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Los migrantes en Guatemala, una pesadilla en la que arriesgan todo

Pretender culpar en estos momentos a sujeto o gobierno por las causas de la emigración irregular sería injusto y una pérdida de tiempo. 

Jose Goubaud |
15 de diciembre, 2021

Pretender culpar en estos momentos a sujeto o gobierno por las causas de la emigración irregular sería injusto y una pérdida de tiempo. Constantemente se han mencionado un sin número de causas por las que las personas deciden iniciar un camino tan peligroso como lo es el viajar de forma irregular hacia Estados Unidos, orígenes que van desde el conflicto armado interno que atravesó nuestro país, el abandono de los gobiernos a poblaciones enteras, la corrupción, la violencia, falta de oportunidades, y un largo etcétera, inclusive en los últimos años se incluye dentro de las razones el fenómeno del cambio climático.

Es bien sabido que la crisis migrante en Centroamérica se encuentra en una de sus etapas más complicada, las llamadas “Caravanas” que salen desde Honduras o El Salvador y que se compone de personas de varias nacionalidades que se unen a ellas sufren del agravante que cada vez más mujeres y niños se suman a éstas, y aunque no hay datos oficiales sobre el porqué de esto, se puede concluir que al integrarse a un grupo grande de personas sentirían que están más protegidos que si hicieran el viaje de forma individual.

Como mencioné antes, los motivos de la emigración se comentan una y otra vez, políticos e ideólogos aprovechan estas razones para sacar provecho y señalar a unos u otros para beneficio propio, sin embargo, la exposición de las situaciones monstruosas que estas personas sufren en esa travesía es poco difundida o para ser más preciso, desde mi punto de vista, no tienen la exposición necesaria.

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Las personas que deciden tomar ese gran riesgo, además de que se obligan a pagar una deuda, empeñan lo poco que tienen y dejan a su familia, corren el peligro de perder la vida desde el momento que tienen contacto con los llamados “Coyotes”, individuos sin ningún escrúpulo que no les importa en lo más mínimo la vida de ninguna de estas almas, sea niño, niña, mujer, joven o adulto, para ellos no son más que otro sujeto que les dio dinero, dinero que al ser recibido, al nomás atravesar la frontera de Guatemala se olvidan de estos.

 Los entregan a sus socios mexicanos quienes ya pagados por adelantado, desde que tienen el primer contacto los tratan peor que a animales y en la mayoría de los casos los abandonan a su suerte; una muestra de esto es la reciente tragedia sufrida en Tuxtla Gutiérrez, México, en el volcamiento de un camión, en el cual viajaban hacinados más de 160 personas y perdieron la vida 50 migrantes, entre ellos varios connacionales, dentro de los relatos brindados por algunos de los heridos se aprecia el trato inhumano que sufren, “íbamos en filas, éramos tantos que no podíamos ni ir sentados”, comentaban.

Imagínese ir parado atrás en un camión cerrado, con el calor y humedad de la zona, sin agua ni comida por varias horas; ni el ganado que va rumbo al matadero sufre ese trato, todo olía a desastre desde el principio, las personas paradas, sin dónde agarrarse en las curvas, era seguro que la velocidad y peso llevarían a un accidente más temprano que tarde y lo que es peor, en Guatemala ese trato inhumano cuesta más de 80 mil quetzales por persona.

“No cabe duda que todo esto sería imposible sin la complicidad de las autoridades”, asegura la Periodista Ángeles Abascal, ella afirma que los vehículos que utilizan carreteras tienen que pasar por retenes donde entregan dinero a la policía, si usan el trayecto por la selva, es el ejército quien se beneficia, a esto hay que sumarle la cuota que piden los carteles por el derecho de paso, en lo que ellos llaman,“sus territorios”, la ganancia de los transportista y los coyotes, en fin, como puede apreciarse es un negocio de millones de dólares, mientras que el migrante, tratado peor que animal, ya va con una deuda en la espalda que tendrá que pagar por muchos años.

Pero regresando al punto medular de esta columna, considero que, para disuadir a los osados, es necesario exponer más las atrocidades por las que atraviesan los migrantes, informarles sobre lo que tendrán que pasar si  realizan ese viaje irregular hacia Estados Unidos, como por ejemplo, en una entrevista radial, comentaba el Secretario de CONAMIGUA, Lic. Berrios, que las mujeres le comentaban que antes de emprender la travesía, toman anticonceptivos porque sabían que había un alto riesgo de ser abusadas sexualmente durante el trayecto y con esto se aseguraban ano quedar embarazadas.

De igual forma, abundan las historias en las que los “coyotes” se niegan a pagar la cuota de un cartel que no estaba prevista y estos como represalia matan a los migrantes, así mismo, las niñas pueden ser secuestradas para usarlas como sexoservidoras durante años hasta que “paguen su deuda”, y si todas estas desgracias no fueran suficientes, ahora con las nuevas políticas mexicanas, cientos de migrantes que logran llegar a Texas y son capturados, con engaños y sin información, son trasladados al Aeropuerto Internacional de Houston, los introducen en aeronaves que los transportan de regreso a Villa Hermosa, Tabasco; y luego en buses los llevan a El Ceibo, frontera entre México y Guatemala, cuando se dan cuenta, fueron expulsados de Estados Unidos y se enfrentan a la realidad de que todo su esfuerzo fue en vano, se encuentran nuevamente en Guatemala pero ahora, (si es que tenía antes), sin trabajo, sin dinero y con una deuda que tienen que pagar sí o sí.

 

Los migrantes en Guatemala, una pesadilla en la que arriesgan todo

Pretender culpar en estos momentos a sujeto o gobierno por las causas de la emigración irregular sería injusto y una pérdida de tiempo. 

Jose Goubaud |
15 de diciembre, 2021

Pretender culpar en estos momentos a sujeto o gobierno por las causas de la emigración irregular sería injusto y una pérdida de tiempo. Constantemente se han mencionado un sin número de causas por las que las personas deciden iniciar un camino tan peligroso como lo es el viajar de forma irregular hacia Estados Unidos, orígenes que van desde el conflicto armado interno que atravesó nuestro país, el abandono de los gobiernos a poblaciones enteras, la corrupción, la violencia, falta de oportunidades, y un largo etcétera, inclusive en los últimos años se incluye dentro de las razones el fenómeno del cambio climático.

Es bien sabido que la crisis migrante en Centroamérica se encuentra en una de sus etapas más complicada, las llamadas “Caravanas” que salen desde Honduras o El Salvador y que se compone de personas de varias nacionalidades que se unen a ellas sufren del agravante que cada vez más mujeres y niños se suman a éstas, y aunque no hay datos oficiales sobre el porqué de esto, se puede concluir que al integrarse a un grupo grande de personas sentirían que están más protegidos que si hicieran el viaje de forma individual.

Como mencioné antes, los motivos de la emigración se comentan una y otra vez, políticos e ideólogos aprovechan estas razones para sacar provecho y señalar a unos u otros para beneficio propio, sin embargo, la exposición de las situaciones monstruosas que estas personas sufren en esa travesía es poco difundida o para ser más preciso, desde mi punto de vista, no tienen la exposición necesaria.

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Las personas que deciden tomar ese gran riesgo, además de que se obligan a pagar una deuda, empeñan lo poco que tienen y dejan a su familia, corren el peligro de perder la vida desde el momento que tienen contacto con los llamados “Coyotes”, individuos sin ningún escrúpulo que no les importa en lo más mínimo la vida de ninguna de estas almas, sea niño, niña, mujer, joven o adulto, para ellos no son más que otro sujeto que les dio dinero, dinero que al ser recibido, al nomás atravesar la frontera de Guatemala se olvidan de estos.

 Los entregan a sus socios mexicanos quienes ya pagados por adelantado, desde que tienen el primer contacto los tratan peor que a animales y en la mayoría de los casos los abandonan a su suerte; una muestra de esto es la reciente tragedia sufrida en Tuxtla Gutiérrez, México, en el volcamiento de un camión, en el cual viajaban hacinados más de 160 personas y perdieron la vida 50 migrantes, entre ellos varios connacionales, dentro de los relatos brindados por algunos de los heridos se aprecia el trato inhumano que sufren, “íbamos en filas, éramos tantos que no podíamos ni ir sentados”, comentaban.

Imagínese ir parado atrás en un camión cerrado, con el calor y humedad de la zona, sin agua ni comida por varias horas; ni el ganado que va rumbo al matadero sufre ese trato, todo olía a desastre desde el principio, las personas paradas, sin dónde agarrarse en las curvas, era seguro que la velocidad y peso llevarían a un accidente más temprano que tarde y lo que es peor, en Guatemala ese trato inhumano cuesta más de 80 mil quetzales por persona.

“No cabe duda que todo esto sería imposible sin la complicidad de las autoridades”, asegura la Periodista Ángeles Abascal, ella afirma que los vehículos que utilizan carreteras tienen que pasar por retenes donde entregan dinero a la policía, si usan el trayecto por la selva, es el ejército quien se beneficia, a esto hay que sumarle la cuota que piden los carteles por el derecho de paso, en lo que ellos llaman,“sus territorios”, la ganancia de los transportista y los coyotes, en fin, como puede apreciarse es un negocio de millones de dólares, mientras que el migrante, tratado peor que animal, ya va con una deuda en la espalda que tendrá que pagar por muchos años.

Pero regresando al punto medular de esta columna, considero que, para disuadir a los osados, es necesario exponer más las atrocidades por las que atraviesan los migrantes, informarles sobre lo que tendrán que pasar si  realizan ese viaje irregular hacia Estados Unidos, como por ejemplo, en una entrevista radial, comentaba el Secretario de CONAMIGUA, Lic. Berrios, que las mujeres le comentaban que antes de emprender la travesía, toman anticonceptivos porque sabían que había un alto riesgo de ser abusadas sexualmente durante el trayecto y con esto se aseguraban ano quedar embarazadas.

De igual forma, abundan las historias en las que los “coyotes” se niegan a pagar la cuota de un cartel que no estaba prevista y estos como represalia matan a los migrantes, así mismo, las niñas pueden ser secuestradas para usarlas como sexoservidoras durante años hasta que “paguen su deuda”, y si todas estas desgracias no fueran suficientes, ahora con las nuevas políticas mexicanas, cientos de migrantes que logran llegar a Texas y son capturados, con engaños y sin información, son trasladados al Aeropuerto Internacional de Houston, los introducen en aeronaves que los transportan de regreso a Villa Hermosa, Tabasco; y luego en buses los llevan a El Ceibo, frontera entre México y Guatemala, cuando se dan cuenta, fueron expulsados de Estados Unidos y se enfrentan a la realidad de que todo su esfuerzo fue en vano, se encuentran nuevamente en Guatemala pero ahora, (si es que tenía antes), sin trabajo, sin dinero y con una deuda que tienen que pagar sí o sí.