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Votando libremente

Debemos apoyar la propuesta que se ha presentado para dar un salto cuántico en nuestro sistema democrático, la representación y la democracia, devolviendo el poder a la ciudadanía a través del voto a diputados por nombre y apellido.

votar
José Carlos Ortega |
29 de junio, 2022

El martes presentó el proyecto de dictamen a reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos el diputado José Alberto Rivera Nájera a la Comisión de Asuntos Electorales del Congreso de la República de Guatemala. El proyecto de dictamen incluye un tema que ha quedado pendiente cada vez que se realiza una reforma, principalmente la reforma que se realizó en 2016 cuando nos reunimos como sociedad civil a discutir muchos sectores de la sociedad después de los acontecimientos de 2015 cuando se vieran obligados a renunciar la vicepresidente Roxana Baldetti Elías y el presidente Otto Fernando Pérez Molina.

En la plaza, y en los espacios donde hubo debate de ideas, de solicitudes para cambiar el sistema había solicitudes que nos eran comunes a todos, varias de ellas coyunturales sobre las elecciones a realizar ese año y un par que eran trascendentales para el Estado de Derecho, la democracia y la república. La solicitud en la que todos los sectores coincidíamos es poder votar por diputados de forma personal, es decir, poderlos escoger por nombre y apellido. El otro tema es una cuestión de elección de magistrados sobre la que había una propuesta de reforma, que al intentar aprovecharse de la buena fe del momento incluía aspectos en los que no estábamos de acuerdo y consenso como sociedad.

El voto nominal, o por nombre y apellido, tiene varias ventajas sobre los listados cerrados que hasta hoy han sido la forma de elegir diputados al Congreso de la República en nuestra joven democracia. Lo más evidente es que el ciudadano puede escoger a su representante de forma directa y no tiene que, por fuerza, escoger un listado donde antes de escoger su candidato preferido tiene que optar por elegir a alguien que está escondido en ese listado y puede ser que no quiera votar por él. Pero el sistema tiene muchas otras ventajas, siendo la más importante la relación directa que se incentivará entre el representante – el diputado – y el representado – el ciudadano. Eso genera una serie de incentivos porque el congresista se verá obligado a dar cuentas a quienes lo eligieron y puedan reelegir para un próximo periodo.

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Además, elimina necesidades de reparaciones de la ley que únicamente han escondido la verdadera solución. El transfuguismo fue catalogado como uno de los pecados capitales de nuestra democracia, sin tomar en cuenta que cambiarse de partido político por las razones correctas puede ser un acto de libertad y buena conciencia. Al elegir diputado por nombre y apellido, si el congresista no cumple con lo requerido por su distrito, no será votado nuevamente en ese distrito. Entonces, más que la representación del partido, es la real representación del diputado. Él se debe a sus representados y tomará sus decisiones con mucho mayor conciencia sobre lo que sus electores requieren, incluyendo estar en determinado partido.

Y la reelección también. Si el diputado no ha hecho lo que sus electores requieren, no lo votarán en la próxima elección. No hay necesidad de legislar sobre la reelección de diputados porque los ciudadanos tendrán el poder de no reelegir a su representante y escoger otro.

El tema de cuotas por grupos minoritarios o mayoritarios tiene un camino de solución con el voto por nombre y apellido. Cuando en el listado ya no se esconden las personas de las primeras posiciones, el ciudadano tiene el poder de elegir a un representante de su preferencia, sea mujer, hombre, joven, de determinado creo, etnia, o cualquier grupo de interés.

Debemos apoyar la propuesta que se ha presentado para dar un salto cuántico en nuestro sistema democrático, la representación y la democracia, devolviendo el poder a la ciudadanía a través del voto a diputados por nombre y apellido.

Esto sería un buen inicio para retomar la confianza y la esperanza de la ciudadanía y acercar a los políticos con la población evitando los grandes fiascos que vemos en toda la región.

Votando libremente

Debemos apoyar la propuesta que se ha presentado para dar un salto cuántico en nuestro sistema democrático, la representación y la democracia, devolviendo el poder a la ciudadanía a través del voto a diputados por nombre y apellido.

José Carlos Ortega |
29 de junio, 2022
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El martes presentó el proyecto de dictamen a reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos el diputado José Alberto Rivera Nájera a la Comisión de Asuntos Electorales del Congreso de la República de Guatemala. El proyecto de dictamen incluye un tema que ha quedado pendiente cada vez que se realiza una reforma, principalmente la reforma que se realizó en 2016 cuando nos reunimos como sociedad civil a discutir muchos sectores de la sociedad después de los acontecimientos de 2015 cuando se vieran obligados a renunciar la vicepresidente Roxana Baldetti Elías y el presidente Otto Fernando Pérez Molina.

En la plaza, y en los espacios donde hubo debate de ideas, de solicitudes para cambiar el sistema había solicitudes que nos eran comunes a todos, varias de ellas coyunturales sobre las elecciones a realizar ese año y un par que eran trascendentales para el Estado de Derecho, la democracia y la república. La solicitud en la que todos los sectores coincidíamos es poder votar por diputados de forma personal, es decir, poderlos escoger por nombre y apellido. El otro tema es una cuestión de elección de magistrados sobre la que había una propuesta de reforma, que al intentar aprovecharse de la buena fe del momento incluía aspectos en los que no estábamos de acuerdo y consenso como sociedad.

El voto nominal, o por nombre y apellido, tiene varias ventajas sobre los listados cerrados que hasta hoy han sido la forma de elegir diputados al Congreso de la República en nuestra joven democracia. Lo más evidente es que el ciudadano puede escoger a su representante de forma directa y no tiene que, por fuerza, escoger un listado donde antes de escoger su candidato preferido tiene que optar por elegir a alguien que está escondido en ese listado y puede ser que no quiera votar por él. Pero el sistema tiene muchas otras ventajas, siendo la más importante la relación directa que se incentivará entre el representante – el diputado – y el representado – el ciudadano. Eso genera una serie de incentivos porque el congresista se verá obligado a dar cuentas a quienes lo eligieron y puedan reelegir para un próximo periodo.

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Además, elimina necesidades de reparaciones de la ley que únicamente han escondido la verdadera solución. El transfuguismo fue catalogado como uno de los pecados capitales de nuestra democracia, sin tomar en cuenta que cambiarse de partido político por las razones correctas puede ser un acto de libertad y buena conciencia. Al elegir diputado por nombre y apellido, si el congresista no cumple con lo requerido por su distrito, no será votado nuevamente en ese distrito. Entonces, más que la representación del partido, es la real representación del diputado. Él se debe a sus representados y tomará sus decisiones con mucho mayor conciencia sobre lo que sus electores requieren, incluyendo estar en determinado partido.

Y la reelección también. Si el diputado no ha hecho lo que sus electores requieren, no lo votarán en la próxima elección. No hay necesidad de legislar sobre la reelección de diputados porque los ciudadanos tendrán el poder de no reelegir a su representante y escoger otro.

El tema de cuotas por grupos minoritarios o mayoritarios tiene un camino de solución con el voto por nombre y apellido. Cuando en el listado ya no se esconden las personas de las primeras posiciones, el ciudadano tiene el poder de elegir a un representante de su preferencia, sea mujer, hombre, joven, de determinado creo, etnia, o cualquier grupo de interés.

Debemos apoyar la propuesta que se ha presentado para dar un salto cuántico en nuestro sistema democrático, la representación y la democracia, devolviendo el poder a la ciudadanía a través del voto a diputados por nombre y apellido.

Esto sería un buen inicio para retomar la confianza y la esperanza de la ciudadanía y acercar a los políticos con la población evitando los grandes fiascos que vemos en toda la región.