Esta semana ha sido trascendental derivado de la acción legal que la Fundación Contra el Terrorismo interpuso ante un tribunal competente y éste emitió la orden de captura correspondiente del llamado “sicario de la pluma”. Me parece que la mayoría de nosotros nunca creímos que esto sucedería alguna vez. Después de tantísimos años de extorsionar a sus víctimas, de destruir familias completas y de salirse con la suya, es casi un “milagro” que el sistema de justicia haya actuado, a sabiendas del vendaval que se le vendría encima.

La “chairada” salió inmediatamente en su defensa. Nada nuevo. El resto de nosotros estamos felices de que finalmente se inicie el proceso acusatorio a la vez que exigimos que se haga todo apegado a la ley. Nuestro “yo interno” puede querer otra cosa pero eso nos pondría al mismo nivel que el acusado. Es un respiro de esperanza que la justicia esté viva en nuestra Guate.

No es posible que alguien, quien sea, abuse de su posición a cambio de dinero. Esto no es nuevo. De hecho, sucede con demasiada frecuencia pues la corrupción sigue campante a todo nivel. A cambio de dinero, se obtienen contratos jugosos, favores, exoneraciones de multas y un largo etcétera. ¡Ya basta!

La “comunidad internacional”, manifiestamente de izquierda, salió en defensa de la libertad de expresión y consideró casi un sacrilegio el que se haya llevado a un mal llamado periodista, a la cárcel. Fueron rápidos en defender a este nefasto personaje, pero son lentos en reconocer cuando las cosas se hacen bien. Les encanta ver los puntos negros y obviar los miles de blancos que hay en nuestra Guate. ¡Ya basta! No podemos seguir permitiendo que estos extranjeros se metan donde no les compete, influyan en decisiones que le corresponden al gobierno y reclamen cuando no se cumplen sus designios.

Ya basta con seguir permitiendo que los chairos destruyan todo lo que tocan. Tienen el favor de mucha prensa, acceso a euros y dólares para corromper y comprar voluntades, apoyo de políticos de turno que los utilizan para empujar sus propias agendas y, encima de todo, tenemos que tolerarlo pues, además de quejarnos, no hay nada que podamos hacer. Así las cosas, hacen lo que quieren y se mantienen impunes. Ahora que se atrapó a un pez gordo, se volvió un caos.

En medio de todo, hoy tenemos un poco de esperanza. Vemos al sistema de justicia actuar. Esperamos que se siga el debido proceso pues no somos igual que el acusado, que nunca le importaron las consecuencias de sus actos. Tantos que han sido sus víctimas esperan y desean que se compruebe todo lo que les hizo y que reciba la condena que manda la ley.

Ya basta con empeñarse en destruir Guatemala. Un alto porcentaje de los medios de comunicación se dedica a poner las noticias en negativo y, si no lo hay, le buscan “tres pies al gato” para que sus titulares vendan. Promueven la agenda de izquierda sin querer darse cuenta que, al destruir, se disparan en el pie pues, sin país, no hay empresas y sin éstas, no hay anunciantes.

Ya basta con la manipulación de la justicia, con las acusaciones ad hominem en las redes sociales, las “bolas” (rumores y chismes) que surgen a diario en contra de alguien, con torcer la verdad para eludir las consecuencias y con permitir ese libertinaje pues no hay consecuencias para quienes hacen tanto daño.

Se trata de construir país, no de destruirlo. ¡Ya basta!