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Rotundo fracaso de la propuesta "nueva constitución" en Chile

62% de los votantes chilenos decidieron rechazar la nueva constitución.  Amplia participación y rotundo fracaso del "apruebo".

Festejo por el rechazo. Foto: RTVE.es
Alejandro Palmieri
05 de septiembre, 2022

Ayer los chilenos, de manera abrumadora, decidieron rechazar la “nueva constitución” redactada por una Convención Constituyente con 2 características básicas respecto a su conformación: 1) la mayoría de los constituyentes fueron electos fuera de las filas de los partidos tradicionales, y 2) la mayoría de ellos -y ellas, claro- tenían una fuerte carga ideológica socialista o, peor aún, “progresista”.

Todo inicia hace tres años con la quema de estaciones del metro chileno por parte de unos estudiantes que protestaban en contra de la subida del valor del boleto.  Siguieron con más protestas violentas, quemando y saqueando iglesias como muestra de rechazo al orden establecido.  El entonces presidente Piñera canalizó el descontento popular en una propuesta para redactar una nueva constitución, como si esa fuese la cura para los males que los estudiantes revoltosos señalaban.

Protestas

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(Foto tomada de redes sociales)

 

El hecho es que más del 78% decidió que sí quería que se reformara la constitución -se hiciera una nueva- y se procedió luego a elegir a los constituyentes que, como se apuntó, no eran políticos de larga data en su mayoría.

“Chile lleva desde octubre de 2019 en una espiral de adrenalina política: en tiempo récord ha vivido una revuelta por más derechos sociales, un plebiscito sobre la Constitución actual, las presidenciales más polarizadas en 30 años y la redacción de una nueva Carta Magna” dice un cable de la agencia EFE.

Desde que se estaba discutiendo la redacción de las propuestas en las distintas comisiones de la Convención, se conoció que hubo algunas muy radicales que finalmente no pasaron, sin embargo, las que sí fueron incluidas fueron todavía demasiado radicales, pues el 62% de los que participaron en el plebiscito rechazaron la “nueva constitución”; nueva, porque hubiese remplazado a la que nace en 1980 a la que a pesar de contar con más de 60 enmiendas, todas ellas llevadas a cabo bajo gobiernos democráticos y algunos de corte socialista, le siguen llamando “la constitución de Pinochet”.  

De aquellas protestas violentas surgió también el actual presidente de Chile, Gabriel Boric y sus más cercanos aliados: Camila Vallejo y Giorgio Jackson.  Los 3 destacaron como líderes estudiantiles y, cuando menos Vallejo, en el Partido Comunista chileno.  Boric es llevado al poder por la inercia del movimiento violento de 2019, misma génesis de la Convención.  A pesar de ello, Boric no quiso ser protagonista del esfuerzo constituyente y siempre mantuvo distancia, aunque por supuesto, se pronunció a favor del “apruebo”.  Tal vez tempranamente vio venir el fracaso y no quiso atar su suerte a la de aquella; de todos modos, su popularidad desde que asumió ha ido en declive, debido a la percibida falta de experiencia en su gestión.  Ernesto Ottone, intelectual reformista y comunista, dijo hace unos días en una entrevista a El País: “Rechazo porque estoy convencido de que es el mejor camino para una buena Constitución” y ahondó en decir que el malestar de 2019, el que provocó las protestas violentas y dio génesis al movimiento de la nueva constitución ya no estaba vigente; seguramente eso es lo que llevó al abrumador rechazo, y no el “miedo, la ultra derecha y los fake news” como la progresía y la izquierda radical chilenos quieren hacer creer al mundo.  Cualquier cosa, menos el reconocer que sus propuestas no calan en una sociedad que si bien quiere un cambio, no quiere correr la suerte de sus vecinos sudamericanos.  A pesar de todo, Chile con la “constitución de Pinochet” -más bien gracias a ella- consiguió avanzar económica y socialmente, y llegar a ser el país latinoamericano con los mejores indicadores en esos y otros rubros.

62% de los votantes chilenos decidieron rechazar la nueva constitución.  Amplia participación y rotundo fracaso del "apruebo".

Resultados

(Resultados oficiales) 

Sobre los artículos más controversiales, es decir, sobre la nueva constitución propuesta no vale la pena ahondar, pues ha dejado de existir; murió y cualquier intento de revivir esas propuestas deberá tener el mismo resultado que intentar revivir a cualquier muerto: el fracaso.

A pesar de ello, Boric, hoy mismo, se reunió con los líderes del senado y congreso para encaminar un nuevo proceso constituyente.  Si los chilenos quieren una nueva constitución, eso deberán tener, sin embargo, queda claro que ello pasa por que las absurdas propuestas “progresistas” no vuelvan a intentar ser incluidas.  De ser así, los chilenos ya no solo rechazarán esa nueva constitución, sino contundentemente a los políticos socialistas y progresistas contumaces.  Quien sabe, tal vez eso sería lo mejor, de una buena vez.

Rotundo fracaso de la propuesta "nueva constitución" en Chile

62% de los votantes chilenos decidieron rechazar la nueva constitución.  Amplia participación y rotundo fracaso del "apruebo".

Festejo por el rechazo. Foto: RTVE.es
Alejandro Palmieri
05 de septiembre, 2022

Ayer los chilenos, de manera abrumadora, decidieron rechazar la “nueva constitución” redactada por una Convención Constituyente con 2 características básicas respecto a su conformación: 1) la mayoría de los constituyentes fueron electos fuera de las filas de los partidos tradicionales, y 2) la mayoría de ellos -y ellas, claro- tenían una fuerte carga ideológica socialista o, peor aún, “progresista”.

Todo inicia hace tres años con la quema de estaciones del metro chileno por parte de unos estudiantes que protestaban en contra de la subida del valor del boleto.  Siguieron con más protestas violentas, quemando y saqueando iglesias como muestra de rechazo al orden establecido.  El entonces presidente Piñera canalizó el descontento popular en una propuesta para redactar una nueva constitución, como si esa fuese la cura para los males que los estudiantes revoltosos señalaban.

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(Foto tomada de redes sociales)

 

El hecho es que más del 78% decidió que sí quería que se reformara la constitución -se hiciera una nueva- y se procedió luego a elegir a los constituyentes que, como se apuntó, no eran políticos de larga data en su mayoría.

“Chile lleva desde octubre de 2019 en una espiral de adrenalina política: en tiempo récord ha vivido una revuelta por más derechos sociales, un plebiscito sobre la Constitución actual, las presidenciales más polarizadas en 30 años y la redacción de una nueva Carta Magna” dice un cable de la agencia EFE.

Desde que se estaba discutiendo la redacción de las propuestas en las distintas comisiones de la Convención, se conoció que hubo algunas muy radicales que finalmente no pasaron, sin embargo, las que sí fueron incluidas fueron todavía demasiado radicales, pues el 62% de los que participaron en el plebiscito rechazaron la “nueva constitución”; nueva, porque hubiese remplazado a la que nace en 1980 a la que a pesar de contar con más de 60 enmiendas, todas ellas llevadas a cabo bajo gobiernos democráticos y algunos de corte socialista, le siguen llamando “la constitución de Pinochet”.  

De aquellas protestas violentas surgió también el actual presidente de Chile, Gabriel Boric y sus más cercanos aliados: Camila Vallejo y Giorgio Jackson.  Los 3 destacaron como líderes estudiantiles y, cuando menos Vallejo, en el Partido Comunista chileno.  Boric es llevado al poder por la inercia del movimiento violento de 2019, misma génesis de la Convención.  A pesar de ello, Boric no quiso ser protagonista del esfuerzo constituyente y siempre mantuvo distancia, aunque por supuesto, se pronunció a favor del “apruebo”.  Tal vez tempranamente vio venir el fracaso y no quiso atar su suerte a la de aquella; de todos modos, su popularidad desde que asumió ha ido en declive, debido a la percibida falta de experiencia en su gestión.  Ernesto Ottone, intelectual reformista y comunista, dijo hace unos días en una entrevista a El País: “Rechazo porque estoy convencido de que es el mejor camino para una buena Constitución” y ahondó en decir que el malestar de 2019, el que provocó las protestas violentas y dio génesis al movimiento de la nueva constitución ya no estaba vigente; seguramente eso es lo que llevó al abrumador rechazo, y no el “miedo, la ultra derecha y los fake news” como la progresía y la izquierda radical chilenos quieren hacer creer al mundo.  Cualquier cosa, menos el reconocer que sus propuestas no calan en una sociedad que si bien quiere un cambio, no quiere correr la suerte de sus vecinos sudamericanos.  A pesar de todo, Chile con la “constitución de Pinochet” -más bien gracias a ella- consiguió avanzar económica y socialmente, y llegar a ser el país latinoamericano con los mejores indicadores en esos y otros rubros.

62% de los votantes chilenos decidieron rechazar la nueva constitución.  Amplia participación y rotundo fracaso del "apruebo".

Resultados

(Resultados oficiales) 

Sobre los artículos más controversiales, es decir, sobre la nueva constitución propuesta no vale la pena ahondar, pues ha dejado de existir; murió y cualquier intento de revivir esas propuestas deberá tener el mismo resultado que intentar revivir a cualquier muerto: el fracaso.

A pesar de ello, Boric, hoy mismo, se reunió con los líderes del senado y congreso para encaminar un nuevo proceso constituyente.  Si los chilenos quieren una nueva constitución, eso deberán tener, sin embargo, queda claro que ello pasa por que las absurdas propuestas “progresistas” no vuelvan a intentar ser incluidas.  De ser así, los chilenos ya no solo rechazarán esa nueva constitución, sino contundentemente a los políticos socialistas y progresistas contumaces.  Quien sabe, tal vez eso sería lo mejor, de una buena vez.