son los señalamientos del Departamento de Estado contra la fiscal general, Consuelo Porras, supuestas amenazas contra la sociedad civil y la persistencia de la corrupción.

Nuevamente, la diplomacia de Estados Unidos se dispara en el pie con una movida tanta contradictoria como la es contraproducente. Para empezar, Estados Unidos difícilmente se puede postular de manera creíble como el líder del mundo democrático. Por varios años consecutivos, Estados Unidos se califica como una democracia incompleta, por el Economist Intelligence Unit (EIU). Sus debilidades democráticas señaladas incluyen altos niveles de polarización en la sociedad, un gobierno disfuncional, un bajo nivel de confianza en partidos e instituciones, y crecientes amenazas a la libertad de expresión. La confianza pública en el gobierno está cerca de mínimos históricos en los Estados Unidos, según Pew Research.

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A diferencia de Estados Unidos, los presidentes de Guatemala se eligen por mayoría en voto popular. Desde 1996, Guatemala ha tenido elecciones libres, regulares, imparciales y no disputadas, mientras las últimas dos elecciones Americanas han sido disputadas. En Guatemala se respetan los resultados electorales. Desde la transición democrática, Guatemala no ha sufrido ninguna “insurrección” como el gobierno de Biden alega que sufrió Estados Unidos este mismo año.

En Guatemala, el gobierno no sufre de acusaciones creíbles que sus instituciones de inteligencia, justicia y de relaciones exteriores hayan participado en espionaje político y campañas negras subversivas en contra de la oposición política, como se ha documentado ocurrió en Estados Unidos durante la campaña y gobierno del ex presidente Donald Trump.

De esa cuenta, cabe preguntar si Estados Unidos debe ser el modelo democrático para Guatemala. En materia de derechos humanos, Estados Unidos es de los pocos países desarrollados que aplica la pena de muerte, cosa que Guatemala no hace. Estados Unidos tiene la población reclusa más grande del mundo, muy por encima de Rusia y China, entre la cual las minorías raciales están sobre representadas. 

La exclusión de Guatemala de la Cumbre obedece a criterios políticos del Departamento de Estado de Estados Unidos, no su presunto compromiso con los valores democráticos. Este mismo año, Estados Unidos regresó a la infame Comisión de Derechos Humanos de la ONU, donde se juntara con regímenes clasificados como autoritarios por Freedom House. Países cómo Camerún, Eritrea, Qatar, Somalia, y los Emiratos Árabes Unidos.

Si bien es cierto que Estados Unidos correctamente señala la corrupción persistente en Guatemala como un obstáculo para su desarrollo democrático, eso no puede ser la justificación para excluir a Guatemala de la Cumbre para la Democracia. Estados Unidos invitó a la Cumbre a países con peores evaluaciones en materia de corrupción que Guatemala. Según datos del Banco Mundial, Guatemala tiene una evaluación en control de corrupción dos veces mejor que Irak y casí 6 veces mejor que la nota de la República Democrática del Congo, ambos países invitados a la Cumbre. Por si eso fuera poco, Guatemala también tiene mayor libertad de prensa que estos dos países, según el último Índice de Libertad de Prensa de Reporters Without Borders.

Guatemala se compara favorablemente con Estados Unidos en materia de libertad de prensa. Los medios guatemaltecos no conspiran para proteger al presidente de la crítica pública. Los gobernantes guatemaltecos participan en conferencias de medios interactivas, ante una prensa independiente y adversaria, a diferencia del actual presidente de Estados Unidos. Vale mencionar que la confianza pública en los medios en Estados Unidos ha colapsado, según reporta la organización Gallup.

La verdad es que el gobierno de Biden hostiga al gobierno de Guatemala por aplicar la justicia de manera imparcial y no selectiva como lo hace Estados Unidos. El Departamento de Estado bajo Biden acosa al gobierno de Guatemala por haber perdido la "lucha contra la corrupción” frente a la administración anterior en Guatemala. El ex presidente Jimmy Morales expulsó a la CICIG, impulsada e instrumentalizada por Estados Unidos, y los Americanos siguen emberrinchados por esa simple y sencilla razón. Los fiscales guatemaltecos anticorrupción impulsados por Estados Unidos en ese momento ahora son oficialmente prófugos de la justicia. No son exiliados como afirman incorrectamente algunos funcionarios y políticos estadounidenses.

En su visión cortoplacista, Estados Unidos se olvida de la fidelidad que el gobierno de Guatemala siempre la mostrado para su agenda global. Las fuerzas militares élite de Guatemala, los Kaibiles, han luchado en combate en apoyo de las Misiones de Paz de la ONU, a diferencia de muchos países que participarán en la Cumbre.

En referencia a la defensa contra el autoritarismo, otro objetivo de la Cumbre, Estados Unidos siempre ha podido contar con el apoyo internacional de Guatemala a las democracias acosadas por regímenes autoritarios. El apoyo firme de Guatemala para Israel y Taiwán pone en evidencia el compromiso activo de Guatemala con la agenda de paz democrática que mueve Estados Unidos en el escenario mundial. Sin lugar a duda, Guatemala ha demostrado mayor apoyo a la causa democrática mundial que muchísimos otros países que fueron invitados a la Cumbre para la Democracia.

Como prueba adicional de lo anterior, Guatemala recientemente votó con Estados Unidos en la Asamblea General de la ONU en contra de sus últimas resoluciones de ese organismo contra Israel. Guatemala también sigue siendo uno de los pocos países de América Latina que aún reconoce a Taiwán como un país independiente, cosa que ni Estados Unidos hace. Preocupado por la creciente influencia china en la región, Estados Unidos parece desconocer que Guatemala es de los pocos países en la región que sigue apoyando la política de seguridad de Estados Unidos en Centroamérica. Eso puede cambiar.

El gobierno de Giammattei hace bien en reclamar la exclusión de Guatemala de la Cumbre para la Democracia. A pesar de nuestros desafíos, Guatemala es una república que avanza en su consolidación democrática que, a diferencia de muchos países invitados a la Cumbre, contribuye sólidamente a la causa democrática en el mundo por medio de su política exterior.

La verdad es que Estados Unidos necesita a Guatemala más que nunca para ejecutar su política exterior en Centroamérica. No lo puede hacer sin Guatemala, ya que Honduras y El Salvador se acercan cada vez más a China. De seguir desconociendo esta realidad, Estados Unidos corre un riesgo enorme. Así como la administración Demócrata de Harry Truman “perdió a China”, la administración Demócrata de Joe Biden corre el riesgo de “perder a Centroamérica”.