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Nosotros los votantes

Considero que esos cuatro años serían mejor invertidos si, con el mismo ahínco con el que estamos exigiendo un proceso electoral transparente, demandáramos la mejora en los servicios de salud, educación e infraestructura.

Votantes
Carolina Castellanos |
18 de noviembre, 2022

“Los votantes no deciden los temas, deciden quién decidirá los temas”

George Will

En las últimas semanas se ha elevado el tono en cuanto a la amenaza latente de fraude en el próximo evento electoral en Guatemala. Han surgido innumerables comentarios, protestas, quejas y cuanta cosa. No es de extrañar pues las recientes elecciones en varios países de América Latina han sido señaladas de fraudulentas por parte de la población, en particular Colombia y Brasil. Este último ha seguido su rumbo y el actual presidente Bolsonaro ha interpuesto la denuncia correspondiente, de forma oficial.

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En todos los países donde se ha denunciado fraude, la izquierda ha “ganado” el proceso electoral. Sin ninguna duda, es ese movimiento destructor quien tiene todas las herramientas y el dinero para comprar voluntades, alterar resultados, organizar manifestaciones e imponer su voluntad. Los medios de comunicación han sido cómplices importantes, pues su tendencia hacia la izquierda apoya a los movimientos afines a esta ideología y contribuyen significativamente a mover la opinión pública hacia ese lado del espectro.

Nosotros, quienes depositamos nuestra confianza en un partido, persona o movimiento político, estamos sujetos a que nuestra decisión sea alterada. Recordemos que somos nosotros, los ciudadanos votantes, quienes mandamos, aunque no lo parezca. Sin nosotros, ninguno llega al poder por la vía legal.

El sonado software, llamado Smartmatic, ha sido utilizado prácticamente en todos los países en América Latina. Es por ello que un pequeño movimiento de ciudadanos guatemaltecos logró que el Tribunal Supremo Electoral anulara tres licitaciones que había realizado para adquirir la tecnología necesaria para el cómputo de los votos. Mis respetos y felicitaciones a estos ciudadanos valientes. Aún hay camio por recorrer pero estoy segura que este grupo continuará con su esfuerzo, con el apoyo ciudadano.

Muchos se estarán preguntando por qué se le está dando tanta importancia y cobertura mediática al proceso electoral, cuando faltan unos ocho meses para ir a votar. Es precisamente ahora cuando se “cocina” todo. Es en el establecimiento de las reglas, procedimientos, sistemas de conteo y cómputo, donde se amañan los procesos.

Cada cuatro años acudimos a las urnas a marcar una boleta con nuestra decisión, individual y libre. Durante los cuatro años a partir de la toma de posesión del equipo ganador, nos pasamos quejando de la mala administración, de los robos, la corrupción, las malas decisiones, el clientelismo, los privilegios y cuanta cosa sucede en el gobierno de turno.

Pasará el tiempo, seguiremos decepcionados y continuarán las quejas pero también las falencias, el subdesarrollo, las promesas incumplidas y algunos logros y avances, aunque pocos y pequeños.

Considero que esos cuatro años serían mejor invertidos si, con el mismo ahínco con el que estamos exigiendo un proceso electoral transparente, demandáramos la mejora en los servicios de salud, educación e infraestructura. Es más que urgente y necesario presionar hasta el cansancio para reducir significativamente el tamaño del monstruo de mil cabezas llamada gobierno. 

Somos un país muy pequeño como para tener cientos de miles de burócratas viviendo de nuestros impuestos, atados a sus sillas gracias a los pactos colectivos, brindando un pésimo servicio y pretendiendo que el gobernante de turno resuelva tanto problema.

Todo empieza con el proceso electoral.

 

El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial de República.

Nosotros los votantes

Considero que esos cuatro años serían mejor invertidos si, con el mismo ahínco con el que estamos exigiendo un proceso electoral transparente, demandáramos la mejora en los servicios de salud, educación e infraestructura.

Carolina Castellanos |
18 de noviembre, 2022
Votantes

“Los votantes no deciden los temas, deciden quién decidirá los temas”

George Will

En las últimas semanas se ha elevado el tono en cuanto a la amenaza latente de fraude en el próximo evento electoral en Guatemala. Han surgido innumerables comentarios, protestas, quejas y cuanta cosa. No es de extrañar pues las recientes elecciones en varios países de América Latina han sido señaladas de fraudulentas por parte de la población, en particular Colombia y Brasil. Este último ha seguido su rumbo y el actual presidente Bolsonaro ha interpuesto la denuncia correspondiente, de forma oficial.

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Nosotros, quienes depositamos nuestra confianza en un partido, persona o movimiento político, estamos sujetos a que nuestra decisión sea alterada. Recordemos que somos nosotros, los ciudadanos votantes, quienes mandamos, aunque no lo parezca. Sin nosotros, ninguno llega al poder por la vía legal.

El sonado software, llamado Smartmatic, ha sido utilizado prácticamente en todos los países en América Latina. Es por ello que un pequeño movimiento de ciudadanos guatemaltecos logró que el Tribunal Supremo Electoral anulara tres licitaciones que había realizado para adquirir la tecnología necesaria para el cómputo de los votos. Mis respetos y felicitaciones a estos ciudadanos valientes. Aún hay camio por recorrer pero estoy segura que este grupo continuará con su esfuerzo, con el apoyo ciudadano.

Muchos se estarán preguntando por qué se le está dando tanta importancia y cobertura mediática al proceso electoral, cuando faltan unos ocho meses para ir a votar. Es precisamente ahora cuando se “cocina” todo. Es en el establecimiento de las reglas, procedimientos, sistemas de conteo y cómputo, donde se amañan los procesos.

Cada cuatro años acudimos a las urnas a marcar una boleta con nuestra decisión, individual y libre. Durante los cuatro años a partir de la toma de posesión del equipo ganador, nos pasamos quejando de la mala administración, de los robos, la corrupción, las malas decisiones, el clientelismo, los privilegios y cuanta cosa sucede en el gobierno de turno.

Pasará el tiempo, seguiremos decepcionados y continuarán las quejas pero también las falencias, el subdesarrollo, las promesas incumplidas y algunos logros y avances, aunque pocos y pequeños.

Considero que esos cuatro años serían mejor invertidos si, con el mismo ahínco con el que estamos exigiendo un proceso electoral transparente, demandáramos la mejora en los servicios de salud, educación e infraestructura. Es más que urgente y necesario presionar hasta el cansancio para reducir significativamente el tamaño del monstruo de mil cabezas llamada gobierno. 

Somos un país muy pequeño como para tener cientos de miles de burócratas viviendo de nuestros impuestos, atados a sus sillas gracias a los pactos colectivos, brindando un pésimo servicio y pretendiendo que el gobernante de turno resuelva tanto problema.

Todo empieza con el proceso electoral.

 

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