A nivel mundial, los derechos humanos siguen siendo utilizados, ya sea por movimientos populistas desesperados por obtener el poder o por gobiernos autoritarios deseosos de mantenerlo. La tecnología, así como ha abierto nuevas fronteras para compartir ideas a través de las fronteras, también ha sido utilizada para que los gobiernos limiten la capacidad de sus ciudadanos para expresarlas. Actualmente, atacan mediáticamente incluso a instituciones como la Corte Penal Internacional, que se estableció no solo para ofrecer recursos a las víctimas de violaciones de derechos, sino también para establecer un punto de referencia internacional en materia de derechos humanos. En todo el mundo, los populistas autoritarios han construido sus movimientos demonizando a los opositores.

Mientras tanto, en China, el gobierno central está llevando a cabo una campaña organizada en Xinjiang para despojar a la población uigur étnica predominantemente musulmana de su identidad cultural, incluso mediante el uso de campos de concentración y trabajos forzados.  Todo esto ha provocado una línea más dura contra China en los EE. UU., pero también en Europa, los gobiernos están comenzando a imponer sanciones a los funcionarios y empresas chinas involucradas en los abusos en Xinjiang.

En Venezuela, el gobierno del presidente Nicolás Maduro fue acusado recientemente por investigadores del Consejo de Derechos Humanos de la ONU de haber cometido crímenes de lesa humanidad, atacando a los disidentes políticos con detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones extralegales.

Es importante los medios de comunicación sigan cubriendo más de cerca temas de derechos humanos y que continúen señalando dónde como país podríamos estar vulnerables.  Adicionalmente, es importante como sociedad civil nos hagamos las siguientes preguntas ¿Cuáles son las formas más efectivas de proteger los derechos humanos y qué pasos adicionales podrían tomarse? ¿Qué papel jugará la tecnología tanto en la preservación como en la circunscripción de los derechos humanos? ¿Y cómo afectarán los cambios en el orden internacional y el equilibrio global de poder al panorama de los derechos humanos?

El asesinato de la periodista palestina Shireen Abu Akleh ha sido ampliamente informado y denunciando a nivel internacional y regional. Pero se ha prestado poca atención pública y los medios internacionales han publicado muy poco sobre lo más grave, que es el de la intimidación, las amenazas y los ataques que enfrentan los periodistas diariamente.

El resurgimiento de regímenes autoritarios populistas en todo el mundo ha afectado una variedad de libertades relacionadas con la democracia, incluida la libertad de expresión, la libertad para expresar la oposición política y la libertad de prensa. Además de enfrentar represiones y arrestos, los críticos del gobierno y la prensa son cada vez más objeto de las llamadas “fake news” que a menudo son una tapadera para la censura. Al mismo tiempo, las nuevas tecnologías de spyware han hecho que la vigilancia sea más efectiva y más accesible para los regímenes represivos con antecedentes de silenciar a sus críticos.

Adicionalmente, todos los reclamos de justicia social en estos días pueden articularse con el lenguaje de los derechos. Al “politizarse” los derechos humanos corren el riesgo de diluirse demasiado y volverse irrelevante. Por un lado, los derechos humanos siempre han aspirado a ser universales, no solo culturalmente, sino funcionalmente; por otro lado, si todas las causas se enmarcan en el lenguaje de los derechos humanos, entonces, ¿Cómo podemos nosotros, como sociedad civil defensora de los derechos humanos, evitar la captura del discurso de los derechos humanos por parte de quienes querrían socavarlo?

Al final, el discurso sobre los derechos humanos corre el riesgo de ser simplemente una recreación de intereses políticos. De hecho, ¿Cómo sabríamos qué discurso es genuinamente sobre los derechos humanos y qué discurso lo es únicamente cinismo?