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¿Las armas o la vida?

No obstante, los niveles de violencia estremecen. Hoy el 80 por ciento de los homicidios que suceden en Guatemala son ejecutados utilizando un arma de fuego. 

Salvador Paiz |
02 de junio, 2022

Ha pasado una semana desde que Salvador Ramos, un joven de 18 años, tomó la brutal decisión de ingresar a la escuela primaria Robb, en Uvalde, Texas, y asesinar a 22 niños y 2 maestras. Este ha sido uno de los tiroteos más letales en la historia de Estados Unidos. 

Lamentablemente no es la primera vez que este tipo de tragedias suceden en ese país. Luego de la “masacre de Columbine”, en abril de 1999, los tiroteos masivos (aquellos tiroteos en donde sehirió o mató a cuatro o más personas) se han repetido con una frecuencia preocupante a lo largo de los años, no solo en escuelas, sino también en salas de cine, iglesias, supermercados, calles, entre otros lugares. Datos de la organización Gun Violence Archive, muestran que, a mayo del presente año, 231 tiroteos han enlutado a distintas comunidades en Estados Unidos. En 2021 fueron contabilizados 693. Estos datos estremecen y han levantado el debate sobre si la portación de armas es un derecho para defender la vida, o un derecho que atenta contra la vida. 

Parte de este fenómeno se debe a que la cultura de armas en Estados Unidos es muy diferente a la del resto del mundo. Hoy, es la única nación del mundo en donde hay más armas que civiles. La tasa de armas de fuego en manos de civiles por cada 100 personas es de 120. Además, es el único país en donde la portación de armas se considera un derecho fundamental. Esto debido a la existencia de la “Segunda Enmienda” de su Constitución. En su momento, dicha enmienda se estableció así para que cada estado tuviese la capacidad de formar un ejército para defenderse o separarse de la federación. 

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Parece inverosímil que, en pleno siglo XXI, los ciudadanos libres de algún estado se “rebelen” contra la federación y enfrenten al ejército más poderoso del mundo. Pero, lo peor es que aún sigan utilizando esta “excusa” para no regular mejor este problema. Lo cierto es que, a mayor disponibilidad de armas, los ciudadanos son más propensos a usarlas para resolver un conflicto o situación (hasta para quitarse la vida). 

Ciertamente hay factores que agravan el hecho que no exista una regulación adecuada de armas en Estados Unidos. Me atrevo a enumerar algunos: (i) el acceso a redes sociales y videojuegos (usualmente de temáticas violentas) sin control ni límites en los niños/adolescentes, (ii) familias disfuncionales y/o ausencia de los padres, y (iii) problemas de salud mental. Dichos factores no se resolverán con la regulación de la portación de armas. Hay mucho trabajo de fondo que hacer, sobre todo entre aquellas generaciones jóvenes para quienes, la vida (virtual o física) pareciera haber perdido valor y significado. Ojalá las autoridades en Estados Unidos dejen la polarización y el juego político de lado, y se unan para enfrentar este problema de manera integral. Son vidas humanas las que están en riesgo. 

En el caso de Guatemala tenemos una estricta regulación y control de las armas. Incluso los requisitos para portación de armas son muchísimo más estrictos que los que se piden en Estados Unidos. Aún y ajustando por la existencia de armas no registradas, la tasa de armas de fuego es de aproximadamente 9.6 por 100 personas. No obstante, los niveles de violencia estremecen. Hoy el 80 por ciento de los homicidios que suceden en Guatemala son ejecutados utilizando un arma de fuego. Nuestro problema pareciera radicar en aquellas armas "no registradas”, que circulan entre el narco y las maras. La importación sucede sin mayores controles por la libertad de adquirirlas en la frontera sur de Estados Unidos y la porosidad de nuestras fronteras. 

Es justamente aquí donde debemos centrar nuestra atención. De nuevo, esto tiene que ver con esa falta de regulación en Estados Unidos, sumado a las operaciones de grupos de crimen transnacional y maras que demandan ese tipo de armamento, la porosidad de nuestras fronteras y la falta de consecuencias. Existe impunidad por portación ilegal. El último dato registrado indica que solo se incautan alrededor de 5,000 de 1.1 millones al año, lo que equivalente al 0.45 por ciento del total de armas no registradas en circulación. Ojalá logremos robustecer controles y crear mecanismos que permitan el retiro masivo de armas no registradas del “mercado”. 

Es innegable que todo tipo de violencia es lamentable. Los tiroteos masivos en Estados Unidos nos deben poner a reflexionar sobre cómo enfrentar este problema como sociedad. La portación de armas no es un tema que se debe tomar a la ligera, en especial cuando su disponibilidad es casi ilimitada y las regulaciones para su compra y portación son laxas. Pero hay temas sociales que tampoco pueden pasar desapercibidos y que agregan gasolina a una llama ardiente. 

www.salvadorpaiz.com

¿Las armas o la vida?

No obstante, los niveles de violencia estremecen. Hoy el 80 por ciento de los homicidios que suceden en Guatemala son ejecutados utilizando un arma de fuego. 

Salvador Paiz |
02 de junio, 2022

Ha pasado una semana desde que Salvador Ramos, un joven de 18 años, tomó la brutal decisión de ingresar a la escuela primaria Robb, en Uvalde, Texas, y asesinar a 22 niños y 2 maestras. Este ha sido uno de los tiroteos más letales en la historia de Estados Unidos. 

Lamentablemente no es la primera vez que este tipo de tragedias suceden en ese país. Luego de la “masacre de Columbine”, en abril de 1999, los tiroteos masivos (aquellos tiroteos en donde sehirió o mató a cuatro o más personas) se han repetido con una frecuencia preocupante a lo largo de los años, no solo en escuelas, sino también en salas de cine, iglesias, supermercados, calles, entre otros lugares. Datos de la organización Gun Violence Archive, muestran que, a mayo del presente año, 231 tiroteos han enlutado a distintas comunidades en Estados Unidos. En 2021 fueron contabilizados 693. Estos datos estremecen y han levantado el debate sobre si la portación de armas es un derecho para defender la vida, o un derecho que atenta contra la vida. 

Parte de este fenómeno se debe a que la cultura de armas en Estados Unidos es muy diferente a la del resto del mundo. Hoy, es la única nación del mundo en donde hay más armas que civiles. La tasa de armas de fuego en manos de civiles por cada 100 personas es de 120. Además, es el único país en donde la portación de armas se considera un derecho fundamental. Esto debido a la existencia de la “Segunda Enmienda” de su Constitución. En su momento, dicha enmienda se estableció así para que cada estado tuviese la capacidad de formar un ejército para defenderse o separarse de la federación. 

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Ciertamente hay factores que agravan el hecho que no exista una regulación adecuada de armas en Estados Unidos. Me atrevo a enumerar algunos: (i) el acceso a redes sociales y videojuegos (usualmente de temáticas violentas) sin control ni límites en los niños/adolescentes, (ii) familias disfuncionales y/o ausencia de los padres, y (iii) problemas de salud mental. Dichos factores no se resolverán con la regulación de la portación de armas. Hay mucho trabajo de fondo que hacer, sobre todo entre aquellas generaciones jóvenes para quienes, la vida (virtual o física) pareciera haber perdido valor y significado. Ojalá las autoridades en Estados Unidos dejen la polarización y el juego político de lado, y se unan para enfrentar este problema de manera integral. Son vidas humanas las que están en riesgo. 

En el caso de Guatemala tenemos una estricta regulación y control de las armas. Incluso los requisitos para portación de armas son muchísimo más estrictos que los que se piden en Estados Unidos. Aún y ajustando por la existencia de armas no registradas, la tasa de armas de fuego es de aproximadamente 9.6 por 100 personas. No obstante, los niveles de violencia estremecen. Hoy el 80 por ciento de los homicidios que suceden en Guatemala son ejecutados utilizando un arma de fuego. Nuestro problema pareciera radicar en aquellas armas "no registradas”, que circulan entre el narco y las maras. La importación sucede sin mayores controles por la libertad de adquirirlas en la frontera sur de Estados Unidos y la porosidad de nuestras fronteras. 

Es justamente aquí donde debemos centrar nuestra atención. De nuevo, esto tiene que ver con esa falta de regulación en Estados Unidos, sumado a las operaciones de grupos de crimen transnacional y maras que demandan ese tipo de armamento, la porosidad de nuestras fronteras y la falta de consecuencias. Existe impunidad por portación ilegal. El último dato registrado indica que solo se incautan alrededor de 5,000 de 1.1 millones al año, lo que equivalente al 0.45 por ciento del total de armas no registradas en circulación. Ojalá logremos robustecer controles y crear mecanismos que permitan el retiro masivo de armas no registradas del “mercado”. 

Es innegable que todo tipo de violencia es lamentable. Los tiroteos masivos en Estados Unidos nos deben poner a reflexionar sobre cómo enfrentar este problema como sociedad. La portación de armas no es un tema que se debe tomar a la ligera, en especial cuando su disponibilidad es casi ilimitada y las regulaciones para su compra y portación son laxas. Pero hay temas sociales que tampoco pueden pasar desapercibidos y que agregan gasolina a una llama ardiente. 

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