Nos levantamos un día y seguimos nuestra vida como de costumbre. Nos tocó resolver un problema, realizar tareas domésticas y laborales, ir de compras al supermercado y ayudar a los hijos con sus tareas.

Mientras tanto, a 10,951 kilómetros de distancia, se inicia una guerra de la que no tenemos ni la más remota responsabilidad pero que afecta nuestras vidas de muchas formas.

En este día cualquiera ya no alcanzó el dinero para las compras básicas pues el precio de la gasolina se está incrementando y esto incide en todos los productos y servicios. Los diputados, que creen poder resolverlo todo, analizan eliminar el IVA a los combustibles, temporalmente por supuesto. Se necesita de una guerra para que se den cuenta de la necesidad de reducir impuestos para que a todos nos alcance más el dinero que percibimos.

Un día cualquiera los estudiantes aprendieron que hay un país que se llama Rusia y otro Ucrania y que ahora están en guerra. El sistema educativo y la calidad de información que reciben es deficiente. Se necesitó de un conflicto para que se dieran cuenta que hay un mundo más allá de su aldea o municipio.

Un día cualquiera los gobernantes se recuerdan que Guatemala es afectada por lo que pasa alrededor del mundo, en mayor o menor grado. Les toca tomar decisiones respecto a la postura que tomarán, si alguna, respecto a esta guerra. Deben manifestarlo públicamente pues de eso dependerá el apoyo que sigamos recibiendo en el futuro, especialmente de Estados Unidos. Nos toca asumir una postura respecto a una guerra en la que no tenemos ni la más remota responsabilidad.

Hay mucho detrás de este conflicto, que data de muchos años pero que permaneció “dormido”. Desde este lado del mundo, no conocemos casi nada. Sin embargo, podemos aprender del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenski, actor, comediante, guionista, productor, director y político de 44 años. ¡De pronto nos sentimos identificados con este perfil! Está mostrando un liderazgo digno de un estadista. Está al frente de la batalla con todo y su familia, siendo los que más riesgo corren.

En este día cualquiera estamos aprendiendo de todo un poco: diplomacia, armamento, lucha de intereses, economía y hasta de ciberataques pues estamos sujetos a recibir mensajes atractivos pero extraños, vía correo electrónico o whatsapp, que borrarán nuestros datos o conducirán a estafas o quien sabe qué más. Como reza el viejo refrán, “en río revuelto, ganancia de pescadores”.

Para nosotros estos días siguen siendo cualquiera.  Sin embargo, las redes sociales están inundadas de noticias. Ya surgieron los expertos de siempre que imponen su “análisis” como si fueran quienes están dirigiendo la estrategia en esta lamentable guerra.

Nuestros problemas como país siguen adelante mientras nuestra atención está del otro lado del mundo. La historia nos ha enseñado que, cuando hay distractores, más de algún político o funcionario aprovechará el momento para sacar ventaja. Nuestras batallas, especialmente las que buscan mantener nuestra vida en libertad, no se pueden detener.

Mientras esto sucede, la mayoría de nosotros solo opinamos, seguimos nuestra vida y pedimos al Ser Supremo que acabe con esta guerra. Al final del día cualquiera, se trata de vidas, familias, seguridad, paz y bienestar.