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¿Qué nos puede enseñar Honduras sobre la industria de electrónicos para autopartes?

Para lograr procesos de integración a cadenas globales de valor, Guatemala no sólo requiere seguir apostando, como política de estado de largo plazo, por impulsar la atracción y retención de inversión en sectores modernos.

electrónico
Lisardo Bolaños |
27 de septiembre, 2022

Una de las industrias que ha surgido como una fuente importante de empleos es la industria de productos electrónicos. Claro, hay aspectos de la industria de electrónicos que requieren una elevada sofisticación y altísimas inversiones de capital donde sólo ingenieros altamente especializados trabajan. Sin embargo, también hay partes del proceso productivo que requieren elevada cantidad de mano de obra, en específico, en la fase de ensamble, tanto de electrodomésticos, teléfonos inteligentes, computadoras, etc. Por eso, cada vez se oye con más frecuencia la importancia de impulsar la industria de electrónicos en Guatemala.

Dentro de la industria de electrónicos, un área importante es la dedicada a la fabricación de autopartes o insumos para la industria automovilística. Entre ellas, está la exportación de arneses electrónicos, que son el sistema nervioso de los automóviles modernos, pues es lo que nos permite encender el carro, cargar el teléfono celular, oír música y proveer información detallada del desempeño del automóvil cada vez que lo llevamos a servicio. La producción de arneses demanda gran cantidad de mano de obra que requiere de entrenamiento constante.

Honduras le lleva a Guatemala 17 años de ventaja en la industria de electrónicos para la industria automotriz, en específico en la producción y exportación de arneses eléctricos. Mientras en Guatemala esperamos empezar nuestras primeras exportaciones de arneses eléctricos en el año 2023, Honduras ya había iniciado a exportar autopartes en el año 2006. Es más, Honduras, en el año 2015 exportaba US$601 millones, convirtiéndose en el cuarto exportador de arneses eléctricos a Estados Unidos. Estados Unidos, en el año 2015, importaba US$10,918 millones en arneses eléctricos, no sólo le compraba a Honduras, también les compraba a otros países vecinos: a México (US$7,263 millones) a Nicaragua (US$516 millones) y a El Salvador (US$38 millones).

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En los últimos años la situación hondureña ha cambiado de manera significativa. Primero, Honduras empezó a experimentar una caída importante de sus exportaciones del 2016 al 2020. Incluso al 2019, antes de la pandemia Covid-19, las exportaciones hondureñas de arneses eléctricos habían caído a US$420 millones, cayendo un 30% respecto al pico del 2015. Al 2020, las exportaciones se habían contraído a US$375 millones. Luego, súbitamente, en el año 2021, las exportaciones hondureñas brincaron a US$665 millones las mayores de su historia.

¿Qué podemos aprender de la experiencia hondureña exportando electrónicos para la industria automotriz?

Primera lección: ser competitivo en costos laborales y tierra industrial.

Primero, debemos entender cómo hizo Honduras para atraer a la industria de electrónicos hace casi veinte años mientras Guatemala no lo logró hacer.

Una forma de responder a esta duda sería analizar los niveles de competitividad de ambos países. Lo que encontramos es que en el año 2005 ambos países eran, en términos globales, similares. Guatemala ocupada el lugar 109 y Honduras el lugar 112, según el índice de competitividad medido por el Banco Mundial (Doing Business 2006). En el 2005, comparado con Guatemala, Honduras se tardaba el doble para iniciar un negocio, era casi 50% más lento para completar los procesos de exportación y 30% más lento para los procesos de importación. Sin embargo, Guatemala no lograba aventajar más a Honduras por otras debilidades: para registrar propiedad inmueble éramos casi el doble de lentos y para exigir en las cortes el cumplimiento de contratos, Guatemala tardaba 1,459 días, casi el triple que Honduras.

Ninguno de los dos países era particularmente más competitivo que el otro, con una excepción importante. Para el caso de la producción de arneses electrónicos, la mano de obra es un costo importante de producción. Lo que encuentra uno en el estudio del Banco Mundial es que Guatemala tiene una normativa laboral desfavorable a la creación y mantenimiento del empleo formal comparado con Honduras. Por ejemplo, Guatemala era el triple de complicado para contratar trabajadores y era el doble de caro al momento de tener que despedir trabajadores. Además, debe agregarse que Guatemala tenía un salario mínimo 18% mayor al de Honduras.

Otro caso similar es Nicaragua, quien en el mismo año tenía una competitividad aún mayor que Guatemala y Honduras, al ubicarse en el puesto 59 a nivel mundial y con condiciones para emplear y despedir trabajadores mucho más convenientes. Y, además, contaba un salario mínimo 66% más bajo que Guatemala. Esto le permitía a Nicaragua también estar exportando arneses eléctricos en el año 2005 a Estados Unidos por un monto de US$122 millones. Las Gráficas 1 y 2, al final del artículo, muestran los últimos años treinta de importaciones de EEUU de arneses eléctricos (en el caso de Guatemala, lo poco que se genera es re-exportación por servir como un hub para la región).

Segundo, otro elemento que debe tomarse en cuenta es que la competitividad de un país no es homogénea a lo largo de su territorio. Desde hace más de dos décadas, los empresarios hondureños decidieron apostar más por el modelo de maquila dentro de una zona franca que por el modelo de maquila independiente. En términos legales guatemaltecos, en Honduras se prefirió el modelo de la Ley 65-89 (Zonas Francas) que el modelo de la Ley 29-89. La diferencia es que se impulsó la creación de parques industriales en donde varias empresas podían compartir el costo de bienes públicos valiosos, como plantas de tratamiento de agua, crear redundancias en la generación de energía eléctrica, invertir en áreas de maniobra para facilitar la entrada y salida de furgones las fábricas, etc.

Estos parques industriales resultaron ser particularmente valiosos para atraer inversión extranjera. El empresario extranjero encuentra un aliado en el administrador del parque industrial quien le ayuda a resolver un montón de problemas: nadie lo engaña tratándole de vender tierra; las municipalidades no le tratan de dar una licencia de construcción 5 veces más cara; el Ministerio de Salud no le inventa requisitos o le “retrasa sospechosamente” su solicitud. A ello se le agrega el apoyo en temas aduanales y, como ya dijimos, la infraestructura de servicios que se comparte con otros empresarios.

Guatemala tenía zonas francas pero nunca tuvieron, ni el mismo apoyo político, ni la misma fuerza o el mismo nivel de inversión que la experimentada en Honduras o Nicaragua o Costa Rica o Panamá. Además, mientras Honduras experimentaba el mayor nivel de exportaciones de arneses electrónicos, en Guatemala, organizaciones como ICEFI se dedicaban a destruir el modelo de zonas francas.

Segunda lección: inflar artificialmente los costos laborales reduce el empleo.

Como ya mencionamos, Honduras pasó por una reducción importante en sus exportaciones de arneses eléctricos del 2016 al 2020. De un máximo de US$601 millones en el año 2015, exportaba 30% menos en el 2019 y 38% menos en el 2020. ¿Qué ocurrió?

En el año 2016 se hizo efectivo un aumento de 40% en el salario mínimo en Honduras aplicable a régimen de zonas francas y maquila. Pasó de US$192 el salario mínimo mensual a US$268. Al año 2019 el aumento era equivalente al 63%, habiendo pasado a US$312.

Algunos se verán tentados a decir que el problema es de la debilidad de las instituciones políticas hondureñas, etc. Sin embargo, México, con toda la debilidad de sus instituciones políticas y una guerra de facto contra el narco y decenas de miles de desaparecidos, ha seguido siendo el líder indiscutible de la producción de arneses eléctricos todo este tiempo. Es más, del año 2015 al año 2019, México incrementó sus exportaciones a Estados Unidos de US$7,263 millones a US$8,182 millones. La Gráfica 3, al final del artículo muestra el brinco salarial en Honduras, la política de altos salarios mínimos de Guatemala y, en contraste, los bajos salarios mínimos en México.

Tercera lección: los retrasos y sobrecostos marítimos junto con el nearshoring han compensado el alto costo laboral.

Honduras incrementó sus exportaciones de manera significativa en el año 2021. En el año 2019, antes de la pandemia, sus exportaciones habían caído a US$420 millones. Pero, en el año 2021, las exportaciones se habían incrementado a su máximo histórico: US$665 millones. ¿Qué ocurrió?

Las condiciones de competitividad de Honduras no mejoraron de la noche a la mañana. Lo que ocurrió es que los problemas económicos de la pandemia se hicieron evidentes en dos dimensiones importantes para ayudar a Honduras:

  1. El costo del transporte marítimo se incrementó de manera gigantesca. El flete marítimo entre Shanghái y Los Ángeles se triplicó durante el año 2021 y los tiempos de entrega se duplicaron, en el mejor de los casos. Mientras tanto, las exportaciones hondureñas a Estados Unidos se realizan vía terrestre, lo cual sufrió menos retrasos y sobrecostos. Esto permitió que fuese preferible la producción desde Honduras. Era preferible un arnés más caro a tener arneses detenidos en algún puerto chino, amenazando con detener la línea de producción de vehículos de los clientes.

  1. Los conflictos comerciales entre Estados Unidos y China volvieron a ser relevantes, especialmente en un momento en que las economías de ambos países debían afrontar una crisis sanitaria. Ante este contexto, la insistencia del gobierno norteamericano en que las empresas norteamericanas reconsideren relocalizar sus cadenas de valor, especialmente la manufactura de la misma, si no en suelo estadounidense al menos en el Hemisferio Occidental (nearshoring). Si a ello le agregamos el interés norteamericano de impulsar políticas de creación de empleo en Honduras para reducir la migración ilegal, resulta que el momento resultó propicio.

Lastimosamente, es poco probable que el aumento en sus exportaciones se mantengan si los costos y retrasos logísticos empiezan a mejorar (ya empezaron a hacerlo), y si sus políticas económicas no reconocen la necesidad de mantener este tipo de inversiones.

Cuarta lección: no es suficiente con atraer arneses eléctricos.

Honduras con los US$665 millones que exporta en arneses eléctricos empleará unos 15,000 trabajadores. Esto es un 0.4% de su fuerza laboral. Es evidente que el aporte de la industria, aunque importante no es suficiente. Traer esta industria no debe verse como el gran avance que desata el desarrollo económico sino como uno de un sinnúmero de pasos que se deben seguir tomando. Por algo, cuando McKinsey llegó a Honduras hace siete años para definir una estrategia de crecimiento económico, reconocía la necesidad de que, para el año 2025, se tenían que multiplicar por 11 las exportaciones de manufacturas intermedias (arneses eléctricos y otras manufacturas) y pasar de 15 mil empleos a 270 mil empleos. Y, como esto tampoco era suficiente para las necesidades de empleo formal de Honduras, también proponía impulsar otros tres sectores de la economía hondureña.

Hoy Honduras, con una población 40% menor que Guatemala logra exportar US$665 millones; y, Nicaragua, con una población 60% menor exporta US$548 millones. Siendo así, Guatemala bien puede aspirar a exportar US$1,000 millones en arneses eléctricos, convirtiéndose en el segundo producto más exportado de Guatemala, después de vestuario y por delante de café y de aceites comestibles. Sin embargo, eso no es suficiente.

Primero, porque aun con US$1,000 millones, tan sólo estaríamos generando unos 23,000 empleos formales. Mientras tanto, Guatemala, este año necesita crear 347,000 nuevos empleos (tamaño de la cohorte de 18 años que, aun si entran a estudiar a la universidad, eventualmente demandarán empleos). ¿Qué tantos empleos generamos en realidad? Al año vencido en junio 2022, arrastrando los buenos meses del año 2021, según el IGSS se han logrado crear 98 mil empleos formales. Es decir, nos quedamos cortos por 249 mil empleos formales. Con estos números, necesitamos que se vengan a instalar 11 industrias, similares a la de arneses, cada año y que exporten desde el principio US$1,000 millones.

Segundo, dada la dificultad de lo anterior, es importante apostar por una estrategia que genere las condiciones para que la industria de arneses eléctricos no sea una anomalía, sino que logre crecer junto con industrias similares. Esto no es sencillo. Guatemala, en temas de maquinaria y productos eléctricos, a la fecha no ha tenido mucho éxito. Por ejemplo, exportamos congeladores comerciales, pero las empresas locales no han sido capaces de volverse proveedoras de insumos relevantes. El problema no es de monopolio o falta de competencia. Es un problema de experiencia técnica y comercial de los empresarios nacionales: no es sencillo pasar de cosechar banano o brócoli, o de tener un restaurante o vender en una tienda en un centro comercial a montar una línea de producción de congeladores o de motores eléctricos que cumplen con estándares internacionales ambientales y energéticos. El problema principal es que resulta difícil integrarse a cadenas globales de valor cuando se es un extraño: estas cadenas funcionan como un club con formas específicas de producir, con estándares de calidad idiosincráticos y con actores importantes a nivel mundial a los que hay que demostrar que uno es un proveedor confiable.

Para lograr procesos de integración a cadenas globales de valor, Guatemala no sólo requiere seguir apostando, como política de estado de largo plazo, por impulsar la atracción y retención de inversión en sectores modernos. También, requerirá cuatro cosas más: a) impulsar la tecnificación de su mano de obra; b) ayudar a las pequeñas y medianas empresas del país a resolver los problemas que no les permite integrarse a estos sectores modernos de la economía mundial; c) apoyar el desarrollo de parques industriales que cumplan con estándares de calidad mundial; y d) evitar destruir la capacidad de creación de empleos formales siendo cautos con el salario mínimo.

Mientras se definen estas políticas, voltear a ver a nuestro vecino hondureño nos puede ayudar a ser cautos, pero también a ser más agresivos.

 

Gráfica 1

Gráfica 1

Gráfica 2

Gráfica 2

Gráfica 3

Gráfica 3.

Se aprecian los brincos del Salario Mínimo en Honduras que vendrán después del año 2016 y en México a partir del 2018. Aún así, sus salarios están por debajo de Guatemala.

Este sólo es el salario mínimo, no el costo laboral total que, en el caso de Guatemala, incluiría Aguinaldo, Bono 14, Bono Incentivo, etc.

 

¿Qué nos puede enseñar Honduras sobre la industria de electrónicos para autopartes?

Para lograr procesos de integración a cadenas globales de valor, Guatemala no sólo requiere seguir apostando, como política de estado de largo plazo, por impulsar la atracción y retención de inversión en sectores modernos.

Lisardo Bolaños |
27 de septiembre, 2022
electrónico

Una de las industrias que ha surgido como una fuente importante de empleos es la industria de productos electrónicos. Claro, hay aspectos de la industria de electrónicos que requieren una elevada sofisticación y altísimas inversiones de capital donde sólo ingenieros altamente especializados trabajan. Sin embargo, también hay partes del proceso productivo que requieren elevada cantidad de mano de obra, en específico, en la fase de ensamble, tanto de electrodomésticos, teléfonos inteligentes, computadoras, etc. Por eso, cada vez se oye con más frecuencia la importancia de impulsar la industria de electrónicos en Guatemala.

Dentro de la industria de electrónicos, un área importante es la dedicada a la fabricación de autopartes o insumos para la industria automovilística. Entre ellas, está la exportación de arneses electrónicos, que son el sistema nervioso de los automóviles modernos, pues es lo que nos permite encender el carro, cargar el teléfono celular, oír música y proveer información detallada del desempeño del automóvil cada vez que lo llevamos a servicio. La producción de arneses demanda gran cantidad de mano de obra que requiere de entrenamiento constante.

Honduras le lleva a Guatemala 17 años de ventaja en la industria de electrónicos para la industria automotriz, en específico en la producción y exportación de arneses eléctricos. Mientras en Guatemala esperamos empezar nuestras primeras exportaciones de arneses eléctricos en el año 2023, Honduras ya había iniciado a exportar autopartes en el año 2006. Es más, Honduras, en el año 2015 exportaba US$601 millones, convirtiéndose en el cuarto exportador de arneses eléctricos a Estados Unidos. Estados Unidos, en el año 2015, importaba US$10,918 millones en arneses eléctricos, no sólo le compraba a Honduras, también les compraba a otros países vecinos: a México (US$7,263 millones) a Nicaragua (US$516 millones) y a El Salvador (US$38 millones).

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En los últimos años la situación hondureña ha cambiado de manera significativa. Primero, Honduras empezó a experimentar una caída importante de sus exportaciones del 2016 al 2020. Incluso al 2019, antes de la pandemia Covid-19, las exportaciones hondureñas de arneses eléctricos habían caído a US$420 millones, cayendo un 30% respecto al pico del 2015. Al 2020, las exportaciones se habían contraído a US$375 millones. Luego, súbitamente, en el año 2021, las exportaciones hondureñas brincaron a US$665 millones las mayores de su historia.

¿Qué podemos aprender de la experiencia hondureña exportando electrónicos para la industria automotriz?

Primera lección: ser competitivo en costos laborales y tierra industrial.

Primero, debemos entender cómo hizo Honduras para atraer a la industria de electrónicos hace casi veinte años mientras Guatemala no lo logró hacer.

Una forma de responder a esta duda sería analizar los niveles de competitividad de ambos países. Lo que encontramos es que en el año 2005 ambos países eran, en términos globales, similares. Guatemala ocupada el lugar 109 y Honduras el lugar 112, según el índice de competitividad medido por el Banco Mundial (Doing Business 2006). En el 2005, comparado con Guatemala, Honduras se tardaba el doble para iniciar un negocio, era casi 50% más lento para completar los procesos de exportación y 30% más lento para los procesos de importación. Sin embargo, Guatemala no lograba aventajar más a Honduras por otras debilidades: para registrar propiedad inmueble éramos casi el doble de lentos y para exigir en las cortes el cumplimiento de contratos, Guatemala tardaba 1,459 días, casi el triple que Honduras.

Ninguno de los dos países era particularmente más competitivo que el otro, con una excepción importante. Para el caso de la producción de arneses electrónicos, la mano de obra es un costo importante de producción. Lo que encuentra uno en el estudio del Banco Mundial es que Guatemala tiene una normativa laboral desfavorable a la creación y mantenimiento del empleo formal comparado con Honduras. Por ejemplo, Guatemala era el triple de complicado para contratar trabajadores y era el doble de caro al momento de tener que despedir trabajadores. Además, debe agregarse que Guatemala tenía un salario mínimo 18% mayor al de Honduras.

Otro caso similar es Nicaragua, quien en el mismo año tenía una competitividad aún mayor que Guatemala y Honduras, al ubicarse en el puesto 59 a nivel mundial y con condiciones para emplear y despedir trabajadores mucho más convenientes. Y, además, contaba un salario mínimo 66% más bajo que Guatemala. Esto le permitía a Nicaragua también estar exportando arneses eléctricos en el año 2005 a Estados Unidos por un monto de US$122 millones. Las Gráficas 1 y 2, al final del artículo, muestran los últimos años treinta de importaciones de EEUU de arneses eléctricos (en el caso de Guatemala, lo poco que se genera es re-exportación por servir como un hub para la región).

Segundo, otro elemento que debe tomarse en cuenta es que la competitividad de un país no es homogénea a lo largo de su territorio. Desde hace más de dos décadas, los empresarios hondureños decidieron apostar más por el modelo de maquila dentro de una zona franca que por el modelo de maquila independiente. En términos legales guatemaltecos, en Honduras se prefirió el modelo de la Ley 65-89 (Zonas Francas) que el modelo de la Ley 29-89. La diferencia es que se impulsó la creación de parques industriales en donde varias empresas podían compartir el costo de bienes públicos valiosos, como plantas de tratamiento de agua, crear redundancias en la generación de energía eléctrica, invertir en áreas de maniobra para facilitar la entrada y salida de furgones las fábricas, etc.

Estos parques industriales resultaron ser particularmente valiosos para atraer inversión extranjera. El empresario extranjero encuentra un aliado en el administrador del parque industrial quien le ayuda a resolver un montón de problemas: nadie lo engaña tratándole de vender tierra; las municipalidades no le tratan de dar una licencia de construcción 5 veces más cara; el Ministerio de Salud no le inventa requisitos o le “retrasa sospechosamente” su solicitud. A ello se le agrega el apoyo en temas aduanales y, como ya dijimos, la infraestructura de servicios que se comparte con otros empresarios.

Guatemala tenía zonas francas pero nunca tuvieron, ni el mismo apoyo político, ni la misma fuerza o el mismo nivel de inversión que la experimentada en Honduras o Nicaragua o Costa Rica o Panamá. Además, mientras Honduras experimentaba el mayor nivel de exportaciones de arneses electrónicos, en Guatemala, organizaciones como ICEFI se dedicaban a destruir el modelo de zonas francas.

Segunda lección: inflar artificialmente los costos laborales reduce el empleo.

Como ya mencionamos, Honduras pasó por una reducción importante en sus exportaciones de arneses eléctricos del 2016 al 2020. De un máximo de US$601 millones en el año 2015, exportaba 30% menos en el 2019 y 38% menos en el 2020. ¿Qué ocurrió?

En el año 2016 se hizo efectivo un aumento de 40% en el salario mínimo en Honduras aplicable a régimen de zonas francas y maquila. Pasó de US$192 el salario mínimo mensual a US$268. Al año 2019 el aumento era equivalente al 63%, habiendo pasado a US$312.

Algunos se verán tentados a decir que el problema es de la debilidad de las instituciones políticas hondureñas, etc. Sin embargo, México, con toda la debilidad de sus instituciones políticas y una guerra de facto contra el narco y decenas de miles de desaparecidos, ha seguido siendo el líder indiscutible de la producción de arneses eléctricos todo este tiempo. Es más, del año 2015 al año 2019, México incrementó sus exportaciones a Estados Unidos de US$7,263 millones a US$8,182 millones. La Gráfica 3, al final del artículo muestra el brinco salarial en Honduras, la política de altos salarios mínimos de Guatemala y, en contraste, los bajos salarios mínimos en México.

Tercera lección: los retrasos y sobrecostos marítimos junto con el nearshoring han compensado el alto costo laboral.

Honduras incrementó sus exportaciones de manera significativa en el año 2021. En el año 2019, antes de la pandemia, sus exportaciones habían caído a US$420 millones. Pero, en el año 2021, las exportaciones se habían incrementado a su máximo histórico: US$665 millones. ¿Qué ocurrió?

Las condiciones de competitividad de Honduras no mejoraron de la noche a la mañana. Lo que ocurrió es que los problemas económicos de la pandemia se hicieron evidentes en dos dimensiones importantes para ayudar a Honduras:

  1. El costo del transporte marítimo se incrementó de manera gigantesca. El flete marítimo entre Shanghái y Los Ángeles se triplicó durante el año 2021 y los tiempos de entrega se duplicaron, en el mejor de los casos. Mientras tanto, las exportaciones hondureñas a Estados Unidos se realizan vía terrestre, lo cual sufrió menos retrasos y sobrecostos. Esto permitió que fuese preferible la producción desde Honduras. Era preferible un arnés más caro a tener arneses detenidos en algún puerto chino, amenazando con detener la línea de producción de vehículos de los clientes.

  1. Los conflictos comerciales entre Estados Unidos y China volvieron a ser relevantes, especialmente en un momento en que las economías de ambos países debían afrontar una crisis sanitaria. Ante este contexto, la insistencia del gobierno norteamericano en que las empresas norteamericanas reconsideren relocalizar sus cadenas de valor, especialmente la manufactura de la misma, si no en suelo estadounidense al menos en el Hemisferio Occidental (nearshoring). Si a ello le agregamos el interés norteamericano de impulsar políticas de creación de empleo en Honduras para reducir la migración ilegal, resulta que el momento resultó propicio.

Lastimosamente, es poco probable que el aumento en sus exportaciones se mantengan si los costos y retrasos logísticos empiezan a mejorar (ya empezaron a hacerlo), y si sus políticas económicas no reconocen la necesidad de mantener este tipo de inversiones.

Cuarta lección: no es suficiente con atraer arneses eléctricos.

Honduras con los US$665 millones que exporta en arneses eléctricos empleará unos 15,000 trabajadores. Esto es un 0.4% de su fuerza laboral. Es evidente que el aporte de la industria, aunque importante no es suficiente. Traer esta industria no debe verse como el gran avance que desata el desarrollo económico sino como uno de un sinnúmero de pasos que se deben seguir tomando. Por algo, cuando McKinsey llegó a Honduras hace siete años para definir una estrategia de crecimiento económico, reconocía la necesidad de que, para el año 2025, se tenían que multiplicar por 11 las exportaciones de manufacturas intermedias (arneses eléctricos y otras manufacturas) y pasar de 15 mil empleos a 270 mil empleos. Y, como esto tampoco era suficiente para las necesidades de empleo formal de Honduras, también proponía impulsar otros tres sectores de la economía hondureña.

Hoy Honduras, con una población 40% menor que Guatemala logra exportar US$665 millones; y, Nicaragua, con una población 60% menor exporta US$548 millones. Siendo así, Guatemala bien puede aspirar a exportar US$1,000 millones en arneses eléctricos, convirtiéndose en el segundo producto más exportado de Guatemala, después de vestuario y por delante de café y de aceites comestibles. Sin embargo, eso no es suficiente.

Primero, porque aun con US$1,000 millones, tan sólo estaríamos generando unos 23,000 empleos formales. Mientras tanto, Guatemala, este año necesita crear 347,000 nuevos empleos (tamaño de la cohorte de 18 años que, aun si entran a estudiar a la universidad, eventualmente demandarán empleos). ¿Qué tantos empleos generamos en realidad? Al año vencido en junio 2022, arrastrando los buenos meses del año 2021, según el IGSS se han logrado crear 98 mil empleos formales. Es decir, nos quedamos cortos por 249 mil empleos formales. Con estos números, necesitamos que se vengan a instalar 11 industrias, similares a la de arneses, cada año y que exporten desde el principio US$1,000 millones.

Segundo, dada la dificultad de lo anterior, es importante apostar por una estrategia que genere las condiciones para que la industria de arneses eléctricos no sea una anomalía, sino que logre crecer junto con industrias similares. Esto no es sencillo. Guatemala, en temas de maquinaria y productos eléctricos, a la fecha no ha tenido mucho éxito. Por ejemplo, exportamos congeladores comerciales, pero las empresas locales no han sido capaces de volverse proveedoras de insumos relevantes. El problema no es de monopolio o falta de competencia. Es un problema de experiencia técnica y comercial de los empresarios nacionales: no es sencillo pasar de cosechar banano o brócoli, o de tener un restaurante o vender en una tienda en un centro comercial a montar una línea de producción de congeladores o de motores eléctricos que cumplen con estándares internacionales ambientales y energéticos. El problema principal es que resulta difícil integrarse a cadenas globales de valor cuando se es un extraño: estas cadenas funcionan como un club con formas específicas de producir, con estándares de calidad idiosincráticos y con actores importantes a nivel mundial a los que hay que demostrar que uno es un proveedor confiable.

Para lograr procesos de integración a cadenas globales de valor, Guatemala no sólo requiere seguir apostando, como política de estado de largo plazo, por impulsar la atracción y retención de inversión en sectores modernos. También, requerirá cuatro cosas más: a) impulsar la tecnificación de su mano de obra; b) ayudar a las pequeñas y medianas empresas del país a resolver los problemas que no les permite integrarse a estos sectores modernos de la economía mundial; c) apoyar el desarrollo de parques industriales que cumplan con estándares de calidad mundial; y d) evitar destruir la capacidad de creación de empleos formales siendo cautos con el salario mínimo.

Mientras se definen estas políticas, voltear a ver a nuestro vecino hondureño nos puede ayudar a ser cautos, pero también a ser más agresivos.

 

Gráfica 1

Gráfica 1

Gráfica 2

Gráfica 2

Gráfica 3

Gráfica 3.

Se aprecian los brincos del Salario Mínimo en Honduras que vendrán después del año 2016 y en México a partir del 2018. Aún así, sus salarios están por debajo de Guatemala.

Este sólo es el salario mínimo, no el costo laboral total que, en el caso de Guatemala, incluiría Aguinaldo, Bono 14, Bono Incentivo, etc.