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¿Qué son las humanidades?

Las humanidades abarcan contenidos humanos, impulsan un cuestionamiento, en la totalidad de las rutas, con el fin de saber pensar correctamente, a que se pueda actuar con racionalidad, perspectiva amplia, sin preferencias, ni prejuicios...

Diana Brown |
11 de abril, 2022

El amigo, filósofo/pedagogo Fernando Savater, el viejo amigo de la previamente mencionada obra “El valor de educar”, en el significativo capítulo cinco del mismo tomo, reflexiona sobre la posibilidad de una humanidad sin humanidades. Y como en cualquier propuesta, es importante establecer las definiciones de los conceptos que se proponen, que abarcan desde la lingüística, etimología  y definición oficiales, pero no es exclusiva a estas; y la combinación de las varias palabras que se utilizan en esas enunciaciones, incluyendo sutilmente su propio significado ambientado, (término propio, haciendo énfasis e inspirado por lo propuesto por Emilio Lledó,  Los libros y la liberta  que cada palabra goza de su cultura, y abonando al concepto, una frase cuidadosamente redactada, comunica mucho mas que un simple conjunto de palabras).

Cuando se habla sobre las humanidades, automáticamente se contempla únicamente las letras, enfoques liricos y creativos, pensamientos profundos de reflexión, ciertamente actividades “suaves” (no en el aspecto de vanguardia del siglo 21) en contrapuesta de las actividades “duras”, siendo estas las ciencias y todo su ecosistema.

La separación entre las disciplinas comienza desde del siglo antepasado, y automáticamente, se asumió y se aceptó por, y con, el crecimiento visible de las ciencias y la tecnología. Sin embargo, y sobre todo, por el crecimiento de nuevas disciplinas, se propone que no debiera existir una separación entre una cultura científica y una cultura literaria. ¿Por qué?  Porque las atribuciones del humanismo que se pretenden desarrollar son “la capacidad critica de análisis, la curiosidad que no respeta dogmas ni ocultamientos, el sentido de razonamiento lógico, la sensibilidad para apreciar las más altas realizaciones del espíritu humano, la visión de conjunto ante el panorama del saber, y más”.  Las citadas metas podrían referirse a las tipologías científicas a como se conceptualiza en la actualidad.

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Esta amplia visión de humanidades permite la libertad de inclusión de innumerables disciplinas nuevas, transformadoras, que por la velocidad de la vida moderna, ocurren con una frecuencia constante, pues todas gozan del mismo eje central, el ser humano, y, por ende, el humanismo exige la necesidad de una comunicación permanente, para proponer, explicar, compartir. Esta perspectiva modifica la dinámica de la educación tradicional a una innovadora; en palabras de François de Closets “Poco importa en último extremo lo que se enseñe con tal de que se despierten la curiosidad y el gusto de aprender.” Las humanidades enriquecen el proceso.

El autor comparte que “La virtud humanista y formadora de las asignaturas que se enseñen no estriba en su contenido intrínseco, fuera del tiempo y del espacio, sino en la concreta manera de impartirlas, aquí y ahora. No es cuestión del qué, sino del cómo.”  Y si las actuales propuestas metodológicas en la academia iniciaran con la inclusión de todas las actividades de aprendizaje en una dinámica combinada, sin la división tradicional, en una integración que es reflejo de la vida en si, una combinación de disciplinas, en armonía y complementariedad, se afianzara el proceso de aprendizaje.

Montaigne compartió, en cuanto a la instrucción (se invita a examinar esa palabra) de los niños “Es un gran error pintar la filosofía como algo inaccesible a los niños, dotada de un rostro ceñudo, puntilloso y terrible…No hay nada más alegre, más marchoso, más regocijante y hasta me atrevo a decir, más travieso.” Con esta proposición, recuerda que la esencia de toda inquietud, la curiosidad humana, esta en permanente búsqueda del porqué, y provoca el encuentro de la respuesta.

Las humanidades abarcan contenidos humanos, impulsan un cuestionamiento, en la totalidad de las rutas, con el fin de saber pensar correctamente, a que se pueda actuar con racionalidad, perspectiva amplia, sin preferencias, ni prejuicios; impulsan el uso de la razón, el reconocimiento de limites, así para esforzarse aún más; el ponderar lo común que se comparte, y desde allí, continuar en el crecimiento, en unión; el fomento de la capacidad de observación, abstracción, argumentación y lógicas conclusiones. La educación humanista demuestra que las verdades no son absolutas, son revisables, ciertamente frágiles, sujetas a controversia, pero por ello, no dejan de ser más dignos de estudio.

De estas meditaciones, conceptos revolucionarios (¡Escritas en 1991!), se observa la necesidad, urgencia, de la nueva visión en educación, sus metas, sus rutas, sus dinámicas. Pos pandemia se agravaron las distancias; se propone una unión en metas y disciplinas, la construcción de mega carreteras de aprendizaje, con la integración de asignaturas sin el prejuicio de nomenclaturas de separación: humanidades o ciencia. La totalidad del aprendizaje se puede nombrar “Humanidades”, los humanos unen las disciplinas, que son visibles en actividades que los unen aún más en la vida diaria. Las humanidades recogen todo el aprendizaje humano, y lo presentan integrado a su aplicación vital.

¡La educación es prioridad nacional!

¿Qué son las humanidades?

Las humanidades abarcan contenidos humanos, impulsan un cuestionamiento, en la totalidad de las rutas, con el fin de saber pensar correctamente, a que se pueda actuar con racionalidad, perspectiva amplia, sin preferencias, ni prejuicios...

Diana Brown |
11 de abril, 2022

El amigo, filósofo/pedagogo Fernando Savater, el viejo amigo de la previamente mencionada obra “El valor de educar”, en el significativo capítulo cinco del mismo tomo, reflexiona sobre la posibilidad de una humanidad sin humanidades. Y como en cualquier propuesta, es importante establecer las definiciones de los conceptos que se proponen, que abarcan desde la lingüística, etimología  y definición oficiales, pero no es exclusiva a estas; y la combinación de las varias palabras que se utilizan en esas enunciaciones, incluyendo sutilmente su propio significado ambientado, (término propio, haciendo énfasis e inspirado por lo propuesto por Emilio Lledó,  Los libros y la liberta  que cada palabra goza de su cultura, y abonando al concepto, una frase cuidadosamente redactada, comunica mucho mas que un simple conjunto de palabras).

Cuando se habla sobre las humanidades, automáticamente se contempla únicamente las letras, enfoques liricos y creativos, pensamientos profundos de reflexión, ciertamente actividades “suaves” (no en el aspecto de vanguardia del siglo 21) en contrapuesta de las actividades “duras”, siendo estas las ciencias y todo su ecosistema.

La separación entre las disciplinas comienza desde del siglo antepasado, y automáticamente, se asumió y se aceptó por, y con, el crecimiento visible de las ciencias y la tecnología. Sin embargo, y sobre todo, por el crecimiento de nuevas disciplinas, se propone que no debiera existir una separación entre una cultura científica y una cultura literaria. ¿Por qué?  Porque las atribuciones del humanismo que se pretenden desarrollar son “la capacidad critica de análisis, la curiosidad que no respeta dogmas ni ocultamientos, el sentido de razonamiento lógico, la sensibilidad para apreciar las más altas realizaciones del espíritu humano, la visión de conjunto ante el panorama del saber, y más”.  Las citadas metas podrían referirse a las tipologías científicas a como se conceptualiza en la actualidad.

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El autor comparte que “La virtud humanista y formadora de las asignaturas que se enseñen no estriba en su contenido intrínseco, fuera del tiempo y del espacio, sino en la concreta manera de impartirlas, aquí y ahora. No es cuestión del qué, sino del cómo.”  Y si las actuales propuestas metodológicas en la academia iniciaran con la inclusión de todas las actividades de aprendizaje en una dinámica combinada, sin la división tradicional, en una integración que es reflejo de la vida en si, una combinación de disciplinas, en armonía y complementariedad, se afianzara el proceso de aprendizaje.

Montaigne compartió, en cuanto a la instrucción (se invita a examinar esa palabra) de los niños “Es un gran error pintar la filosofía como algo inaccesible a los niños, dotada de un rostro ceñudo, puntilloso y terrible…No hay nada más alegre, más marchoso, más regocijante y hasta me atrevo a decir, más travieso.” Con esta proposición, recuerda que la esencia de toda inquietud, la curiosidad humana, esta en permanente búsqueda del porqué, y provoca el encuentro de la respuesta.

Las humanidades abarcan contenidos humanos, impulsan un cuestionamiento, en la totalidad de las rutas, con el fin de saber pensar correctamente, a que se pueda actuar con racionalidad, perspectiva amplia, sin preferencias, ni prejuicios; impulsan el uso de la razón, el reconocimiento de limites, así para esforzarse aún más; el ponderar lo común que se comparte, y desde allí, continuar en el crecimiento, en unión; el fomento de la capacidad de observación, abstracción, argumentación y lógicas conclusiones. La educación humanista demuestra que las verdades no son absolutas, son revisables, ciertamente frágiles, sujetas a controversia, pero por ello, no dejan de ser más dignos de estudio.

De estas meditaciones, conceptos revolucionarios (¡Escritas en 1991!), se observa la necesidad, urgencia, de la nueva visión en educación, sus metas, sus rutas, sus dinámicas. Pos pandemia se agravaron las distancias; se propone una unión en metas y disciplinas, la construcción de mega carreteras de aprendizaje, con la integración de asignaturas sin el prejuicio de nomenclaturas de separación: humanidades o ciencia. La totalidad del aprendizaje se puede nombrar “Humanidades”, los humanos unen las disciplinas, que son visibles en actividades que los unen aún más en la vida diaria. Las humanidades recogen todo el aprendizaje humano, y lo presentan integrado a su aplicación vital.

¡La educación es prioridad nacional!