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Quiet quitting

Se ha comentado el efecto al estado socioemocional de los alumnos; es de tomar en consideración el mismo de los docentes, de los padres de familia, de los directores de los centros educativos.

educación
Diana Brown |
08 de septiembre, 2022

En el cambiante mundo actual se escucha la modalidad de la “renuncia silenciosa”, quiet quitting”, sobre todo en el mundo empresarial. Se define como una actitud laboral de no aportar “más”, nada adicional, sea tiempo, esfuerzos, creatividad, etc., a la empresa que la contrató, únicamente lo establecido en el contrato laboral. Es una actitud de establecer límites; no asumir tareas adicionales, entregarse en la mínima expresión.

Se observa que pueda ser una actitud creciente como reacción o respuesta a la pandemia, ese periodo de meses de otra modalidad de entrega al trabajo, sin horarios, con reuniones perpetuas, presiones constantes, sin momentos de respiro. Y tanto los “jefes” como los colaboradores se encontraron en un desierto de conocimiento de cómo manejar la actividad empresarial, las relaciones humanas, y el tiempo como herramienta por medio de la tecnología. La simpleza y la facilidad de conexión y comunicación vía la red de Internet profundizó la extensa jornada. Y causó inquietud de cómo se deba manejar.  La revista “Harvard Business Review” expone que la renuncia silenciosa es el resultado de jefes “malos”, no empleados descontentos, quienes exigieron entrega extraordinaria sin cesar.

Al iniciar un trabajo, no solo se entrega profesionalmente con las destrezas necesarias para el fiel cumplimiento de los requisitos; se entrega con una inversión emocional, el deseo de dar más de lo mínimo, para satisfacción personal y del empleador, creando una sensación de orgullo por los productos, los logros, las ideas, la entrega. En muchas instancias, esa entrega conduce a crecimiento personal y en la empresa. Y si la persona se queda con la mínima expresión, ¿quién pierde más?

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Indudablemente, se deben establecer límites, pero que estos no fueran inamovibles, pues un acuerdo sensato de paramentos es saludable, permite relaciones cordiales y productivas; no que esté la persona en su puesto por simple inercia.

Este concepto de renuncia silenciosa se puede trasladar a variados escenarios, por ser cosa de actitudes de todos los involucrados; se debe hacer crecer receptividad, comprensión, y voluntad de todos los incluidos, no al inverso.

¿Y si se traslada este sentir al entorno educativo?  Se invita a contemplar a los actores de la comunidad educativa: docentes, alumnos, padres de familia. Todos sujetados a cambios imprevistos, modificando existencialmente entregas académicas, por la necesidad de adaptación que requirió el encierro forzado. Se ha comentado el efecto al estado socioemocional de los alumnos; es de tomar en consideración el mismo de los docentes, de los padres de familia, de los directores de los centros educativos. Actitudes negativas se han interpretado como cansancio de estar ante la pantalla, sin duda es parte del fenómeno, pero se pregunta, ¿no será una renuncia silenciosa al aprendizaje?

Los docentes aprendieron habilidades jamás concebidos; su entrega desde la madrugada hasta las horas nocturnas, preparando clases con una innovación que desconocían que gozaban! Asistían a webinars del profesionalización, rediseñando dinámicas del aprendizaje. Si, una entrega notable, que agotó.

Padres de familia que se tornaron tutores escolares; reconocieron lo especial de la labor docente, y que no es solo pararse ante un cuerpo estudiantil a leer contenidos, es guiar el proceso estructurado de adquirir el conocimiento, paso a paso, y regresar al inicio por si no se afianzaron las bases. Paciencia siendo la dinámica más esencial, que pudo haberse agotado.

Alumnos, acostumbrados de estar hombro con hombro con los compañeros en el aula físico, entonces en pantallas contiguas, idealmente con la cámara conectada, pero muchas veces no. En vestuario relajado, dejando por un lado la disciplina del arreglo, y muchas veces la puntualidad.

¿No fue una renuncia silenciosa a la escuela?

Se podrá buscar, y encontrar, que post Covid se agravó la modalidad de una actitud de pasividad, que no es nueva, siempre ha existido. Pero ahora, que se retoma la vida presencial, es de examinarse cada persona, con generosidad personal, porque los eventos de los aproximadamente tres años han cambiado muchas dinámicas en todos los entornos. Es de retomar la importancia de una entrega profunda, un compromiso, no solo con el trabajo, con los estudios, ¡con un mismo!

Se establece mutua confianza con los equipos, seguros en el conocimiento del apoyo en la labor; se estable una abierta comunicación con todos los integrantes del quehacer, compañeros de trabajo, compañeros estudiantes, entorno familiar.   Sí establecer límites es importante, pero estos que fueran flexibles, y reconocer que la entrega mutua permite una apertura de percepción, de conocimiento y crecimiento.r

Un balance perfecto es cosa personal, no hay respuesta perfecta. ¡No hay que permitir que la inercia permear! No a la renuncia silenciosa; si a la entrega abierta!

Lo único que si es incuestionable es que

¡La educación es prioridad nacional!

Quiet quitting

Se ha comentado el efecto al estado socioemocional de los alumnos; es de tomar en consideración el mismo de los docentes, de los padres de familia, de los directores de los centros educativos.

Diana Brown |
08 de septiembre, 2022
educación

En el cambiante mundo actual se escucha la modalidad de la “renuncia silenciosa”, quiet quitting”, sobre todo en el mundo empresarial. Se define como una actitud laboral de no aportar “más”, nada adicional, sea tiempo, esfuerzos, creatividad, etc., a la empresa que la contrató, únicamente lo establecido en el contrato laboral. Es una actitud de establecer límites; no asumir tareas adicionales, entregarse en la mínima expresión.

Se observa que pueda ser una actitud creciente como reacción o respuesta a la pandemia, ese periodo de meses de otra modalidad de entrega al trabajo, sin horarios, con reuniones perpetuas, presiones constantes, sin momentos de respiro. Y tanto los “jefes” como los colaboradores se encontraron en un desierto de conocimiento de cómo manejar la actividad empresarial, las relaciones humanas, y el tiempo como herramienta por medio de la tecnología. La simpleza y la facilidad de conexión y comunicación vía la red de Internet profundizó la extensa jornada. Y causó inquietud de cómo se deba manejar.  La revista “Harvard Business Review” expone que la renuncia silenciosa es el resultado de jefes “malos”, no empleados descontentos, quienes exigieron entrega extraordinaria sin cesar.

Al iniciar un trabajo, no solo se entrega profesionalmente con las destrezas necesarias para el fiel cumplimiento de los requisitos; se entrega con una inversión emocional, el deseo de dar más de lo mínimo, para satisfacción personal y del empleador, creando una sensación de orgullo por los productos, los logros, las ideas, la entrega. En muchas instancias, esa entrega conduce a crecimiento personal y en la empresa. Y si la persona se queda con la mínima expresión, ¿quién pierde más?

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Indudablemente, se deben establecer límites, pero que estos no fueran inamovibles, pues un acuerdo sensato de paramentos es saludable, permite relaciones cordiales y productivas; no que esté la persona en su puesto por simple inercia.

Este concepto de renuncia silenciosa se puede trasladar a variados escenarios, por ser cosa de actitudes de todos los involucrados; se debe hacer crecer receptividad, comprensión, y voluntad de todos los incluidos, no al inverso.

¿Y si se traslada este sentir al entorno educativo?  Se invita a contemplar a los actores de la comunidad educativa: docentes, alumnos, padres de familia. Todos sujetados a cambios imprevistos, modificando existencialmente entregas académicas, por la necesidad de adaptación que requirió el encierro forzado. Se ha comentado el efecto al estado socioemocional de los alumnos; es de tomar en consideración el mismo de los docentes, de los padres de familia, de los directores de los centros educativos. Actitudes negativas se han interpretado como cansancio de estar ante la pantalla, sin duda es parte del fenómeno, pero se pregunta, ¿no será una renuncia silenciosa al aprendizaje?

Los docentes aprendieron habilidades jamás concebidos; su entrega desde la madrugada hasta las horas nocturnas, preparando clases con una innovación que desconocían que gozaban! Asistían a webinars del profesionalización, rediseñando dinámicas del aprendizaje. Si, una entrega notable, que agotó.

Padres de familia que se tornaron tutores escolares; reconocieron lo especial de la labor docente, y que no es solo pararse ante un cuerpo estudiantil a leer contenidos, es guiar el proceso estructurado de adquirir el conocimiento, paso a paso, y regresar al inicio por si no se afianzaron las bases. Paciencia siendo la dinámica más esencial, que pudo haberse agotado.

Alumnos, acostumbrados de estar hombro con hombro con los compañeros en el aula físico, entonces en pantallas contiguas, idealmente con la cámara conectada, pero muchas veces no. En vestuario relajado, dejando por un lado la disciplina del arreglo, y muchas veces la puntualidad.

¿No fue una renuncia silenciosa a la escuela?

Se podrá buscar, y encontrar, que post Covid se agravó la modalidad de una actitud de pasividad, que no es nueva, siempre ha existido. Pero ahora, que se retoma la vida presencial, es de examinarse cada persona, con generosidad personal, porque los eventos de los aproximadamente tres años han cambiado muchas dinámicas en todos los entornos. Es de retomar la importancia de una entrega profunda, un compromiso, no solo con el trabajo, con los estudios, ¡con un mismo!

Se establece mutua confianza con los equipos, seguros en el conocimiento del apoyo en la labor; se estable una abierta comunicación con todos los integrantes del quehacer, compañeros de trabajo, compañeros estudiantes, entorno familiar.   Sí establecer límites es importante, pero estos que fueran flexibles, y reconocer que la entrega mutua permite una apertura de percepción, de conocimiento y crecimiento.r

Un balance perfecto es cosa personal, no hay respuesta perfecta. ¡No hay que permitir que la inercia permear! No a la renuncia silenciosa; si a la entrega abierta!

Lo único que si es incuestionable es que

¡La educación es prioridad nacional!